Michael HallCuando vi esos resultados, me dejé caer de rodillas en el suelo abrumado por la tristeza y el dolor, por fin la última pieza de ese rompecabezas, encajó. Entendí las razones de Sarah para alejarse de mí, me acordé de la vez que Bárbara y ella estaban hablando sobre los hijos y me preguntó lo que opinaba sobre la adopción y lo crudo de mi respuesta.Quería darme golpes en la cabeza por haber sido imbécil, insensible, me imaginé todo el dolor que ella debió haber sentido.Lamentablemente, la verdad finalmente se había revelado y me golpeaba con una fuerza devastadora. Me sentía perdido, abrumado por la magnitud de la situación. Sentí como si alguien hubiese abierto un hueco en mi pecho, sintiendo cómo todo a mí alrededor se desmoronaba.Mis manos temblorosas sostenían los resultados de los análisis médicos que indicaban la esterilidad de Sarah. Cada palabra impresa era como un puñal en mi corazón, y el peso aplastante de mi ignorancia y mi falta de tacto al responderle me
Sarah Farfán Me quedé perpleja al escuchar a mi madre nombrar a Michael al teléfono y después cortarle la llamada. Una oleada de emociones me invadió al sentirme traicionada por mi madre, quien acababa de mentir descaradamente, afirmando que estaba en una cita importante. No entendía por qué le había dicho eso. —Mamá, ¿Qué hiciste? ¿Por qué le dijiste eso a Michael? —pregunté, con los ojos llenos de confusión y una pizca de indignación. —Nada, querida, lo hice para que no te busque más —expresó mi madre con molestia—, él solo ha sido una piedra en tu camino. —No mamá, no tienes derecho a intervenir en mi vida, y mucho menos a decirle eso, porque sabes que es mentira ¿Qué va a pensar Michael? —dije con preocupación. —¿Y qué te importa lo que piense? ¿Vas a tener consideración con ese hombre? ¿Sigues enamorada de él cuando sabes que apenas te diste la vuelta se fue a enredar con otra mujer? —expresó con molestia, haciéndome sentir incómoda con sus palabras. Porque aunque era verda
Sarah Farfán. Sin poder creer lo que estaba escuchando, me levanté rápidamente de la mesa, él se quedó mirándome con rabia, las aletas de su nariz se movían evidenciando el grado de su molestia. La tensión en el ambiente se palpaba mientras mi madre y Michael se enfrentaban con sus miradas, la atmósfera se cargaba de emociones y de un pasado que parecía estar reviviendo en ese instante. Mi corazón latía a mil por hora. No podía creer que Michael estuviera en mi casa y mucho menos que me llamara su mujer. No sabía cómo reaccionar, así que me quedé ahí, petrificada, mientras todos a mi alrededor parecían igual de sorprendidos y en shock.—No sé de qué estás hablando, Michael. Yo ya no tengo nada contigo ¡No soy tu mujer! —respondí tratando de defenderme, pero mis palabras sonaron vacías incluso para mí.Incapaz de contener mi sorpresa y mí enojo ante la declaración de Michael. Mi corazón latía con fuerza, sin saber qué rumbo tomaría la situación. Mi madre me miró con desconcierto, su
Sarah Farfán.Lo que estaba sucediendo era algo que nunca hubiera imaginado. Sentía un torbellino de emociones que chocaban entre sí, vergüenza, el miedo, la excitación, la confusión. A pesar de estar preocupada, anhelaba lo que vendría continuación, algo que me sorprendía y me asustaba a partes iguales.Michael caminaba decidido hacia donde tenía un auto estacionado y yo dejé de resistirme, porque no podía luchar contra mí misma.Cuando me bajó dejó que su cuerpo rozara contra el mío haciendo que un jadeo saliera de mis labios.—Sabes que nunca te he mentido, ¿Por qué lo haría ahora? Siempre fuimos felices, porque te amo casi desde el primer momento en que te vi —declaró con vehemencia.—Michael, por favor... no me mientas… no me hagas más daño, déjame ir —murmuré, con la voz entrecortada por la mezcla de emociones que me invadían.Pero él parecía decidido a continuar con su plan, ignorando mis súplicas. Me sostuvo con firmeza, su presencia imponente y su mirada desafiante me dejaba
