Días después, tras una exhaustiva búsqueda, Manuel e Ibrahím finalmente localizaron el lugar donde Luz estaba cautiva. La fortaleza estaba ubicada en una zona remota y bien fortificada, con vigilancia estricta y medidas de seguridad avanzadas.—En silencio. Que nadie te vea. Manuel.—Ok, lo tomaré en cuenta.Manuel y Ibrahím se acercaron al perímetro de la fortaleza con cautela. Se ocultaron en la vegetación circundante para observar y analizar la situación. Desde su escondite, pudieron ver los guardias patrullando y las cámaras de seguridad cubriendo cada ángulo del complejo.—Ahí está, susurró Manuel, señalando la fortaleza. —Es más seguro de lo que pensábamos, pero tenemos que encontrar una forma de entrar sin ser detectados."—Lo sé, pero bien sabes como es Cristian.Ibrahím examinó la fortaleza con atención. —Podemos usar las distracciones y los puntos débiles en la seguridad que hemos observado.— Necesitaremos una estrategia bien pensada para evitar ser atrapados.Dos horas, ana
Manuel, respirando con dificultad, se dirigió rápidamente con Luz junto a Ibrahím. —Tienen que irse, no podemos permitir que la atrapen —dijo Manuel a Ibrahím, su voz urgente y decidida.Luz, con lágrimas en los ojos, miró a Manuel con desesperación.—¿Y tú? —preguntó, su voz temblando—. ¿No te irás con nosotros?Manuel la miró con una mezcla de dolor y amor.—Alguien tiene que quedarse y detenerlos —respondió, intentando sonar firme pese al dolor—. No puedo dejar que te sigan. Acarició su rostro.Ibrahím miro la herida de Manuel y rápidamente se dio cuenta que estaba envenenado, entonces asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.Sabía que Manuel no tendría oportunidad de salvarse, por la gravedad del sangrado seguramente era un veneno mortal y de rápida circulación.—Vamos, Luz —dijo con suavidad, tomándola de la mano—. Manuel sabe lo que hace. El es el mejor puede cuidarse solo.Sus palabras eran una forma de despedirse de su amigo, sabía que para Manuel, Luz era todo. Ibra
Mientras Daniel por fin se enfrentaba a Cristian, después de derrotar a varios de sus secuaces, el ambiente se cargó de tensión. Cristian, con una sonrisa arrogante, observó a Daniel con desdén.—Pensé que no llegarías tan lejos —dijo Cristian, su voz fría y calculadora—. Pero aquí estás, el héroe en busca de su dama. ¿Realmente crees que puedes detenerme?Daniel se acercó lentamente, el sudor en su frente y las cicatrices de batalla visibles. Sus ojos verdes esmeraldas se fijaron en Cristian con determinación.—No soy un héroe y tampoco estoy aquí para hacerte justicia —replicó Daniel—. Estoy aquí para poner fin a ti.Cristian soltó una risa sardónica y desenfundó un cuchillo con un brillo amenazador.—Entonces, demuéstramelo. Si realmente eres lo que dices ser, tendrás que vencerme primero.Daniel y Cristian se enfrentaron en una batalla feroz. Cristian lanzó el primer golpe, un rápido puñetazo dirigido al rostro de Daniel, quien apenas pudo esquivarlo. Con agilidad, Daniel respondi
Entonces Daniel se acercó por detrás a Luz y la abrazó con suavidad. Ella sintió el calor que emanaba del cuerpo de Daniel y poco a poco se fue tranquilizando. Con una voz suave, Daniel pronunció:—Cariño, suéltalo. Déjame a mí. Sino lo haces te perderé. —Dan. ¿Eres tú? —respondió Luz, con lágrimas comenzando a caer por su rostro.Mientras tanto, Cristian se revolcaba de dolor en el suelo, como si algo o alguien lo estuviera aplastando. Gotas de sangre salían de su boca, y su cuerpo se convulsionaba.Daniel, al notar la situación, se apresuró aún más:—Bebé, mírame. Soy yo. Aquí estoy junto a ti.Luz volteó lentamente y cruzó la mirada con la de Daniel, sus ojos brillantes color de esmeralda la envolvieron por completo, transmitiendole seguridad y calor.—Dan, ¿eres tú? —Su voz ahora sonaba diferente, llena de incredulidad y alivio.Acarició el rostro de Daniel, mientras él poco a poco la hacía soltar su puño cerrado.—Bebé, déjame a mí. Yo me haré cargo de él. Tú solo abrázame. Te e
