Cap. 6: Regreso a Berlín
Múnich 4 años después.
Lara ya tenía otra vida en Múnich, un trabajo como gerente de uno de los laboratorios del grupo Schulte, un apartamento rentado en una zona tranquila de Múnich, pequeño, pero eran sólo ella y su hijo. Podía pagarle una guardería escolar privada a Egmont, con todos los servicios y por todo el día. El laboratorio le quedaba cerca, iba y venía caminando y ahorraba para poderse comprar un departamento, ese era su sueño.
Esa mañana Lara recibió una citación del colegio de Egmont, sin demora salió para allá, su hijo esta primero que todo.
La educadora la recibió enseguida.
—Siga adelante señora Lara —le indicó la profesora al recibirla y se sentaron—. Es que me gustaría saber qué cosas hace Egmont en casa, es qué cada día viene con sueño y no juega con sus compañeritos. ¿Cómo está su alimentación en casa? ¿Está durmiendo suficiente?
—Sí, yo misma me encargo de sus comidas, siempre cuidando su dieta, también le pongo a dormir a buena hora. Todo en su justa medida.
—Bueno es que Egmont siempre se ha manifestado alegre y socialmente extrovertido, pero hace un tiempo está apagado, juega por ratitos y se cansa ya hasta se duerme en clases.
Lara se sorprendió, ladeando su cabeza preguntó:
—Oh, eso no es normal.
—No, lo recomendable es que visite al pediatra —dijo la doctora del colegio—, es lo mejor.
—Mañana mismo lo llevaré. Gracias.
Lara, por sus estudios de farmacia pudo asociar algunas enfermedades con los síntomas, y se angustió más.
«¡Señor, te ruego que todo salga bien! » Lara rogó mirando al firmamento. Aquella noche no pegó un ojo, fue la más larga de su vida.
Lara con Egmont fue temprano al pediatra, este le ordena diversos exámenes de sangre.
En el laboratorio:
—Mami, me van a dejar sin sangre —le dice Egmont, con sus ojos tan azules y penetrantes—. Parece que necesitan mucha, mira —señala con el mentón los tubos que han llenado de sangre y termina mirando de reojo a la enfermera.
—¡Qué exagerado! —le dijo la enfermera—. Pero qué valiente también.
—Claro, yo soy fuerte —le responde.
La enfermera tomó los tubos llenos y le entregó el comprobante a Lara.
—Puede recoger los resultados en tres horas.
Lara llamó a Emil:
—Creo que me tomaré todo el día.
—No te preocupes.
— Nos vemos mañana.
—No quieres que les lleve almuerzos.
—No. Hasta mañana.
Lara miró a su hijo dormido a su lado. Lo sintió realmente decaído.
***
Aquella noche fue la peor de todas para Lara. Nunca imaginó que aquellos exámenes arrojaran tan duros resultados. El doctor fue franco, pero para Lara su mundo se derrumbó.
«“Leucemia” —todo aquello atormentaba su cabeza—, “cáncer” “Esperanza de vida” “Quimios” “Trasplante de médula” “necesitamos al padre” “Tratamientos costosos” “Más exámenes” »
Se encerró en el baño del cuarto, aquél se le hizo más pequeño aquella noche, no quería que su hijo la viera llorar, pero estaba desesperada y más sola que nunca. Le hubiese gustado contar con alguien en quien desahogar su miedo, su dolor, oír que alguien le la apoya, sentir que no estaba sola… Aquella noche necesitaba tanto oír a su madre.
—Mamá —comenzó a decir, pero su llanto salió y su voz se quebró—, Egmont está enfermo, tiene leucemia.
—¡Hija mía! ¡Cómo quisiera estar ahí contigo, con los dos, abrazarlos —María también lloró con ella, mientras calmaba su corazón y ponía su mente en orden, porque aquella noticia fue una daga en su corazón.
—Lara, mi amor, tranquilízate. No te me derrumbes, hija. Es ahora que tienes que ser fuerte para enfrentar esto.
—¡No madre, no puedo, no puedo. Es mi hijo, ¡coño es mi hijo! Siento que muero mami. Mi Egmont está muy mal.
—Shiiiito, hija. Todo va a salir bien. Ya lo verás. Usted firme. Usted puede. Usted fuerte con él, usted es su bastón, y su pilar… Luchemos… Tú hijo es un niño y el promedio de vidas recuperadas de esa enfermedad es mayor cuando se descubren a esa edad.
