Marcos cerró el maletín con un chasquido seco y lo dejó sobre la mesa del desvencijado motel donde se hospedaban.Laura, con el cabello revuelto y los ojos hinchados por el sueño, se incorporó en la cama y lo miró con incredulidad.—Dime que no hiciste nada estúpido con esa arma —susurra, con su voz temblorosa.Marcos esboza una sonrisa torcida y se sirve un vaso de whisky de la botella barata que había comprado antes de regresar.—Depende de a quién le preguntes, amor mío —responde con desdén.Laura se levantó rápidamente, con su camisón cayendo sobre su cuerpo con descuido. Caminó hasta él y quiso tocar el arma, pero Marcos no la dejó. Su corazón dio un vuelco al ver el brillo del arma, parecía cargada.—¿Me estás diciendo que te dieron dinero por firmar el divorcio y gastaste mil dólares por eso? —pregunta, con la respiración entrecortada.Marcos se encogió de hombros y tomó un sorbo de su bebida.—Ya te dije ¿eres sorda? Gregory Samaniego. Me ofrecieron este dinero para que desapa
Gregory acababa de recibir la confirmación de algo que esperaba con ansias. El divorcio estaba firmado. Por fin, Ana era libre de Marcos.—¿Y no puso más condiciones?—No señor Samaniego. El sujeto aclaro los ojos cuando vió todo ese dinero.—Bien. Ahora lleva todo para que se formalice y antes de verano quiero que prepares todo para mi matrimonio con Ana.—Como diga joven Ceo.Con una sonrisa satisfecha, saca su teléfono y marca el número de Ana. Ella contesta tras el segundo tono.—Hola, Greg—su voz sonaba animada.—Hola, preciosa. ¿Dónde estás? Tengo buenas noticias para ti, pero quiero dártelas en persona.—Estoy en la plaza central con los niños. Vinimos a comprar regalos para los maestros. ¿Por qué no nos alcanzas aquí?—Eso haré. Espérenme en la fuente grande. Nos vemos en veinte minutos —dice Gregory antes de colgar.Afuera de la firma de abogados, a unos metros de distancia, Marcos observaba todo desde un auto de segunda mano que acababa de comprar con parte del dinero que le
Minutos antes.La plaza central animada, pasado el medio día, con la luz del sol iluminando a las familias que paseaban entre los puestos.Ana caminaba junto a Gregory, sosteniendo la mano de Diego, mientras Valentina brincaba emocionada a su lado. Los niños están emocionados con el algodón de azúcar, donde los dos hermanos miraban fascinados cómo la máquina giraba creando nubes rosadas y esponjosas.Gregory sonrie y, sin dudarlo, se inclinó para abrazar y besar a Ana. Ella responde con ternura, disfrutando de aquel momento de tranquilidad que tanto había deseado.Marcos se movía con determinación, sus manos firmes en la pistola. La escena frente a él lo llenaba de rabia. Gregory tenía todo lo que él había perdido: el amor de Ana, la felicidad de sus hijos y la vida que le había sido arrebatada.Laura al anticipar su intención, no lo pensó dos veces. Corrió con todas sus fuerzas, su única intención era detenerlo. Sabía que Marcos era capaz de cualquier cosa y, al ver su expresión dese
Marcos avanzaba con paso apresurado por la terminal del aeropuerto, ocultando su ansiedad bajo una máscara de aparente tranquilidad.Su objetivo era claro: salir del país antes de que lo atraparan. Había tomado precauciones, pagado en efectivo y evitado cámaras en la medida de lo posible, pero algo dentro de él le decía que la suerte no estaba de su lado.La policía lo estaba buscando así que con ayuda de su amigo y jefe, salió del país sin ser detectado. Llegaría a Brasil al salir del aeropuerto, a casa de una ex novia de cuando era muy joven.Cuando llega a la terminar del aeropuerto, retira su maleta, mientras siente una presión en la nuca. Una sensación que no podía ignorar. Apenas cruza la primera linea de seguridad, una mujer lo guía hacia un cuarto, allí un grupo de policías lo esperaban junto a un abogado de Gregory. Todo hecho en menos de 74 horas.—Señor, acompáñenos, por favor —dice uno de los oficiales con voz firme.—¿Qué sucede?Marcos intentó fingir desconcierto, pero c
