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Capítulo 3 Malas vibras

— ¿Acompañarte? ¿A Miami?? ¿Ahora mismo? — preguntó, tratando de ocultar su nerviosismo ante un viaje improvisado y repentino, pero sobre todo el imaginar que tendría que pasar tanto tiempo junto a su atractivo jefe, pues aunque intentara omitir eso, ella lo admiraba en secreto, pero se autoconvencía que no debía poner sus ojos en él, porque jamás se fijaría en ella y además las revistas y la Prensa decían horrores sobre su vida amorosa.

— Sí, en verdad te necesito, necesito resolver esto en cuanto antes, sobre todo porque mostraste mucho interés por estas pacientes, sé lo importante que era para ti asistir su cirugía — se excusó Noah buscando una manera de convencerla

—Sí, pero no estoy segura, Noah. Es un poco repentino y... — comenzó a decir, buscando una excusa para rechazar la invitación, mientras su madre la observaba preocupada, ella no quería que su hija tuviera que irse

Pero Noah la interrumpió antes de que pudiera terminar su frase.

— Por favor, Sophia. Necesito tu ayuda con esto, confío en tu juicio y sé que juntos podemos encontrar una solución para este problema. Mira que en cuestión de segundos me has dado una solución, necesitaré de tu asistencia para esas cirugías y confío ciegamente en tu trabajo — dijo, con una voz suplicante.

Sophia se mordió el labio inferior, indecisa. Sabía que tenía razón en cuanto a la importancia del problema porque eso era algo que desde días atrás la tenía mal. Además, la idea de viajar a Miami, aunque repentino, también era emocionante, necesitaba distraerse un poco,

— Bueno, supongo que... podría hacerlo. Pero necesito hacer algunos arreglos y... — titubeó, mientras Noah la interrumpió nuevamente

— No tienes que hacer ningún arreglo, nos iremos en mi avión, solo es cuestión de que tengas tus papeles y el resto corre por mi cuenta. Nos encontramos en el aeropuerto en una hora, ¿te parece? — dijo Noah, con una sonrisa de alivio, y para evitar que le diera una mala respuesta o se negara, inmediatamente cortó la llamada.

— Con que de viaje a Miami ahora mismo — murmuró mientras se cruzaba de brazos

— Con mi jefe, asuntos de trabajo madre — Dijo Sophia con pesar, no quería dejar a su madre, pero tampoco deseaba faltar en su trabajo y dejar a esas mujeres con su cirugía pendiente

— Oh, un viaje con tu jefe, suena fabuloso, además en Miami con esas hermosas playas — insinuó Amelia, su madre

— Mamá! — la amonestó Sophia — es solo mi jefe qué de relevante tiene eso, no iremos a las playas vamos a trabajar, quién desea viajar a estas horas de la noche — se defendió Sophia mientras llevaba a su boca otro pedazo de pastel, estaba nerviosa

— Pues cualquier mujer querría eso

— Cualquier mujer menos yo, para mí los hombres no son nada agradables en un viaje — gruñó molesta aún con la boca llena, su madre se carcajeó y continuó molestándola

— Eso dices porque Andrew era un patán, pero también hay hombres buenos, hija, tu jefe suele ser amable, lo has dicho cuando has contado cosas sobre él

— Andrew, mamá, Andrew ni siquiera merece ser mencionado en esta plática, basta — dijo Sophia molesta porque su ex había sido un tremendo infiel con el que se había negado a casarse hacía un par de meses

— Bien, pues vámonos que debes marcharte — dijo por fin con seriedad Amelia mientras tomaba el bolso.

Una hora después, Sophia ya estaba en el aeropuerto, lista para abordar el vuelo a Miami, era muy puntual. No pudo evitar sentirse nerviosa por el repentino viaje con su jefe, que se apareció unos minutos más tarde, demostrando su imponente elegancia que lo hacía lucir más guapo, llevaba un traje de un color oscuro, ella percibió como se ajustaba a su esbelto cuerpo, delineando sus músculos, por lo general siempre lo veía con bata y no había descubierto ese detalle. La camisa blanca de algodón con corbata de seda italiana, cuidadosamente anudada, se miraba perfecta con el color del traje y sus zapatos de cuero italiano combinaban perfectamente con su reloj.

Ella se miró de pies a cabeza totalmente avergonzada; llevaba una vestimenta sencilla, un simple suéter de lana tejida y sus jeans desgastados, era lo que había decidido ponerse por comodidad para el viaje, y sus zapatos eran unos simples mocasines de cuero marrón, cómodos que la hacían lucir de cualquier manera, menos femenina.

