Sin ningún tipo de prisa, Iván se colocó entre sus muslos, los separó ligeramente y él mismo la acercó para sentirla más cerca.Sara lo miraba con una expresión de temor, él frunció el ceño.—¿Qué sucede? ¿Pasa algo? —interrogó.Ante su pregunta, el rostro de la mujer se teñía de carmesí, eso preocupó a Iván, quien la tomó del mentón y con esa mirada dulce y cálida capaz de derretir el ártico le preguntó.—¿Me vas a decir que te inquieta?Ella intentó bajar los ojos, pero Iván no lo permitió.—Yo… nunca… —a pesar de ser una mujer arrojada, extrovertida, resulta que hablar directamente de ese tema la ponía nerviosa.—¿Nunca qué? —preguntó sin entender qué quería decirle ella.—He estado con un hombre —concluyó mientras una expresión de incredulidad se dibujó en el rostro de Iván—, sabía que no me creerías… ¡Por Dios! ¿Quién carajos va a creer que una mujer de casi treinta y cuatro años, que se crio en la calle sea virgen?Se iba a cubrir el rostro, pero Iván no la dejó.—Yo no estoy di
Las lágrimas bajaron por las mejillas de Sara, al mismo tiempo que ella asentía con la cabeza, Iván se acercó lentamente y tomó sus manos para besarla en los labios, todos los presentes aplaudieron emocionado mientras felicitaban a la pareja. Los invitados era la gente que ella consideraba su familia, los Almeida, Los Márquez, Nidia y su hija, Valentina, sus gemelos y Luke y los padres de Iván, que al verlos casi cae desmayada, no los había conocido en persona porque estaban de viaje, y ahora los conocía el mismo día de la boda, es que al terminar su futuro esposo de la pagaría.—Es una chica muy hermosa, hijo y lo importante es que si te hace feliz y te sientes bien con ella y ama a Marieh, tienes mi bendición —declaró la madre sonriente, lo cual tranquilizó a Sara. —Gracias, señora —dijo Sara con un poco de timidez, saludando también a su suegro.El resto de los presentes la abrazaron y cuando se pararon frente al altar, Iván comenzó a decir un hermoso discurso.—Querida Sara, la
Y así llegaron a la isla, a ese paraíso turístico que les esperaba con toda su magia. Al bajar del avión, Sara recibió una grata sorpresa: Luke y Valentina también estaban allí. Los amigos se miraron con complicidad, mientras ellas se observaban sin poder creerlo "Vamos a pasar nuestras lunas de miel juntas", pensaron las dos al mismo tiempo.Una corrió a brazos de la otra y se abrazaron fuertemente.—¡Esto es maravilloso! —dijeron las dos al mismo tiempo, mientras ambas soltaban las carcajadas.Ninguna de las dos sabía que sus esposos habían tomado esa decisión y demás estar decir que esa sorpresa las tenía inmensamente felices.—Estar contigo aquí en este momento me emociona, han sido más de nueve años juntas, inseparables y ver que has logrado ser feliz con un buen hombre, me llena de absoluta alegría, porque tu Sara, eres mi hermana, le doy gracias al cielo por haberte cruzado en mi camino, porque de no haberlo hecho, no sabría que habría sido de mi vida y la de mi hijo —expresó
Las parejas regresaron a Valencia con una sensación de felicidad que no habían sentido antes. Los niños los esperaban ansiosamente en el aeropuerto, con los Almeida, los Márquez y los padres de Iván, ambos corrieron para abrazar a sus padres y contarles todas las novedades que habían sucedido en su ausencia.La primera pregunta cuando bajaron la hizo Paolo a su madre.—Mamá ¿Ya hiciste el encargo de mi hermanita?Valentina se sintió avergonzada ante la pregunta de su hijo, pero Luke salió en su defensa.—Hijo, eso no se pregunta en público —le dijo abrazándolo con ternura, después se acercó a Iker que se había mantenido serio como si fuera un adulto y no estuviera ansioso por la atención de sus padres—, mi tan maduro hijo, mi padre está ansioso por venir a visitarte, quiere ver la mini versión suya.Eso hizo emocionar al niño, porque sentía admiración por el expiloto de carreras Taddeo Ferrari.—Debes avisarme con tiempo para prepararme para su llegada, quiero que se sienta también o
