Bárbara Summer.Lo primero que hice fue buscar un lugar tranquilo para ocultarme y reflexionar sobre mi situación. Me sentía inquieta, con el temor latente de que pudieran encontrarme en cualquier momento.Recordé la conversación que tuve con mi madre hace unas semanas. Estaba embarazada y ella se negó a ayudarme. En mi desesperación, decidí llamar a mi madrina de bautizo, la única persona que podría ayudarme y podía confiar, porque mi madre y ella habían tenido desavenencias, porque no le gustaba la forma de comportarse mi madre y mucho menos la manera de cómo me estaba criando, pero en esa oportunidad, me dijo que si algún día la necesitaba que no dudara en buscarla y pedirle ayuda, que siempre estaría para mí.Así que había llegado el momento de probarla, con la única moneda que tenía dentro de mi ropa, pedí para hacer una llamada, me sabía su número de memoria porque algunas veces la había llamado.—¡Madrina! —dije al contestar ella la llamada—. ¡Por favor, necesito tu ayuda!“¿B
Bárbara Summer.Mis ojos se abrieron con sorpresa ante la pregunta de la chica. Su semblante, aunque frágil, expresaba una seguridad y certeza que me inquietaba. Me tomó unos segundos procesar sus palabras mientras intentaba disimular mi nerviosismo.—Lo siento, creo que me estás confundiendo con alguien más. Mi nombre es Aranza García —respondí tratando de ocultar mi ansiedad.La chica frunció el ceño, como si estuviera tratando de recordar algo importante. Parecía estar convencida de conocerme, y eso me preocupaba profundamente.—No, no me equivoqué. Estoy segura de que te conozco. Mi nombre es Georgina Harper, soy reportera del principal canal de televisión de Montreal y te vi cuando cuando estabas haciendo una denuncia en contra de Zucker Hall por maltrato, de hecho creo que el bebé que esperas es de él, estoy segura de no equivocarme, sé que eres Bárbara —insistió con firmeza.Traté de mantener la compostura y disimular mi inquietud. Ella parecía segura de sí misma, pero yo insis
Georgina Harper—¿Cómo es posible? Pensé que… —mis palabras se entrecortaron mientras trataba de procesar la revelación—. Pero, si no es de Zucker, ¿De quién es entonces?Vi su expresión de alivio mientras se llevaba una mano a su pecho.—Es de Lawson… el hermano gemelo de Zucker —respondió con precaución, observando mi reacción.Yo me quedé impactada, abrí la boca varias veces, sin saber qué decir, evidentemente estaba sorprendida por la noticia. No pude evitar que mis ojos se llenaran de incredulidad, tratando de asimilar lo que acababa de revelarme.—¿Lawson? No puedo creerlo… —murmuré por fin, completamente desconcertada—. Eso significa que… le montaste los cuernos a Zucker con su propio hermano.—No vale, no me creas tan desgraciada… aunque lo que hice no es mejor… yo tomé un preservativo del cuarto de Zucker el semen lo coloqué en una inyectadora y me lo inyecté… —yo abrí los ojos, sin poder disimular mi sorpresa —pensé que era de él, pero al día siguiente supe que era de su gem
Georgina HarperEstaba muy nerviosa, mis dedos temblaban al sostener el teléfono. La respiración se me entrecortaba mientras esperaba su respuesta. Había anticipado este momento, pero la realidad era más abrumadora de lo que esperaba.“Georgina, no tengo nada que hablar contigo. Ya es demasiado tarde para explicaciones, ¡Abortaste a mi hijo!” la voz de Zucker sonaba fría y llena de desdén.—¡Pero no fue mi culpa! —Mi protesta fue un susurro perdido en la tempestad, no escuchado, no atendido—. Por favor, solo escúchame… —imploré, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escaparse—. Hay cosas que necesitas saber.“No quiero saber nada de ti. Eres una manipuladora, una mentirosa ¡Tú y Bárbara han sido una desgracia en mi vida! ¿Qué más puedes decirme que cambie lo que hiciste? Abortaste a mi hijo, le arrancaste su vida sin ningún remordimiento y eso no te lo voy a perdonar jamás”.—¡No! ¡Eso no es así!“¡Maldit4 mujer no sigas mintiendo! Cómo me gustaría tenerte al frente y arranc
