AUDREYMe estaba llevando a su casa, oh dios mío, esta no era una buena idea, definitivamente no.Leonard se detuvo en la entrada de una enorme reja de hierro mientras alguien abría, era un hombre pequeño y delgado, algo mayor.—Buonanotte, signor Dómine—(Buenas noches, señor Dómine) dijo—, sua madre è venuto fuori, mi ha chiesto di dirgli che sarebbe stato a casa di sua sorella—(su madre ha salido, me pidió de favor que le dijera que estaría en la casa de su hermana)—Grazie, Lorenzo—(gracias, Lorenzo) contestó Leonard, mientras se adentraba a su casa, o más bien, al enorme castillo.—¿Vives en un castillo? —solté un chillido asombrada, observando la enorme construcción.—Soy el rey de este castillo y tu príncipe azul.Fruncí el ceño.—Que arrogante.Se detuvo frente a unas columnas que a mi parecer era la entrada, en frente había una enorme fuente blanquecina de sirenas perfectamente esculpidas, rodeadas de arbustos y rosas trepadoras.El enorme castillo era una construcción de pied
Podría pasar todo el día con mi hermosa mujer, tumbados ahora en la cama, después de haber pasado por cada sillón, alfombra, el closet y terminado en la cama, sudados, jadeantes. No me cansaba de contemplar sus ojos cada vez que explotaba en éxtasis.Habíamos pasado toda la noche y el resto de la madrugada haciendo el amor, simplemente era un sueño hecho realidad. No me cansaba de atrapar sus canticos gemidos en mi boca una y otra vez. De repasar una y otra vez con mis manos su cuerpo. Me sentía realizado, extasiado, Audrey dormía plácidamente sobre mi pecho, su cabello desplegado como abanico sobre su delicada espalda y mis sabanas grises, contemplé esta posibilidad, no, este futuro, un futuro a lado de Audrey como debió haber sido desde que la vi.Estaba dispuesto a llevarla y hacer todo lo que ella quisiera, me tenía por completo a sus pies. Y solo ella podría elevarme, pero también podría destruirme, ella podía hacer de mi lo que quisiera, estaba por completo en sus manos, esta
AUDREYDesperté con un poco de malestar en el cuerpo, me removí entre las sabanas y recordé que no había estado sola, abrí los ojos rápidamente y lo busqué, pero me encontré sola en la habitación, bufé, estiré mis brazos, tenía dolor en todo el cuerpo.—Por dios—dije mientras me mecía hacia un lado, mi brazo se topó con una superficie dura y corrugada.“Tuve que salir, pero regresaré pronto, baja a desayunar. Tuyo Leonard”Sonreí, había pasado una noche increíble, era un increíble sueño.Me levanté y me dirigí a la ducha, me peleé un momento para entender las manijas hasta tener la temperatura correcta y relajar mi cuerpo dolorido, cuando terminé me envolví en la enorme bata de Leonard y busqué el secador.En cuanto terminé mi tarea con mi cabello, me miré detenidamente al espejo, esta Audrey me devolvía una mirada brillante, unas mejillas elevadas por la comisura de mi sonrisa, tenían un colorido rosa, no necesitaba maquillaje para verme radiante.Exploré el closet de Leonard, tenía
LEONARDSalí con el acta en la mano, Carlo y yo soltando risotadas, sabíamos que no era digno de un par de caballeros, pero esto debía celebrarse en grande.Ambos abogados se quedaron un poco a charlar un par de cosas de ellos, sin duda abría una gran suma en la cuenta de mi abogado a primera hora, de eso no había duda.Diane parada tras ellos, con su amiga de aspecto de arpía, que nos miraban con repudio, nos detuvimos un poco a esperar a mi abogado, tomando el acta como mi mayor orgullo y protegiéndola, ante todo.El teatro de Diane había caído cuando el juez tomó en sus manos el resultado de los análisis, pese a que, según me explicó, Diane había presentado unos análisis, sin el consentimiento de su abogado, los cuales habían sido positivos, pero bajo la insistencia de mi abogado y dios bendito sea, de una buena suma de dinero, el juez optó por cerciorarse de hacerle otras pruebas, de ahí a que tardara tanto los resultados y yo estaba más que agradecido con ese hombre tan razonable
