Landon HallLuego de unos minutos de silencio, Jessica pareció más calmada, aunque seguía mirándome con desconfianza.—Está bien, te daré una oportunidad para demostrar tu inocencia. Pero no te confundas, no es porque crea en ti, es porque necesito saber la verdad sobre lo que pasó con mi hermana. Si descubro que estás mintiendo, que tu intención es ocultar algo o que fuiste tú el responsable de sí muerte, no dudaré en hacer lo que sea necesario para encontrar justicia, así sea por mis propias manos —dijo, con firmeza en su voz.Asentí, comprendiendo la gravedad de su situación y la importancia de esclarecer lo sucedido. No podía imaginar el dolor y la frustración que Jessica debía sentir al buscar respuestas sobre la muerte de su hermana.—Entiendo. Haré todo lo posible por encontrar la verdad. El verdadero responsable va a pagar, porque yo no lo hice, por muy molesto que estuviera, jamás sería capaz de asesinar —aseguré.Jessica asintió, aceptando mi oferta, aunque su expresión segu
Landon HallElla me tomó el brazo y yo aparté su mano con asco, no soportaba ver su expresión de hipocresía, estaba tan decepcionado porque lo había dado todo por ella para que saliera con eso.—No hay nada que explicar, Jane. Todo está claro, allí lo tiene, no se trata de un amante, sino que has tenido varios, no te preocupes, no necesitas fingir más. Esto se acabó. Me habría gustado que hubieses sido sincera conmigo y decirme de frente que ya no querías ninguna relación, pero haberlo hecho de esa manera, es ruin, qué decepción, saber que no eres la mujer que yo pensé —dije con firmeza, mi voz apenas conteniendo la decepción y el dolor que sentía.Jane parecía aturdida, sus ojos se llenaron de lágrimas y su semblante reflejó remordimiento. Trató de acercarse, pero me aparté, incapaz de soportar su presencia en ese momento.—Landon, por favor, déjame explicarte, fue un error, yo... —comenzó a decir con voz temblorosa.—¡No hay nada que puedas decir para justificar esto, Jane! —exclamé
Emma LeytonEl tono de la mujer era desgarrador, sus palabras y su voz transmitían una profunda confusión y desesperación. Mis sentidos se agudizaron tratando de comprender mejor mi entorno, pero la oscuridad seguía siendo abrumadora.—Tranquila, ¿Cómo te llamas? ¿Recuerdas tu nombre? —pregunté, intentando mantener la calma y brindarle algo de consuelo en medio de la oscuridad.Hubo un momento de silencio antes de que respondiera con una voz temblorosa.—No lo sé… Marieh… no, ese no, ella es una amiga… no lo recuerdo… ¿Mi niña? ¿Dónde está mi niña? —su voz se llenó de angustia y desconcierto.—Tranquila, no puedo ver nada aquí, pero estoy contigo. ¿Recuerdas cómo llegaste a este lugar? ¿Hay algo más que puedas recordar? —insistí, tratando de obtener más detalles para entender mejor la situación.El ambiente continuaba cargado de tensión, la incertidumbre y la desorientación se sentían palpables en el aire. No había señales visuales en absoluto, lo que dificultaba cualquier intento de
Emma LeytonCuando la luz filtrada a través de la ventana rota dibujó los contornos de su rostro, revelando esos rasgos familiares que habían estado escondidos en la oscuridad, no pude evitar sentir diversas sensaciones en su interior.A pesar de la confusión y el asombro que se reflejaron en sus ojos, algo dentro de mí sabía que era mi madre. Las emociones se agolparon en mi pecho, una mezcla de alegría, incredulidad y esperanza se entrelazaban mientras la miraba fijamente.—¡Oh por Dios! ¡Eres mi madre! —susurré con voz temblorosa—. ¿Eres realmente tú?Ella me miró con confusión, quedándose en silencio, las lágrimas inundaron mis ojos mientras me cubría la boca con sorpresa, incapaz de articular palabras por la abrumadora emoción que me embargaba. Me acerqué vacilante a ella, aún incrédula por este giro inesperado de los acontecimientos. Extendí mis manos temblorosas hacia su rostro, como si necesitara tocarla para asegurarme de que no fuera un sueño.—Soy tu hija Emma… mamá, por f
