Emma LeytonMe encontraba sumida en un torbellino de emociones. La forma en que Maxwell me había menospreciado, me afectó más de lo que estaba dispuesta a admitir. Sin embargo, la imagen de Maxwell con otra mujer, ignorando mi presencia, encendió una chispa de indignación en mí. Aquello no solo lastimó mi orgullo, sino que despertó una ira que no sabía que tenía. Aquella sensación de ser desplazada y menospreciada me hizo replantearme muchas cosas.La primera que al diablo, con lo que dijera Maxwell, no tenía por qué aguantarlo, era un promiscuo, empedernido, impertinente y grosero, segundo, no necesitaba que me cuidara, yo podía hacerlo mejor, de todas maneras hasta ahora lo había hecho y estaba ilesaCon esa determinación en mi mente, decidí salir de allí y centrarme en lo que verdaderamente me importaba, buscar los responsables de lo que le había ocurrido a mi padre y encerrarlos, y Maxwell se podía ir al mismísimo infierno si era necesario, pensé, tomé el bolso que cargaba y come
Maxwell CraneLa vi salir, pero como no estaba vestido, regresé a mi habitación donde Ligia me estaba esperando, apenas me vio, se me lanzó encima para besarme, pero yo aparté el rostro, y la tomé por los brazos alejándola de mí, a decir verdad, no quería quitarme la sensación de los labios de Emma, a pesar de que me había mordido y causado una leve herida en los míos.Ligia entrecerró los ojos y una expresión de molestia se dibujó en sus labios.—¿Qué ocurre? ¿Por qué no me quieres besar? —preguntó.—Ligia necesito que te vistas y te vayas de mi casa —ella me miró con incredulidad, pero antes de que pudiera decir algo, yo me adelanté—, tuviste razón, todo fue por Emma, hasta hacerte el amor hace un momento lo hice pensando en ella, hacerte gritar para que escuchara y se incomodara.Ante mis palabras la mujer me miró con incredulidad, mientras negaba por la cabeza.—Eres mucho peor de lo que imaginé… un completo desgraciado como ella te dijo, aunque yo sabía en lo que me metía, no por
Emma LeytonMaxwell permaneció allí, parado, mirándome con una expresión que no pude descifrar completamente. Sus labios se movieron, pero yo estaba sumergida en mi propio dolor, incapaz de escuchar una sola palabra que pudiera salir de su boca.Mi mente estaba nublada por la ira y el dolor. Cerré los ojos con fuerza, apretando los puños, sintiendo la rabia inundarme por completo.—¡Vete de aquí! ¡Fuera! ¡No quiero verte! ¡Vete! ¡Eres un maldito monstruo! —grité con todas las fuerzas que me quedaban, incapaz de soportar la presencia de Maxwell en ese momento.Mis emociones se desbordaron, el odio y la tristeza eran demasiado abrumadoras. Me sentí perdida en un mar de emociones encontradas, incapaz de racionalizar o controlar mi dolor. Las lágrimas continuaron cayendo mientras deseaba con todo mí ser que Maxwell desapareciera de mi vista para siempre.Maxwell CraneMe quedé frente a Emma, atónito ante sus palabras. No esperaba ser señalado como culpable de nada. Mi expresión pasó de co
Thalía KontosCuando escuché a la madre de Zachary decir lo que había dicho el médico, no pude evitar salir corriendo a su habitación, el miedo me atenazaba por dentro, el dolor y la tristeza se alojaban en mi interior como huéspedes no deseados, tenía que hablar con él, no podía rendirse y dejarme sola, él era mi fuerza, mi valentía.Corrí hasta la UCI, sabía cuál era el procedimiento, mientras estaba desinfectándome para entrar, una de las enfermeras me encontró.—¿Qué hace? —me preguntó.—Yo necesito entrar… a hablar con él, por favor —expresé en tono suplicante.—Lo siento señorita, pero no puede pasar —dijo con firmeza, y de mala manera la enfermera mirándome con hostilidad.Sin embargo, no estaba dispuesta a ceder, me paré frente a ella con las manos en la cintura sin dejar de mirarla.—¿Por qué no puedo… pasar? —inquirí con firmeza.—Las visitas para él de cualquier persona están restringidas por instrucciones del médico, por eso no puedo dejarla entrar —declaró la enfermera co
