Iván, en su interior, sabía que no era buena idea lo que estaba haciendo, pero no podía resistirse, probaba sus labios como si fuera el más dulce néctar dado por los mismísimos dioses, sus labios le recordaron a Iván un poema que había leído hacía mucho tiempo, acerca de los labios de una mujer que eran como un paraíso de besos dulces.El hombre sintió que los labios de Sara eran lo que siempre había deseado, percibió un estremecimiento en su cuerpo como nunca antes lo había sentido, su corazón latió con fuerza en su pecho, quería sumergirse en sus brazos, hacerse uno solo con ella, estaba perdiendo el control de su cuerpo.Pudo sentir el cuerpo de ella sacudirse, no supo si fue de deseo o temor, sin embargo, un atisbo de cordura surgió en su mente y comenzó a preguntarse interiormente: "¿Qué estoy haciendo? Ella acaba de salir de un episodio donde estuvo a punto de ser violada ¡¿Qué diablos hago?!”.Sin embargo, estaba sumido en su olor, en la suavidad de su piel, aunque dejó de besa
Cuando ambos se despertaron, no podían creer que habían pasado la noche juntos, se levantaron al mismo tiempo sorprendidos, la primera en hablar fue Sara.—¿Qué fue lo que pasó entre nosotros? ¿Qué haces en mi cama? ¿Quién te invitó? —Interrogó asustada.Iván se pasó las manos por la cabeza en un gesto de preocupación, porque no tenía idea de lo que había sucedido.—creo que debiste ser tú, porque de lo contrario pienso que no estaría aquí — respondió el hombre con sinceridad.—Pues estás equivocado, no creo haberte invitado a mi cama, este es un lugar sagrado, nunca traigo a nadie a mi habitación. —Entonces me alegro de ser el primero a quien traigas aquí Sara, y sinceramente, no recuerdo porque estoy aquí ¿Y tú?La mujer tomó la sábana y envolvió su cuerpo en ella, tratando de cubrir su desnudez, al mismo tiempo que negaba con la cabeza.—Tampoco sé lo que sucedió, anoche estaba demasiado tomada —pronunció con un suspiro.—¿Tienes alguna forma de saber si estuvimos juntos? —pregunt
Luke se despertó con una sensación extraña, como si estuviera flotando, con una percepción de irrealidad. Abrió los ojos y no pudo creer lo que veía, no estaba en el apartamento, sino en una habitación de hotel. No tenía ni idea de cómo había llegado hasta allí. Miró a su alrededor, tratando de entender qué estaba pasando. Entonces recordó la noche anterior. Había estado tomando hasta el amanecer, pero ni un solo momento en toda la noche había dejado de pensar en el encuentro con Valentina. El destino había decidido ponerlo en este lugar y en el momento justo, sin duda era una señal, que no supo leer. —¡Eres un idiota Luke! No debiste haber huido —se dijo dándose golpecitos en la cabeza. Se levantó, se quitó la ropa y fue directo a la ducha. Estaba agotado y necesitaba limpiarse y recuperar las fuerzas. La noche había sido larga. Se bañó en tiempo récord, y lamentó no haberse ido al apartamento, porque allí no tenía ropa que ponerse, pensó en ir a cambiarse, pero se dio cuenta de q
Valentina tragó grueso mientras veía a su hijo, Paolo, mirándola con los ojos llenos de incertidumbre. Se preguntaba cómo su hijo había llegado a esa conclusión, siempre había sabido que su hijo era un chico muy inteligente, sin embargo, eso no evitaba que se sorprendiera cuando actuaba de esa manera, no pudo evitar que sus palabras la paralizaran. No quería mentirle, pero tampoco quería decirle la verdad, por un momento se mantuvo en silencio, pero el pequeño insistió. —Mamá, ¿No vas a responderme? —preguntó Paolo, con voz temblorosa, pero firme. —Si voy a responderte —suspiró tratando de encontrar las palabras adecuadas —, no quiero mentirte, solo te diré que trabajé en un centro comercial que creo era propiedad de los Ferrari. —¿Por qué te pones nerviosa con este tema? ¿Acaso alguno de ellos tiene que ver conmigo? —siguió insistiendo. Valentina no sabía qué decir. En el fondo de su corazón, sabía que debía decirle la verdad, pero en ese momento no podía. —Hijo, debo habla
