Alexis KontosLos días fueron pasando, se convirtieron en semanas, las cosas habían ido mejorando, sin embargo, no podía evitar esa sensación de inquietud que me acompañaba. Thalía se había adaptado bastante bien a su nueva rutina, y parecía estar más relajada en nuestra casa. Sin embargo, había algo que me hacía no confiarme del todo. No podía evitar la impresión de que Anthony aún acechaba en las sombras, esperando el momento adecuado para atacar. Sabía que no se daría por vencido tan fácilmente, y aunque lo tenía vigilado, tenía esa sensación de peligro que no me abandonaba.Le hice saber a Zachary mis sospechas, y me dijo que se encargaría de reforzar la seguridad de Thalía sobre todo porque ahora ella estaba yendo a la escuela de arte.En ese momento estaba en el bufete de mi amigo Maxwell, conversando con él, le estaba haciendo saber mi sospecha.—Max, me preocupa mi hija, no he podido dormir bien, siento que está en peligro y aunque estoy tomando todas las acciones necesarias,
Alexis KontosMaxwell y yo salimos de su despacho, en mi caso más preocupado que como llegué luego de la llegada de la hija de Leyton, debía hallar la manera de neutralizar a Anthony Whitman, porque mientras ese hombre anduviera suelto, seguiría intentando hacernos daño, al parecer tenía una obsesión con nosotros.Cuando bajábamos del ascensor en el piso inferior, vimos a Emma que hablaba con un hombre, al darse cuenta de nuestra presencia se le notó no solo la rabia, sino también la sorpresa.Mi amigo se acercó a ella como un león que acecha a su presa.—¿Qué haces en mi bufete y sonsacando a mis empleados? ¿Sabes que Puedo acusarte de espionaje? —espetó molesto, aunque también con un deje de soberbia en su expresión.Pero si mi amigo creyó que ella iba a quedarse callada, no fue así.—Cada ladrón juzga por su condición, porque como eso fue lo que tú hiciste en la empresa de mi padre… pero no se va a quedar así voy a ir a los medios y te voy a denunciar por perverso, no tengo miedo a
Tarah Kontos Había estado en una reunión en la empresa, cuando salí y caminé directamente a mi despacho, porque había dejado mi teléfono en mi escritorio, cuando lo vi, me di cuenta que tenía varias llamadas perdidas de Alexis, marqué su número para regresarle la llamada, pero repicó una y otra vez, y no respondió. Finalmente, decidí marcar no a su celular, si no al teléfono de la oficina. Apenas repicó dos veces, me atendió su secretario, lo había cambiado a petición mía, porque no quería una mujer trabajando para él, me informó que Alexis había salido con Maxwell a su oficina. En ese momento se escucharon unos golpes en la puerta y apareció Thalía con las manos llenas de bolsas y yo me despedía de mi interlocutor. —¡Hola madrecita! —exclamó Thalía y yo rodeé los ojos simulando fastidio. —Yo no soy mamita, no puedo tener una hija tan grande como tú ¿A qué edad te tuve? ¿A los cinco? —inquirí, pero era una broma que siempre teníamos las dos. —Bueno así como cuando… se compra una v
Thalía Kontos Yo veía la escena como si eso le pasara a otra persona, jamás pensé que Tarah sería capaz de estrellarse en el auto, pensé que solo se trataba de una broma, pero cuando vi que impactó en la parte trasera del hermoso auto de colección de mi padre, por poco termino infartada, definitivamente ella era una mujer de armas tomar. Vi cómo le reclamó y como la otra chica salió cojeando por la calle, me causó pesar porque se veía que si había tenido un problema con su pie. Cuando Tarah se subió al auto, yo me quedé viéndola con reproche. —No me mires como si estuviera loca, tu padre debe aprender, si quiso tener esposa, no solo va a tener las rosas que trae el matrimonio, sino que también debe aceptar las espinas, porque un hombre comprometido no debe estar riéndose con otra —sentenció. —Pero es que mi papá… nunca se ríe con nadie, es el hombre… más serio y distante con el sex0 opuesto… que conozco —dije creyendo que con ese alegato lo defendía, pero segundos después me di cu
