Cap. 2: ¿Moral?
Lara llevó su mano a la cara y al ver a Ritter su conmoción fue mayor… Ritter jaló a Erika y la sostuvo a su lado, mientras miraba a Lara con fiereza, no se imaginó que con su nivel de su alemán podría sacar esas palabrotas.
Lara sobó su mejilla enrojecida mientras de soslayo notaba la mirada llena de enojo de su marido. Se sintió ridícula en ese lugar, entonces se dio la vuelta y corrió a la segunda planta de la mansión. Hasta allí se llegó a escuchar el fuerte portazo que dio al entrar en la habitación.
—Ritter, yo quiero… —dijo Erika, pero él la cortó.
—Erika, esa mujer es mi esposa y eso no cambiara.
Ritter se dio la vuelta y salió del despachó, dejando a la mujer iracunda. Esta se movió, viendo el final de las escaleras tomó su polvorienta maleta y dio un portazo al salir.
Ritter buscaba agua en la cocina cuando una mucama entró apresurada y le dijo:
—Señor, su esposa está metiendo las cosas de ella en una maleta de nuevo.
—Joder, sólo eso me faltaba —Ritter subió a zancadas.
***
Lara lloró un buen rato pegada a la ventana, vio a la mujer subir en un lujoso auto y salir de la mansión con un aire de superioridad inigualable.
—¡Estúpida Alemana! ¿Quién coño te crees que eres?
Revivió la escena de ella colgada a su cuello y moviéndose como serpiente contra el cuerpo de él.
—La quiere a ella. Si, a ella la ama. Es su prometida, Pero ¿cómo pudo engañarme todo este tiempo? —miró al frente y tamborileó sus dedos contra el vidrio de la ventana—. Se estaban besando con deseos, con pasión… Aggg!!! Y me miraba con aquella expresión fría… No cerró sus ojos pero la besaba, ¡maldito alemán! ¡Desgraciado!
«No puedo soportar esto ¿Acaso pretende tenerme aquí y vivir su pasión con ella?»
Caminaba al vestier cuando oyó la manilla de la puerta, se quedó esperando verlo entrar, efectivamente era él.
La miró entre pestañas, mientras su comisura izquierda se alzaba junto con su labio… Cinismo eso denotaba… su boca era una mueca de desagrado.
—No esperaba que fueses tan grosera —Lara alzó la cara, estaba roja y enfurecida.
—¿Tengo que seguir siendo la misma estúpida a la que lograste convencer con mentiras y engaños en mi cara? O niegas que estabas burlándote de mí con esa mujer?
—No hay burla de mi parte. Además no siempre es lo que parece.
—¿Qué es entonces? —preguntó sarcástica con sus labios temblorosos.
—Tú eres mi esposa. Yo te dije que soy un hombre de principios, de moral…Por respeto no podría burlarme de ti.
Lara respiró profundo antes de preguntar:
—¿Por qué dijiste qué te viste obligado a casarte conmigo?
Ritter se quedó en silencio, su mirada era distante, sin una pizca de calor.
Ella insistió.
—¿No vas a responderme?
El teléfono de Ritter sonó. Se alejó un poco de ella y respondió:
—Dime Emma —se quedó oyendo un rato—: Voy para allá.
Se acercó a ella con mirada diferente.
—Ahora tengo una cirugía. No te muevas de aquí. Necesito que hablemos sobre todo esto.
Ella se volvió a él retadora.
—¿No me vas a responder?
—Hablaremos a mi regreso —Ritter se dio la vuelta no sin antes darle un vistazo de arriba abajo. Lara vio destellos de fuego en sus ojos—. No te atrevas a salir de aquí.
—¿Y si lo hago? ¿Qué pasará si lo hago? —preguntó ella con los ojos como platos y el mentón en alto.
—No intentes burlarte de mí —y repitió imponente—. ¡No se te ocurra salir de esta casa!
Él sabía que ella estaba furiosa y le conocía ya, la sabia decidida.
—Ritter —murmuró ella débilmente—, dime la verdad, ¿Por qué te casaste conmigo?
