(CALIPSO)
Me pasé el día en casa de Diego, estuvimos largo rato hablando sobre cómo solían ser las cosas cuando aún vivíamos en la misma casa, recordando anécdotas y demás, sin dejar de reír durante todo el proceso, hasta que Javier apareció con Tamara.
(DIEGO)Acababa de llevar a Marina a su casa, me monté en la moto y pensé durante un momento en lo ocupada que había estado mi mañana. Primero la inesperada de Cali a casa, luego la cita con Teo, en la que me tuvo largo rato ocupado, pues había llegado al taller un nuevo modelo de Honda que era fantástico, más tarde, el encontronazo con Marina, lo que me obligó a invitarla a comer, y con ella había estado hasta entonces.Arranqué la moto y puse rumbo a casa, con una enorme sonrisa en el rostro, pues sabía perfectamente quién era la persona que me esperaría en casa, y eso me ponía de muy buen humor. Incluso había rechazado un buen polvo rápido en casa de mi nueva amiga con derechos, sólo por volver a ver a mi hermana.Aparqué la moto en el garaje y di la vuelta para entrar por la puerta de atrás, ya que no quería dar una vuel
(CALIPSO)Bajé a por un vaso de agua, justo después de pasarme horas en mi habitación, intentando encontrar un buen plan de fuga. Lo único que se me ocurría era escaparme al día siguiente, justo después de las clases, pues no habría otro modo de marcharme con la atenta mirada de mamá en ese día. Pero tan pronto como llegué a la cocina y la observé, arreglada con la ropa del hospital, y preparándose un bocadillo, me olvidé de todo.Tengo que ir al hospital – comenzó – acaban de llamarme para una guardia. Te he dejado un poco de berenjena en el microondas, así solo tienes que calentártela después – proseguía, metiendo todo en su bolsa del trabajo, para luego darme un leve beso en la mejilla – Martín ha ido a llevar a tu hermana a casa de su madre, así que llegará tarde. Pero tú debes
(DIEGO)Acababan de llamarme del hospital, me había levantado de un salto, e incluso mi viejo estaba allí, con legañas en los ojos, cogiendo la chaqueta y las llaves del coche, aún muerto de sueño, para conducir hacia el hospital, desde dónde acababan de llamar para comunicarnos que Calipso Osoria había sido encontrada inconsciente a las afueras del hospital, y que el segundo número de contacto que aparecía en su ficha era el nuestro, supongo que primero llamaron a su madre, pero al esta no responder, nos habían localizado a nosotros.Me temía lo peor ¿qué demonios habría pasado?Conduce tú, hijo – me pidió mi padre, temblando, sabía que había algo más que no quería contarme, pero no insistí demasiado en ello, no quería saber la verdad, sabía que, si me enteraba de que el causante de que ella
(CALIPSO)Al menos podía estar tranquila, las palabras de Diego fueron ciertas finalmente, no estaba embarazada, ninguno de sus asquerosos espermas se había agarrado a uno de mis óvulos.Diego tuvo una fuerte pelea con su padre y con mi madre, cuando les comunicó que no dejaría que mi madre me llevase con ella, que me llevaría con él a casa, y que cuidaría de mí.Tuve que tomarme un descanso en la universidad, porque aún no me sentía anímicamente bien como para volver a enfrentarme al mundo. Aunque hacía grandes progresos cada día, sobre todo gracias a mi ángel guardián, Diego el todo poderoso.Mi madre me llamaba todos los días, para preguntar por mi estado y los fines de semana venía a verme, siempre disculpando a Martín, pero yo sabía cuál era la razón de que aquel cabrón no quisiese acompa&nti
Cali no dejó de sonreír en toda la noche, ni siquiera su sonrisa se esfumó cuando vio aparecer a su madre y al hijo de puta que la violó, y no dejó que yo me acercase tampoco. Bailaba junto a ella, una bonita canción que mi madrastra estaba tocando, era muy buena con el piano. Era preciosa, o así nos parecía a Cali y a mí. Deberías de hacerles a todos, una exhibición de esgrima – bromeaba, haciendo que ella riese y negase con la cabeza, en señal de que yo era todo un caso, y estaba de acuerdo. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por ella, tan sólo quería verla reír – te quiero – le dije, observando como ella levantaba la vista para mirarme – y me encanta verte así, justo como tú eres – concluí. Ella sonrió. Marina está aquí – comenzó, perdiendo la sonrisa, mirando hacia alguien que había detrás de mí - ¿la invitaste? ¿No es tu mejor amiga? – pregunté, sin entender su actitud. ¿E
Estaba dormida, en mi habitación, cuando él entró, caminó hasta mi cama, y se metió en ella, sin tan siquiera quitarse el pantalón o los calcetines. Pasó el brazo por encima de mí, y quedó profundamente dormido, junto a mí, al mismo tiempo que mi teléfono móvil me despertaba, pues un nuevo mensaje acababa de llegar. Sonreí al sentirle detrás de mí. Seguramente habría terminado de recoger junto a sus padres, y para dormir quería hacerlo a mi lado, como de costumbre. Alargué la mano, soñolienta y desbloqueé el teléfono, para luego admirar el mensaje entrante que tenía, era de Marina. Marina: “Me alegro mucho que no te lo hayas tomado mal, mi relación con Diego” Moví la mano que tenía entrelazada a su brazo, intentando no despertarle, agarrando el celular como era debido, y empecé a teclear. Cali: “¿relación?, pensaba que sólo os acostabais?” Marina: “No te pongas celosa. No voy a quitarte el
(DIEGO)La miré con cautela, esperando a que ella me detuviese, pero ella no lo hizo, y supe que ella tenía tantas ganas como yo de estar ahí, en su cama, dejándose llevar por aquel deseo que nos conectaba.Acaricié su sexo con las yemas de los dedos, haciendo que se mordiese el labio para evitar gemir frente a mí. Tan sólo quería mirarla mientras le daba placer, tan sólo eso. Volví a rozarla, haciendo que entreabriese la boca y dejase escapar un nuevo gemido. Estaba disfrutando y eso era justo lo que quería lograr.Estaba dispuesto a meter un par de dedos dentro de ella cuando me percaté de algo, ella estaba chorreando, y eso me ponía terriblemente, y fue en ese justo instante cuando mis intenciones con ella cambiaron, ya no sólo quería tocarla y verla disfrutar, en ese momento, también quería follármela.Me detuve, observando com
Me vestía en mi habitación, pues hacía ya largo rato que Diego se había marchado a la suya, y por primera vez desde que me había entregado a él me daba cuenta de lo delicada que era la situación. ¡Por el amor de Dios! Había tenido sexo con mi hermano, y no estaba en lo absoluto arrepentida, por el contrario, tan sólo quería volver a hacerlo. Era la primera vez desde mi violación que me acostaba con un hombre, y me odiaba a mí misma terriblemente, al saber que ese hombre era Diego. Aún podía recordar sus besos, sus caricias, su pene dentro de mí, sus gemidos… podía recordarlo todo, y tan sólo me mordía el labio con deseo al hacerlo, no estaba para nada arrepentida, y eso era lo que más me molestaba en todo aquello. Se suponía que debía estar arrepentida, que debía odiarme a mí misma después de haberme entregado a él. Él era mi hermano, y nada volvería a ser igual después de lo que acabábamos de hacer. ¿cómo iba siquiera a mirarlo a la cara? Y más en aquel mome