Apenas los primeros rayos del sol empezaron a filtrarse por la ventana, ambos se levantaron para salir a Barcelona, la verdad es que después de la conversación que sostuvieron, Luke había entrado en un estado de culpabilidad, los remordimientos se agitaban en su interior aguijoneándole, mientras no dejaba de hacerse decenas de hipótesis en su cabeza, de cómo había podido cambiar las cosas de haber estado allí. —Deberías dejar de culparse, con eso no podrás cambiar las cosas… solo nos toca vivir el presente. —Quizás no la cambie, pero puedo llegar a entender ¿Por qué diste a luz en un centro de salud privado, si no tenías dinero, eso no lo entiendo? —Porque estaba más cerca de donde me encontraron. —¿Quién pagó? —interrogó y ella se encogió de hombros. —No lo sé, según una asociación de caridad, aunque traté de investigar y un médico de allí intentó obtener la información —respondió, pero Luke se sintió confundido. —Necesito que me des el nombre del callejón fecha, el nombre del
La niña se quedó viéndolos un poco nerviosa, se sintió abrumada al verlos fijar su atención ella, y no sabía qué decir, pensó en su madre y en sus consejos de no entablar conversación con extraños.—Lo siento, yo lo confundí con otra persona, pero al verlo me doy cuenta de que no son iguales, aunque son muy parecidos… disculpe, pero me tengo que ir —dijo y salió corriendo.Paolo, al verla correr, salió también corriendo detrás de ella, y Sara también sin dejar de sostener a la pequeña Marieh contra su pecho, para su alivio la niña no lloró, sino que empezó a carcajearse mientras sentía la brisa golpeando en su pecho con la carrera. —Hay que seguirla tía, debemos saber si es verdad que me parezco tanto a ese tal Iker —expresó Paolo preocupado.El niño corrió hacia la niña, con los ojos fijos en ella mientras acortaba la distancia que los separaba, sin parar un solo momento, sin embargo, la niña corría más rápido que él, quizás porque era de contextura ligera y piernas larga, cuando es
—¡No! —exclamó Valentina sintiendo en ese momento como si la tierra se desmoronara bajo sus pies —. Debe haber un error, eso no puede ser verdad, no pude haber estado viviendo sin mis hijos —pronunció Valentina, en ese momento sintió sus piernas debilitarse y hubiera caído al suelo si Luke no la sostiene. —Lo siento, señora, pero usted no puede irse, debemos hablar, vayamos a una cafetería, pero no aquí, necesito que me dé detalles de todo lo que sabe, porque la situación es delicada —pronunció Luke con preocupación. —Ya mi jornada de trabajo terminó, pero puedo acompañarlos un momento, lo siento, no quería perturbar a Valentina —expresó la mujer sintiéndose avergonzada. —No es una perturbación, su declaración nos ha servido de mucho y nos va a ayudar a llegar a la verdad. La mujer se quedó viéndolo con un poco de duda.—No desconfié de mí, soy una persona de bien, se lo puedo garantizar —dijo el hombre. —¿Quién es usted? —interrogó y Luke tuvo que aclararle todo. —Me llamo Luke
—Mamá ¿Podemos parecernos a una persona si no somos familia? —preguntó la niña a su madre mientras desayunaban.—¿Por qué preguntas eso Roxy? —preguntó la mujer.—Es que vi en el parque a… —hizo una pausa como si tuviera sopesando la conveniencia o no de hablar y prefirió decir la verdad a medias— una niña que parecía una copia exacta de mi amiga, me asombré tanto que salí corriendo asustada.—¿Cómo sabes que no era tu amiga? —interrogó su madre.—Porque le dije el nombre y dijo que no se llamaba así —pero sentí un susto al verla.—Roxy, todos tenemos un doble en el mundo, de hecho hay páginas donde puedes agregar tu fotografía y te puede decir si hay otra persona parecida a ti —le dijo Iker con seriedad.—Entonces yo quiero que me enseñes cómo hacer para buscar un doble mío y también podemos buscar un doble tuyo.—Roxy, puedes dejar de hablar y terminar de comer —le dijo su padre.—No quiero comer mucho, deseo que el traje de la fiesta de esta noche me quede bien —dijo la jovencita d
