Ese chico me ha dado un susto del carajo, mi corazón late a mil por hora, observo de nuevo por la ventana y no lo veo por ningún lado. Me he quedado fría al abrirse mi puerta pensando que es Sor Josefa o Josefina quienes estén realizando la ronda, para mi sorpresa es el chico de la ventana que sonríe al verme. Tengo mis manos en mi pecho tratando de calmar mis nervios por el susto que me ha dado.
— ¿Te asuste corderito de dios? — No. No mira como tiemblo, idiota. ¿Se puede saber quién rayos eres? ¿Qué haces en mi habitación? — No sabía que permitían ese vocabulario en este convento... Niña mala — Sonrió con picardía — Ahh niña. — Contesta pedazo de imbécil... ¿Qué haces en mi habitación? — Respondí un poco irritada. Él muy descarado no quita su risita de sus labios sentándose en mi cama sin verlo invitado hacerlo. Me repara de arriba abajo soltando una carcajada, le pido que haga silencio. — Es horrendo ese atuendo... Mi abuela usa más modernos que ese — Dijo calmando su risa estúpida — Es simple niña. Te tomas una foto conmigo, cumplo el reto y me largo de aquí. — Si no accedo ¿Qué? — Dije con sarcasmo enarcando una ceja — Dime, niñito. — Creo que no estás en posición de decir no, niña. — ¿Me estas chantajeando?— Tómalo como quieras... Me ayudas o las monjitas se enteran que metiste un hombre en tu cuarto ¿Qué piensas de eso?Lo que me faltaba. Tras no poder conciliar el sueño, me gane un chantajista gratis y para culminar escucho los pasos de Sor Josefa por el pasillo. Corro el armario metiendo al idiota ese tras el para que no lo descubran y me meta en problemas sin tener la culpa, y esta vez, mi abuela cumpla su promesa de visitarme el otro año y dejarme en esta pocilga de gente loca. El excremento ese solo sonríe casi robándome un pico. Me meto a mi cama cerrando mis ojos. Sor Josefina la encargada esta vez de la ronda confirma que todas las ovejitas están en su corral. Al cerrar la puerta me paro como resorte para sacar ese chico de mi habitación, si es necesario, lo saco a escobazos, lo hare. Toma mi rostro con cierta dulzura susurrándome al oído. — La niña es cierta pervertida. Esto le gustara verlo a las monjas — Señala mi afiche de Cavill en cueros — Sera interesante ver sus caras. — Toma tu puta foto y saca tu trasero de mi habitación, chantajista. — ¿No te interesa saber para qué quiero la foto?— ¿Me das opciones? — Dije molesta — No ¡Verdad! ¿La tomaras o no?Sin pedirle explicación me ha dicho los motivos de la foto. Cien dólares estarán en su bolsillo gracias a mí. Niño estúpido. Después de muchos debates mentales he podido conciliar el sueño, solo me quedan como tres horas de sueño por culpa del insomnio. Cuando estoy en mi mejor sueño escucho la campañita ridícula de Sor Josefina que nos indica que debemos estar en pie para iniciar nuestras labores del día, como rezar un rosario mañanero, hacer el desayuno, organizar cocina, estudiar, almorzar y culminar de hacer los quehaceres, más rosarios, oraciones, y dormir como gallinas, súper temprano. Me tambaleó de un lado a otro por el sueño que tengo. Si no es por el pellizco de Romi me caigo de cabeza en el desayuno. Para mi buena dicha (sarcasmo) Sor Josefina se le ocurre la brillante idea de que haga la oración después del desayuno. Sonrió con hipocresía, quiero colgarla por su chiste e inicio con la oración. El resto del rebaño me sigue. — Gracias papito dios por los alimentos que pones a diario en nuestra mesa que son recibidos con amor por estas hijas tuyas, amen. — Muy bien, Maciel. Hoy lavarás toda la cocina en compañía de Romina. El resto de niñas tienen hoy descanso. ¿Esto es una broma?¿Dónde está la cámara escondida?— Como diga, Sor Josefina.Ella se quedó mirándome extrañada por mi respuesta. Tal vez esperaba que diera gritos negándome hacer los oficios al saber que el resto tendría libre. Ilusa. Lo que no sabe es que planeo ser niña buena para quitarme de encima a pez globo y poder tener más libertad logrando escapar más a menudo de la pocilga esta. Romina empieza a recoger los platos de la mesa. Natalia empieza a provocarla para que explote y asi logren castigarla, pero nadie evitará mi salida de esta noche, no señor. — Natalia, Sor Josefina, le encantará saber que metes a tu novio los domingos al convento después de la ronda del medio día. — Yo... Yooooo.