Zucker HallMientras la besaba, la mujer me tomó de la mano y me condujo hacia el sofá. Intentó acercarse más, buscando un contacto físico más estrecho, pero algo en mí se resistía. Mi mente divagaba entre la frustración y el desconcierto.Yo dejé de besarla y me separé, pero ella se acercó más, sus labios se posaron en los míos en un intento por encender la chispa de la pasión. Sin embargo, mi respuesta fue fría, distante. No sentí el deseo que esperaba encontrar en ese momento.Lo intenté, pero en ese instante, en medio de aquel beso, todo lo que vi fue el rostro triste de Georgina, su mirada apesadumbrada que se reflejaba en mi mente como un eco constante.Cerré los ojos por un momento, tratando de apartar esa imagen de mi cabeza, pero su presencia era ineludible.Al notar mi falta de respuesta, la mujer se apartó lentamente, su semblante mostraba desconcierto y cierta desilusión. Me observó con cierta expectativa, buscando una explicación que en ese momento era difícil de ofrecer.
Georgina Harper. —¿De qué tipo de complicaciones me está hablando? ¿Qué significa esto para mi bebé? —pregunté con voz temblorosa, luchando por contener las emociones que amenazaban con desbordarse. La Dra. Mendoza tomó mi mano con delicadeza, transmitiendo tanto preocupación como compasión. —Hay señales de irregularidades en el desarrollo del feto. Necesitamos realizar más pruebas para determinar con precisión qué está sucediendo y qué impacto podría tener en tu bebé. El temor y la incertidumbre se intensificaron. Cada fibra de mi ser estaba llena de preocupación por la salud de mi hijo. Las lágrimas caían sin control por mis mejillas mientras intentaba procesar la gravedad de la situación. —¿Hay algo que pueda hacer para ayudar a mi bebé? —pregunté con desesperación, buscando alguna manera de proteger a mi hijo—, por favor ayúdeme, no quiero perderlo… ya perdí uno, no podía soportar este nuevo golpe. Dígame doctora ¿Qué hice mal? ¿Por qué me sucede esto a mí? La Dra. Mendoza m
Lawson HallSalí de la casa de mi hermana, dispuesto a arreglar dos cosas, la situación de mi hijo con Bárbara y hacerme cargo de Georgina, desde que la conocí, vi que era una chica centrada, directa, correcta, además de hermosa y no la creía capaz de engañar a mi hermano, tenía planes para ayudarla, porque no pensaba dejarla sola en esos momentos.Me sentí agotado después de varias horas de vuelo, pero no era por el cansancio del viaje porque después de todo no era largo, sino por el agotamiento emocional que tenía por todo lo que estaba viviendo.Me dirigí al centro de salud donde estaba Bárbara aún internada, entré a la habitación, y ella se quedó viéndome con una mezcla de sorpresa y temor en su rostro.Sus ojos reflejaron preocupación, pero la ignoré, sabía que aquella visita lo cambiaría todo.—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Bárbara, con voz nerviosa, mientras trataba de ocultar la inquietud que le embargaba.Me senté frente a ella, manteniendo una postura seria y decidida.
