Capítulo 22: Una verdad que molesta

Eloy

Mis ojos tardaron poco más de un mes en volver a su color natural, y por todo ese tiempo evité salir de casa bajo esa excusa. No quería que nadie me viera en ese estado y que luego tuviera ideas equivocadas; me mantuve encerrado en ese sótano sin abrir las puertas lo más que pude, e incluso dejé de hacer uso de la electricidad.

De haber sido posible me hubiera gustado hibernar, necesitaba analizar mis pensamientos e ideas; ni siquiera salí a ver a mis padres, lo cual creo que les preocupó un poco. Mi madre dejaba comida en la entrada y se iba sin decir ni una palabra, y mi padre ocasionalmente se sentaba en las escaleras e intentaba "consolarme", diciendo cosas como que todo pasará, que lo podré superar, que ya conoceré a mi pareja, etcétera.

Yo solo me aferraba a esa vieja camiseta, la que me lanzó la primera vez que la vi, tratando de convencerme de que si ya la pude superar en una ocasión, entonces podría volver a hacerlo cuando quisiese. Pero no sé qué tan duro me pegó reenco
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