Sarah Farfán Nuestros corazones latían al unísono, fusionándose en un momento etéreo donde el amor, la complicidad y el anhelo se entrelazaban. Era como si el mundo entero se desvaneciera a nuestro alrededor, dejando solo la intensidad de nuestros sentimientos. Cuando finalmente nos separamos, ambos estábamos sin aliento, mirándonos con una mezcla de sorpresa y asombro por la intensidad del momento. El silencio se apoderó de la habitación, llena de la energía por lo que acabábamos de compartir. —No me digas que me detenga, porque no lo voy a hacer —murmuró Michael, con una mirada llena de deseo. —Yo… —comencé a decir buscando las palabras adecuadas, pero la mezcla de emociones nublaba mi mente y por fin las encontré—, no quiero que te detengas. Una sonrisa se dibujó en su rostro, con un brillo de picardía en sus ojos. —Entonces que nada… nos detenga —completó él, sus dedos acariciando mi mejilla con ternura. Y segundos después sus labios devoraban los míos con una necesidad apre
Lissa Kempless Yo estaba impactada por todo lo que había ocurrido, entendía la indignación de Emma, sobre todo al saber que el hombre que supuestamente era mi padre le había hecho la vida imposible al suyo. Vi como Maxwell, revisaba a su padre con desesperación, arrodillado a su lado, tratando de hacerlo reaccionar. Vi a Zachary tomar el teléfono de Thalía y llamar al servicio de emergencia y proporcionar detalles sobre la situación. La tensión en la habitación era palpable, la discusión previa nos había dejado a todos en un estado de agitación emocional, y la repentina caída del hombre que según era mi padre solo aumentó el caos. La revelación de Emma fue como una tormenta que llegó sin previo aviso, dejando estragos a su paso. Los rostros, los gestos y la reacción de cada uno quedaron grabados en mi memoria. La revelación de Emma parecía haber desencadenado un cataclismo en la sala. La ambulancia llegó rápidamente, mientras Emma permanecía atónita, Maxwell sostenía a su padr
Maxwell CraneMe quedé viendo como los médicos pasaban corriendo hacia la habitación, la ansiedad crecía dentro de mí ante la sola posibilidad de perderlo, mi padre lo había sido todo para mí y me molestaba que Emma lo hubiera enfrentado de esa manera, sabía que debía saber la verdad, pero no de la forma que ella lo hizo.La espera se me hizo interminable, y el peso de lo desconocido se asentaba sobre mis hombros. La incertidumbre y el miedo se fundían en un torbellino de emociones abrumadoras. Ninguno de nosotros sabía cómo acabaría todo esto, pero yo deseaba con todas mis fuerzas que mi padre saliera adelante.Los minutos me parecieron horas, y la esperanza se volvió un susurro lejano en medio del caos que se había desatado en nuestras vidas.El silencio se volvió asfixiante mientras esperábamos noticias de la habitación. Cada latido de mi corazón resonaba con la incertidumbre y el miedo.Las enfermeras se movían de un lado a otro, pero la información no llegaba y el ambiente se car
Emma LeytonSalí de allí con una mezcla de emociones en mi interior, no imaginé nunca que el tal Massimo se infartara, pero lo peor de todo y que me dolió más, fue la mirada de odio de Maxwell. No podía entender ¿Cómo un hombre cambiaba de manera tan repentina?Un momento antes estaba abrazándome, consolándome, y acompañándome a descubrir la verdad sobre mi madre y luego echándome con la expresión de odio más horrible que había visto en mi vida.Por un lado lo entendía, porque sé que no debió ser fácil para él ver a su padre tirado en el suelo, pero no me merecía ser tratada de la forma que lo hizo.Decidí caminar y alejarme de todo, me sentía muy sola y triste, no entendía porque el trato de Max me dolía tanto, me regañé molesta.—¡Ya basta Emma! ¡¿Qué carajos te importa ese idiota?! Que se vaya al carajo y que no regrese —expresé en voz alta.Sin rumbo definido, mis pies me llevaron hacia las calles principales de la ciudad. La tarde comenzó a caer lentamente y el aire fresco de la