Capítulo 16 —Consúltalo con la almohada.Narradro:Nadia estaba a punto de entregarse al sueño cuando el sonido de su teléfono la hizo sobresaltarse. Extendió la mano con los ojos aún cerrados, tanteando en la oscuridad hasta encontrarlo en la mesita de noche. Su corazón dio un vuelco al ver el nombre en la pantalla. Massimo. Se aclaró la garganta antes de contestar, tratando de sonar normal, aunque su pecho latía con fuerza.—¿Hola?La voz grave de Massimo resonó al otro lado, seria, contenida.—Espero no haberte despertado.Nadia frunció el ceño y se incorporó un poco en la cama.—No… bueno, casi. ¿Qué pasa?Hubo una breve pausa antes de que él hablara de nuevo.—Necesito hablar contigo. Es importante.La forma en que lo dijo la puso en alerta.—¿Ahora?—No, no quiero molestarte más de la cuenta. Iré a primera hora de la mañana, antes de que te vayas al trabajo.Nadia apretó los labios. Algo en su tono la hizo sentir inquieta.—Massimo… ¿está todo bien?—Sí, todo bien. Solo quiero h
Capítulo 17 —¿Está bien qué?Narrador:Massimo ya tenía la mano en la manija de la puerta cuando la voz de Nadia lo detuvo en seco.—¡Espera!Se giró lentamente, con una expresión inescrutable, pero en sus ojos había algo... algo que brillaba con intensidad contenida. Nadia respiró hondo, sintiendo su pulso enloquecido.—Mañana no —murmuró, con la voz más firme de lo que esperaba —Lo hablaremos ahora.Massimo ladeó la cabeza, estudiándola. Dio un paso hacia ella, luego otro, hasta que la distancia entre ambos se redujo a menos de un metro.—¿Quieres hablarlo ahora? —su tono era bajo, seductor, pero también desafiante.Nadia tragó saliva. No podía retroceder. No ahora.—Sí.Massimo sonrió apenas, como si la estuviera poniendo a prueba.—Bien. Entonces dime, ¿qué parte del acuerdo te molesta tanto?Nadia entrecerró los ojos.—¿De verdad me lo preguntas?—Claro. Quiero saber qué es lo que realmente te ofende. ¿El hecho de que sea un trato? ¿O que el trato venga de mí?Esa maldita arrogan
Capítulo 18 —Sin tocarlo...Narrador:Nadia vio cómo Massimo se acercaba con paso seguro, esa mirada intensa clavada en ella como si estuviera a punto de devorarla. Su corazón se disparó, sus manos se tensaron y su instinto le gritó que se alejara. Pero su cuerpo… su cuerpo traidor se quedó completamente inmóvil.La habitación pareció encogerse, el aire se volvió pesado.—Antes de que firmemos el contrato, necesito una prueba —dijo Massimo, su voz baja, profunda, como una caricia oscura.La palabra prueba retumbó en su cabeza como una alerta roja.Nadia tragó saliva y sintió su propia voz temblar cuando habló.—¿Prueba de qué?Massimo no se detuvo hasta quedar frente a ella, lo suficientemente cerca como para que pudiera oler su loción y sentir su calor.—De que esto puede funcionar —su voz descendió a un susurro.Nadia sintió su estómago retorcerse.—No entiendo…Él inclinó la cabeza, estudiando su expresión con detenimiento, y su sonrisa se ensanchó con un toque de malicia.—Tranqui
Capítulo 19 —Bienvenida a mi mundoNarrador: Massimo se pasó una mano por el rostro mientras se recostaba en la silla de su oficina, mirando el teléfono en su escritorio. Apretó los labios con frustración. Apenas había dormido esa noche. Se había girado una y otra vez en la cama, sintiendo aún en su piel el rastro de su boca sobre Nadia, el leve temblor de su cuerpo cuando él la tocó. Mierda.Respiró hondo y marcó el número de Juan Pablo Tomaso.—Dime que tienes un hueco para mí esta mañana —gruñó apenas su amigo y abogado contestó.—Siempre tengo tiempo para ti, Massimo. Aunque no sé si mereces mi sabiduría legal después de haberte largado antes de la torta anoche.Massimo resopló.—Cállate y ven a mi oficina.Juan Pablo se rió, pero no preguntó más. Sabía que cuando Massimo hablaba en ese tono, no estaba para bromas.Veinte minutos después, su abogado entró en la oficina con su maletín de cuero y su traje impoluto, con esa arrogancia que lo caracterizaba. Se dejó caer en la silla f
