Iris Con mi tía hablando sin parar, como si no tuviera la más mínima intención de irse, y con los dedos de Roy aún jugando dentro de mi vagina, mis piernas tambalean a punto de caer, al mismo tiempo que bloqueo mis gemidos con las pocas fuerzas que me quedan.—¿Hoy no tenías que ir a la central? ¿No se te está haciendo tarde? —grita interrumpiendo a su madre, luego de ver mis gestos de sufrimiento.Sin dejar de moverse, él sigue disfrutando de la escena y del peligro, mientras que yo estoy luchando por no dejarme vencer por la gravedad; estoy usando mi último aliento para no caer y terminar alertando a Mirta.—¡¡¡AY!!! ¡¡¡Sí!!! Menos mal me hiciste acordar, ya me voy... —comienza a alejarse— No hay nada para comer, cuando tengas hambre pídele a Iris que te prepare algo. —grita bajando por las escaleras.Cuándo finalmente escucho el ruido de su auto desaparecer, mis piernas se dejan vencer y caigo sobre el regazo de Roy, agitada y con la fuerza apenas suficiente para no deslizarm
RoyEn el momento en que la conocí me enamoré completamente de su rostro angelical, irradiaba una luz diferente que nunca había visto hasta ese entonces; no importaba por dónde la mirara, era hermosa de pies a cabezas, y aunque sé que me he comportado de mala manera, y que he llegado a ser bastante grosero y abusivo, no puedo imaginar a otra mujer a mi lado que no sea ella.No siempre fui un mal chico, de hecho antes de que mi padre se fuera era bastante dulce y considerado, y en cuanto Iris entró a mi vida siempre quise tratarla bien, quería tener una buena relación entre los dos y deseaba de todo corazón poder ser cualquier cosa que ella necesitara para ser feliz. Pero por alguna extraña razón, no me salía ser un buen niño en su presencia, estaba muy enojado con la vida misma y sin querer terminé por desquitarme con ella. Para mi madre siempre fui un objeto, algo que solo tiene valor cuando se puede beneficiar de el, pero en su momento gracias a mi padre eso no me importó; mien
RoyAlgunas semanas antes de aquel día ya me había contado toda su triste historia, por eso entendí que le dio somníferos a mi madre en honor a sus fechorías para que no pudiera ir tras él, y así de esta manera ellos tendrían la posibilidad de estar muy lejos antes de que ella pudiera hacer algo.Luego de varias horas Mirta finalmente despertó, y en cuanto lo hizo bajó apurada para buscarlo sin notar que yo estaba en la cocina comiendo; al parecer se había dado cuenta de lo que estaba pasando. Cuando subí a su habitación encontré sobre su mesa de luz una pequeña nota, en ella Raymond escribió que se iba con su nuevo amor, una mujer que se llamaba igual que la anterior, y que no se molestara en buscarlo; tiempo después me enteré de que mi padre gastó todo el dinero escondido para adquirir un bote, me fue bastante irónico el hecho de que haya pagado su huida con el mismo dinero que mi madre le estaba quitando para si misma.Poco antes de que se fuera ya eran tiempos muy difíciles, no
RoyAl entrar a la piscina la agarré fuertemente para que no se ahogara, y cuando pude sentir su fina cintura entre mis brazos mi pene comenzó a endurecerse, y lo transparente de su camiseta mojada me provocaba aún más. Casi no podía controlarme, moría por hacerla mía en ese preciso momento, ni siquiera me importaban las personas a nuestro alrededor; antes de cometer alguna locura recordé lo humillado que me sentí al escucharla hablar con su amiga, y me puse a pensar lo mucho que me lastimaría su rechazo frente a todos, así que al sentir que esa parte de la piscina no era tan profunda, la solté y me fui lo más rápido que pude.Después de refrescarme un rato, volví a la fiesta pero ella ya no estaba, creí que se había ido a asear y que pronto volvería, y al no querer preocuparme continué disfrutando del ambiente y de unas bebidas frías; o por lo menos fue así hasta que, cuando estaba a punto de tomarme un coctel, mi amigo de la infancia me detuvo. —Yo que tú no me tomaba eso —dijo
RoyAl parecer pasamos el resto de la noche juntos, por que al despertarme con los gritos de mi madre, Iris aún estaba recostada sobre mi pecho con mis brazos a su alrededor. Traté de calmar a Mirta para que no se desquitara con Iris, pero no alcanzamos a decir mucho antes de que nos llevara al registro civil.Hizo un bochornoso escándalo para que nos permitieran casar ese mismo día; incluso llegó a gritar cosas insinuando que Iris podría estar embarazada. Pero pese a la vergüenza que nos estaba haciendo pasar, estaba más que feliz con la idea de pasar el resto de mi vida junto a ella, y no me importaba casarme o no, solo necesitaba que ambos estemos juntos. En secreto me acerqué a hablar con el juez para explicarle lo que había sucedido, le dije que no era correcto casarnos aún, y menos por un error de dos niños inconscientes; también le prometí que me haría cargo de ella y que no volvería a pasar algo así, o por lo menos no al menos que ambos estuviéramos sobrios y dispuestos.