—Mamá, tengo mucho miedo, es mi hijo, mi bebé. ¿Cómo hago con esto? —las manos de Lara estaban heladas, y su temblor taladraba su cuerpo haciéndole temblar hasta las palabras.
—Hija, recuerda que me tienes a mí, me tienen los dos. Tú y mi nieto son lo más importante para mí.
—Tengo miedo mami, temo lo peor.
—No, lo peor está en nuestras mentes, pero eso no va a pasar. Veras que no. Vamos hija, fuerza. Lo primordial lo tienes, el amor a tu hijo, y con ese mismo amor lo vamos a sacar adelante, mi amor, todo va a salir bien.
Lara se sintió mejor al oír a su madre, oír que ella le apoyaba e iba a luchar por ellos también, le dio ese impulso que necesitaba.
—Los amo hija. Llámame si necesitas algo, yo iré pronto.
María, ahora más que nunca estaba segura de haber obrado bien cuando aceptó el dinero de Ritter Wolf, pues Lara y su hijo lo necesitaban ahora.
«El corazón de una madre rara vez se equivoca». Se dijo María.
***
La primera quimio de Egmont llegó. Fue tan dolorosa para él, pero más lo fue para Lara, quien se reprochaba el que su hijo tuviera esa enfermedad, a pesar de que el médico le explicó que a la fecha aún se desconoce que la provoca. Egmont estuvo hospitalizado, la reacción lo dejó tumbado en la cama, pero los resultados fueron positivos.
—Mami, porque me duele todo y no tengo fuerzas para estar sentado.
—Tranquilo mi amor, pronto estarás bien. Dime, ¿Qué quieres hacer?
—Quiero ver por la ventana.
Lara lo alzaba y allí parada, frente a la ventana, las piernas y brazos se le entumecían con Egmont encima, pero ella lo veía sonreír, eso mitigaba su dolor. Emil tuvo que viajar y Lara estuvo tan sola. Sus noches estuvieron llenas de dolor y angustias.
—Te prometo que no te dejaré sola nunca más —le prometió Emil al encontrarla tan triste y devastada y así fue. Al menos en eso Lara si le pedía que la acompañara, esa ha sido la etapa más dura en la vida de Lara y Egmont.
Después su madre también viajaba cada vez que los Bauer se lo permitían. Siempre llegaba a un hotel de los Bauer en Múnich, salía de compras y luego se escapaba por la salida del personal con el uniforme, así despistaba al detective que Ritter le tenía y que la seguía a todas partes. Para Lara y Egmont fueron momentos muy difíciles.
A sus cuatro años y medio, y a sólo un año para hacerle el trasplante a su hijo, Lara se preparaba para ir a buscar al padre de su hijo en Berlín, y para ello tenía que hablar con Ritter Wolf.
Esa noche Emil la llamó para decirle:
—Nos vamos a Berlín.
—¿A Berlín? ¿Es en serio?
—Sí, ¿No quieres ir?
—Al contrario. Es justo el momento para ir.
Emil continuó:
—Yo me voy mañana y los estaré esperando en una semana.
Aquella noche Lara se lo comunicó a Egmont.
—Mami, ¿Entonces iremos a buscar a mi papá? —le dijo animado—: Tú lo prometiste.
—Y lo cumpliré.
—¿Y si no lo encontramos? —preguntó Egmont.
—Lo vamos a encontrar. Él tiene la magia que sanará tu sangre.
—¿Una magia? —Egmont se volvió sorprendido a mirarla.
—Sí.
—¿Cómo los cuentos de Rumpelstiltskin ?
—Exactamente, así como él, papá tiene poderes mágicos para que sanes totalmente y puedas comer todo lo que te gusta.
—¿De verdad?
—Te lo prometo.
—¡Yupi! mi papi va a hacer magia con la sangre de sus
Venas que me pondrán a mí.
Lara miró a su avispado hijo y sonrió dándole un beso.