Capítulo 20 —Un año de su vidaNarrador:Apenas cruzaron la puerta del estudio, Nadia sintió que todo a su alrededor giraba. Un zumbido se instaló en sus oídos y su visión se nubló por un instante. Se tambaleó, pero antes de que pudiera caer, unos brazos fuertes la atraparon con firmeza.—Nadia. —La voz de Massimo sonó grave, alarmada. Ella parpadeó varias veces, tratando de enfocarse, y cuando lo hizo, se encontró con sus ojos azules perforándola con preocupación. —¿Qué te sucede?Ella tragó saliva y apartó la vista.—Nada, solo... Me mareé un poco.—No parece nada.Massimo la sostuvo un poco más de la cuenta antes de ayudarla a enderezarse. Sus manos se quedaron en su cintura un segundo más de lo necesario.—¿Comiste algo hoy?Ella desvió la mirada, culpable.—No.Massimo exhaló pesadamente, deslizando una mano por su nuca con frustración.—¿Por qué demonios no comiste?Nadia se encogió de hombros.—Estaba nerviosa.Él chasqueó la lengua, claramente molesto, pero no dijo nada más. E
Capítulo 21 —Lo hizo otra vezNarrador:Massimo se puso de pie con la misma elegancia con la que hacía todo. Nadia lo siguió con la mirada, sintiendo que el aire en la habitación se volvía más pesado de repente.—Será mejor que me vaya. —murmuró él, con su tono grave y tranquilo.Pero no se movió. Ella lo observó con cautela, su cuerpo entero en alerta.Massimo ladeó la cabeza ligeramente, como si evaluara algo en ella que no lograba descifrar. Luego, con una lentitud deliberada, caminó en su dirección.Ella sintió la necesidad de retroceder, pero estaba sentada en la cama y hacerlo solo la haría ver más vulnerable. Así que se quedó en su sitio, observándolo con el ceño fruncido mientras él acortaba la distancia. Se detuvo frente a ella. Demasiado cerca, demasiado imponente.Nadia tuvo que inclinar la cabeza hacia atrás para mirarlo a los ojos.—¿Qué haces? —murmuró, su voz apenas un susurro.Massimo no respondió. En su lugar, se inclinó un poco más, hasta que su rostro quedó a escaso
Capítulo 22 —Bella durmienteNarrador:Massimo abrió la puerta con sigilo, equilibrando la bandeja con una destreza natural. El aroma del café recién hecho y del pan tostado impregnaba el aire, mezclándose con el leve perfume a jazmín que flotaba en la habitación.Se detuvo en la entrada, observándola.Nadia dormía profundamente, con el cabello esparcido sobre la almohada y los labios entreabiertos en una respiración pausada. La manta se había deslizado hasta su cintura, dejando al descubierto la curva de su hombro desnudo y parte de su espalda.—Joder. —Su cuerpo reaccionó al instante. Apretó la mandíbula y desvió la mirada, tratando de no pensar en lo increíblemente vulnerable que se veía así. Como si no hubiera pasado la noche debatiéndose entre su deseo y su sentido común. Como si no hubiera gemido su nombre en medio de la oscuridad. Avanzó lentamente, dejando la bandeja sobre la mesa de noche. —Nadia —murmuró con voz baja, inclinándose apenas. Nada, ni un movimiento. Sonrió con d
Capítulo 23 —La farsa acababaNarrador:Nadia dejó la taza de café sobre la bandeja y suspiró, pasándose una mano por el cabello aún revuelto por el sueño.—Antes de hacer cualquier cosa, tengo que ir a hablar con Angelina. No puedo simplemente desaparecer sin decirle nada.Massimo, que había estado observándola con una calma casi inquietante, inclinó la cabeza.—Por supuesto. Pero recuerda… no puedes decirle la verdad.Ella lo miró con el ceño fruncido, jugando con la servilleta entre sus dedos.—Lo sé. Odiaré mentirle, pero lo haré.Massimo sonrió apenas, con esa expresión de satisfacción felina que la hacía sentir como si estuviera jugando un juego cuyas reglas él ya conocía de memoria.—Eres una mujer de palabra. Me gusta eso.Nadia bufó y rodó los ojos.—No sé si eso es algo bueno o malo viniendo de ti.Él rió suavemente, apoyándose contra el respaldo del sillón con una confianza que la desconcertaba.—Créeme, Nadia… viniendo de mí, es lo mejor que podrías escuchar.Ella sintió u