Maxwell CraneCuando mi padre llamó a sus hombres, pensé que hasta allí llegaría su intervención, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando se empeñó en ir.—Voy a ir contigo —declaró con firmeza, mientras yo lo observaba como si le hubieran salido dos cabezas.—Lo siento papá, pero esa es la propuesta más loca que se te ha podido ocurrir ¿Acaso no te acaba de dar algo? Estuviste a punto de morir y no estás en condiciones de estar buscando ni rescatando a nadie, lo mejor es que te quedes en el hospital —señalé con firmeza.Sin embargo, Massimo Crane, cuando tenía una idea en la cabeza, rara vez podía sacársele.—¡Voy a ir!—¡Te dije que no ibas! —enfaticé y él negó con la cabeza.—Si no me quieres llevar, iré yo solo, ese desgraciado de Stiller, tiene cuentas pendientes conmigo y no se va a ir impune, por mi parte le voy a hacer pagar todo lo que le hizo a la mujer que amé, y que sigo amando porque Emerith, es de esas mujeres que cuando se te meten en la piel, no puedes sacártelas, sino q
Maxwell CraneLo que Emma decía era incomprensible, nadie esperaba esa afirmación. ¿Cómo iba a decir de su mamá, si la señora había muerto hace más de quince años? Mi padre, que estaba tan comprometido con la situación, parecía abrumado por sus palabras, tanto que para evitar que volviera a darle algo, traté de calmarlos a ambos.—Emma, cariño, tranquila… —inquirí con evidente preocupación en mi voz, pero ella me interrumpió.—¡No me trates… con condescendencia! Como si… estuviera loca, ¡Porque no lo estoy! —exclamó exasperada—, allí… está mi madre.Dijo ella con manos temblorosas y el rostro desencajado por el pánico, continuó hablando, sus palabras salían entrecortadas por el miedo.—¿Qué quieres decir? ¿Emerith está allí? —preguntó mi padre y ella asintió.Alexis se acercó a ella y habló con tranquilidad.—Emma, debes calmarte, y contarnos todos para poder saber lo que podemos hacer.—¡Mi mamá está viva! ¡Está atrapada en esa finca! En el sótano, el loco de Torrence la ha tenido
Massimo CraneYo estaba consternado, no podía creer que mi amada Emerith estuviera viva, era como un sueño hecho realidad, que superaba cualquier expectativa o anhelo que pudiese haber albergado. Sin embargo, el choque de emociones y el estado de consternación se apoderaron de mí al verla. Aunque su aspecto era diferente al de los días en que la recordaba, reconocía sus ojos, sus facciones; era ella a pesar del paso del tiempo, y el sufrimiento que era evidente que había sufrido.Al notar cómo se encontraba, frágil y desmejorada, mi corazón se partió en pedazos. Era como si el tiempo no hubiese transcurrido a nuestro favor. ¿Cómo podía haber sobrevivido todos estos años en esas condiciones? El asombro y la alegría de verla viva se mezclaban con una sensación abrumadora de angustia y culpa por no haber sido capaz de protegerla antes, por no haber confiado en ella.Mis hombres de seguridad se lanzaron hacia Kempless, para detenerlo, pero en ese momento el hombre sacó un arma y apuntó a
Maxwell CraneVer al demente llevarse a Emma me causó mucha ansiedad, quería correr tras ellos, arrebatársela a Kempless, pero Alexis no me lo permitió y me detuvo, diciendo que me quedara que él se había encargado.—Me dices así por qué no entiendes cómo me siento, yo debo ir a buscarla —dije con preocupación.—¿Piensas seguirlo? ¿Acaso dejaste de pensar? No puedes ir detrás de ellos, si no cumplirá su amenaza, porque ese hombre no tiene nada que perder, está resteado con todo. Debes pensar con cabeza fresca —me reprendió y yo solté una maldición.—¿Cabeza fresca? ¿Cómo voy a tener cabeza fresca cuando ella está en peligro? —inquirí molesto.—Te entiendo perfectamente, pero estás pensando desde la culpa, por no haber reconocido que la amabas, y tienes miedo que ese hombre te quite la oportunidad de ser feliz, comprendo perfectamente la sensación, sin embargo, esa no es la vía, cuando veníamos hacia acá, le envié mensajes a mis hombres y les instruí que se apostaran en varias salidas