Capítulo 145
Las palabras de Mateo sorprendieron a Javier. Algo no cuadraba del todo: Karen estaba embarazada y era la mujer de aquella noche, ¿cómo no iba a ser el hijo suyo?

—Vámonos —dijo Mateo de repente.

—Sí —Javier arrancó el coche.

Mateo sorprendido:

—¡Dije que bajemos!

—Señor Rodríguez, tiene una reunión muy importante, lo están esperando. ¡Además hay demasiada gente! —protestó Javier, viendo la enorme multitud de ciudadanos.

La señorita Díaz podía estar en ese lugar, pero para él, sin seguridad que despejara el área, esto no encajaba con sus hábitos en particular. Normalmente no tomaría este camino.

Mateo miró fijamente a Javier:

—¿No te gustan estos lugares?

—¿Eh? —Javier no entendía cuándo había dicho que le gustaban estos sitios.

Pero ante la mirada inquietante de Mateo, dijo:

—Sí, sí, me gustan.

—De acuerdo, ¡bajemos! —Mateo miró hacia afuera.

Bajó primero, observando la multitud, sin entender qué atraía a tanta gente.

¿Todo por unos minutos de fuegos artificiales?

Una sonrisa de des
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