AUDREY¿Dónde diablos estoy?Tenía la vista borrosa, intenté relajarme y concentrarme, hice el recuento de mi cuerpo trayéndome al presente, tenía un agudo dolor en la nuca que incrementaba, al parecer me encontraba sentada.Parpadeé repetidas veces, esto era peor que ser drogada, mi vista estaba muy borrosa y cada intento por despejarlo me desesperaba, me di cuenta que mis manos no me respondían y me asusté, concentrándome en lo que estaba pasando, pude mover los dedos y eso ya fue un alivio, traté de separar las muñecas y me di cuenta de que estaban atadas, eso no era buena señal. Intenté hacer ejercicios de respiración, lo menos que quería en este momento era alterarme e intenté recordar lo que había pasado.Tenuemente, con los ojos cerrados, vislumbré mis recuerdos.Estaba con Gianna de compras, estaba soleado… hacía calor y un poco de viento, estaba fuera, tenía algo en las manos… bolsos, bolsos que le dejé al chofer y un ruido… no, alguien, alguien lloraba, una mujer… dijo alg
LEONARD —¡Llevamos dos malditos días buscándola! ¿es que no pueden hacer su trabajo bien? —exploté ante los atónitos policías.Dos malditos días sin saber de ella, ningún rastro de ella, y ningún rastro de Diane, esa…Nunca debí haberla subestimado, pero ¿Cómo saber que esa amenaza la haría real?, nadie más pudo haberlo hecho más que ella, era la principal sospechosa.Había llamado a Madeleine, que estaba devastada al igual que mi madre puesto que se responsabilizaban de su secuestro, y yo, yo era el peor culpable de todo esto. La familia Vial estaba por llegar y sabía que tenía que lidiar con ello.—Leonard—me llamó Madeleine que también estaba presente—, ¿por qué no te tranquilizas?, no has dormido nada, estaremos al pendiente por si…—¿Por si aparece? —negué con la cabeza—, estaré despierto hasta que aparezca, no descansaré.Estábamos metidos en el despacho de mi casa, no había habido llamadas, pero había dos policías con equipos esperando alguna de estas, mientras la policía comp
AUDREY—No podemos seguir teniéndola aquí—gritaba un hombre—, ¡debemos tener el dinero, ya!Se escuchó mucho ruido, cosas estrellándose en el piso y después calma.—Definitivamente no voy a morir aquí—me dije.Llevaba cinco días planeando acertadamente mi escape.Solo eran dos personas, Diane y un tipo, quien había salido en su auto a toda velocidad, sentía que había algo familiar en su voz, pero estaba lo suficientemente aturdida como para darme cuenta de ello.Llevaba veinte minutos intentando desatarme desde que había salido Diane de la habitación, hasta que por fin insistí, mis muñecas ardían igual que mis uñas. Solo era cuestión de tiempo en meter discordia en ellos, no conocía al hombre, pero no había mucho que saber y solo un par de hilos que manipular en la mente de Diane para discutir con aquel tipo.En cuanto mis manos estuvieron libres, me concentré en desatar mis pies rápidamente. Conseguido.Si bien, Diane no era inteligente, para nada, me había dado cuenta en estos días
LEONARDHabía pasado ya una semana después de lo sucedido a Audrey, ya dada de alta y en casa de Madeleine descansaba plácidamente. No había podido estar tanto tiempo con ella, su familia le acaparaba o la mantenían dormida para recuperar fuerzas.Me odie, me odie cada momento que pasaba a solas con ella cuando dormía, me odie verla sufrir por algo que había provocado.Diane seguía perdida y el tipo que estaba con ella también, las autoridades hacían lo que podían, pero no era suficiente para mí. Ni si quiera para Madeleine que aún se mantenía intranquila. Según sus contactos era como si Diane se hubiera esfumado de la fas de la tierra.—No podré quedarme tranquilo hasta que ese par de malnacidos aparezcan—le dije a Madeleine con frustración, aún estaba presente el sentimiento de impotencia, aunque tuviera a Audrey frente a mis ojos. —Lo sé, Leonard, ambos queremos lo mismo—me decía Madeleine.Recuerdo la última vez que la vi, tenía la misma mirada de angustia, nos habíamos unido por