— Maldición, no pudiste pensar en otra cosa que en esta ridícula ropa — se dijo para si, mientras Noah se acercaba dejando a su paso el olor de su rico y caro perfume

— ¿Estás bien? — preguntó Noah, notándola ansiosa.

— Sí, solo un poco nerviosa por el viaje, supongo — admitió ella, intentando sonar tranquila y no demostrar que se estaba odiando por la ropa que llevaba

Noah le ofreció una sonrisa y le colocó una mano en el hombro — Estaremos bien, Gracias por acompañarme, eres la mejor asistente que tengo — dijo, con voz tierna

Sophia no pudo evitar sonreír ante la actitud de Noah. Tal vez tenía razón, tal vez ese viaje improvisado no sería tan malo después de todo.

Mientras estaban a bordo del avión rumbo a Miami, Sophia estaba nerviosa por tenerlo a su lado pero sobre todo por volar a esa hora de la noche, miraba con atención las instrucciones de seguridad que ofreció la azafata, porque hacía más de un año que no tomaba un vuelo.

— Deja de leer eso ¿Acaso es la primera vez que vuelas? — le preguntó desconfiado

— No, pero siempre tengo miedo, no quisiera morir porque este avión se caiga, sería fatal — dijo ella en un tono de voz trágico, Sophia solía ser muy exagerada y se llenaba de ansiedad por cualquier cosa

— ¿Sabías que hay más posibilidades de ser golpeado por un coco que de morir en un accidente de avión? — dijo Noah, con una sonrisa intentando calmarla

Sophia lo miró con sorpresa, nunca pensó que su jefe pudiera decir estupideces, luego soltó una risita nerviosa.

— No, no lo sabía. Pero, ¿de verdad necesitabas decirme eso ahora? — respondió entre risas y nerviosismo

Noah encogió los hombros — Solo trato de mantenerte tranquila, ¿sabes? Además, siempre es bueno saber que tenemos más posibilidades de enfrentarnos a un coco rebelde que a un accidente aéreo — bromeó, intentando relajarla

Sophia rio apenada, sintiéndose un poco confusa ante la ocurrencia de Noah. No sabía que su jefe podía comportarse de esa manera tan tonta fuera de la clínica.

Durante el viaje, Sophia no paró de escribir en una libreta las posibles soluciones al problema, mientras se las comentaba a Noah convencida de lo que estaba diciendo, pero a él solo lo impactaba su voz y belleza, la naturalidad con la que solía pensar y hablar.

Finalmente, llegaron a Miami y fueron recibidos por Cristopher, el hermano de Noah. Sophia sintió una extraña sensación al encontrarse con él, ese tipo era totalmente reacio, y ella sabía identificar las malas vibras

— Hola, soy Christopher, el hermano de Noah. Mucho gusto en conocerte, Sophia — dijo, con una sonrisa encantadora, mientras la tomaba de la mano para besarla, ella quiso evitarlo, pero no pudo.

Eso provocó que Sophia se sintiera más incómoda, Noah lo observó con ira, no le parecía agradable que le besara la mano.

— Pensé que vendrías con Kate — insinuó Cristopher, pues cuando fueron adolescentes estuvo enamorado de ella, y ahora aborrecía que estuviera involucrada con Noah

— Para qué podría traerla — le reprochó Noah, no estaba dispuesto a caer en su juego absurdo, lo conocía bien y además no deseaba mencionarla frente a Sophia

— Pues para cogértela en Miami, eso es lo que te encanta '¿No? — Dijo Cristopher con su tono de voz sarcástico, provocando la ira en Noah, quien se volvió rojo como un tomate por la vergüenza que le provocó que su hermano dijera eso ante Sophia

— No es momento para hablar de esas cosas, arreglemos el problema que tenemos, Sophia trae una propuesta, pero necesitamos de ti y de tu clínica — Le dijo Noah intentando mantener la calma. Pero Cris era un hombre que le encantaban los conflictos y retar a su hermano le parecía un hobby muy agradable, no desaprovecharía la oportunidad para fastidiarlo

— Problemas que tú provocas por tu incompetencia — le gritó — ahora no vengas de moralista, que sé bien que te estás cogiendo a Kate, a sabiendas de lo que sentí por ella ¿Por qué no quieres hablar de eso? ¿Acaso ella también es tu amante? — le dijo mientras lo tomaba del saco con ira

Sophia sintió que estaba siendo involucrada en un problema que no le correspondía, además como era posible que se atreviera a decirle que era su amante, cuando ella era una mujer modesta que solo estaba cumpliendo con su trabajo. 

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