Alexis KontosCuando me di cuenta de que se encontraba en asiento trasero dormida, con rastros de lágrimas en su rostro. Mi corazón se llenó de preocupación y cariño.Con cuidado, abrí la puerta del auto y me deslicé hacia el asiento trasero junto a Tarah. La miré con ternura mientras acariciaba su cabello y su mejilla.—Tarah, cariño, despierta —le susurré suavemente.Ella hizo un puchero en su boca, pero apenas si se movió, la volví a llamar de nuevo y esta vez Tarah parpadeó somnolienta antes de abrir los ojos y mirarme con sorpresa. Sus ojos se llenaron de lágrimas de nuevo mientras me veía.—Alexis... lo siento mucho, no sé qué me pasó… me sentí tan mal cuando le reclamaste a Gregory por Lissa —dijo con voz temblorosa.—Shh, no te preocupes, Tarah. Estoy aquí porque quiero hablar contigo, que aclaremos lo ocurrido y porque me importas mucho. —Le acaricié la mejilla y le limpié las lágrimas con mis dedos—. Te amo, y no quiero que nuestros celos y peleas nos separen.Tarah me miró
Alexis KontosMi corazón dio un vuelco de sorpresa y alegría al escuchar la noticia. Miré a Tarah con amor y asombro.—Estás embarazada, cariño. —Le dije con voz entrecortada, mis ojos llenos de lágrimas de felicidad.Tarah sonrió débilmente y asintió. —Parece que sí, Alexis, estamos esperando un bebé.Mis emociones se desbordaron, y la abracé con ternura. Sabía que este era un momento especial y que estábamos a punto de comenzar una nueva etapa en nuestras vidas.—Voy a cuidarte y cuidar de nuestro bebé, Tarah —le aseguré.En ese momento el médico salió del consultorio y nos quedamos solos, ambos pensando en la noticia. Sin embargo, segundos después algo estaba rondando en mi cabeza, y es que quería obligar a Tarah a confesar que la pelirroja y ella eran la misma persona, así que de pronto me puse serio.—¿Cuántas semanas de embarazo tienes? —comencé a decir—, porque ahora me estoy recordando de las fotografías donde aparecías con un extraño y de tu chupón en el pecho. ¿Me vas a con
Tarah Kontos. Miré la peluca con una expresión de sorpresa y preocupación en mi rostro. Mis ojos se encontraron con los suyos, no pude evitar tensarme, mientras buscaba una respuesta que no me dejara en evidencia. —Alexis, yo... —empecé a decir, pero sentí mi boca seca, y las palabras se quedaron atascadas en mi garganta. El ceño de Alexis se frunció, esperando una explicación de mi parte. me había atrapado en una mentira. —¿Por qué tienes una peluca pelirroja? ¿Me vas a decir la verdad, por fin, Tarah Kontos? —preguntó con firmeza mirando fijamente mi rostro. Suspiré profundamente antes de finalmente hablar, no tenía ninguna excusa que dar, más que decir la verdad. —Alexis, esa peluca es mía… porque la pelirroja que conociste en el bar, fui yo disfrazada. Yo me quedé viéndolo, esperando su reacción, pensando que se iba a molestar, pero segundos después, lo vi acercarse a mí con una sonrisa de oreja a oreja.—Al fin logré que confesaras que eras la pelirroja que conocí en el ba
Thalía KontosTodo me parecía tan irreal, tenía la impresión de estar en un sueño, no podía creer que por fin iba a empezar una nueva vida… al principio cuando Anthony se alejó, pensé que nunca podría recuperarme, deseaba morirme, por no ser lo suficientemente buena para él.Lamentablemente, a veces no nos damos cuenta de que estamos en una relación tóxica, nos acostumbramos a los abusos y las humillaciones, pero poco a poco, me di cuenta de que merecía algo mejor. Había sido un camino doloroso, pero aquí estaba, comenzando una nueva etapa de mi vida, llena de esperanza y posibilidades. Abracé a mi padre, quien me sostuvo con fuerza entre sus brazos.—Estoy orgulloso de ti mi amor —pronunció con voz quebrada, a punto de llorar.—Gracias a ti papá… por no dejarme sola… y apoyarme —dije.Al soltar a mi padre, vi a Zachary quien me miraba con una sonrisa de adoración, me acerqué a él quien me abrazó con ternura.—Gracias por darme… la fuerza y mostrarme lo valiosa… que soy, no habría po
