Estoy temblando al ver al padrecito Cesar preguntándole al idiota de Aitor quien es la Minions. Él solo traga en seco quedando sin palabras, sabe que ha metido la pata hasta el fondo y no sé cómo ayudarlo en esto sin que me ponga en evidencia que soy yo esa chica. No sería justo mentirle al padre que nos está regalando un día agradable fuera de la rutina de la pocilga. Pero si digo que soy yo, estaré en problemas con Miranda y será peor.
No, no puedo.
No tiene que saberlo.
Buscaremos otra forma.
— Se refiere a mí, padre Cesar. — Menciona Romina, salvando mi culo — Aitor me dice así desde que nos conocemos hace año. Nos queremos como un par de hermanos. Se emocionó al ver que ganamos. Desde chica me dice Minions, aunque… ya crecí un poco.
— ¿Es eso cierto, Aitor? ¿Conoces a Romina?
— Si tío. — Menciona Sergei — Yo igual conozco a Romina. Estudiamos juntos en el mismo colegio antes que su madre se le diera la brillante idea de llevarla al convento de monjas.
— Está bien, Aitor. — Responde un poco más calmado — Calma tus emociones. Meterás en problemas a Romina. No los quiero tan cercas. Ok.
— Entendido, padre Cesar.
Sentí un alivio en todo mi cuerpo.
Solo ocultamos un poco la verdad. Una que me salvo de algo complicado. De un castigo de Miranda y mi bella, pez globo, (sarcasmo) amaría verme caer.
Nuestras miradas se encontraron por un lazo de un tiempo hasta que pez globo anunció que la mesa estaba servida. Torcí mis ojos cuando la escuche, estaba tan feliz sin escuchar su chillona voz. Todo de ella me molesta. Romí casi le da un paro cardiaco de la emoción al ver a Roxana entre las personas encargadas de servir la comida. Mordió sus labios para aguantar un poco sus emociones.
Romina me ha contado que Roxana trabaja medio tiempo para ahorrar dinero para ayudarle con lo del local de repostería que piensa poner cuando salga del convento. Las dos se ven en un fututo juntas. Los padres de Roxana respetan su inclinación sexual por las chicas, apoyándola en todo, hasta en sus decisiones. Sus suegros la quieren tal y como es. Su madre le negó las visitas para evitar que se vean las dos.
Cuando el amor es real, no abran barreras que las puedan romper y obstáculos que lo puedan detener.
— ¿Tienes tú móvil, Maciel? — Pregunto Romí con curiosidad — Olvide el mío por salir rápido del convento.
— Si. Si lo tengo. — Conteste — Pez globo no me deja en paz. Se me ha pegado a mí como garrapata.
— Muere por tus huesitos, Minions. — Dice soltando una carcajada — Ya te lo digo yo.
— ¿Crees que tira para nuestro bando?
— Esta más sabrosa la charla que la comida, Martínez y Miranda… si es así… pueden retirarse de la mesa.
— Lo sentimos. — Contestamos al unísono.
Romí estaba conectada conmigo que no debíamos perder la oportunidad de vernos con nuestras parejas. Si, somos pareja el idiota y yo, su Minions adorada. Moría por besar esos sexy labios de Aitor. Acunarme en esos brazos grandotes que tiene, reír por sus tantas bromas sin sentido.
Es un loco en todo el sentido de la palabra.
Al terminar pido ir al baño dándome el aval. Le guiñe un ojo a Romina adentrándome en el cubículo echando seguro. Saco mi móvil testeando al idiota.
Minions
Gran sorpresa me diste, idiota. Por poco me metes en problemas. Nos podemos dar una escapadita, muero por darte un beso, un besote gigante…olvidaba menciona que lleves a Roxana contigo.
Idiota
Siento meter la pata, Minions. Me gano la emoción al ver que ganaron, así podremos vernos y pasar una tarde juntos. Rox estará lista para nuestro escape, ya lo estaba planeando con Sergei. Muero por besarte, cariño. Darte un abrazo, aunque,… deba montarte en un borde. Es broma, mi Minions, bello. Te aviso en un mensaje. Solucionare lo de tu policía.
Minions
Ja, ja,ja. Muero de risa, idiota. Me harias un gran favor quitándome de encima a pez globo, es peor que una pulga pegada en mi trasero, por dios.
Idiota
¿Pez globo? Te daré un óscar por tus atípicos sobrenombres. Te envió un beso mi Minions bello.
Minions
Creo que muy merecido seria, mi guapo idiota. Un beso para ti, idiota.
— Alguien se está enamorando — Pego un brinco al ver a Romina husmeando por encima del baño — Es de los buenos, Maciel, aunque… demuestre ser un mujeriego sin remedio. Es fiel a los sentimientos y también te empieza a querer.
