Rebeca abre la puerta y ella se va, dejándolo a él completamente solo, él corazón de ella está que explota prácticamente de la adrenalina, por más de que escucha que los empleados la llaman, ella se siente sucia, por el hecho de llamarle la atención el hombre que más a detestado. —Señorita Rebeca —dice la secretaria caminando a la par de con ella. —¡Que! —Rebeca exclama bastante irritada. —No es mi intención molestarla, solo que el señor Alex está bastante ocupado; él dice que no tiene tiempo para absolutamente nada —aquella mujer termina por dar una queja, todo sin querer hacerla.—Es que él es un bueno para nada, esto mucho más me lo comprueba; ¿dígame cómo todos pueden confiar en él? —ella está esperando que continúen, para sentirse como la mejor.—Señorita Rebeca, todos sabemos muy bien el esfuerzo que el señor ha hecho, antes su cambio ha sido tan extremo por mantener carácter con algunas personas, para nosotros el señor Alex siempre tendrá nuestra admiración —dice la mujer.
ItaliaCharlotte se separó de Alex con una sonrisa dibujada en su rostro, y como no, este hombre en verdad le estaba removiendo todo su ser.—Creo que es mejor que me vaya, mi padre se pondrá furioso si sabe que salí sin su ejercicio de guardaespaldas —habló Charlotte sonriendo.—Está bien Cenicienta, solo espero que la próxima vez sí dejes caer la zapatilla —habló sonriendo Alex, lo que ocasionó que Charlotte también sonriera.Después de despedirse y de dejar a Alex justo en el lugar que lo había encontrado.Alex camino hacia la camioneta en dónde sus dos guardaespaldas se habían quedado dormidos esperando a su jefe—¡Listo muchachos!, Nos vamos —dijo Alex golpeando el vidrio del auto.Los guardaespaldas abrieron sus ojos de inmediato, para después llevar sus manos las manos a su rostro, pues no veían a Charlotte por ningún lado.—¡Jefe!, ¿Cómo se deshizo de ella? —habló uno de los guardaespaldas claramente confundido, pues lo ideal era que Adriano la llevase a su fortaleza y ahí tor
ItaliaLos días seguían su curso y Alex se volvía cada vez mejor con las armas pues tenía el mejor maestro, el mismo que en algún momento tuvo Adriano a Josué y Jack, cada uno se encargaba de enseñarle una nueva técnica a Alex, quien aprecia papel absorbente, captaba todo al pie de la letra.Era un mundo que le encantaba y que quería seguir conociendo.El teléfono le sonó con bastante insistencia a Alex, así que dejó el arma a un lugar seguro y caminó hacia la mesa en dónde tenía su celular.—¡Hola bonita! —le hablo al ver quién era.—Mañana podemos vernos en nuestro lugar, así que por favor no faltes —dijo Charlotte al otro lado de la línea.Josué y Jack miraban con atención mientras negaban, pero no podían hacer absolutamente nada, claramente Alex se estaba enamorado, y contra el amor no había poder humano que hiciera recapacitar a un hombre, pero aún así Jack seguiría intentando, no desfallecerá.—No me mires así, prefiero hablarte con la verdad y sabes que no la pienso dejar de ve
ItaliaEn la mansión de Caruso había fiesta, bueno no exactamente, solo que Caruso estaba más sonriente que nunca.—Aquí está la parte que te prometí, y una buena comisión por tu excelente trabajo, Fernández —le habló Caruso estirando una buena cantidad de dinero al oficial de policía, quien la recibió con gusto.—Es un placer hacer negocios con usted señor Taylor —habló sonriendo el oficial de policía.—Hubiera querido estar ahí para verle la cara al muy maldito, pero que se atenga esto es solo el comienzo de su grandiosa caída al infierno, en dónde nunca va a salir y eso lo juro —vociferó Caruso estirando su copa para brindar con Fernández el oficial de policía.Charlotte apenas había llegado a la biblioteca en dónde su papá festejaba cómo no todo un rey.—Hija ven a celebrar con nosotros —habló Caruso al ver a su hija.—¿Y qué es lo que está celebrando padre? —le preguntó Charlotte. Aunque ya había escuchado perfectamente toda la conversación que había sostenido su padre con el of
