Cap. 4:  Un mensaje.

Cap. 4:  Un mensaje.

Berlín.

Ritter Wolf estuvo hasta altas horas de la noche despierto, quería noticias sobre el paradero de Lara. Caminaba de un lado a otro con los ojos entrecerrados, pero no recibió ninguna llamada…  Marcó el mismo:

 —¿Qué sucede? ¿Aún no me tienes noticias? —pregunta.

El hombre blanqueó los ojos

“Ahora mismo estamos apostados frente a la puerta de la traductora, Adalia Muller,  pero aquí sólo ladra un perro”

—Debe estar en un vuelo.  ¿Qué dijeron los Fischer?

“La señora Fischer dijo: Estuvo aquí a las 11 de la mañana, renunció, cogió su cheque y se marchó. No quiero saber más nada de esa irresponsable”. Palabras textuales.

—Maldita sea!  *Fotz, fotz! —Ritter golpeaba la pared mientras gritaba improperios.

«Tengo que encontrarla, ella podría delatarme y hundirme junto con el buen nombre de mi familia. En mala hora me callé esto»

—Sigan vigilando esa casa y a la madre también.

***

Ritter sólo dio vueltas en la cama. En la madrugada  ya estaba levantado de un lado a otro.

«Esa mujercita ha logrado quitarme el sueño esta noche. ¿Qué coño me pasa? —Se preguntó mirándose al espejo. Contrariado entró a la ducha.

—*Scheiße! —maldijo al caerle el agua fría abierta por error.  Más tarde, camino a la clínica, recibió una llamada.

—Buenos días, doctor Wolf. Soy María Salgado la madre de Lara —Ritter pensó que le daría noticias sobre Lara.

—Ah,  Buenos días —saludó.

—Ayer los Fischer fueron sorprendidos con una renuncia de Lara a su trabajo y se marchó. ¿Me puede decir dónde está Lara?

—Primero que nada déjeme decirle que yo también estoy sorprendido con la actitud de su hija y tampoco sé donde está.

—Mi hija es una muchacha todavía.  ¿Pasó algo entre ustedes? 

Ritter se incómodo con aquellas preguntas.

—Señora Salgado, todo está bien entre nosotros. Sólo un mal entendido. Ya tengo a mi gente buscándola.  

—Doctor Wolf, mi hija, en poco tiempo conociéndolo aceptó casarse con usted a pesar de mis advertencias. No sé por qué se fue así sin avisarme, sin embargo es mi hija y siempre voy a apoyarla.

—Lara estará pronto aquí.

—Espero la encuentre pronto.

—*¡Scheiße! —Masculló mientras aplastaba los puños contra el volante—. M*****a sea, todo iba tan bien, pero Derek sabía lo que pasaría con Erika aquí, es un desgraciado, sólo unos meses más y hubiese logrado mi cometido.

Hundió su pie en el acelerador haciendo que el vehículo volará sobre el pavimento, llegó de inmediato a la oficina. Justo al entrar se encendió una alerta de audio mensaje en su celular. Era Adalia.

—Hola Ritter —oyó la voz incitante de la muchacha—. Tengo llamadas recurrentes de tu número, ¿sucede algo? Ya estoy en casa, si aún quieres hablarme.

Se sentó y marcó su número, al oírla fue directo al grano:

—¿Dime si Lara está contigo?

—¿Lara? ¿Conmigo?  —se rió sarcástica—. ¿Se te escapó?  Pues lo siento. No la he visto desde que anda contigo.

Ritter tronó sus dientes, percibió el tono satírico de la chica.

—¡Ni creas que me engañas! Tú tienes que saber dónde está.

—Lo siento, no me habla, no me escribe, nada…  La acaparaste totalmente para ti… O ¿le prohibiste tener amistades?

—¡Maldición! —gruñó y trancó.

Adalia se quedó mirando el teléfono mientras mordía su labio inferior.

—¡Bingo… Desaparecida Lara Salgado! Ahora voy yo… Jajaja.

***

Dos meses después…

Lara está sentada en la orilla de la cama, soba su barriga mientras se mira en el espejo.