Cap. 7: Reencuentro Lara Luz regresa a Berlín, seis años después. Con su hijo por una mano y la maleta en la otra, Lara camina buscando a quien suponía la esperaba en el aeropuerto. —¡Mami, tengo hambre! ¿Cuándo vamos a comer pollo asado con papas? ¡Me lo prometiste! —¿No comiste en el avión? —pregunta ella. —¡Sí! Pero eso fue poquitico y… —acariciando su barriguita agrega—: ¡Ya tengo hambre de nuevo! —Es cierto, veremos que puedes comer por aquí, recuerda tu nutricionista. —¡UFF! —Cruzó los brazos—. Siempre él en mis comidas… El niño, a pesar de su corta edad había aceptado que padecía aquella enfermedad. Su madre se había esforzado en mostrarle, de una forma entendible para su edad, la forma en que él debía enfrentarla, haciéndole énfasis en que él se iba a curar muy pronto, pero tenía que seguir las indicaciones de su médico y del nutriólogo. Él era muy inteligente y se manejaba con entusiasmo en pro de su propio bien. Repentinamente el niño ve a su madre con picardía…
Cap. 8: Memoria. Lara llegó al departamento que alquiló a través de la agencia. Emil se dio cuenta que algo extraño pasaba con aquél hombre… ¿Cómo ese hombre le dijo Lara las dos veces que se dirigió a ella… ¿Por qué ella estaba tan nerviosa y quería correr y alejarse de ese hombre. También le pareció conocido a Emil, de alguna parte lo recordaba, sólo que no estaba seguro. —Lara, ¿De verdad no conoces a ese hombre? —¡HUM! No lo conozco. ¿Sabes? Estoy muy cansada. —Sí, tienes razón ustedes dos deben descansar —concluyó, y sintiéndose torpe allí, les dejó en casa y se marchó. Lara toma la bolsita rosada y mete la mano, extrayendo el papel al final. Es una tarjeta con el logo de la clínica. “Doctor Ritter Wolf – Ginecólogo” Lara ve los números telefónicos. «Ese desgraciado me reconoció» Pensó y una ola de remordimientos la sacudió. —Debí hablar con él y preparar el terreno, no me conviene tratarlo mal. Ahora lo necesito más que nunca. *** Lara se despierta con el ruido de un
Capítulo 9: Te tengo —¡Vamos! —Salieron enseguida después de que Emil dejó al personal a cargo. Ritter mantuvo sus puños apretados. Ya con Derek tenía bastante, él había aprendido a controlarse, sin embargo ahora mismo con Lara al lado de ese hombre y con la presunción manifiesta de ella al decir “él no es tu hijo”, Ritter se ardió en ira. «¿Será el padre del niño realmente? Yo no detallé tan bien al niño, es qué apenas llegó ese hombre los acaparó para él y ya no volvieron a ver a ningún otro lado y yo me cabreé con eso en el aeropuerto por su forma tan peculiar de negarme, que hasta dude que fuese ella. Sólo cuando me dio esa última mirada corroboré que sí era ella. Pero el hombre ya se llevaba al niño y perdí su rostro de mis ojos. Tengo que buscar la ocasión para conocerlo» Ritter había recibido la invitación a la reunión, allí vio la imagen del hombre que vio con Lara en el aeropuerto. Lo mandó a investigar y así llegó hasta allí. Aceptó la invitación para enfrentarla, pero
Cap. 10: Buscando al padre de mi hijo. Lara toma su bata de laboratorio del perchero y como autómata se la coloca, sus pensamientos están en las palabras del médico el día anterior... «”Debe encontrar al padre del niño a la brevedad posible, ya falta poco para que tengamos un diagnóstico limpio, el niño debe recibir inmediatamente el trasplante de médula, le aconsejo ponerse en contacto de inmediato con el padre del niño”» Desde el día en que su hijo fue diagnosticado con la enfermedad, Lara ha estado experimentando ese tipo de señalamientos con mucha frecuencia. Pero ahora tenía que llenarse de aplomo y enfrentar a Ritter para encontrar al dueño de del semen que le dio lo más hermoso de su vida, su hijo Egmont. Se levantó decidida y poniendo la bata en el perchero tomó su bolso y salió. *** Ritter está llegando a la oficina, su secretaria le hace un gesto con los labios fruncidos señalándole a la oficina. Ritter entiende que Erika lo está esperando al ver la puerta de la ofici
