Brenda y Sebasthian volvieron a verse el día de la boda, en la iglesia durante la marcha nupcial, ellos entraron unidos del brazo como padrinos del enlace antes del cortejo de la novia, Bernhard entregaría a Elena, Brenda como una broma privada a Sebasthian se había comprado un vestido en color plata, con una maya intrincada de pedrería y accesorios en el corpiño con una falda que le caía amoldándose a su figura y dejaba visible una pierna, parecía una princesa guerrera con vestido de gala.
—Parece que llevaras una armadura de sueños mi hermosa Valkiria —Le susurró Sebasthian mientras caminaban por el pasillo de la iglesia llena de invitados.
—Silencio, no seas insolente, hoy no es sobre nosotros, el día es de Elena y Pablo.
—Muy pronto…
Al llegar frente al sacerdote besó sus nudillos mirándola a los ojos, sonrió y se colocó junto a Pablo, Brenda se quedó al lado izquierdo, seguro que con la
—Señor Sebasthian bienvenido al Hotel Larsson Milán. Justin recibió a Sebasthian cuando este llegó al hotel. —Muchas gracias Justin. — ¿Algún problema con su nuevo asistente señor? —No ninguno, es hábil y capaz, lo dejé en Estados Unidos, parece que me acostumbre a ir y venir solo. —Si decide que él no le funciona como asistente me encargaré de buscar alguien más. —Tranquilo Justin, espero no sea necesario, ahora empecemos a trabajar que ando apurado. —Como siempre señor, el tiempo es dinero. Sebasthian sonrió, ignoraba que Justin hubiera estado tan pendiente de cada cosa que él dijera, al parecer era un mentor para Justin, aunque nunca se lo propuso, después de conversar largo y tendido acerca de la situación del hotel en general, pasaron a los problemas álgidos. —Justin, ¿Qué crees tú respec
Sebasthian tuvo que quedarse 3 días en Milán, dejó al chef a cargo del restaurante, aunque era un hombre frio y difícil de adivinar un sentimiento en su expresión, Jhoseph Rinaldi le cayó bien, era un tipo autentico y sin intenciones ocultas, quedaba conforme dejándolo al mandó coordinado con Justin, en el gimnasio quedó sin dirección por los momentos, Justin tendría que maniobrar mientras tanto, en el avión decidió mandar mensaje a Brenda, hasta ahora solo le habían enviado las buenas noches a diario. “De camino a Estados Unidos, regreso pronto” Brenda contestó de inmediato. “Pasara lo que tenga que pasar, es tu vida Sebasthian debes analizarla con pros y contras, igual que tus negocios” Sebasthian ignoró sus eternas dudas. “Hablando de negocios, debo llevarte a Milán, me quedé sin gerente en el gimnasio de allá, ten
—Perdónenme, esto es muy fuerte para mí. —La comprendemos por completo —intervino Bernhard—, señora Leticia, mi nombre es Bernhard Larsson, hemos organizado una cena para que se diera este encuentro, vera Brenda y Belinda son parte de mi familia, aunque no llevemos la misma sangre, estas chicas son como mis hijas, así que acéptenos esta comida y así puedan llegar a dilucidar si ellas son quienes usted cree que son. —Muchas gracias señor Bernhard, yo estoy por completo segura, y le agradezco su amabilidad, con gusto lo acepto. — ¿Por qué no nos buscó antes si esta tan segura? —Brenda no se aguantó, tenía que decirlo. —Brenda, espera que al menos se presente antes —le regañó Teresa que había llegado con Leticia. —No se preocupe hermana, tiene razón. —Hace años cuando mi esposo murió, contraté un investigador privado, pudo aprovecharse de mí y sacarme muc
Dos días después de que Brenda conociera a su abuela se celebraba un torneo en el salón de combate el Warriors estaba al máximo de su capacidad, Brenda haría la presentación y premiaría a los ganadores, aunque tenía su uniforme de entrenadora desde que supo de su embarazo no subía al ring, el día de hoy Rebeka aunque no participaría, aún era muy novata, sí vería el espectáculo, Brenda la vio como estaba recostada de una pared mirando el ring, la actitud no era propia de la efusiva y alegre Rebeka, Brenda la buscó. —Hola Rebe, ¿Por qué esa cara? —No es nada. —No parece que sea nada. — ¿Alguna vez te has arrepentido de algo que haces, aunque pensabas que no te importaría el resultado, pronto descubres que en realidad si te importaba? —Creo que si trato de contar momentos así pierdo la cuenta. — ¿Entonces es normal? —Quizás