—¡Guao, es tan poco tiempo y ya me veo gorda!… —Se levantó pero tuvo que volver a la cama. El mareo y las náuseas la volvieron a atacar. Siempre era en las mañanas. 

Tomó su pequeña laptop e ingreso al buscador:

—¿Cómo combatir las náuseas del embarazo? —Escribió en él, mientras lo repetía con sus labios Y continuó leyendo—: Uno; Evita estresarte —rió sarcástica—, imposible, pero lo intentaré… Dos: Evita comer mucho en las noches, no comí nada ayer… Tres: Consuma alimentos sin excesos de grasas ni condimentos. Cuatro: No use perfumes y aléjese de olores fuertes…

Blanqueó los ojos y suspiró.

—Mejor voy a dar un vistazo por la zona, así camino un poco…—cerró la laptop.

«Debo relajarme o de lo contrario le haré daño al bebé con tanto estrés»

Lara se encuentra en Múnich. Su nueva identidad  es Lara Krause, con vida propia en todas las redes sociales. Fotografías y demás… Truncadas todas.

Después de pasear un poco por el lugar le agradó percatarse que la agencia le rentó el piso según sus exigencias, “un piso cercano a una estación de bus, de un centro comercial y estación del subterráneo”.

En su recorrido entró a una peluquería decidió darle un corte a su cabellera. Así que cuando salió de aquél centro comercial, ya podía disimular un poco sus raíces latinas, sus ojos color avellana se podían ver entre verde y azul, así que con aquel corte a ras con su mentón se podía mezclar entre las jovencitas alemanas.

***

A la mañana siguiente, la señora María Salgado fue llamada por la señora Fischer, quien le dio un mensaje:

“Señora María, necesito que pase por mi casa, es urgente”

La señora María acudió a la familia Fischer.

—Señora María,  recibí este mensaje de la sucursal Múnich, pensando eran documentos de la empresa lo abrí, pero es para usted.  Me dieron esta nota:  

“Por favor señores Fischer, les ruego le entreguen esto a mi madre, les agradezco guarden silencio de esta correspondencia, disculpen y mil Gracias”.

—Me da mucha pena señora María pero Lara nos decepcionó completamente, pensamos que sería tan responsable como usted, pero renunció y nos dejó en el aire con la niña.  

—Gracias por ayudarme en esto, yo me disculpo por ella, mi hija tuvo que irse de improviso. Gracias por todo.  

María aguó sus ojos y apretó la misiva contra su corazón saliendo inmediatamente de aquella casa.

Los ojos de María Salgado se aguaron al leer la carta escrita de puño y letra de su hija, sus ojos se apretaron y dejaron escapar lágrimas de impotencia.

La mañana siguiente llamó a Ritter,  este tomó la llamada:

—Buenos días señora Salgado.

“Doctor Wolf, estoy en el cafetín de su clínica, por favor venga y conversemos.

El doctor Ritter se acercó al cafetín y allí estaba María.

—¿Ya sabe dónde está Lara?

—Aún la estamos buscando.

—Doctor Wolf, mi hija me envió este documento, quiere dejarlo libre para que rehaga su vida.

—Jamás le daré el divorcio —contestó enseguida.  

—¿Entonces quiere que hable con la prensa?

Ritter desmesuró sus ojos.

«¿Lara le contó a su madre?» Pensó… Pro no lo cree, Lara fue muy sincera al asegurarle que no diría nada. Que todo quedaría entre ellos dos.

—Señora María, lo que sucedió entre su hija y yo es algo entre marido y mujer, me disculpo por no inmiscuirla en esos asuntos. Como su marido ofrezco pagarle la asignación mensual como mi esposa, su manutención y más, mire —le entrega una nota con una exorbitante cantidad escrita—. No quiero ofenderla, pero esto le hará falta a Lara más adelante y entonces usted se lo podrá enviar, es sólo como pensión mientras este casada conmigo.

María pensó un momento y luego acepto.

«Si igual no le dará el divorcio, por lo menos no se perderá este tiempo y puede que mi hija necesite ese dinero más adelante». 

*Fotz:  Coño/despectivo.

*Scheiße! = M****a/ maldición.

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