Valentina tomó el rostro de su hijo y besó su frente, mientras lo consolaba pasando su mano por la espalda en un gesto cariñoso, verlo tan triste, hizo que sintiera como si su corazón se arrugara en su pecho, lo sintió oprimido y como con un grueso nudo, suspiró profundo para tratar de quitar esa sensación.—Mi niño, hijo amado, primero que todo quiero que sepas que siempre serás mi bebé, igual tu hermano, aun cuando crezcan, se casen y tengan hijos, siempre serán mis pequeños. No te preocupes, te dije eso solo de que no serías mi bebé, porque las madres siempre tendemos a celar a nuestros niños. No está mal que tengas sentimientos hacia una niña, aunque si considero que ahora es muy apresurado, llegará el momento cuando crezcas y vivirás la vida que debes vivir y quién sabe lo que el destino te deparará. No puedes controlar lo que sucederá en el futuro, así que no pierdas tu tiempo tratando de adelantarlo, todo llega cuando debe llegar.Valentina sonrió y le acarició el cabello mient
Iván se quedó helado al escuchar el nombre, la presencia de la mujer le dio una mala sensación, se sintió inquieto, se arrepentía de haber abierto la puerta. Su postura, la expresión de sus ojos le hizo saber que su presencia allí no era nada positiva, todo lo contrario.—Marcelina Montiel… ¿La madre de Sara? —preguntó Iván con seriedad, mientras la mujer veía a un punto tras de la puerta sin fijar su mirada en él, eso lo molestó un poco y llamó su atención un poco brusca—, le agradecería que mientras hablamos fije su vista en mí, es una mínima norma de educación.No era un hombre que se comportara de esa manera, pero nadie podía sacarle la cabeza de que esa mujer venía a lastimar a Sara y eso lo ponía a la defensiva, porque no quería que nadie le causara daño a su esposa, con cada segundo que pasaba esa mujer le desagradaba cada vez más.—Si soy su madre y necesito hablar con ella —insistió.—¿Cómo llegó aquí? ¿Cómo sabe que Sara vive aquí?—Eso no tiene importancia, necesito hablar
Cuando Valentina vio a la recepcionista y sobre todo al gerente, no pudo evitar sentir una creciente rabia interior al recordar las humillaciones a las cuales la sometió el hombre, cuando la echó del trabajo delante de los huéspedes y sus mismos compañeros, ridiculizándola y no teniendo la mínima compasión por ella.No pudo evitar apretar sus puños a un lado de su cuerpo en un gesto de rabia, porque ellos fueron los responsables directos de sus desgracias, si no le hubieran ocultado la carta a Luke no habría vivido los momentos tan duros que le tocó vivir.Ella no era una mujer rencorosa, siempre procuraba olvidar lo malo que le hacían, sin embargo, en este caso esa herida estaba allí, nunca había cerrado y la rabia tampoco, se acercó lentamente al gerente con unas ganas inmensas de vengarse, pero a la vez tenía una profunda tristeza, porque por su causa nunca vería el rostro de su pequeño Ryan. Aunque ella había intentado por todos los medios poder superar ese momento, lamentablement
Sara se quedó paralizada, no podía creer que su madre estuviera allí frente a ella. No tenía idea de cómo reaccionar, estaba tan atónita que sus sentimientos habían quedado congelados, Habían pasado años, demasiados, diría ella desde la última vez que la vio y ahora estaba ahí, rogando por perdón. La mujer parecía visiblemente cansada, como si toda la ansiedad de los años de separación se hubiera apoderado de ella hasta aquel momento.Marcelina, al ver el rostro de su hija, se acercó tratando de decir algo y explicar todo lo que había pasado desde el día en que salió de casa, intentó acercársele, pero Sara retrocedió.—¿Mamá? No conozco esa palabra, no sé qué significa porque nunca tuve una madre ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me buscas? —interrogó la más joven, tratando de controlar esos sentimientos encontrados.Tenía un nudo en la garganta, porque a pesar de todo mientras vivió en las calles, muchas veces se imaginó que sus padres recapacitaban y la iban a buscar, le pedían perdón, sin