ItaliaCharlotte se giró lentamente para después llevar su mano al pecho y respirar profundo, y como no acaba de llevarse el susto de su vida.—¡Hola bonita! —le susurró Alex al oído de Charlotte.—¿Tu qué haces aquí?, ¿No sé supone que nos vamos a ver en otro lugar? —habló en voz baja Charlotte tratando de no llamar la atención de los dos hombres que su padre había enviado a seguirla.—Sí y precisamente hacía ya me dirigía, pero me detuve a comprar esto para ti —Charlotte bajó la mirada directo a las manos de Alex, quien sostenía un pequeño gatito en sus manos.Pues los dos habían entrado en una tienda de mascotas.Charlotte no supo qué decir, solo sonrió y se abalanzó sobre Alex para abrazarlo fuertemente, lo cual tomó por sorpresa a Alex.Bajo su cabeza y sonrió, sabía que a ella le iba a gustar el gato, solo que no pensó recibir tanta efusividad por parte de ella.Charlotte se separa rápidamente de Alex al sentir que su teléfono vibra constantemente, así que toma su celular y mira
InglaterraRebeca llega hasta el salón completamente estresada por todo lo que está pasando con Alex completamente haga lo que quiera con todo y la empresa, es algo demandante tratar de adivinar cuál será su siguiente movimiento.Lo que más se preocupa en verdad es ver como su papá se ve afectado con todo esto, él es bueno sin duda es el mejor hombre existe.—Hija, ¿Estás libre? —dice Oliver dando unos pequeños pasos ya hecha y abrazándola.—Sí papá cuéntame qué pasó, no esperaba que vinieras. Te notas bastante tenso ya fuiste al médico. Porque si deseas yo te puedo acompañar para que el médico nos diga que todo está bien y que solamente son alucinaciones mías. —Ay Rebeca sabes a la perfección porque estoy así y es que es el principio pensé que harías algo, pero no ha hecho nada y ese hombre se la pasa paseándose una y otra vez. Sin contar que toma decisiones un tanto estúpidas que me afectan directamente —habla o libre bastante indignado.Oliver se sirve un trago mientras se exhala
Rebeca camina moviendo sus caderas y se sienta a su lado, Adriano pasa saliva, ella se ve completamente deslumbrante, se ve completamente despampanante y la verdad a él le es imposible no admirarla. —Entonces, señor Connor, cuénteme. ¿No estás seguro de mis capacidades y por eso tiene que estar pendiente de lo que hago o de lo que no hago —dice ella con una sonrisa. —Fue una casualidad, simplemente fue eso pero fue una casualidad que debemos aprovechar no lo cree. —¿Aprovechar? Señor Connor no puedo creer este malinterpretando absolutamente todo. Le recomiendo que ponga los pies en la tierra y se dé cuenta como son las cosas en realidad —ella asegura, Adriano baja la mirada y le recorre todo su rostro.—¿Cómo son las cosas en realidad? —El control de la empresa lo voy a tener yo tarde que temprano, así que todo esto es algo innecesario, le recomiendo que mantenga su lugar y no asuma que puede meterse en mis asuntos solamente porque es usted —ella le dice, mientras tienen una batal
Adriano acaba de llegar a la ciudad, él sin desviarse ni un solo metro llega directo a su casa, no puede dejar de pensar en el rechazo que vivió por parte de Rebeca, es la primera mujer que lo ha hecho padecer, algo que lo hace creer que es porque la vida de ese hombre llamado Alex es un fracaso.Entra con unos pasos que buscan omitir todo el ruido posible, lo menos que necesita estando tan alterado es una compañía, a menos de que sea de Rebeca, la única mujer que lo está hundiendo en un dilema. Adriano analiza cada retrato que está colgado en la pared, donde aparentemente siempre existe una sonrisa, algo que precisamente a él se le olvidó demostrar, aunque se modifico todo hasta que conoció a Rebeca. Él solo puede pensar, que es como si hubieran cogido su rostro para pegarlo en esos marcos, su parecido es tan evidente, que solo lo hace creer que las diferencias serían en su manera de ser, por eso mismo a todos les ha sorprendido. Él continúa llenando las copas de alcohol, su cue