Gregory JacksonmanLa sala de reuniones estaba repleta de ejecutivos serios, discutiendo cifras y estrategias de expansión. Mis ojos seguían la conversación con atención, pero una parte de mi mente siempre estaba anhelando el momento en que podría volver a casa. Era un día crucial para la empresa, estábamos en medio de negociaciones importantes con inversores clave que podrían cambiar el rumbo de nuestros proyectos futuros y hacer crecer nuestra empresa.Sin embargo, en el fondo de mi mente, algo se sentía diferente. La tensión en el ambiente parecía vibrar de manera distinta, aunque no sabía exactamente por qué.En medio de la discusión sobre los informes financieros trimestrales, mi teléfono vibró sutilmente en mi bolsillo. Ignorando la mirada de reproche de uno de los inversores, revisé el mensaje. Era de Emma, mi cuñada."Gregory, Lissa ha comenzado con unos dolores. No quiero alarmarte, pero creo que deberías venir a casa, porque vas a ser papá."Mis ojos se abrieron ligeramente
Gregory JacksonmanEstaba sentada en la cama del hospital, sosteniendo a nuestra hija en sus brazos. Su rostro radiaba una alegría indescriptible mientras contemplaba a la recién llegada con ojos llenos de amor y admiración. Era una escena conmovedora, ver a mi esposa sosteniendo a nuestra pequeña con una sonrisa llena de pura felicidad.—Gregory, mírala, es tan hermosa —dijo Lissa con voz suave y conmovida, sin apartar la mirada de nuestra hija.Me acerqué a ella, observando con asombro a nuestra bebé. Sus pequeñas manitos, se movían con delicadeza, y su mirada, aunque recién abierta al mundo, parecía llena de curiosidad y asombro. Acaricié su mejilla con ternura, sintiendo una conexión instantánea con ese ser diminuto que ya ocupaba un lugar tan grande en mi corazón, es que por ella estaba dispuesto a enfrentar al mundo si era necesario.—Es perfecta, Lissa. Es un milagro —susurré, con los ojos brillantes de emoción.Mientras disfrutábamos de ese momento de dicha, mis padres entraro
Lissa Kempless—¡Claro que sí! ¡Por supuesto que estoy de acuerdo! ¡Gracias, por esta oportunidad! —exclamé emocionada, abrazando a mi padre y a mi hermano, con lágrimas de felicidad, deslizándose por mis mejillas.La emoción llenó la habitación. Mientras todos celebraban conmigo, sabía que pertenecía a los Crane, tenía padres, hermanos, pero jamás imaginé que podía llevar el apellido de mi familia, y la idea de llevarlo me emocionaba profundamente, porque no había nada que deseara más que dejar de llevar el apellido del hombre que le hizo daño a mi madre y que me separó de ella.Nos abrazamos todos, compartiendo la alegría y la felicidad de este nuevo paso en mi vida.—Seré una Crane Rafferty —dije emocionada.Justo en ese momento vi a mi padre, quien miraba a Emerith con una expresión de anhelo y amor en su rostro. Se acercó a ella con determinación en sus ojos, su mirada llena de un anhelo sincero y un profundo amor.—Emerith, necesito hablar contigo, aquí teniendo a nuestros hijos
Emma Leyton Decidí ir tras mi madre, mientras pensaba que le diría, a pesar de su negativa de aceptar a Massimo vi una expresión en su mirada, como si le pesara decirle que no. Así que caminé hacia la habitación, como la puerta estaba entreabierta, no toqué, sino que entré de una vez. Caminé de manera silenciosa y la vi sentada con un álbum de fotos en su pierna, se trataba de nuestras fotografías familiares. Alzó la vista al escuchar mis pasos y me dio una mirada de tristeza, me senté a su lado y le di un abrazo para consolarla. —Mamá, ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan triste? ¿Por qué rechazaste al papá de Lissa? ¿Acaso no sientes nada por él? —pregunté con preocupación y tristeza en mi voz. Mi madre se quedó en silencio por un momento, con la mirada fija en la foto de papá. Suspiró profundamente antes de responder, tratando de contener el llanto. —Emma, cariño, es complicado. No quiero fallarle a tu padre. No puedo… —sus palabras se entrecortaron mientras luchaba por controlar