Capítulo 259
Alejandro, con la ira a flor de piel, levantó el pastel con la mano temblando de rabia.

Sus ojos se entrecerraron, brillando con una furia implacable.

—¿Y si lo destruyo? —dijo entre dientes, casi como si se lo estuviera preguntando a sí mismo.

Luciana, al escuchar sus palabras, sintió cómo el hielo invadía sus venas. Lo miró fijamente, su rostro reflejando una seriedad inquebrantable.

—Este pastel es mío. Te pido que lo pongas abajo. No estoy jugando contigo.

Alejandro observó su rostro pálido, su piel tan suave y pura, como si se estuviera retorciendo en su propia ira. Con una risa despectiva, apretó los dientes, sus labios curvándose en una mueca de desprecio.

—¿Crees que te estoy jugando? ¡Yo dije que lo voy a destruir, y lo voy a hacer!

Antes de que pudiera decir más, alzó el brazo con furia y, con un movimiento brutal, lo arrojó contra el suelo.

—¡No! —El grito de Luciana se escuchó con claridad, justo antes de que el pastel se estrellara contra el suelo. El sonido fue como una e
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