Bárbara Summer.Con la partida de Lawson quedé en un mar de emociones, mientras llevaba la mano a mi vientre, había comenzado ya a sentir los movimientos de mi bebé y era imposible imaginarme la vida sin él.No podía creer que la oportunidad para enmendar mi pasado se desvaneciera cada vez más.¡¿Acaso no tenía derecho a cambiar?! ¿A reconocer mis errores y enmendar mí camino? Yo sé que no había sido buena persona, pero a veces las circunstancias lo llevan a uno a comportarse de una forma que de otra manera no lo haría.Mi madre me crió para seducir a los hombres, para obtener dinero de ellos usando mi cuerpo si era necesario y sacarles todo lo que quisieran. Esa era la única forma de relacionarme que conocía, solo pensaba que el dinero era lo más importante del mundo.Sé que había intentado hacerle daño a Zucker, y por eso arriesgué a mi hijo, pero después de eso, lo sentí por primera vez en mi vientre, sus movimientos parecían el suave aleteo de mariposa y allí supe que había otras
Georgina Harper. —Robert, lo siento, pero no creo que este sea el momento adecuado —respondí con un nudo en la garganta, mirando sus ojos llenos de determinación y amor. Él frunció el ceño, sorprendido por mi respuesta. —Pero, Georgina, te amo y quiero estar contigo en cada paso de este camino, quiero ser parte de tu vida, ayudarte con tu hijo, y hacerte feliz. Por eso te propongo esto, no para quitarte más preocupaciones, sino para compartir esta carga juntos y darte el apoyo que necesitas. Sus palabras eran conmovedoras, pero mi mente estaba tan concentrada en la salud de mi bebé que me costaba pensar en cualquier otra cosa diferente. —Lo entiendo, Robert, y aprecio profundamente todo tu apoyo y amor. Pero con toda honestidad, no estoy segura de sí casarme en este momento sería lo correcto. Mi prioridad ahora es mi tranquilidad, no tengo cabeza para nada más, ni quiero apresurarme a tomar decisiones importantes mientras enfrento esta situación. Robert parecía decepcionado, con
Bárbara Summer.Lo primero que hice fue buscar un lugar tranquilo para ocultarme y reflexionar sobre mi situación. Me sentía inquieta, con el temor latente de que pudieran encontrarme en cualquier momento.Recordé la conversación que tuve con mi madre hace unas semanas. Estaba embarazada y ella se negó a ayudarme. En mi desesperación, decidí llamar a mi madrina de bautizo, la única persona que podría ayudarme y podía confiar, porque mi madre y ella habían tenido desavenencias, porque no le gustaba la forma de comportarse mi madre y mucho menos la manera de cómo me estaba criando, pero en esa oportunidad, me dijo que si algún día la necesitaba que no dudara en buscarla y pedirle ayuda, que siempre estaría para mí.Así que había llegado el momento de probarla, con la única moneda que tenía dentro de mi ropa, pedí para hacer una llamada, me sabía su número de memoria porque algunas veces la había llamado.—¡Madrina! —dije al contestar ella la llamada—. ¡Por favor, necesito tu ayuda!“¿B
Bárbara Summer.Mis ojos se abrieron con sorpresa ante la pregunta de la chica. Su semblante, aunque frágil, expresaba una seguridad y certeza que me inquietaba. Me tomó unos segundos procesar sus palabras mientras intentaba disimular mi nerviosismo.—Lo siento, creo que me estás confundiendo con alguien más. Mi nombre es Aranza García —respondí tratando de ocultar mi ansiedad.La chica frunció el ceño, como si estuviera tratando de recordar algo importante. Parecía estar convencida de conocerme, y eso me preocupaba profundamente.—No, no me equivoqué. Estoy segura de que te conozco. Mi nombre es Georgina Harper, soy reportera del principal canal de televisión de Montreal y te vi cuando cuando estabas haciendo una denuncia en contra de Zucker Hall por maltrato, de hecho creo que el bebé que esperas es de él, estoy segura de no equivocarme, sé que eres Bárbara —insistió con firmeza.Traté de mantener la compostura y disimular mi inquietud. Ella parecía segura de sí misma, pero yo insis
Georgina Harper—¿Cómo es posible? Pensé que… —mis palabras se entrecortaron mientras trataba de procesar la revelación—. Pero, si no es de Zucker, ¿De quién es entonces?Vi su expresión de alivio mientras se llevaba una mano a su pecho.—Es de Lawson… el hermano gemelo de Zucker —respondió con precaución, observando mi reacción.Yo me quedé impactada, abrí la boca varias veces, sin saber qué decir, evidentemente estaba sorprendida por la noticia. No pude evitar que mis ojos se llenaran de incredulidad, tratando de asimilar lo que acababa de revelarme.—¿Lawson? No puedo creerlo… —murmuré por fin, completamente desconcertada—. Eso significa que… le montaste los cuernos a Zucker con su propio hermano.—No vale, no me creas tan desgraciada… aunque lo que hice no es mejor… yo tomé un preservativo del cuarto de Zucker el semen lo coloqué en una inyectadora y me lo inyecté… —yo abrí los ojos, sin poder disimular mi sorpresa —pensé que era de él, pero al día siguiente supe que era de su gem