Thalía Kontos—No voy a preguntarle nada… porque yo no creeré nada que venga de ti… no voy a darte la satisfacción… y a él la tristeza de no creer en su palabra. Eso no funcionará conmigo. Y ahora te pido que me sueltes, porque si no lo haces, voy a empezar a gritar y no creo que eso te guste —amenacé.Se quedó viéndome con una expresión seria, pero cuando vio la determinación en mi mirada, se dio cuenta que no estaba jugando, si no que hablaba en serio y finalmente me soltó.Sin embargo, y a pesar de haberle dicho que no me importaba, las palabras de Anthony habían causado mellas en mi interior, una profunda tristeza en mi corazón y cientos de preguntas en mi mente, me sentía confundida y preocupada ¿Podría ser verdad lo que decía? ¿Zachary realmente tenía segundas intenciones al estar conmigo? Me mordí el labio, sin saber qué hacer.Anthony se alejó con una sonrisa de satisfacción, porque a pesar de todo había sembrado la semilla de la duda en mi mente. Me quedé mirando su figura al
Emma LeytonDecidí salir de la habitación de mi padre, necesitaba pensar y tomar una decisión, no quería conducir, solo caminar mientras los recuerdos me inundaban, caminé, no sé por cuanto tiempo, hasta que me encontré frente a las instalaciones de la empresa de Leyton Tecnología.Había retrasado el momento para ir a recoger las cosas de mi padre en la que había sido su oficina, porque sentía que no estaba lo suficientemente preparada, pero pensé que quizás había llegado el momento de ir.Cuando llegué a las instalaciones de la empresa, la gente me miró con recelo, sin embargo, no me pusieron objeción para que entrara, porque al fin de cuenta yo seguía siendo socia de la empresa con un 15%.Subí en el ascensor hasta llegar a la oficina que había sido de mi padre. La secretaria apenas llegué, se levantó a recibirme con una expresión mezcla de lástima y de tristeza en su mirada.—Lo siento mucho, señorita, sé lo mucho que ama a su padre y lo difícil que debe ser todo esto para usted… d
Tarah Kontos Estiré mi cuerpo con pereza, no pude evitar sonreírme, porque siempre cuando intentaba castigar a Alexis, terminaba yo autocastigándome y rendida ante él. Lo vi dormir y aproveché a acariciar su pecho con suavidad, esperando que no se diera cuenta, al mismo tiempo que acercaba mis labios y dejaba un reguero de besos. Sé que soy débil, pero era imposible no serlo ante semejante monumento de hombre, después de nuestra reconciliación no solo amanecimos juntos, sino que ya estábamos en las primeras horas de la tarde y aún estábamos en la cama, aunque cuando amaneció, me trajo el desayuno a la cama, comimos y volvimos a estar juntos antes de quedarnos dormidos de nuevo. Cuando alcé la vista, me miraba con intensidad. —Tienes una sonrisa que ilumina el día —dijo Alexis con una voz ronca y una mirada llena de deseo. Reí suavemente mientras continuaba acariciando su pecho. —No es mi culpa, es tu culpa por ser tan irresistible. Él se rio y me atrajo hacia él para un beso
Tarah Kontos El rostro de Alexis se llenó de furia y sus ojos despedían una mirada asesina mientras se levantaba de la mesa, con la clara intención de ir a buscar a mi hermano. Mi corazón latió con fuerza al verlo caminar hacia la salida, preocupada por lo que podría suceder a continuación. Lo retuve sosteniéndolo con fuerza del brazo. —¡No hagas eso! Estás actuando como no debes. Sabes que tu hija ha sufrido mucho, y después de conocer a mi hermano sonríe y es feliz, de estar embarazada para ella sería una absoluta felicidad y para él también. Porque ambos se aman ¿Acaso no lo has visto? —Tu hermano no solo se atrevió a comerse el mandado antes, sino que de paso dejó embarazada a mi hija —pronunció indignado. —¿Y qué? Ella no es ninguna chiquita, no puedes oponerte ahora a Zachary, cuando debiste hacerlo fue cuando se casó con Anthony y era casi una niña, no lo hiciste, por el contrario, la apoyaste, incluso no me dejaste a mí a que desenmascarara al desgraciado, ahora me parec