La muchacha comenzó a recorrer la calle que le tocaba a ella, desesperada por encontrar al pequeño. Cruzó cada esquina y por más que preguntaba y revisaba cada negocio ubicado de un lado a otro, no daba con él, su corazón se encogió de angustia al no encontrarlo. Un momento después, cuando estaba perdiendo la esperanza, vio una cadena con la tarjeta que siempre llevaba el pequeño, y entonces su ánimo se llenó de esperanza. Sabía que estaba cerca de encontrarlo.—Por favor —rogó al cielo implorando dar con él pronto.También le preocupaba el hecho de que la noche comenzaba a caer, deseando para sí que el niño fuera lo suficientemente listo como para recordar todos los consejos que ellas le habían dado por si en algún momento se perdía.Caminó por la calle y llegó hasta la plaza del cuadrado, recorrió todo el lugar con su vista, ansiosa por encontrar a ese pequeño demonio, cuando de pronto lo vio, su corazón se llenó de alegría y sintió alivio. Se acercó con pasos firmes, justo cuando e
Cuatro años y medio después.Valentina y Sara se pararon una al lado de la otra, frente a la puerta de la nueva sucursal de su floristería, mientras veían a la gente entrar y salir. Era la cuarta que inauguraba en los últimos cuatro años y medios en distintos puntos de la ciudad. Habían pasado muchos años desde que habían decidido emprender este camino juntas y ahora, cuando miraban hacia atrás, no podían creer lo lejos que habían llegado.Todo había empezado con una idea sencilla, una idea que las dos habían gestado en su casa, discutiendo los pros y los contras de dar ese paso y de cada decisión que tomaban. A pesar de sus temores, habían decidido dar el paso y aquí estaban, viendo cómo sus planes se hacían realidad.Habían ampliado su mercado, porque ahora no solo se dedicaban a la venta de flores y arreglos, sino peluches, chocolates, alusiones a cumpleaños, bautizos, decoraciones de fiestas y productos propio de ellas.Era un lugar animado y lleno de vida. Los compradores entraba
Luke se quedó de piedra, no podía articular ninguna palabra, y aunque había intentado seguir su vida, no había podido porque ella siempre estaba en sus pensamientos, por mucho tiempo había intentado olvidarla después de no haberla encontrado y tenerla allí fue una fuerte impresión.No sabía qué decir, sintió un sudor frío recorrer su espalda, sintió que el aire le faltaba, se sintió indigno e hizo lo más idiota que podía hacer, salió corriendo y huyó de allí sin decirle una sola palabra, se comportó como un completo cobarde.Al llegar al auto le dijo a Iván.—¡Arranca!—¿Qué pasa? —interrogó su amigo preocupado.—No preguntes y vámonos, por favor —pidió mientras sentía que el estómago se le reducía, su frente sudaba producto de los nervios, estaba aterrado, como nunca lo había estado en su vida.Iván arrancó en silencio, por un tiempo siguió alejándose mientras él no se atrevía ni siquiera abrir la boca, cuando había puesto suficiente distancia entre ellos, le pidió detenerse en una t
Valentina se quedó estática mirando a Giovani, sintió que su cuerpo temblaba, su boca se secó y las palabras se quedaron atragantadas en su garganta, ella sintió como si el mundo se hubiera detenido. Se preguntó qué estaría pasando por la mente de Giovani al verla allí. ¿Era el desconcierto lo que había visto en sus ojos? ¿O era una profunda tristeza? No lo sabía. No pudo evitar que su nombre saliera de su boca al verlo.—Giovani —dijo en un susurro, tratando de contener esa ola de emociones que se agitaban en su interior.Pero él no contestó. Simplemente, se giró y corrió, dejándola tras de sí con el corazón destrozado.Ella lo siguió, y lo vio subiéndose al auto sin poder creer que se había ido, Giovani de nuevo había huido como un cobarde.—¡Estúpido idiota! ¿Crees que me importa tu vida? ¿Acaso cree que voy a salir corriendo detrás de ti para ser parte de tu vida? ¡Pues no! ¡Jódete! —exclamó furiosa, creyendo que nadie la escuchaba, pero no fue así.En ese momento, Sara estaba en