— ¿Tú crees eso, Romí?
— Lo conozco. Jamás vi tanto brillo en sus ojos como los veo contigo. Es poco lo que se conocen, no han compartido mucho, pero veo que los dos… tendrán una relación linda, fuerte y sincera.
— Que romántica, Romí. Él me gusta mucho.
— ¿Más que Cavill? — Soltamos una carcajada.
— Más que mi buenote de Cavill — Nos miramos cómplices saliendo del baño.
Nos reunieron a todas para hacer una oración en conjunto, un rosario, y disfrutar lo que nos quedaba del día en la piscina. La condición para usarla era bañarnos en short y camiseta por los hombres que están presentes. El padre Cesar les informa a las hermanas que ellos irían a una reunión dándonos algo de libertad.
Pez globo casi le da un colapso nervioso con la noticia.
Mi chico sí que es astuto para deshacerse de mi perro faldero que no me deja respirar con tranquilidad. Merece unos cuantos besos mi idiota. Las chicas celebran felices por la noticia desapareciendo a cambiarse los atuendos de viejas, por algo más decente, acorde a la ocasión. Busco con mi mirada a Aitor o Rox, sin embargo, no logro visualizarlos. Estoy perdiendo la esperanza de pasar la tarde juntos.
¿Sera que les toco irse?
Romina camino conmigo por las praderas verdes del club campestre hablando de todo lo que piensa montar en su negocio futuro. La verdad que admiro la persistencia que esta chica tiene. No se decae por las adversidades como otros, al contrario, las enfrenta con mucha valentía. Admiro las miles de ideas, y formas que imagina de decoración. Todo lo tiene en su mente. Tiene en mente algunas pinturas que vendrían bien al sitio para embellecerlo.
Admiro su entusiasmo y su pasión por la repostería. Eso me recuerda a la pasión que mi abuelo tenía por las leyes. Ese mismo amor que me contagio a mí. Seguiré su camino siendo una abogada prestigiosa, temida en los juzgados por mis contrincantes, y admirada por los inocentes.
Estoy por unirme a las demás chicas al meterme a la alberca cuando esa voz me hace pegar un brinco de los mil carajos. Me volteo mirándolo mal por su estupidez.
— ¡Sorpresa! — por inercia lleve mi mano al pecho del brinco que pegue al verlo salir entre las ramas con su típica sonrisa burlona — Te asuste, mi Minions.
— Casi me matas de un infarto, idiota. — Respondí — Juro que eres un tonto, Aitor.
— Lo siento, cariño — Se disculpa. Puedo ver arrepentimiento en esos ojos cafés que me hacen perder la noción de todo — Espero que la sorpresa que te tengo compense un poco el susto que te di — Soltó.
Se acercó lento agachándose para besar mis labios con cierta pasión. Mis dedos los hundí dentro de su pelo liso que tanto me encanta acariciar. Me alzo como cual novia llevándome a la sorpresa que nos tenía junto con Roxana que espera por mi amiga, al verla, se abalanza a Romí comiéndole la boca.
— Chicas, calma un poco. Dejen un poquito para más tarde — Todos soltamos una carcajada por el comentario.
Sonreí como boba besando de nuevo los labios de mi chico.
— Me encanto la sorpresa, Idiota. Aunque… me encantan más tus besos con sabor a caramelo.
— Yo adoro besarte, Minions.
— Aitor, necesitare un favor tuyo. La fecha se acerca y no puedo dejarla pasar por alto. Una sorpresita debo dar.
— Dime Minions.
— ¿Qué piensas hacer, Maciel?
— Amarás la sorpresa, Romina.
Le comente a mi chico que necesito un pequeño explosivo para explotar una torta de un festejo (Sarcasmo). Será una gran sorpresa para mi querida Sor Josefina, alias “Pez globo”. Mencione mis huevos explosivos del cual se salvó mi idiota por salir rápido esa noche, si no me hubiera amado por el olor tan delicioso que esboza.
Todos soltamos una carcajada, menos, Aitor que no podía creer que de regalo pensaba darle un huevo picho yo no se imagina como es el olor. Sor Josefina, será todo una afortunada con ese maravilloso regalo que le pienso dar en su querido agasajo.
Obtendrá varios huevos de mi parte que llevan enterrado por tres semanas debajo de tierra. Son más que suficiente para ella. Roxana, se anima para ayudarme con mi plan. Logrará que la incluyan en la lista de meseros para ingresar los huevos en la piñata que reventara la festejada, ósea, mi querida, pez globo.