Gregory descansaba en la cama del hospital, con el sonido de los monitores de fondo y el aroma a desinfectante impregnando el ambiente.A pesar del dolor en su estómago, intentaba mantenerse sereno, especialmente por Ana y los niños. Sin embargo, su tranquilidad se vio interrumpida cuando la puerta se abrió de golpe.—¡Buenos dias! ¡Señor Samaniego! —exclama un oficial de policía al entrar —. Tenemos noticias sobre Marcos.Gregory se endereza con esfuerzo, sintiendo un latido de ansiedad recorrer su pecho.—¿Lo atraparon? —pregunta con voz tensa.El oficial asiente.—Intentaba salir del país con una cantidad considerable de dinero en efectivo. Fue detenido en la frontera cuando los agentes notaron su comportamiento sospechoso. Está bajo custodia y enfrentará varios cargos, entre ellos homicidio.Gregory exhaló, dejando caer la cabeza sobre la almohada. Un peso enorme se había levantado de sus hombros.—Gracias por avisarme. ¿Ana lo sabe?—Estamos informándoles a los familiares afectad
Ana abre los ojos sintiendo una mezcla de emoción y nervios. Hoy era el día de su boda con Gregory, su alfa, el hombre que le había demostrado que el amor verdadero existía.—Buenos días, futura señora de Gregory —bromea Valentina, entrando en la habitación con una sonrisa traviesa.—Buenos días, mi amor —responde Ana, acariciando el rostro de su hija.—Mamá, estás temblando —intervino Diego, mirándola con preocupación—No te preocupes te llevaré al altar.—Es normal, cariño. Es un gran día. Y gracias por acompañarme —responde Ana con una sonrisa temblorosa.Mientras sus hijos la abrazaban, su madre, entra en la habitación con un equipo de estilistas.—¡A trabajar! Tenemos una novia que embellecer —exclama su madre, frotándose las manos con emoción.Ana ríe nerviosa mientras se deja llevar por el torbellino de maquillaje, peinado y vestidos. La maquillista, Britani, se acerca con sus brochas y una gran sonrisa.—Hoy es tu día, Ana. Vas a brillar como nunca —dice Britani, comenzando su
El día que conocí a Carlos, no imaginé que todo cambiaría para siempre.Fue una tarde con un solazo del mismo demonio, una de esas en las que el calor del Caribe se siente en cada rincón y el mar parece invitarte a sumergirte en su azul profundo. Estaba en la playa llamada Bocachica con unas amigas y mi hermana menor, disfrutando del sol con la brisa fresca, cuando lo vi por primera vez.Él estaba sentado en las rocas donde las olas chocaban una y otra vez, con una sonrisa que me pareció casi mágica. No sé cómo, pero mi loba rugió al hacer contacto con sus ojos verdes.Nos miramos un par de segundos, y de inmediato, fue como si el mundo a nuestro alrededor desapareciera momentáneamente. Él se puso de pie, vestía solo unos pantalones cortos con la parte superior de su cuerpo al aire mostrando lo hermoso y buen tonificado de su cuerpo y se lanzó al vasto mar, no sin antes dedicarme una sonrisa que me desarmó por completo.—¡Amiga, te sonrío!—chismosea Isamar al darse cuenta de que me qu
Suspiroprofundamente antes de continuar.Los mensajes anteriores eran aún peores. Me mordió los labios y sustituí eso con las uñas. Me mordí las uñas por los nervios por ese estúpido mensaje, pero continúe leyendo.Kenia: "¿Quién es la mujer Omega de la foto con los niños?"Carlos: "Es mi Luna. Pero no te preocupes, ella viaja mucho por trabajo. Soy yo quien está a cargo de los niños, así que las cosas no son como parecen."Kenia: "¿En serio? Pensé que estaba contigo."Carlos: "No, no te preocupes. La relación está rota desde hace tiempo. Ella no me satisface. Ella me descuida mucho. Siempre está escribiendo o viajando. Tú eres lo único que me hace sentir vivo."Sentí como si alguien me hubiera golpeado en el estómago. Mi visión se nubló y el sonido del tic-tac del reloj en la pared se volvió insoportable.¿Cómo había llegado a esto? ¿Cómo había permitido que nuestra relación se convirtiera en una mentira tan grande?Las lágrimas caían silenciosamente por mi rostro mientras continuaba