Iván, en su interior, sabía que no era buena idea lo que estaba haciendo, pero no podía resistirse, probaba sus labios como si fuera el más dulce néctar dado por los mismísimos dioses, sus labios le recordaron a Iván un poema que había leído hacía mucho tiempo, acerca de los labios de una mujer que eran como un paraíso de besos dulces.El hombre sintió que los labios de Sara eran lo que siempre había deseado, percibió un estremecimiento en su cuerpo como nunca antes lo había sentido, su corazón latió con fuerza en su pecho, quería sumergirse en sus brazos, hacerse uno solo con ella, estaba perdiendo el control de su cuerpo.Pudo sentir el cuerpo de ella sacudirse, no supo si fue de deseo o temor, sin embargo, un atisbo de cordura surgió en su mente y comenzó a preguntarse interiormente: "¿Qué estoy haciendo? Ella acaba de salir de un episodio donde estuvo a punto de ser violada ¡¿Qué diablos hago?!”.Sin embargo, estaba sumido en su olor, en la suavidad de su piel, aunque dejó de besa
Cuando ambos se despertaron, no podían creer que habían pasado la noche juntos, se levantaron al mismo tiempo sorprendidos, la primera en hablar fue Sara.—¿Qué fue lo que pasó entre nosotros? ¿Qué haces en mi cama? ¿Quién te invitó? —Interrogó asustada.Iván se pasó las manos por la cabeza en un gesto de preocupación, porque no tenía idea de lo que había sucedido.—creo que debiste ser tú, porque de lo contrario pienso que no estaría aquí — respondió el hombre con sinceridad.—Pues estás equivocado, no creo haberte invitado a mi cama, este es un lugar sagrado, nunca traigo a nadie a mi habitación. —Entonces me alegro de ser el primero a quien traigas aquí Sara, y sinceramente, no recuerdo porque estoy aquí ¿Y tú?La mujer tomó la sábana y envolvió su cuerpo en ella, tratando de cubrir su desnudez, al mismo tiempo que negaba con la cabeza.—Tampoco sé lo que sucedió, anoche estaba demasiado tomada —pronunció con un suspiro.—¿Tienes alguna forma de saber si estuvimos juntos? —pregunt
Luke se despertó con una sensación extraña, como si estuviera flotando, con una percepción de irrealidad. Abrió los ojos y no pudo creer lo que veía, no estaba en el apartamento, sino en una habitación de hotel. No tenía ni idea de cómo había llegado hasta allí. Miró a su alrededor, tratando de entender qué estaba pasando. Entonces recordó la noche anterior. Había estado tomando hasta el amanecer, pero ni un solo momento en toda la noche había dejado de pensar en el encuentro con Valentina. El destino había decidido ponerlo en este lugar y en el momento justo, sin duda era una señal, que no supo leer. —¡Eres un idiota Luke! No debiste haber huido —se dijo dándose golpecitos en la cabeza. Se levantó, se quitó la ropa y fue directo a la ducha. Estaba agotado y necesitaba limpiarse y recuperar las fuerzas. La noche había sido larga. Se bañó en tiempo récord, y lamentó no haberse ido al apartamento, porque allí no tenía ropa que ponerse, pensó en ir a cambiarse, pero se dio cuenta de q
Valentina tragó grueso mientras veía a su hijo, Paolo, mirándola con los ojos llenos de incertidumbre. Se preguntaba cómo su hijo había llegado a esa conclusión, siempre había sabido que su hijo era un chico muy inteligente, sin embargo, eso no evitaba que se sorprendiera cuando actuaba de esa manera, no pudo evitar que sus palabras la paralizaran. No quería mentirle, pero tampoco quería decirle la verdad, por un momento se mantuvo en silencio, pero el pequeño insistió. —Mamá, ¿No vas a responderme? —preguntó Paolo, con voz temblorosa, pero firme. —Si voy a responderte —suspiró tratando de encontrar las palabras adecuadas —, no quiero mentirte, solo te diré que trabajé en un centro comercial que creo era propiedad de los Ferrari. —¿Por qué te pones nerviosa con este tema? ¿Acaso alguno de ellos tiene que ver conmigo? —siguió insistiendo. Valentina no sabía qué decir. En el fondo de su corazón, sabía que debía decirle la verdad, pero en ese momento no podía. —Hijo, debo habla