Valentina tragó grueso mientras veía a su hijo, Paolo, mirándola con los ojos llenos de incertidumbre. Se preguntaba cómo su hijo había llegado a esa conclusión, siempre había sabido que su hijo era un chico muy inteligente, sin embargo, eso no evitaba que se sorprendiera cuando actuaba de esa manera, no pudo evitar que sus palabras la paralizaran. No quería mentirle, pero tampoco quería decirle la verdad, por un momento se mantuvo en silencio, pero el pequeño insistió. —Mamá, ¿No vas a responderme? —preguntó Paolo, con voz temblorosa, pero firme. —Si voy a responderte —suspiró tratando de encontrar las palabras adecuadas —, no quiero mentirte, solo te diré que trabajé en un centro comercial que creo era propiedad de los Ferrari. —¿Por qué te pones nerviosa con este tema? ¿Acaso alguno de ellos tiene que ver conmigo? —siguió insistiendo. Valentina no sabía qué decir. En el fondo de su corazón, sabía que debía decirle la verdad, pero en ese momento no podía. —Hijo, debo habla
Sara se dejó llevar por los besos y las caricias del hombre, el deseo crecía cada vez más a niveles incontrolables, su vientre anhelaba el contacto físico y el calor que irradiaba su cuerpo. Por un momento se apartaron para llenar sus pulmones de oxígenos, mientras no dejaban de observarse, parecía como si los demás hubiesen desaparecido, solo quedaban los dos, al acecho, como si el mundo se hubiese detenido. La sangre empezó a correr más rápido por sus venas y sus corazones empezaron a latir con frenesí. Ella se quedó por un momento paralizada, parada allí, hipnotizada por los ojos de Iván. Parecía como si él estuviese mirando directo a su alma. Una sensación extraña se apoderó de ella, una mezcla de temor y deseo, ella sintió como si una fuerza invisible la empujara de nuevo hacia él, —Quizás esto sea una locura, tal vez, deberíamos para aquí —dijo ella en un tono de voz débil, porque a decir verdad no creía en sus propias palabras. —Yo no puedo, ni un solo día durante todo este
Iván se giró y caminó hacia la mujer con una expresión fría y de desprecio, mientras con su cuerpo trataba de proteger a Sara de la mirada de Fernanda.—Siempre supe que eras una mujer cínica, pero te juro que jamás pensé que tu nivel de cinismo llegaba a proporciones inimaginables, ¿Pretendes atribuirle a otro, calificativos que van perfectamente contigo? —dijo el hombre tratando de contener su ira, porque esa mujer tenía la capacidad de sacar lo peor de él.—¡Aquí el único cínico eres tú! Que pretendes divorciarte de mí para irte con una mujer que no llega y nunca llegará a mi nivel —expresó Fernanda tratando de mirar detrás de Iván para observar con detenimiento a Sara.—Si es verdad, Sara no tiene tu nivel; el nivel de hipocresía, de maldad, de traición, y de loca histeria que tienes tú, ella si es una mujer en todo el sentido de la palabra. Y no sé qué haces en mi oficina, porque creo que fui claro, cuando le dije a los abogados que nuestras discusiones y acuerdos los trataríamos
Meses despuésValentina llevaba meses viviendo con miedo de ser encontrada, corriendo de un lugar a otro, a principio se fue al pueblo fronterizo con Portugal, duró un par de meses, en ese tiempo, ni siquiera se atrevía a quedarse fija en la casa que había arrendado, porque a veces se iba a casa de doña Carmen, o de otras conocidas que había hecho, que también tenían hijos con los cuales Paolo se interrelacionaba; incluso lo terminó inscribiendo en un colegio cerca.Aunque seguía teniendo contacto con su familia y llamaba a Sara constantemente, no les daba detalles de lo que estaba sucediendo porque temía su reacción, sabía que su amiga sospechaba de las razones que la habían llevado a huir, pero Sara era muy respetuosa, no le gustaba que la gente hablara sin estar preparada, a menos que se le agotara la paciencia, mientras tanto estaba esperando que ella decidiera contarle. Pese a ello, Valentina siempre le buscaba una excusa y hablaba con ella por poco tiempo, para evitar que le hic
