Los días para Jack al lado de Alex eran lo más anhelado para el, y como no si llevaba años soñando con tener a su hijo de nuevo junto a él.—Alex, sé que quieres marcharte cuanto antes de este país, y más por todo lo que hizo Caruso —habló Jack sacando de sus pensamientos a Alex, quien miraba como entrenaban todos los guardaespaldas de la casa.—Disculpa no prestaba atención —le respondió cómo siempre Alex, con gentileza.—Que me gustaría que te quedarás por un tiempo aquí en Italia conmigo —habló Jack moviendo sus dedos.—La verdad me preocupa mis empresas, usted sabe que los negocios no se pueden abandonar por mucho tiempo —respondió sinceramente.—No deberías preocuparte, Adriano es muy bueno en los negocios, y más cuando se trata de administrar, el lleva mucho tiempo a cargo de este gran imperio y estoy seguro que hará un buen trabajo —hablo Jack, con la firme esperanza de que aceptará.—Está bien señor, la verdad me gustaría saber un poco más de este mundo, solo pido una sola con
ItaliaEstos días en casa de Caruso no iban para nada bien, sus ánimos no estaban para buenos, pues su humor estaba de los mil demonios después que Charlotte había dejado escapar a Di Santis.Por eso Charlotte había decidido salir a respirar un poco de aire, y dejar a un lado las quejas y reclamos de su padre.—¡Señorita Charlotte!, Si su padre se llega enterar que usted salió sin escoltas nos mata —habla uno de los guardaespaldas totalmente nervioso.—Tranquilo yo me hago cargo de las consecuencias —le respondió.Acto seguido puso el pie en el acelerador, condujo por más de una hora, pero nada le llamaba la atención, así que prefirió ir a su café favorito y sentarse a leer, hace mucho que no lo hacía así que prefiero hacerlo.Una camioneta se había estacionado varios metros adelante de ella, el conductor la observaba con bastante inquietud, no sabía si debía bajarse, o marcharse.Solo que optó por la primera, quitó el seguro de su camioneta y bajo de ella ante la mirada atónica de un
InglaterraAdriano revisa cautelosamente unos documentos, donde sus ojos no dejan de iluminarse al notar ciertas oportunidades que se le están presentando, muchas locuras pasan constantemente por su cabeza, sobre todo por ser un usurpador de una vida ajena, y desde luego todo lo que le va a sacar provecho, en verdad la vida le estaba dando una nueva oportunidad para hacer crecer más sus negocios.Absolutamente todo lo que está planeando, le ayudará a tener un acercamiento con Rebeca, esa chica tan rebelde y presumida, empezará rendirse ante sus pies; claramente todo será sin que ella note como la boca de Adriano se enlaguna cada vez que la ve, un gesto involuntario difícil de detener de Adriano.Adriano impulsivamente toma su teléfono, para enviarle un mensaje a Rebeca, sabe que ella por más de que se niegue no podrá resistirse, ya que su compañía es lo que más le produce adrenalina. —Te necesito ya mismo en mi oficina, no acepto un no como respuesta, entendemos que son cosas que nos
Rebeca abre la puerta y ella se va, dejándolo a él completamente solo, él corazón de ella está que explota prácticamente de la adrenalina, por más de que escucha que los empleados la llaman, ella se siente sucia, por el hecho de llamarle la atención el hombre que más a detestado. —Señorita Rebeca —dice la secretaria caminando a la par de con ella. —¡Que! —Rebeca exclama bastante irritada. —No es mi intención molestarla, solo que el señor Alex está bastante ocupado; él dice que no tiene tiempo para absolutamente nada —aquella mujer termina por dar una queja, todo sin querer hacerla.—Es que él es un bueno para nada, esto mucho más me lo comprueba; ¿dígame cómo todos pueden confiar en él? —ella está esperando que continúen, para sentirse como la mejor.—Señorita Rebeca, todos sabemos muy bien el esfuerzo que el señor ha hecho, antes su cambio ha sido tan extremo por mantener carácter con algunas personas, para nosotros el señor Alex siempre tendrá nuestra admiración —dice la mujer.