Él cerró los ojos y se fue girando lentamente.
—Cuando nos enteramos que estabas embarazada te dije que desde ese momento yo era el padre del niño, pensé en convencerte de entregármelo al nacer, pero en este cortó tiempo logré conocerte y supe que no me lo entregarás así tan fácilmente, entonces decidí que nos casáramos, por eso lo hice porque quiero que el niño nazca dentro del matrimonio, después veremos… Por ahora tienen que estar conmigo.
—Entonces te casaste conmigo sólo por el niño ¿No es así?
—Ya te dije que soy un hombre responsable.
—¿Y esa mujer?
—A ella…—bajó la cabeza al darle la espalda—, le hice daño y eso no me lo perdonaré.
—¿Entonces sólo ella y este niño importan? ¿Invertiste todo este tiempo para ponerme a tu favor y lograr el matrimonio y con eso crees que me tienes atada a ti? ¿Es eso? Y pensaste incluso en arrebatarme a mi hijo. Es mi hijo, no se te olvide. Es sólo mío.
Ritter negó cabizbajo—: Sólo espérame aquí.
Lara lo vio caminar hasta la puerta y volverse antes de salir. Su mirada le quedó grabada como dos dagas de hielo en su corazón.
Al cerrar la puerta tras de sí, Lara se desplomó cayendo sobre sus rodillas, sus lágrimas salieron libres, sin temor de que él la viera en ese estado. Pasó las manos por su vientre.
—No me quedaré a tu lado Ritter Wolf, no seré tu maniquí ni tú muñeca usable. Lo siento.
Las últimas palabras de Ritter rebasaron sus límites. Entonces la decidida Lara limpió sus mejillas con tanta furia y dolor.
«Desgraciado, ¿cómo pudiste engañarme? ¿Me enamoraste, me convenciste de que sentías amor por mí, todo para llevarme a la cama y luego quedarte con mi hijo. ¿Moral? ¡Moral un coño! Viste en mí a una tonta… No Ritter voy a demostrarte que no jugaras conmigo »
Es comprensible que se sienta así, Lara apenas tiene un mes de haber llegado a Alemania, su madre trabaja con la familia Bauer desde los 14 años, los acompañó a Alemania cuando estos regresaron. Lara quedó con sus tíos en Venezuela. María trabajaba y le enviaba lo que ganaba, hasta que se graduó licenciada en química farmacéutica. Se vino a trabajar y en este corto tiempo ya había conocido el amor y el desamor, la pasión y la traición. Se siente usada y engañada por el hombre que ama, un hombre que la desposó por amor supuestamente y que hoy en día no da claras explicaciones, sin embargo ella entiende que ama a otra.
Lara se siente lastimada. Ahora embarazada y sin poder regresar a su recién adquirido empleo, ¿qué va a hacer?
«Mi pobre madre sacrificó sus ahorros para traerme aquí a labrarme un mejor futuro y yo qué hice, me enamoré tontamente de este hombre que me engañó Mi madre se llenará de pesar al verme burlada y que este hombre me quitará a mi hijo… Eso la volverá loca al punto de matar a Ritter Wolf, a mí y finalmente terminaría con ella misma. No, No puedo hacerle ese daño a mi madre, ni ella ni mi hijo se lo merecen»
Cap. 3: Seguridad violada Las últimas palabras de Ritter martillaban la cabeza de Lara: “No te atrevas a moverte de aquí” “Me casé contigo para tenerte hasta que nazca mi hijo” «No soy tu pertenencia. ¿No tienes derecho a decidir sobre mí y la vida de mi hijo? » Volvía sobre sus pasos: «Te vi pegado a ella en aquél apasionado beso, cuando acababas de soltarme después de haber estado toda la noche haciendo el amor conmigo. ¿Cómo pudiste engañarme así?» Se levantó de sopetón con un sólo pensamiento entre ceja y ceja y sin pérdida de tiempo llamó a Adalia, la intérprete que le asignó la agencia de viajes para que la asistiera con el idioma cuando padeció los fuertes dolores de vientre en el avión, quien la llevó a la clínica del doctor Wolf. La única persona a quién consideraba una amiga. ¡Bip, Bip! —Adalia mira con pereza el celular. “Hola! Lara, ¿y eso que me llamas? Pensé que estarías rumbo a una isla paradisiaca con tu flamante esposo”—dijo sarcástica. —Adalia, necesito