Thalía KontosZachary y yo compartimos un beso apasionado bajo la mágica luz de las velas. Era un beso lleno de amor, promesas y pasión, uno que sellaba nuestra conexión y el comienzo de una nueva etapa en nuestras vidas.Cuando finalmente nos separamos, nuestros ojos brillaban con emoción y felicidad. Zachary tomó mi mano y me guio hacia la mesa preparada con una deliciosa cena. —Espero te guste, mandé a preparar especialmente tu comida preferida —me dijo mientras tomaba con el cubierto un bocado de pollo con crema de champiñones y lo llevaba a mi boca. Lo comí saboreando el exquisito sabor y la deliciosa textura, cuando tragué, me quedé mirándolo con amor. —Me estás consintiendo demasiado ¿No temes mala acostumbrarme? —pregunté sin poder contener la emoción en mi pecho, porque aparte del amor que me profesaba mi padre, nunca me había sentido tan amada por nadie más hasta ese momento.—Por supuesto que no, y desde ahora en lo adelante debes a acostumbrarte que solo voy a consentir
Alexis KontosLos días fueron pasando, se convirtieron en semanas, las cosas habían ido mejorando, sin embargo, no podía evitar esa sensación de inquietud que me acompañaba. Thalía se había adaptado bastante bien a su nueva rutina, y parecía estar más relajada en nuestra casa. Sin embargo, había algo que me hacía no confiarme del todo. No podía evitar la impresión de que Anthony aún acechaba en las sombras, esperando el momento adecuado para atacar. Sabía que no se daría por vencido tan fácilmente, y aunque lo tenía vigilado, tenía esa sensación de peligro que no me abandonaba.Le hice saber a Zachary mis sospechas, y me dijo que se encargaría de reforzar la seguridad de Thalía sobre todo porque ahora ella estaba yendo a la escuela de arte.En ese momento estaba en el bufete de mi amigo Maxwell, conversando con él, le estaba haciendo saber mi sospecha.—Max, me preocupa mi hija, no he podido dormir bien, siento que está en peligro y aunque estoy tomando todas las acciones necesarias,
Alexis KontosMaxwell y yo salimos de su despacho, en mi caso más preocupado que como llegué luego de la llegada de la hija de Leyton, debía hallar la manera de neutralizar a Anthony Whitman, porque mientras ese hombre anduviera suelto, seguiría intentando hacernos daño, al parecer tenía una obsesión con nosotros.Cuando bajábamos del ascensor en el piso inferior, vimos a Emma que hablaba con un hombre, al darse cuenta de nuestra presencia se le notó no solo la rabia, sino también la sorpresa.Mi amigo se acercó a ella como un león que acecha a su presa.—¿Qué haces en mi bufete y sonsacando a mis empleados? ¿Sabes que Puedo acusarte de espionaje? —espetó molesto, aunque también con un deje de soberbia en su expresión.Pero si mi amigo creyó que ella iba a quedarse callada, no fue así.—Cada ladrón juzga por su condición, porque como eso fue lo que tú hiciste en la empresa de mi padre… pero no se va a quedar así voy a ir a los medios y te voy a denunciar por perverso, no tengo miedo a
Tarah Kontos Había estado en una reunión en la empresa, cuando salí y caminé directamente a mi despacho, porque había dejado mi teléfono en mi escritorio, cuando lo vi, me di cuenta que tenía varias llamadas perdidas de Alexis, marqué su número para regresarle la llamada, pero repicó una y otra vez, y no respondió. Finalmente, decidí marcar no a su celular, si no al teléfono de la oficina. Apenas repicó dos veces, me atendió su secretario, lo había cambiado a petición mía, porque no quería una mujer trabajando para él, me informó que Alexis había salido con Maxwell a su oficina. En ese momento se escucharon unos golpes en la puerta y apareció Thalía con las manos llenas de bolsas y yo me despedía de mi interlocutor. —¡Hola madrecita! —exclamó Thalía y yo rodeé los ojos simulando fastidio. —Yo no soy mamita, no puedo tener una hija tan grande como tú ¿A qué edad te tuve? ¿A los cinco? —inquirí, pero era una broma que siempre teníamos las dos. —Bueno así como cuando… se compra una v