Las palabras de Iván, dejaron a Sara por un momento pensando y es que le costó asimilar lo que le dijo, incluso pensó que estaba escuchando mal y le volvió a preguntar.—¿Qué dijiste? —interrogó mientras lo miraba fijamente.El hombre suspiró, nervioso, se pasó la mano por la nuca y le respondió.—Te dije que yo conozco a Giovani Estrada. La respuesta de Iván no hizo, sino agudizar la expectación de Sara. Se olvidó de sus dudas y se acercó más a él. —¿De dónde conoces a ese hombre? —inquirió con una expresión de sospecha.—Es mi mejor amigo… —enseguida Sara se levantó de su asiento y comenzó a caminar de un lugar a otro con evidentes signos de molestia.—¿Dame una razón para que después de que tú me confieses eso, no te eche de mi casa? —indagó con seriedad.—Porque las cosas no son como parecen, mi amigo no es el villano de esta historia —expresó con seriedad.—¿Qué pretendes decir? ¿Qué la villana es mi amiga? ¿Qué Valentina está mintiendo? Cuando yo he sido testigo de todo lo que
Sara cortó la llamada y se acercó a Iván sentándose a su lado.—¿Sabes? Me siento como la más traidora de las personas… debí decirle a mi amiga que ya sabía todo eso que me contó, además, lo que me contaste —dijo con una expresión de tristeza.—No, eso no estaría bien, porque me diste tu palabra de que no lo harías —pronunció Iván acariciando con suavidad su mano.—Mi lealtad debe ser con Valentina, no contigo —repicó con un suspiro.—No decirle lo que te conté no es ser desleal con ella, porque de haberle contado ella habría huido de nuevo y creo que es hora de que ellos hablen y puedan poner las cosas en su lugar, eso también es lealtad. Te aseguro que Luke no representa ningún peligro para tu amiga, ese hombre la ama y va a hacer todo lo posible por reconquistarla.—Solo espero que sea verdad Iván eso que me dices, porque si resulta no ser así y el tal amiguito tuyo Giovani, Luke o como carajos se llame, nos sale con un chorro de baba, yo misma le corto las mochilas a él y a ti por
Iván abrió los ojos con pesadez, tenía pereza de levantarse, el ruido del reloj despertador no lo dejaba volver a dormirse, de pronto recordó que debía ir por Sara y se levantó de la cama de un solo salto.—¡Diablos! Se me hizo tarde —exclamó en voz alta corriendo al baño. Se duchó en tiempo récord, se vistió y salió a recoger a Sara para ir al aeropuerto.Pese a la negativa de sus amigos de que no fueran a recogerlos, ambos decidieron hacerlo, sobre todo porque la noche anterior había tenido una corazonada y la llamó a ella para contárselo.—Creo que mejor te busco en la mañana para ir al aeropuerto, tengo la sensación de que algo va a pasar y es necesario que estemos allí.“Acaso piensas que pueden encontrarse allí?” interrogó Sara al otro lado de la línea con preocupación.—Creo que puede ser posible —respondió con sinceridad.“Entonces tenemos que ir porque Valentina es capaz de darse la vuelta, tomar a Paolo y regresarse de nuevo al otro extremo del mundo, te espero temprano”.Ap
Luke se sonrió ante las palabras de su hijo y le acarició suavemente los cabellos, mientras negaba con la cabeza.—¿Crees que ella lo apruebe? Conociéndola y como la vi de molesta en el aeropuerto, no creo que ella acepte de manera voluntaria a casarse conmigo, eso estará difícil, tampoco será fácil reconquistarla.El niño lo miró con una expresión de tristeza y Luke suspiró, sintiendo mucho tener que decepcionar a su hijo.—Si puedo lograrlo Paolo, pero no será tan pronto.—Por eso debes tomar medidas extremas —dijo el niño sin dejar de susurrar como si le estuviera contándole un secreto a su padre.El hombre lo vio con curiosidad, dudando si en verdad su hijo le estaba diciendo lo que él creía que le estaba diciendo.—¿Qué quieres decir con eso, hijo? —preguntó.—Que se sabe qué mamá voluntariamente no aceptará casarse contigo, pero puedes obligarla a que lo haga —propuso con una expresión de picardía en su rostro que hizo sonreír a Luke.—¿Y qué propones hijo?—Que la obligues, dic