Como nos tiene en la mira, o como decimos, en el ojo del huracán, pediré no estar cerca de la cocina y menos de la piñata para no ser culpadas y castigadas por nada. Romina se queda aterrada con lo malvada que puedo ser.
Aitor queda a darme el explosivo el sábado que nos veremos para mi otra sorpresa.
— Minions, eres de cuidado, cariño. — Vocifero mirándome fijo — Que suerte que soy tu novio.
— ¿Desde cuándo lo somos? — Me miro atónito por lo que acaba de escuchar — No me has preguntado si quiero ser tu chica. — Enarque una ceja — Un par de besos no significa tener una relación.
— Minions, malévolo ¿Quieres ser mi novia? — Dijo esperando atento a mi respuesta con ojitos suplicantes que mi respuesta fuera un acierto. — Dime. No acepto un no por respuesta.
— No. No acepto. Aunque… no me diste más opciones. Quería decir que sí, pero te adelante, señor idiota.
Me mira buscando una explicación. Su rostro es un poema. Suelto una carcajada besando sus labios.
— Claro que acepto ser tu novia, Aitor, mi bello idiota.
En un beso fugaz profundizamos nuestra unión acompañado de una guerra de cosquillas que me dejan sin alientos. Nos alejamos un poco de las chicas para darles algo de privacidad y espacio, al igual, nosotros lo necesitamos.
El idiota me alzo dando vueltas conmigo hasta quedar mareados cayendo al pasto como dos papas aplastadas. No paraba de reír al ver que Aitor se llevó la peor parte. Le doy besitos en sus golpes para tratar de aliviarlo. Solo sonríe como tonto. Saca de su bolsillo del pantalón una cajita poniéndola en mis manos, al principio pensé que sería un anillo y lo mataría, mi corazón se aceleró por completo. La abro viendo un collar de un corazón con una llave incluida.
El tomo la llave.
— Yo tendré la llave de tu corazón, mientras… tú tendrás mi corazón. Apenas comenzamos esta aventura juntos, pero quiero que dure para siempre, Minions.
— Para siempre es mucho tiempo.
— Todo el tiempo que sea necesario lo quiero contigo, Minions.
Estaba por besarlo por esas palabras tan bellas. Lo tomo de las mejillas para hacerlo cuando logro visualizar una sombra entre los arbustos.
No. No quiero más sustos.
Casi muero de un infarto creyendo que era pez globo que husmeaba mis pasos, no sería raro en ella, ya que su amor es único por mí. No puedo entender a esa mujer. Desde que llegue a la pocilga no ha dejado de joderme en todo momento, soy un angelito de dios que no rompe ni un plato, pero ella se ha encargado de sacar mi modo travieso por sus constante acosos conmigo, y yo, yo disfruto hacerle maldades.Para mi suerte quien husmeaba no era mi insoportable custodia, Sor Josefina, sino Sergei, el amigo del idiota que nos traía malas noticias. Hice un puchero de disgusto. No con él, sino por lo que nos comentó.— Siento arruinarles el rato. La reunión llego a su fin. Deben unirse a las demás chicas, antes que sospechen.— Gracias, amigo, te debo una. Es hora de despedirnos, mi Minions bello.— Eso creo.No quería irme, tampoco, quería ser descubierta y ca
Estoy hecha puré por pez globo que mando a parar el autobús para pasar a mi lado a revisarme. Pedro me observa por el retrovisor, pudo notar en mi cara el pánico que tengo. Estoy perdida en estos momentos. Aceleró un poco el auto frenando en seco creando una distracción en pez globo para que pueda apagar el aparato.— Estás loco, Pedro. Pudiste lastimarnos. — Gruñe pez globo. — ¿Acaso olvido manejar?— Lo siento, Sor Josefina. Me pareció ver visto algo en la carretera. No volverá a pasar.— Eso espero. La próxima hago que lo despidan.¡Bruja!Eso quería gritarle en estos momentos a pez globo. Es irritante. Tiene un complejo de superioridad ante los demás que no lo soporto, sin darse cuenta que es una servidora más al igual que Pedro que se ha ganado mi cariño por este acto. No imagine que ese viejito cascarrab
Ver caer en cámara lenta los huevos pichos en la cabeza de Sor Josefina fue una de las mejores cosas que he visto en mi vida. Era como si los hubiera arreglado para que dieran justo en el blanco.Todos se parten de risa al verla tapando su nariz por el olor putrefacto que emana. Yo no soy la excepción. Festejo mi primer triunfo, porque le tengo algo más preparado a mi querido pez globo. Una sorpresa más para alegrar mí tarde.No se puede quejar Sor Josefina que la sorpresa fue única. Me mantendré algo alejada del pastel, no quiero que me salpique. Aitor me regala una mirada de complicidad acompañada de una carcajada traviesa. El olor apesta, al igual, que Sor Josefina.— Es mejor partir el pastel y se de una ducha, hermana Sor Josefina... Apesta — Esbozo nuestra madre superiora, Sor Josefa. — Por favor, cortemos el pastel.— Antes encendamos la vela. — Comenta Sor