RoyEstaba demasiado furioso y triste a la vez, una cosa es tener ciertas dudas respecto a algo, y otra cosa muy distinta es confirmarlo; así que después de leerlas me ahogué en mucho alcohol, pero como eso no me pudo ayudar a desahogar mi ira, me dispuse a irme para confrontarla. No sabía que más hacer para contener todos esos sentimientos que fluían en mi interior, solo ella podía ayudarme a entender lo que estaba mal, necesitaba con urgencia hablarlo cara a cara de una bendita vez.Mientras me dirigía a mi camioneta Shannon intentó seducirme nuevamente, se desnudó frente a mí y me dijo que ella podría darme todo el amor que necesitaba siempre que le diera una oportunidad, y yo como un tonto de lo ebrio que estaba casi caí en sus enredos; era tan parecida a Iris que siempre me confundía, pero pese a sus intentos ella no era su prima, y no había manera de que pudiera ocupar su lugar en mi corazón. La hice a un lado y continué con mi camino, y aún algo dudoso de lo que debía o no ha
IrisAl decir esas palabras me asusté, con lo que pasó ayer ya no sé con qué me va a salir ahora.—No te asustes, no es nada malo —me dice sonriendo, al mismo tiempo que me abre la puerta del copiloto.Comienza a manejar y un silencio incómodo se apodera del ambiente; no sé qué querrá decirme, pero ni a él ni a mí nos sale empezar. No me deja más opción que intentarlo…—Creí que no te gustaba ese lugar —le insinúo casualmente; ni siquiera lo pensé, solté lo primero que se me vino a la mente.—ríe a carcajadas y luego me responde— No, no se trata del lugar. Solo me molesta que esos hombres ronden a tu alrededor. Derrapa su camioneta dejándola a un lado de la carretera, justo bajo la sombra del cartel "Bienvenidos a Ínsula", y luego baja y rodea el frente a un paso lento; se parece a uno de esos sujetos de las películas que trabajan en la seguridad de alguien importante, aunque para estar iguales aún le falta el traje negro y el cable de espiral colgando de su oreja. Se acerca
Iris—… El sujeto que está en tu cabeza es un vampiro, ¿verdad? —me pregunta para confirmar lo que ya sabía.Trago saliva, y con algo de miedo le respondo.—Sí, ese chico es un vampiro.—Está bien, no te asustes. —me dice sonriendo; supongo que notó algo en mi reacción— No le haré nada, no cometeré ninguna locura que te aleje de mí.—Y ahora, ¿qué harás? —le pregunto todavía algo preocupada.—Nada… ¿Qué puedo hacer? —se levanta de hombros al responderme— Pese a que lo hicieron no están saliendo, ¿o si?—No, no tenemos nada. De hecho creo que se terminó… —le digo en un tono triste.—Entonces no hay nada que nos impida intentarlo —me dice acercando su cuerpo al mío.Luego deja su cabeza apoyada a un lado de la mía sobre la camioneta, y al hacerlo me permite ver el paisaje detrás de él. Aproximadamente a unos cien metros de donde estamos nosotros, hay alguien mirando en nuestra dirección; al lado de uno de los árboles de la entrada del bosque.No sé si Eloy llegó recién, o si a