Afuera, se encontraron con los muchachos, que ya habían acabado con todos los enemigos. Ibrahím se les acercó rápidamente y abrazó a Luz.—¿Estás bien? —preguntó, con preocupación en su voz.—Sí, estoy bien, Ibrahím —respondió Luz, tratando de mantener la calma.Ibrahím miró a su alrededor, buscando a alguien más—. Daniel, ¿y dónde está Manuel?Daniel bajó la mirada, y su silencio fue suficiente para que Ibrahím entendiera. Los ojos de Ibrahím se llenaron de tristeza mientras asimilaba la noticia. Luz, con la voz quebrada, agregó:—Manuel se quedó atrás. No pudo salvarse. Murió.Sus ojos se llenaron de lágrimas.Ibrahím cerró los ojos por un momento, sintiendo la pérdida de su amigo. Luego, con una determinación, dijo:—Manuel murió como uno de nosotros. No podemos dejar que su sacrificio sea en vano.— Tenemos que salir de aquí antes de que exploten los explosivos.Los muchachos asintieron, comprendiendo la urgencia de la situación. —Por Manuel. Pronunció Piero.–Por Manuel. Respond
Con el paso de los años, el pequeño Manuel creció rodeado del cariño de sus padres y de los tíos de la élite. El amor y el apoyo de su familia crearon un entorno lleno de calidez y seguridad para él.Dos años después, la familia se agrandó con la llegada de una nueva miembro: una pequeña niña. Al nacer, sorprendió a todos al heredar los ojos de su padre, una característica que nunca antes había ocurrido en la familia.—Es increíble, nunca antes había sucedido esto —mencionó Jonathan,observando con asombro los brillantes ojos de la bebé.—Creí que sólo Manuel había heredado esa característica —añadió Daniel, con una sonrisa de orgullo—. Pero ver que nuestra hija también los tiene es un regalo especial.Luz, con su bebé en brazos, miró a Daniel con ternura.—¿Qué nombre le daremos? —preguntó, acariciando la cabecita de la niña.Daniel pensó por un momento y luego sonrió.—¿Qué te parece el nombre de Clara? Es un nombre que simboliza claridad y luz, algo que siempre hemos querido para n
En la mansión, la primavera había llegado, y los niños jugaban felices en el patio trasero, un enorme campo abierto lleno de flores silvestres. La pequeña Clara, sujetando la mano de Jonathan, seguía los pasos de su hermano mayor Manu, corriendo entre las flores y riendo con alegría.Susan y Abraham estaban ocupados arreglando el mantel para el picnic, mientras Brandi y Simón se relajaban bajo un frondoso árbol de pomelos, disfrutando de la tranquilidad del jardín.Mientras tanto, en un rincón apartado del patio, Luz, Daniel e Ibrahím tenían un momento de despedida. La conversación estaba cargada de emociones.—Entonces, ¿te irás? —preguntó Luz, con un tono melancólico.—Sí, volveré a retomar mi camino —respondió Ibrahím, con determinación.—Eres un necio. ¿Por qué no te quedas con nosotros aquí? ¿Acaso no eres feliz con nosotros? —insistió Luz, su preocupación evidente.—Por el contrario, soy muy feliz aquí —admitió Ibrahím—. Pero no puedo quedarme. Ya cumplí mi misión. Tengo que ret
Me desperté a la madrugada, eran como 2 y 30.Escuché un barullo en la casa, me fije que manu no estaba en la cama, volví a escuchar otro barullo, está vez más fuerte me levanté rápidamente y salí corriendo de la habitación, bajé las escaleras.Él sudor corría por mi rostro, mis manos templaban.Mi intuición me decía, que algo malo iba a pasar.Pude ver que Manuel, estaba en medio de una pelea con dos tipos extraños, su figura era de gran tamaño, me asusté y quise volver hasta la habitación, pero alguien me sostuvo del brazo, voltee a mirar pero no pude ver su rostro tenía un pasamontañas negro, no me pude escapar de él, ya me tenía agarrada por mi cuello, él hombre comenzó a gritar—¡ Mira, Manuel ya tengo, a tu esposa!—Si no la quieres ver muerta, es mejor que te entregues.Al verme, con un arma apuntado en mi cabeza, él se rindió. Cuando miré su rostro se veía asustado, en ese momento supe que algo estaba mal.Esos tipos con trajes negros, me obligaron a entrar en nuest