Valentina se sorprendió, por un momento creyó que era tanto su deseo de verlos que se los estaba imaginando, fue su padre quien la sacó de su error cuando habló, antes de que ella reaccionara.—¿Qué pasó hija? ¿No está contenta de vernos? —preguntó con un tono de tristeza.Antes de que ella pudiera responder sus palabras, sus padres, la abrazaron, arropándola con su calor y su cariño, como si nunca hubieran estado separados, con el mismo amor, atención, no pudo evitar las lágrimas que brotaron de sus ojos, se aferró a ellos como si la vida dependiera de ellos.—Mi niña ¿Esas lágrimas son de emoción o tristeza? ¿Te pasa algo? ¿Quién te molestó? —le preguntó su madre acariciándole su rostro con ternura.Ella no podía hablar, las palabras se atragantaron en su garganta, porque no podía contener el llanto, los veía como siempre, tan amorosos, sonrientes, no podía quitarles su felicidad y si no lo sabían y ella se los decía, y la impresión les causaba algún, daño, especialmente a su padre,
Sara con la ayuda de la familia de Valentina la llevó a la habitación, después de recostarla en la cama, la puso a oler una esencia para despertarla.Valentina se despertó desesperada. El corazón lo tenía acelerado y respiraba entrecortadamente mientras arañaba el aire. Se sentó en la cama, con los ojos desorbitados. El pánico la envolvió como una espesa niebla, el sueño aún fresco en su mente. Había estado buscando algo, gritando su nombre, pero no podía recordar qué era.El sueño había sido como un débil eco de algo familiar y lejano. Había estado corriendo, con los pies golpeando el suelo, desesperada por encontrarlo. Pero, ¿qué era?Desesperada, saltó de la cama con las piernas temblorosas. Las lágrimas corrían por su rostro, el miedo crecía en su interior. No podía perder a su pequeño. Se imaginó su mata de pelo oscuro rizado, sus grandes ojos azules sus manitas regordetas y sintió un profundo dolor. Aterrorizada, los miró a todos, vio a sus padres, a su amiga, a sus hermanos, i
La muchacha comenzó a recorrer la calle que le tocaba a ella, desesperada por encontrar al pequeño. Cruzó cada esquina y por más que preguntaba y revisaba cada negocio ubicado de un lado a otro, no daba con él, su corazón se encogió de angustia al no encontrarlo. Un momento después, cuando estaba perdiendo la esperanza, vio una cadena con la tarjeta que siempre llevaba el pequeño, y entonces su ánimo se llenó de esperanza. Sabía que estaba cerca de encontrarlo.—Por favor —rogó al cielo implorando dar con él pronto.También le preocupaba el hecho de que la noche comenzaba a caer, deseando para sí que el niño fuera lo suficientemente listo como para recordar todos los consejos que ellas le habían dado por si en algún momento se perdía.Caminó por la calle y llegó hasta la plaza del cuadrado, recorrió todo el lugar con su vista, ansiosa por encontrar a ese pequeño demonio, cuando de pronto lo vio, su corazón se llenó de alegría y sintió alivio. Se acercó con pasos firmes, justo cuando e
Cuatro años y medio después.Valentina y Sara se pararon una al lado de la otra, frente a la puerta de la nueva sucursal de su floristería, mientras veían a la gente entrar y salir. Era la cuarta que inauguraba en los últimos cuatro años y medios en distintos puntos de la ciudad. Habían pasado muchos años desde que habían decidido emprender este camino juntas y ahora, cuando miraban hacia atrás, no podían creer lo lejos que habían llegado.Todo había empezado con una idea sencilla, una idea que las dos habían gestado en su casa, discutiendo los pros y los contras de dar ese paso y de cada decisión que tomaban. A pesar de sus temores, habían decidido dar el paso y aquí estaban, viendo cómo sus planes se hacían realidad.Habían ampliado su mercado, porque ahora no solo se dedicaban a la venta de flores y arreglos, sino peluches, chocolates, alusiones a cumpleaños, bautizos, decoraciones de fiestas y productos propio de ellas.Era un lugar animado y lleno de vida. Los compradores entraba