— Bye, Nata. Le sonrió a Romí picándole el ojo siguiendo con nuestra labor. La cocina esta un asco. Busco unas esponjas para desmanchar, por otro lado, Romí, se encarga de los platos y las ollas, cosa que agradecí. Entre las dos lavamos el piso, el comedor y las paredes. Al terminar sentía que todo me dolía. Sor Josefa pasó su dedo por las paredes, cocina y comedor dándonos nuestro visto bueno. Nos mandó a bañar y tomar un merecido descanso que era justo y necesario.Solo no me explico.¿Por qué Sor Josefina o como le llamo <<Pez globo>> nos envió a las dos? ¿Acaso se enteró que un chico entró en mi habitación? Me hubiera llamado a la oficia de Sor Josefa a pedirme explicaciones y estaría unos cuantos meses guardada en una pocilga peor en las temibles tinieblas apunta de agua y pan. Me olvidaría de mi abuela, de conocer el hijo de su socio y mi posible salida temprana de mi cárcel personal. ¿Tal vez quiso probar mi paciencia? Sabe que soy explosiva y discuto por todo.Antes de entrar a mi habitación Romina me intercepto viendo para todos lados qie nadie nos veo o nos puedan escuchar. — ¿Que hacía Aitor anoche en tu habitación? Palidezco al escuchar lo que acabo de esbozar. — ¿Qué? — Respondí. Estaba en una sola pieza. Si Romi lo vio ¿alguien más pudo verlo y estaba en problemas? — ¿Es tu amigo? — No me cambies una respuesta por una pregunta, Maciel Miranda. — Estaba con insomnio, observaba por la ventana, vi una sombra y de la nada apareció en mi ventana y luego en mi cuarto. — Solté recordando ese episodio — Me chantajeo para tomarnos una fotografía por una apuesta que realizo con sus amigos por cien dólares. Según sus amigos no lograría el reto y él sí... ¿Dime que solo tú lo viste?... Si no estoy frita. — Sucio ese. — Esboza con una pequeña risita traviesa — Es amigo mío, es como un hermano para mí. Suele hacer bromas con los chicos por dinero... Una más de las suyas ¿Con que te chantajeo? — Con que metí un hombre a mi habitación, y con mi foto de Henri Cavill. Me toco esconderlo detrás del armario para que sor Josefina no lo descubriera... Pero tal vez si lo vio por el castigo de hoy. — No. No lo hizo. Estaba provocando nuestra paciencia, y nadie más que yo, vio a Aitor. Él fue a verme. Lo veremos esta noche, es su cumpleaños. ¿Su cumpleaños? Así que el niño idiota se llama Aitor y hoy estaré en su fiesta de cumpleaños, tal vez... Dejaría darle un presente, un lindo huevo picho de los que llevo enterrado por días para mi querida Sor Josefina por sus diez años prestando tan bella labor con nosotras. Sera una gran fiesta, la cual disfrutare mucho. Tomo una ducha refrescante para sacar la grasa de la cocina que se acumuló en mi cuerpo. El agua fría libera los nudos de mis hombros, jabono todo mi cuerpo quedando como un muñeco de nieve, toda blanca por la espuma. Juego con ella riendo sola a carcajadas. Me saco todo el jabón quedando limpia. Salgo del baño poniéndome el uniforme, tomo la biblia haciendo que leo, en ella tengo mi móvil enterándome de todas las novedades de mi cosote bello, Cavill, revisando la actualidad del mundo real fuera de este lugar. Sor Josefa abre mi puerta viéndome en cama concentrada en lo mío, le sonrió siguiendo mi trabajo. Me felicita siguiendo su camino por los pasillos. Me carcajeo por su inocencia de creer que leía la biblia.— Soy demasiado buena actriz, creo tener mi segunda opción de profesión. Analizó la hora. Nos quedan cinco horas para lograr nuestra hazaña. Me aburro del móvil guardándolo en mi escondite. Están prohibidos estos aparatos tecnológicos. Según las monjas son una distracción para nosotras evitando que seamos niñas de bien, santas y puras. Pura basura. De cada quien depende si somos o no personas de bien. El ejemplo lo dan en casa y conforme a la crianza que te den.