Thalía KontosLa enfermera que había llevado a los guardias palideció e intento defender su postura frente a Zachary mientras la otra lo revisaba. —Pero señor, el doctor ha ordenado que la señora se retire de la habitación, no puede quedarse aquí—objetó la mujer.—Entonces, llame al médico… y dígale que a mi mujer… nadie la quita de mi lado —pronunció con firmeza.—Déjenla estar, no la saquen —ordenó la otra enfermera, mirando a Zachary—. ¡Esto es un milagro! Con esa exclamación salió corriendo a buscar el médico, mientras que la otra salía asustada por la actitud de Zachary.Entretanto, él me miró con una sonrisa y una expresión de adoración en su mirada.—Yo no soy… mentiroso —pronunció con firmeza, aunque con voz débil.Yo me aferré a su mano con ternura y asombro, sintiendo una mezcla de esperanza y sorpresa ante su súbita reacción.—Ahora no lo eres… porque has despertado… ¿Estás bien? —pregunté, apenas conteniendo el alivio y la emoción.Él asintió levemente, con un destello
Alexis Kontos No sé si eso era la mayor locura que estaba cometiendo en mi vida, pero no podía dejar que ese desgraciado tuviera a mi familia de rodillas.Ver la preocupación en el rostro de Tarah por su hermano, y el dolor de mi hija por ver al hombre que ama entre la vida y la muerte, no es una situación que quiero repetir en mi vida, por eso cuando recibí el resultado de la investigación, no dudé en ir a enfrentar a mi enemigo.Pese a ello, no sabía qué vínculo los unía a todos, para que toda esa gente quisiera lastimarnos. Conduje en silencio, ni siquiera quise poner la música en el reproductor del auto, concentrado como estaba en resolver de una vez por todas esta situación.Cuando llegué al edificio donde residía el responsable, aunque no el autor principal, estacioné el auto y me tomé unos segundos para recobrar la compostura, porque debía estar sereno, por mucha rabia que tuviera debía actuar con sangre fría.Respiré profundamente, saqué el arma de la guantera del auto y me
Alexis KontosComencé a contar, desde tres, y enseguida Anthony se rindió y comenzó a decir todo lo que sabía.—Voy a decirte la verdad… es Rosmar… Tremblay —me dijo Anthony. Fruncí el ceño porque no conocía a nadie con ese nombre, aunque el apellido era similar al de Paul, el primer esposo de Tarah.—También puedes conocerla como Rosmary Lanson —agregó y enseguida mi rostro palideció, y de manera involuntaria di dos pasos atrás y él siguió hablando —, ella me dijo que tenía una deuda pendiente con usted y con Thalía y su esposo con Tarah, porque como primo segundo de Paul, y familiar más cercano, esperaba que a su muerte el dinero fuera a parar a sus manos, pero él le dejó todo a ella y a su hijo.—¿Dónde puedo encontrarla? —pregunté reponiéndome de la sorpresa y sin emitir ningún comentario sobre sus palabras.—Se está hospedando en el Hotel Aman de la ciudad… y hay algo más… tienen negociaciones y relación estrechas con los Kempless.Lo miré fijamente, intentando asimilar toda la i
Alexis KontosRosmary pareció sorprendida por mi acusación, sin embargo, sabía que estaba fingiendo, porque sus ojos mostraban un dejo de incomodidad, como si estuviera intentando mantener una fachada de serenidad al dar su respuesta.—No sé de qué estás hablando, Alexis. No tengo motivos para hacerle daño a esa niña, para mí es como si no existiera, no tengo el mínimo interés en ella ni en causarle problemas, ahora si tú te equivocaste permitiéndole involucrarse con cualquiera, ese es tu problema por no haberla sabido criar y mucho menos proteger a la hija que dices tanto amar —respondió con aparente calma, aunque su voz era tensa, y su mirada traicionaba cierta ansiedad.Su negativa no me convenció. Conocía su capacidad para tejer intrigas y manipular situaciones a su favor.—No intentes negarlo, tengo información que me indica lo contrario. Tú eres manipuladora, mentirosa e intrigante. Si has decidido jugar este juego, voy a llegar hasta el final para descubrir la verdad y proteger