— Pensé que sería el único en morir en esta aburrida fiesta, pero veo que no. — Refuto esa voz varonil — Tendré compañía con una linda dama.— Me invitaron a una fiesta de un chico de 18 años no a la de un anciano. — Exclame. Ese chico soltó una carcajada haciendo que lo mire fijo a los ojos. — Lo siento.— Será nuestro — Mencionó — Damir Yankow, un gusto. El anciano de 18 años.Mis mejillas se ruborizaron por completo. A veces soy una experta en meter la pata. Extiendo mi mano para estrecharla con el festejado.— Maciel Miranda, — Dije — Un gusto, Damir.— Así que tú eres la nieta de Anabel. Se ha quedado corta al decir que eres muy linda, eres hermosa.Veo que le ha hablado de mí a Damir. Anabel haciendo de las suyas.— Gracias. —
No me esperaba que Natalia se uniera a nuestra fuga. Tres son multitud, eso siempre he pensado, y no suelen salir siempre las cosas bien, algo me decía que esto no está bien. No podemos hacer nada más que llevarla con nosotras. Arriesgarnos a ser descubiertas por su intromisión. Han pasado meses escapando de este lugar sin ser descubiertas, ni sospechas hemos dejado de nuestros escapes nocturnos, para arruinarlo por alguien más.— Te buscaremos más tarde. Pendiente — Menciona Romina a Natalia que festeja su triunfo como una beba. — No me gusta esto, Maciel — Dijo ya un poco alejadas de la chica y a mí tampoco me agradaba compartir nuestro secreto con alguien más, y menos con ella, que en su momento nos quiso hacer la guerra en este lugar.— A mi igual, Romí. Esto me huele mal.Deje mis pensamientos de lado. Debía concentrarme en terminar mis asuntos, en espe
Quedamos heladas al escuchar esa voz. Creía estar en una pesadilla. Toda mi felicidad se acabó en menos de una hora. En unos cuantos minutos pase al dolor. Un dolor profundo. No era un sueño, menos un espejismo, como quería creer, era la cruda realidad que golpea mis mejillas. Estamos acabadas. Mi sonrisa se esfumo al igual que mis esperanzas de ver pronto a mi chico. Sabía lo que nos vendría encima, hasta el mismo Lucifer se escondió para no rendir cuentas.Somos las tres.Pez globo obtuvo lo que tanto quería, verme en el fango.Gano la guerra sin prever su ataque.Jugué mal mis cartas.Romí sujeta mis manos fuertes para darme seguridad, sabe que nadie nos salvara, no cuando fuimos vendidas por una intrigosa, mal compañera y víbora rastrera de los mil demonios que jugo bien sus cartas. Sello nuestro destin
10 Años Después.Reviso entre mi amplio armario que debo usar para la boda de Romí y Roxana que decidieron dar el sí. Admiro su amor. Es un amor duradero, hermoso, cómplice, lleno de sinceridad y mucho amor.Estoy tan zumbido en mis cosas que no he notado la presencia de mi esposo que me tumba a la cama haciéndome cosquillad en todas partes dejando besos en mi rostro. Muero de risa a tal punto de sentir mis bragas húmedas pidiendo que pare su ataque invasivo. Parezco un tomate de lo roja por tanto reír. Vuelve a dejar besos en mi rostro mirándome con admiración. Besa mis labios con una ternura pidiéndome un gran favor. Nada de él es gratis.Me carcajeo en su cara por su pedido.— Minions, no seas así — Sentí un vacío en mi estómago al escuchar esa palabra. Después de tanto
El ruido de la lluvia cayendo me hizo despertar soltando los brazos cálidos de mi esposo que duerme profundo. Como un fantasma se cuela esa voz mencionado aquel nombre que olvide. Observo por la ventana como las gotas empapan el vidrio trayendo consigo aquellos recuerdos del primer hombre que ame, hasta la lluvia parece dibujar su rostro en mi ventanal.No es real.No es real.No es real, me digo a sí misma.Odio mis recuerdos, lo odio por que duelen aún después de tantos años.Recuerdo.— Maciel Miranda, ha pasado tres meses desde que saliste de ese orfanato y quieres estar encerrada en tu cuarto sin salir. Olvida a ese mal chico, no merece tus lágrimas, nieta. Sal y explora el mundo, muchos chicos esperan por ti.— Déjame en paz, Anabel. Chicos co