Cap. 4: Un mensaje. Berlín. Ritter Wolf estuvo hasta altas horas de la noche despierto, quería noticias sobre el paradero de Lara. Caminaba de un lado a otro con los ojos entrecerrados, pero no recibió ninguna llamada… Marcó el mismo: —¿Qué sucede? ¿Aún no me tienes noticias? —pregunta. El hombre blanqueó los ojos “Ahora mismo estamos apostados frente a la puerta de la traductora, Adalia Muller, pero aquí sólo ladra un perro” —Debe estar en un vuelo. ¿Qué dijeron los Fischer? “La señora Fischer dijo: Estuvo aquí a las 11 de la mañana, renunció, cogió su cheque y se marchó. No quiero saber más nada de esa irresponsable”. Palabras textuales. —Maldita sea! *Fotz, fotz! —Ritter golpeaba la pared mientras gritaba improperios. «Tengo que encontrarla, ella podría delatarme y hundirme junto con el buen nombre de mi familia. En mala hora me callé esto» —Sigan vigilando esa casa y a la madre también. *** Ritter sólo dio vueltas en la cama. En la madrugada ya estaba levantado d
Cap. 5: Primogénito Ritter, esa misma semana firmó los documentos en el banco y la cuenta a Lara Salgado se hizo efectiva a través de María Salgado, su madre. «Bueno, ya con esto no podrá romper mi matrimonio con Lara». Pensó Ritter aliviado. *** 8 meses después de la partida de Lara… Aquella mañana en Múnich… Lara trabajaba en un laboratorio de fármacos, su especialidad. Estaba feliz por eso, ya que se sentía cómoda y desarrollándose en su campo. Su embarazo marchaba de maravillas, ya estaba en los días de espera, pero su vientre estaba muy abultado, sin embargo ella estaba tranquila esperando el nacimiento de Egmont, como llamaría a su hijito. Lara tenía sus noches de insomnio, era normal su corazón sangraba cada vez, su hijo sin padre, sin apellido. Un padre que ni ella misma conocía. La angustia la acorralaba cuando esos recuerdos la invadían. «Hace un tiempo que no se de él —se refería a Ritter, ella realmente lo amaba—. ¿Se habrá casado con Erika? ¿Tendrá hijos? » Er
Cap. 6: Regreso a Berlín Múnich 4 años después. Lara ya tenía otra vida en Múnich, un trabajo como gerente de uno de los laboratorios del grupo Schulte, un apartamento rentado en una zona tranquila de Múnich, pequeño, pero eran sólo ella y su hijo. Podía pagarle una guardería escolar privada a Egmont, con todos los servicios y por todo el día. El laboratorio le quedaba cerca, iba y venía caminando y ahorraba para poderse comprar un departamento, ese era su sueño. Esa mañana Lara recibió una citación del colegio de Egmont, sin demora salió para allá, su hijo esta primero que todo. La educadora la recibió enseguida. —Siga adelante señora Lara —le indicó la profesora al recibirla y se sentaron—. Es que me gustaría saber qué cosas hace Egmont en casa, es qué cada día viene con sueño y no juega con sus compañeritos. ¿Cómo está su alimentación en casa? ¿Está durmiendo suficiente? —Sí, yo misma me encargo de sus comidas, siempre cuidando su dieta, también le pongo a dormir a buena hor