Luke se quedó de piedra, no podía articular ninguna palabra, y aunque había intentado seguir su vida, no había podido porque ella siempre estaba en sus pensamientos, por mucho tiempo había intentado olvidarla después de no haberla encontrado y tenerla allí fue una fuerte impresión.No sabía qué decir, sintió un sudor frío recorrer su espalda, sintió que el aire le faltaba, se sintió indigno e hizo lo más idiota que podía hacer, salió corriendo y huyó de allí sin decirle una sola palabra, se comportó como un completo cobarde.Al llegar al auto le dijo a Iván.—¡Arranca!—¿Qué pasa? —interrogó su amigo preocupado.—No preguntes y vámonos, por favor —pidió mientras sentía que el estómago se le reducía, su frente sudaba producto de los nervios, estaba aterrado, como nunca lo había estado en su vida.Iván arrancó en silencio, por un tiempo siguió alejándose mientras él no se atrevía ni siquiera abrir la boca, cuando había puesto suficiente distancia entre ellos, le pidió detenerse en una t
Valentina se quedó estática mirando a Giovani, sintió que su cuerpo temblaba, su boca se secó y las palabras se quedaron atragantadas en su garganta, ella sintió como si el mundo se hubiera detenido. Se preguntó qué estaría pasando por la mente de Giovani al verla allí. ¿Era el desconcierto lo que había visto en sus ojos? ¿O era una profunda tristeza? No lo sabía. No pudo evitar que su nombre saliera de su boca al verlo.—Giovani —dijo en un susurro, tratando de contener esa ola de emociones que se agitaban en su interior.Pero él no contestó. Simplemente, se giró y corrió, dejándola tras de sí con el corazón destrozado.Ella lo siguió, y lo vio subiéndose al auto sin poder creer que se había ido, Giovani de nuevo había huido como un cobarde.—¡Estúpido idiota! ¿Crees que me importa tu vida? ¿Acaso cree que voy a salir corriendo detrás de ti para ser parte de tu vida? ¡Pues no! ¡Jódete! —exclamó furiosa, creyendo que nadie la escuchaba, pero no fue así.En ese momento, Sara estaba en
Iván, en su interior, sabía que no era buena idea lo que estaba haciendo, pero no podía resistirse, probaba sus labios como si fuera el más dulce néctar dado por los mismísimos dioses, sus labios le recordaron a Iván un poema que había leído hacía mucho tiempo, acerca de los labios de una mujer que eran como un paraíso de besos dulces.El hombre sintió que los labios de Sara eran lo que siempre había deseado, percibió un estremecimiento en su cuerpo como nunca antes lo había sentido, su corazón latió con fuerza en su pecho, quería sumergirse en sus brazos, hacerse uno solo con ella, estaba perdiendo el control de su cuerpo.Pudo sentir el cuerpo de ella sacudirse, no supo si fue de deseo o temor, sin embargo, un atisbo de cordura surgió en su mente y comenzó a preguntarse interiormente: "¿Qué estoy haciendo? Ella acaba de salir de un episodio donde estuvo a punto de ser violada ¡¿Qué diablos hago?!”.Sin embargo, estaba sumido en su olor, en la suavidad de su piel, aunque dejó de besa
Cuando ambos se despertaron, no podían creer que habían pasado la noche juntos, se levantaron al mismo tiempo sorprendidos, la primera en hablar fue Sara.—¿Qué fue lo que pasó entre nosotros? ¿Qué haces en mi cama? ¿Quién te invitó? —Interrogó asustada.Iván se pasó las manos por la cabeza en un gesto de preocupación, porque no tenía idea de lo que había sucedido.—creo que debiste ser tú, porque de lo contrario pienso que no estaría aquí — respondió el hombre con sinceridad.—Pues estás equivocado, no creo haberte invitado a mi cama, este es un lugar sagrado, nunca traigo a nadie a mi habitación. —Entonces me alegro de ser el primero a quien traigas aquí Sara, y sinceramente, no recuerdo porque estoy aquí ¿Y tú?La mujer tomó la sábana y envolvió su cuerpo en ella, tratando de cubrir su desnudez, al mismo tiempo que negaba con la cabeza.—Tampoco sé lo que sucedió, anoche estaba demasiado tomada —pronunció con un suspiro.—¿Tienes alguna forma de saber si estuvimos juntos? —pregunt