—Brenda, lo lamento, pero no hay actividad cardiaca. Brenda estaba acostada mientras su médico obstetra veía con el ecógrafo doppler tratando de detectar el sonido que indicaban los latidos del corazón de su bebé, la última vez que vino sonaba muy fuerte y rápido como el galope de un brioso caballo, ahora no había nada, solo el sonido de aire sin golpeteo. Brenda no podía decir nada, estaba en shock, el médico continuó, con mucha paciencia y empatía con ella. —Es una lástima, es también una terrible casualidad, por tu condición física eres una mujer fuerte, aunque es poco probable que golpes puedan malograr el feto, existen estos raros casos, en donde el golpe es tan preciso —El medico suspiró y negó con la cabeza abatido—, aunque escucharas que muchas mujeres sufren peores accidentes sin consecuencias para sus fetos, debes saber que no es tu culpa, son cosas que pasan, pero aun eres muy joven para volver a intentarlo. Lo siento muc
Sebasthian estaba furioso, había sido suspendido el tránsito aéreo debido a la tormenta, había llamado a Brenda y el teléfono estaba apagado, habló con su padre, Brenda le había contado todo, no pudo evitar decirle lo herido que estaba por haberlo mantenido engañado, sin embargo, lo consoló, diciéndole que Brenda estaba siendo atendida, que apenas pudiera llegar lo hiciera, que se calmara, Brenda se recuperaría. Pablo fue al gimnasio, encontró a la recepcionista con los ojos hinchados, los entrenadores seguían trabajando, pero sin duda se sentía la pesadez de las circunstancias, ya no había rastro de Ernesto, Pablo fue directo al salón de combate y buscó a Diego, el instructor fue con él. —No nos hemos presentado formalmente, mi nombre es Pablo Larsson. —Mucho gusto, Diego Aguirre. —Mi hermana me contó lo que pasó. Diego no pudo evitar ponerse nervioso. — ¿S
—Buenas tardes tengan todos, el día de hoy les hemos dado cita aquí para hacerlos testigos de primera mano, de la dicha que siente la honorable empresaria de carácter mundial Leticia García, dueña de la línea de productos Gremien, les pido sean respetuosos ante una delicada situación familiar y que de ahora en adelante gocen de la verdad y no se dé lugar a especulaciones, sin más rodeos con ustedes Leticia García. —Buenas tardes —saludó Leticia a los reporteros que por un momento la cegaron con la luz de los flashes—, les abro las puertas de mi casa en Venezuela, esta propiedad tenía años cerrada, y francamente no pensaba regresar nunca a este país que fue mi hogar la mayor parte de mi vida como casada; aunque soy española, sentía a este país mi hogar hasta que la desgracia toco a mi puerta, no existen muchas personas que recuerden que tuve una hija, Lorena García, ella nació en esta casa, lamentablemente siendo adolescente debido a un accid
—Pablo estaba preocupada, ¿Sebasthian cómo está? —preguntó Elena a Pablo, aunque Bernhard le había dicho que no se preocupara que ellos eran hermanos y siempre habían estado uno para el otro, ella solo quería que llegaran sanos y salvos. —Hola nena, mi amada y adorada esposa siempre preocupada. Pablo la besó, se quitó la ropa y entró a bañarse, Elena lo siguió al baño, desde la regadera le contestó. —Está bien nena, solo está borracho y con el corazón roto, se pondrá bien. —Me siento culpable. Pablo abrió la puerta de la ducha y sacó la cabeza mirando a Elena a la cara, tenía sus lentes de montura y los ojos hinchados. — ¿Por qué te sentirías culpable? Tú no hiciste nada. —Sebasthian tiene razón, no he sido su amiga, siempre he puesto a Brenda primero, aun sabiendo que sus planes son autodestructivos, fíjate ahora. —Sería buen