Cap. 7: Reencuentro Lara Luz regresa a Berlín, seis años después. Con su hijo por una mano y la maleta en la otra, Lara camina buscando a quien suponía la esperaba en el aeropuerto. —¡Mami, tengo hambre! ¿Cuándo vamos a comer pollo asado con papas? ¡Me lo prometiste! —¿No comiste en el avión? —pregunta ella. —¡Sí! Pero eso fue poquitico y… —acariciando su barriguita agrega—: ¡Ya tengo hambre de nuevo! —Es cierto, veremos que puedes comer por aquí, recuerda tu nutricionista. —¡UFF! —Cruzó los brazos—. Siempre él en mis comidas… El niño, a pesar de su corta edad había aceptado que padecía aquella enfermedad. Su madre se había esforzado en mostrarle, de una forma entendible para su edad, la forma en que él debía enfrentarla, haciéndole énfasis en que él se iba a curar muy pronto, pero tenía que seguir las indicaciones de su médico y del nutriólogo. Él era muy inteligente y se manejaba con entusiasmo en pro de su propio bien. Repentinamente el niño ve a su madre con picardía…
Cap. 8: Memoria. Lara llegó al departamento que alquiló a través de la agencia. Emil se dio cuenta que algo extraño pasaba con aquél hombre… ¿Cómo ese hombre le dijo Lara las dos veces que se dirigió a ella… ¿Por qué ella estaba tan nerviosa y quería correr y alejarse de ese hombre. También le pareció conocido a Emil, de alguna parte lo recordaba, sólo que no estaba seguro. —Lara, ¿De verdad no conoces a ese hombre? —¡HUM! No lo conozco. ¿Sabes? Estoy muy cansada. —Sí, tienes razón ustedes dos deben descansar —concluyó, y sintiéndose torpe allí, les dejó en casa y se marchó. Lara toma la bolsita rosada y mete la mano, extrayendo el papel al final. Es una tarjeta con el logo de la clínica. “Doctor Ritter Wolf – Ginecólogo” Lara ve los números telefónicos. «Ese desgraciado me reconoció» Pensó y una ola de remordimientos la sacudió. —Debí hablar con él y preparar el terreno, no me conviene tratarlo mal. Ahora lo necesito más que nunca. *** Lara se despierta con el ruido de un
Capítulo 9: Te tengo —¡Vamos! —Salieron enseguida después de que Emil dejó al personal a cargo. Ritter mantuvo sus puños apretados. Ya con Derek tenía bastante, él había aprendido a controlarse, sin embargo ahora mismo con Lara al lado de ese hombre y con la presunción manifiesta de ella al decir “él no es tu hijo”, Ritter se ardió en ira. «¿Será el padre del niño realmente? Yo no detallé tan bien al niño, es qué apenas llegó ese hombre los acaparó para él y ya no volvieron a ver a ningún otro lado y yo me cabreé con eso en el aeropuerto por su forma tan peculiar de negarme, que hasta dude que fuese ella. Sólo cuando me dio esa última mirada corroboré que sí era ella. Pero el hombre ya se llevaba al niño y perdí su rostro de mis ojos. Tengo que buscar la ocasión para conocerlo» Ritter había recibido la invitación a la reunión, allí vio la imagen del hombre que vio con Lara en el aeropuerto. Lo mandó a investigar y así llegó hasta allí. Aceptó la invitación para enfrentarla, pero
Cap. 10: Buscando al padre de mi hijo. Lara toma su bata de laboratorio del perchero y como autómata se la coloca, sus pensamientos están en las palabras del médico el día anterior... «”Debe encontrar al padre del niño a la brevedad posible, ya falta poco para que tengamos un diagnóstico limpio, el niño debe recibir inmediatamente el trasplante de médula, le aconsejo ponerse en contacto de inmediato con el padre del niño”» Desde el día en que su hijo fue diagnosticado con la enfermedad, Lara ha estado experimentando ese tipo de señalamientos con mucha frecuencia. Pero ahora tenía que llenarse de aplomo y enfrentar a Ritter para encontrar al dueño de del semen que le dio lo más hermoso de su vida, su hijo Egmont. Se levantó decidida y poniendo la bata en el perchero tomó su bolso y salió. *** Ritter está llegando a la oficina, su secretaria le hace un gesto con los labios fruncidos señalándole a la oficina. Ritter entiende que Erika lo está esperando al ver la puerta de la ofici