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— Estoy lista para la acción. La gallina esta lista para el vuelo — Le envió un mensaje a Romí para confirmar. El silbato de Sor Juana nos avisa que está pasando la ronda. Me cubro toda, solo dejo descubierto mi rostro para que vea su linda gallinita descarriada en el nido. Unos minutos más la linterna de Sor Juana se penetra en mi rostro confirmándole mi presencia en cama, informa que parezco un angelito en cama cerrando mi puerta continuando su recorrido. — Que ternurita e ilusas — Esbozo en voz baja — Que empiece lo bueno. Faltan treinta minutos para las 20 horas. Estoy algo inquieta y ansiosa por la salida. Doy vueltas en la habitación matando el tiempo, de la nada mi puerta se abre, pegando un brinco de los mil demonios creyendo que es alguna de las monjas. Romí sonríe al ver mi cara de pánico. Salimos como pepa de guama de mi cuarto hacia la parte trasera del convento. Nos volamos la pared viendo unos chicos guapos en moto esperando por nosotras. Uno de ellos deja besos en la mejilla de Romí. Escucho que me susurran a mi espalda. — No sabía que estabas invitada a mi fiesta, niña.Sonrió por lo bajo encontrándome con esos ojos cafés que sonríen con cierta picardía pasándome un casco indicando que suba a la motocicleta con él, al contrario de mí, Romí sube a la moto del chico que beso sus mejillas encantada. Acomodo el seguro del casco si debo o no subir con ese idiota en ese aparato. Pienso mejor las cosas, y ellos me pueden pasar la dirección de la casa y llego en un taxi. Estoy por decirlo cuando ese chantajista habla primero interrumpiendo mis pensamientos.— ¿No me digas que tienes miedo? — Esbozo enarcando una ceja mordiendo sus labios. — Tranquila que no muerdo... Ya mordí. — Ja, ja, ja — Solté mirándolo mal — Tras chantajista, bromista. Deberías pagar mi taxi con lo que ganaste por tu amada apuesta gracias a mi ayuda, idiota.— ¿Por qué
Todo de mí se aceleró. Mis manos, mis piernas y todo mi cuerpo temblaban del susto. No soy capaz de mirar a quien nos descubrió, mi cara de ponqué se fue al carajo, ahora solo tengo un de horror. Ni ver a lucifer sería tan terrorífico como ser descubiertas. Ahora mi abuela nunca me volverá a visitar jamás. Adiós a conocer a Damir Yankow, adiós escapadas de fin de semana, adiós idiota, adiós aventuras, adiós a todo.Romina toma mis manos tratando de calmar mis temores. Una carcajada de parte de la otra persona me hace mirarla a los ojos.— Su secreto está a salvo. Estamos a mano, Maciel. — Dijo Natalia con picardía. Al parecer no fuimos las únicas que escapamos del lugar esta noche. No me gustaba tener una desventaja. — Vuelvan a cama o serán descubiertas.— A mano. — Solté sintiendo que mi alma vol
Estoy temblando al ver al padrecito Cesar preguntándole al idiota de Aitor quien es la Minions. Él solo traga en seco quedando sin palabras, sabe que ha metido la pata hasta el fondo y no sé cómo ayudarlo en esto sin que me ponga en evidencia que soy yo esa chica. No sería justo mentirle al padre que nos está regalando un día agradable fuera de la rutina de la pocilga. Pero si digo que soy yo, estaré en problemas con Miranda y será peor.No, no puedo.No tiene que saberlo.Buscaremos otra forma.— Se refiere a mí, padre Cesar. — Menciona Romina, salvando mi culo — Aitor me dice así desde que nos conocemos hace año. Nos queremos como un par de hermanos. Se emocionó al ver que ganamos. Desde chica me dice Minions, aunque… ya crecí un poco.— ¿Es eso cierto, Aitor? ¿Conoces a Romina?— Si tí
