Capítulo 30: Excelente servicio

Iris

Con mi tía hablando sin parar, como si no tuviera la más mínima intención de irse, y con los dedos de Roy aún jugando dentro de mi vagina, mis piernas tambalean a punto de caer, al mismo tiempo que bloqueo mis gemidos con las pocas fuerzas que me quedan.

—¿Hoy no tenías que ir a la central? ¿No se te está haciendo tarde? —grita interrumpiendo a su madre, luego de ver mis gestos de sufrimiento.

Sin dejar de moverse, él sigue disfrutando de la escena y del peligro, mientras que yo estoy luchando por no dejarme vencer por la gravedad; estoy usando mi último aliento para no caer y terminar alertando a Mirta.

—¡¡¡AY!!! ¡¡¡Sí!!! Menos mal me hiciste acordar, ya me voy... —comienza a alejarse— No hay nada para comer, cuando tengas hambre pídele a Iris que te prepare algo. —grita bajando por las escaleras.

Cuándo finalmente escucho el ruido de su auto desaparecer, mis piernas se dejan vencer y caigo sobre el regazo de Roy, agitada y con la fuerza apenas suficiente para no deslizarm
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