Sara se dejó llevar por los besos y las caricias del hombre, el deseo crecía cada vez más a niveles incontrolables, su vientre anhelaba el contacto físico y el calor que irradiaba su cuerpo. Por un momento se apartaron para llenar sus pulmones de oxígenos, mientras no dejaban de observarse, parecía como si los demás hubiesen desaparecido, solo quedaban los dos, al acecho, como si el mundo se hubiese detenido. La sangre empezó a correr más rápido por sus venas y sus corazones empezaron a latir con frenesí. Ella se quedó por un momento paralizada, parada allí, hipnotizada por los ojos de Iván. Parecía como si él estuviese mirando directo a su alma. Una sensación extraña se apoderó de ella, una mezcla de temor y deseo, ella sintió como si una fuerza invisible la empujara de nuevo hacia él, —Quizás esto sea una locura, tal vez, deberíamos para aquí —dijo ella en un tono de voz débil, porque a decir verdad no creía en sus propias palabras. —Yo no puedo, ni un solo día durante todo este
Iván se giró y caminó hacia la mujer con una expresión fría y de desprecio, mientras con su cuerpo trataba de proteger a Sara de la mirada de Fernanda.—Siempre supe que eras una mujer cínica, pero te juro que jamás pensé que tu nivel de cinismo llegaba a proporciones inimaginables, ¿Pretendes atribuirle a otro, calificativos que van perfectamente contigo? —dijo el hombre tratando de contener su ira, porque esa mujer tenía la capacidad de sacar lo peor de él.—¡Aquí el único cínico eres tú! Que pretendes divorciarte de mí para irte con una mujer que no llega y nunca llegará a mi nivel —expresó Fernanda tratando de mirar detrás de Iván para observar con detenimiento a Sara.—Si es verdad, Sara no tiene tu nivel; el nivel de hipocresía, de maldad, de traición, y de loca histeria que tienes tú, ella si es una mujer en todo el sentido de la palabra. Y no sé qué haces en mi oficina, porque creo que fui claro, cuando le dije a los abogados que nuestras discusiones y acuerdos los trataríamos
Meses despuésValentina llevaba meses viviendo con miedo de ser encontrada, corriendo de un lugar a otro, a principio se fue al pueblo fronterizo con Portugal, duró un par de meses, en ese tiempo, ni siquiera se atrevía a quedarse fija en la casa que había arrendado, porque a veces se iba a casa de doña Carmen, o de otras conocidas que había hecho, que también tenían hijos con los cuales Paolo se interrelacionaba; incluso lo terminó inscribiendo en un colegio cerca.Aunque seguía teniendo contacto con su familia y llamaba a Sara constantemente, no les daba detalles de lo que estaba sucediendo porque temía su reacción, sabía que su amiga sospechaba de las razones que la habían llevado a huir, pero Sara era muy respetuosa, no le gustaba que la gente hablara sin estar preparada, a menos que se le agotara la paciencia, mientras tanto estaba esperando que ella decidiera contarle. Pese a ello, Valentina siempre le buscaba una excusa y hablaba con ella por poco tiempo, para evitar que le hic
Las palabras de Iván, dejaron a Sara por un momento pensando y es que le costó asimilar lo que le dijo, incluso pensó que estaba escuchando mal y le volvió a preguntar.—¿Qué dijiste? —interrogó mientras lo miraba fijamente.El hombre suspiró, nervioso, se pasó la mano por la nuca y le respondió.—Te dije que yo conozco a Giovani Estrada. La respuesta de Iván no hizo, sino agudizar la expectación de Sara. Se olvidó de sus dudas y se acercó más a él. —¿De dónde conoces a ese hombre? —inquirió con una expresión de sospecha.—Es mi mejor amigo… —enseguida Sara se levantó de su asiento y comenzó a caminar de un lugar a otro con evidentes signos de molestia.—¿Dame una razón para que después de que tú me confieses eso, no te eche de mi casa? —indagó con seriedad.—Porque las cosas no son como parecen, mi amigo no es el villano de esta historia —expresó con seriedad.—¿Qué pretendes decir? ¿Qué la villana es mi amiga? ¿Qué Valentina está mintiendo? Cuando yo he sido testigo de todo lo que