Sara hizo amago de ir al baño, miró hacia los lados y corrió para subir las escaleras, sentía como si el corazón se le fuese a salir del pecho, las piernas le temblaban, parecían un flan.—Vamos Sara, no tengas miedo, debes llegar al fondo de la verdad, por Valentina y tu sobrino —se dijo animándose a sí misma.Mientras subía las escaleras no dejaba de mirar hacia atrás, temiendo que alguien la encontrara, porque si eso pasaba seguro terminarían echándola de allí y no es que eso le importara, sino que perdería la oportunidad de investigar.Dio una plegaria al cielo pidiendo que no la descubrieran, cuando estaba llegando al último escalón de la parte superior de la escalera, vio los cabellos de un hombre que venía corriendo por el pasillo del piso inferior, ella terminó de subir y comenzó a abrir las puertas una por una, esperando encontrar una abierta para poder entrar.Detrás escuchaba los pasos corriendo, abrió una puerta y entró, cuando se dio cuenta, vio a la niña que había visto
Sara no sabía qué hacer, cualquier decisión que tomará, le parecía contraproducente para ellos, si continuaba escondida podían encontrarla en cualquier momento y si salía también lo harían, la única solución viable era llamar a Iván y pedirle que fuera allí a buscarla, sin embargo, le parecía que eso podía ponerlo también en riesgo a él y no quería eso. Justo cuando se estaba armando de valor para salir, escuchó unos pasos en la puerta de la habitación donde estaba escondida y por eso decidió mantenerse donde estaba. Unos segundos después, los sintió entrar y escuchó sus voces. —¿Debe haberse escondido en algún lugar? —dijo una voz con impaciencia, la cual reconoció como la del señor Herrero. —Sí, pero no sabemos dónde —respondió el hombre que andaba con él. —Debemos volver al salón, quizás haya regresado a la fiesta. Hay que estar pendiente de cada uno de los movimientos tanto de Amorín, como de ella, no sabemos lo que puedan hacer —dijo Amancio. —Disculpe la indiscreción jefe,
Luke y Valentina salieron a entrevistarse con el investigador que llevaba el caso del doctor Castro. —Buen día, mi nombre es Luke Ferrari y ella es mi esposa Valentina Almeida —luego de saludarlo le planteó el motivo de su visita—, fuimos a conversar con el doctor Zabala y él nos dio sus datos, vinimos a denunciar que mi esposa también fue víctima del doctor Ernesto Castro, lo supimos gracias a la información suministrada por una enfermera que fue testigo de cuando ella dio a luz y nos dijo que había tenido trillizos. Enseguida le contó todo lo ocurrido, lo que habían investigado y la declaración de la enfermera, el hombre tomó nota para entrevistarla. —También giré instrucciones a mi abogado, para que solicitara la exhumación del cuerpo presuntamente de nuestro hijo y pedimos que le fuera practicada una prueba de ADN. —Me parece bien, hay algo más… en los documentos que fueron encontrados en posesión del doctor en su apartamento, están unos informes con su nombre. Se levantó y c
Los niños se quedaron viendo sorprendidos, ni siquiera pudieron pronunciar palabras durante unos segundos, estaban impresionados de su parecido, tenían la sensación de estar viéndose a sí mismos, no les quedó duda de quien se trataba el otro. Se miraron fijamente hasta que finalmente uno de ellos habló: —Eres Paolo —dijo Iker con una voz suave. —Tú eres Iker —replicó Paolo con un tono igual de suave. Ambos niños se vieron sus caras, por un momento en completo silencio, intentando asimilar lo que estaba sucediendo. Estaban tan asombrados por su encuentro, por su exactitud que era difícil asimilar que eran dos personas diferentes. No pudieron evitar preguntarse cómo podían ser tan exacto, no salían de su sorpresa. Pasó algún tiempo antes de que pudieran salir de su estado de shock. Iker fue el primero en moverse, la suave brisa acarició sus mejillas y no pudo evitar emocionarse. A cortó la distancia y enseguida los dos se abrazaron fuertemente, nunca se habían visto en su vida, p