Capítulo 143
Javier miró a Lucía.

—Puedes salir —dijo ella.

Javier cerró la puerta.

Karen apartó a un costado las sábanas, se sentó al borde de la cama y acarició su vientre con una ilusión indescriptible.

—Señorita Díaz, sé que el señor Rodríguez tiene a alguien en su corazón.

Lucía apretó los puños con fuerza.

Karen, con la cabeza agachada, continuó suavemente diciendo:

—El señor Rodríguez solo me tiene compasión por ella. Me quiere porque me parezco a ella. Incluso así estoy satisfecha, no pido demasiado, me basta con llevar el hijo del señor Rodríguez.

Mirando a Lucía, y pronuncio:

—Señorita Díaz, usted lo sabe muy bien, ella se llama Camila.

Lucía pálida. Hasta eso sabía.

—¿Mateo te dijo que amaba a Camila, que eres su reemplazo? —preguntó Lucía.

Karen se encogió los hombros:

—No me importa ser o no un reemplazo. Nací siendo común y corriente, me basta con un poco de afecto.

Si Mateo no se lo hubiera dicho personalmente a Karen, ¿cómo lo sabría?

Lucía se sintió desdichada, sus uñas casi claván
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