ItaliaCharlotte se separó de Alex con una sonrisa dibujada en su rostro, y como no, este hombre en verdad le estaba removiendo todo su ser.—Creo que es mejor que me vaya, mi padre se pondrá furioso si sabe que salí sin su ejercicio de guardaespaldas —habló Charlotte sonriendo.—Está bien Cenicienta, solo espero que la próxima vez sí dejes caer la zapatilla —habló sonriendo Alex, lo que ocasionó que Charlotte también sonriera.Después de despedirse y de dejar a Alex justo en el lugar que lo había encontrado.Alex camino hacia la camioneta en dónde sus dos guardaespaldas se habían quedado dormidos esperando a su jefe—¡Listo muchachos!, Nos vamos —dijo Alex golpeando el vidrio del auto.Los guardaespaldas abrieron sus ojos de inmediato, para después llevar sus manos las manos a su rostro, pues no veían a Charlotte por ningún lado.—¡Jefe!, ¿Cómo se deshizo de ella? —habló uno de los guardaespaldas claramente confundido, pues lo ideal era que Adriano la llevase a su fortaleza y ahí tor
ItaliaLos días seguían su curso y Alex se volvía cada vez mejor con las armas pues tenía el mejor maestro, el mismo que en algún momento tuvo Adriano a Josué y Jack, cada uno se encargaba de enseñarle una nueva técnica a Alex, quien aprecia papel absorbente, captaba todo al pie de la letra.Era un mundo que le encantaba y que quería seguir conociendo.El teléfono le sonó con bastante insistencia a Alex, así que dejó el arma a un lugar seguro y caminó hacia la mesa en dónde tenía su celular.—¡Hola bonita! —le hablo al ver quién era.—Mañana podemos vernos en nuestro lugar, así que por favor no faltes —dijo Charlotte al otro lado de la línea.Josué y Jack miraban con atención mientras negaban, pero no podían hacer absolutamente nada, claramente Alex se estaba enamorado, y contra el amor no había poder humano que hiciera recapacitar a un hombre, pero aún así Jack seguiría intentando, no desfallecerá.—No me mires así, prefiero hablarte con la verdad y sabes que no la pienso dejar de ve
ItaliaEn la mansión de Caruso había fiesta, bueno no exactamente, solo que Caruso estaba más sonriente que nunca.—Aquí está la parte que te prometí, y una buena comisión por tu excelente trabajo, Fernández —le habló Caruso estirando una buena cantidad de dinero al oficial de policía, quien la recibió con gusto.—Es un placer hacer negocios con usted señor Taylor —habló sonriendo el oficial de policía.—Hubiera querido estar ahí para verle la cara al muy maldito, pero que se atenga esto es solo el comienzo de su grandiosa caída al infierno, en dónde nunca va a salir y eso lo juro —vociferó Caruso estirando su copa para brindar con Fernández el oficial de policía.Charlotte apenas había llegado a la biblioteca en dónde su papá festejaba cómo no todo un rey.—Hija ven a celebrar con nosotros —habló Caruso al ver a su hija.—¿Y qué es lo que está celebrando padre? —le preguntó Charlotte. Aunque ya había escuchado perfectamente toda la conversación que había sostenido su padre con el of
ItaliaCharlotte se giró lentamente para después llevar su mano al pecho y respirar profundo, y como no acaba de llevarse el susto de su vida.—¡Hola bonita! —le susurró Alex al oído de Charlotte.—¿Tu qué haces aquí?, ¿No sé supone que nos vamos a ver en otro lugar? —habló en voz baja Charlotte tratando de no llamar la atención de los dos hombres que su padre había enviado a seguirla.—Sí y precisamente hacía ya me dirigía, pero me detuve a comprar esto para ti —Charlotte bajó la mirada directo a las manos de Alex, quien sostenía un pequeño gatito en sus manos.Pues los dos habían entrado en una tienda de mascotas.Charlotte no supo qué decir, solo sonrió y se abalanzó sobre Alex para abrazarlo fuertemente, lo cual tomó por sorpresa a Alex.Bajo su cabeza y sonrió, sabía que a ella le iba a gustar el gato, solo que no pensó recibir tanta efusividad por parte de ella.Charlotte se separa rápidamente de Alex al sentir que su teléfono vibra constantemente, así que toma su celular y mira