Cap. 11: Imposible.“Ritter Wolf, tú eres el único que puede ayudarme, yo realmente regresé porque estoy buscando al padre de mi hijo”Ritter frunciendo el ceño pensó:«Qué ironía, el único que puede ayudarla fue desechado como un desconocido indeseable hace unos días atrás en el aeropuerto»Su ira fue creciendo a medida que la oía y la veía mostrarse tan indiferente a él. La había buscado durante tanto tiempo mientras ella se había camuflado sobre las piedras que sus hombres levantaban sin ser reconocida y cuando apenas pudo volver a verla frente a él, ella le negó su propia identidad y a su hijo.—¡Por favor doctor Wolf!—repitió Lara—. No estoy pidiendo un imposible para ti.Él meditaba observándola aún sin abrir la boca:Entonces suavizó su semblante. Pensó en todo lo que él hizo estos años atrás, en cómo se angustió y se preocupó buscándola y ahora ella se mostraba ante él altiva y con un único interés, su hijo. Esto le revolvió el estómago a Ritter, porque él la buscaba con
Cap. 12: Magia Lara llegó al departamento y se encontró a su madre jugando con Egmont. Entró aún echando chispas, sin embargo se calmó frente a su hijo. —Egmont, mi amor ¿por qué aún estás despierto? ¿Ya cenaste? —preguntó con la voz aún tensa. Egmont arrugó su entrecejo y las comisuras de sus labios bajaron instantáneamente, mientras le decía: —Sí mami, ya lavé mis dientes y puse mi pijama, sólo quería verte antes de dormir. Lara se volvió a su madre y ladeando la cabeza rodó sus ojos a Egmont y después a ella. Su madre levantándose del sofá le dijo: —Él insistió en esperarte. Lara se agachó y abrazó a su pequeño. —Mi bebé siempre espera a mami… —Sonrió enternecida y levantándolo en sus brazos le dio un besito en la mejilla y lo devolvió al piso—, ve a la habitación ya te alcanzó. Egmont sonrió y avivó su mirada. Dando saltitos se encaminó a su habitación pero oyó a Lara decir en tono bajo: —Mamá, ¿Quién tiene los documentos sobre Ritter Wolf? Egmont ladeó la cabecita ar
Cap. 13: Auto negro Ritter se levantó y tomando a Egmont de la mano se acercó a María. —¿Dónde está Lara ahora? —le preguntó. María se sorprendió y juntando sus cejas repreguntó: —¿Qué dónde está Lara? —Ritter asintió —, Ah sí, fue a una diligencia. El hombre se inquieto, con su mano abierta sobó su frente. —Necesito hablar urgentemente con ella, ¿tiene su número? —No traigo mi teléfono y no me lo sé —El hombre ladeó la cabeza y chasqueó la lengua. Egmont lo escuchó y levantó su cabecita estirando el cuello para ver a Ritter, pero este miraba al frente, entonces jaló de su camisa y este miró hacia el niño. —Yo si me sé el número de mi mami —María desmesuró sus ojos sorprendida. Ritter se agachó al lado de su hijo y con admiración y esa mirada brillante le dijo: —Ve diciéndome los números y yo los marco —Ritter sonreía henchido de orgullo viendo conque seguridad los dijo sin rectificar ninguno. Ritter espero respuesta pero Lara no le atendió. Se removió inquieto. L
Cap. 14: Una persona.Lara con su hijo en brazos se acercó a María.—Egmont, ve con la abuela a tu habitación, te duchas y te quedas a descansar un poco, que él y yo tenernos una conversación pendiente, se volvió a ver a Ritter.—¡Nos vemos al rato! —dijo el niño y caminó detrás de su abuela.Ritter carraspeó y fue al sofá otra vez. Lara se sentó a su lado. Entonces preguntó:—¿Entonces puedes decirme que es todo esto? ¿Cómo sabes mi dirección? y… ¿Por qué estabas hablando con mi hijo?—Lara, vine porque quería conocer a mi hijo, también buscaba razones que me dijeran que realmente es necesario que te diga quién es el dueño del semen… —Miró al frente en ese momento y siguió—. Creo que precisamente por el padre biológico de Egmont es que pasó eso, es por él que temó por la vida de ustedes…Lara palideció.—¿Qué quieres decir? ¿Acaso es un mafioso o un asesino serial?Ritter la miró y tragó saliva—: No, no es nada de eso…Lara se percató del tono tan bajo del hombre y entonces record