Casi muero de un infarto creyendo que era pez globo que husmeaba mis pasos, no sería raro en ella, ya que su amor es único por mí. No puedo entender a esa mujer. Desde que llegue a la pocilga no ha dejado de joderme en todo momento, soy un angelito de dios que no rompe ni un plato, pero ella se ha encargado de sacar mi modo travieso por sus constante acosos conmigo, y yo, yo disfruto hacerle maldades.Para mi suerte quien husmeaba no era mi insoportable custodia, Sor Josefina, sino Sergei, el amigo del idiota que nos traía malas noticias. Hice un puchero de disgusto. No con él, sino por lo que nos comentó.— Siento arruinarles el rato. La reunión llego a su fin. Deben unirse a las demás chicas, antes que sospechen.— Gracias, amigo, te debo una. Es hora de despedirnos, mi Minions bello.— Eso creo.No quería irme, tampoco, quería ser descubierta y ca
Estoy hecha puré por pez globo que mando a parar el autobús para pasar a mi lado a revisarme. Pedro me observa por el retrovisor, pudo notar en mi cara el pánico que tengo. Estoy perdida en estos momentos. Aceleró un poco el auto frenando en seco creando una distracción en pez globo para que pueda apagar el aparato.— Estás loco, Pedro. Pudiste lastimarnos. — Gruñe pez globo. — ¿Acaso olvido manejar?— Lo siento, Sor Josefina. Me pareció ver visto algo en la carretera. No volverá a pasar.— Eso espero. La próxima hago que lo despidan.¡Bruja!Eso quería gritarle en estos momentos a pez globo. Es irritante. Tiene un complejo de superioridad ante los demás que no lo soporto, sin darse cuenta que es una servidora más al igual que Pedro que se ha ganado mi cariño por este acto. No imagine que ese viejito cascarrab
Ver caer en cámara lenta los huevos pichos en la cabeza de Sor Josefina fue una de las mejores cosas que he visto en mi vida. Era como si los hubiera arreglado para que dieran justo en el blanco.Todos se parten de risa al verla tapando su nariz por el olor putrefacto que emana. Yo no soy la excepción. Festejo mi primer triunfo, porque le tengo algo más preparado a mi querido pez globo. Una sorpresa más para alegrar mí tarde.No se puede quejar Sor Josefina que la sorpresa fue única. Me mantendré algo alejada del pastel, no quiero que me salpique. Aitor me regala una mirada de complicidad acompañada de una carcajada traviesa. El olor apesta, al igual, que Sor Josefina.— Es mejor partir el pastel y se de una ducha, hermana Sor Josefina... Apesta — Esbozo nuestra madre superiora, Sor Josefa. — Por favor, cortemos el pastel.— Antes encendamos la vela. — Comenta Sor
— Pensé que sería el único en morir en esta aburrida fiesta, pero veo que no. — Refuto esa voz varonil — Tendré compañía con una linda dama.— Me invitaron a una fiesta de un chico de 18 años no a la de un anciano. — Exclame. Ese chico soltó una carcajada haciendo que lo mire fijo a los ojos. — Lo siento.— Será nuestro — Mencionó — Damir Yankow, un gusto. El anciano de 18 años.Mis mejillas se ruborizaron por completo. A veces soy una experta en meter la pata. Extiendo mi mano para estrecharla con el festejado.— Maciel Miranda, — Dije — Un gusto, Damir.— Así que tú eres la nieta de Anabel. Se ha quedado corta al decir que eres muy linda, eres hermosa.Veo que le ha hablado de mí a Damir. Anabel haciendo de las suyas.— Gracias. —
No me esperaba que Natalia se uniera a nuestra fuga. Tres son multitud, eso siempre he pensado, y no suelen salir siempre las cosas bien, algo me decía que esto no está bien. No podemos hacer nada más que llevarla con nosotras. Arriesgarnos a ser descubiertas por su intromisión. Han pasado meses escapando de este lugar sin ser descubiertas, ni sospechas hemos dejado de nuestros escapes nocturnos, para arruinarlo por alguien más.— Te buscaremos más tarde. Pendiente — Menciona Romina a Natalia que festeja su triunfo como una beba. — No me gusta esto, Maciel — Dijo ya un poco alejadas de la chica y a mí tampoco me agradaba compartir nuestro secreto con alguien más, y menos con ella, que en su momento nos quiso hacer la guerra en este lugar.— A mi igual, Romí. Esto me huele mal.Deje mis pensamientos de lado. Debía concentrarme en terminar mis asuntos, en espe