Miraba con una sonrisa el mensaje de cumpleaños que Archie me había mandado, al salir de mi habitación un olor dulce me envolvió, mi sonrisa ahora era nostálgica, sabia de sobra que al bajar y entrar en la cocina, no será él quien estuviera cocinando mi desayuno favorito, cerré los ojos al sentir mis lágrimas agolparse, mi pecho ardía, limpie las que había conseguido escapar. Respire hondo comenzando a bajar las escaleras.
– Buenos días–saludé haciendo que diera un bote y un pequeño grito se le escapara, comencé a reír ante eso
– No tiene gracias, ¿Sabes? Te has quedado sin desayuno de cumpleaños–dijo mirándome con malicia, puse una cara triste acercándome a él– No podría hacerte eso–me abrazo dándome un beso en la frente– Feliz cumpleaños–
Despu&eac
El ambiente era tenso, su mirada era fría, con tintes de desdén mal disimulado, dejo la taza encima de la mesa sin dejar de mirarme, suspiré algo exasperada por su mirada y el silencio– ¿Puedo saber qué haces aquí?–cuestioné con curiosidad, una sonrisa algo arrogante se formó en sus finos labios– Hablar, pero a solas–dijo mirando detrás de mí, me giré viendo a mi hermano, me miró indeciso, asentí con una pequeña sonrisa, no muy convencido se marchó– Ahora que estamos a solas, tú dirás–– ¿Cuánto quieres?–– No comprendo esa pregunta–una leve risa escapo de sus labios, se puso de pie, en silencio recorría todo el salón, sus tacones de aguja resonaban, de repente paro cerca de mí, sus fríos ojos azules me miraron– &i
Había pasado una semana desde que descubrimos que Amanda era la amante de Davis, no le había dicho nada con respecto a lo que pasó con ella en mi casa, bastante afectado le veía ya como para añadir más leña al fuego.Su amigo le comunico que tardaría más con los documentos, aquello le tenía un tanto desesperado, quería atrapar cuanto antes a Angus Stone, y enviarlo a prisión.– ¿No deberías decírselo a tu padre?–cuestioné sentándome a su lado– Sin pruebas no me creerá, él le tiene mucha estima, son amigos casi desde la infancia–asentí soltado un suspiro– No te preocupes por nada preciosa–acaricio mi rostro con suavidad, sonreí mirándole– Hay algo de lo que deseo que hablemos–de repente se puso totalmente serio– ¿De qué?–s
Me sentía tan segura entre sus brazos, amaba sus caricias en mi cabeza, las leves cosquillas que me hacían sus dedos al rozar mi espalda, escuchar los latidos de su corazón era relajante, abrí los ojos contemplando nuestro reflejo en el espejo, era una imagen que me encantaba.– ¿Qué harás con respecto a Grace?–cuestionó haciendo que suspirase, me separe de él sentándome en la cama– No lo sé, no sé cómo sentirme, necesito tiempo, para digerir todo–nos quedamos en silencio por un largo rato– Tengo que contarle esto a Aiden–– Él ya lo sabe–lo miré incrédula– Tu padre también le dejo una carta–– ¿Desde cuándo sabe de esto?–pregunté frunciendo el ceño– Grace le dio la carta cuando nos marchamos de viaje–asent&iacu
Pov Archie Aquellos ojos oscuros que parecían perlas negras, me miraban aterrados, con súplica, estaban llorosos, tenía sus manos apretadas en un puño– Archie…–susurró con voz temblorosa– ¿No me crees?–– Claro que no te cree, deberías marcharte–mi madre iba a acercarse a ella con intención de sacarla, rápidamente sujete su brazo mirándola con seriedad, me giré hacia mi preciosa, le dedique una sonrisa acercándome a ella– Claro que te creo, como te dije, sé cómo eres, pero sobre todo, sé cómo es Amanda–coloqué mis manos en su rostro, quite con delicadeza las pocas lágrimas que habían conseguido escapar de sus ojos– Me asustaste–– Lo siento, es que quedé algo impresionado, nunca pensé que justame
Besaba con suavidad esos labios que me volvían loco, eran una adicción para mí, ella completamente lo era, una adicción muy dulce, nos separamos, abrí los ojos contemplándola, era hermosa, su nariz pequeña y respingona, su nívea piel, sus ojos tan oscuros como la noche, rodeado de largas pestañas, y ese hermoso cabello negro que caía como una cascada sobre sus hombros.– ¿Qué me miras tanto?–cuestionó con curiosidad, sonreí dándole un corto beso– Veo lo hermosa que eres–sus mejillas tomaron un ligero color rosado, siempre le pasaba cuando le decía este tipo de cosas, y me encantaba– Debería decírselo al mundo entero–me levanté del sofá bajo su atenta mirada, fui hacia la puerta que daba hacia el balcónSalí a este contemplando la ciudad, sentí sus manos en mi brazo, m
Después de que Grace se marchara, Aiden y yo, hablamos, estaba decaído debido a que su relación con Amber había terminado, lo decidieron así pues ella se marcharía a estudiar a Yale, en Connecticut.Retorcía mis dedos con nerviosismo, el sábado había llegado más rápido de lo que me hubiera gustado, eran las ocho de la tarde y su madre no había aparecido aun, le mire de soslayo, parecía tranquilo, pero el hecho de que no estuviera quieto, me decía lo contrario– Vamos a cenar, está claro que no vendrá–dijo acercándose a mí ofreciéndome su mano– Démosle media hora más–suspiró asintiendo, se sentó a mi lado mirándome– Estás preciosa, como siempre a decir verdad–– Gracias–me incline sobre él besando su mejilla, iba a alejar
Nos habíamos sumergido en un silencio, podía sentir las penetrantes miradas de Archie y su madre, no me atrevía a mirarlo, seguramente habría decepción en sus ojos.– ¿Tú has intentado…?–su pregunta se quedó en el aire, escuchamos el nombre de Amanda, rápidamente nos levantamos acercándonos al médico– ¿Cómo está?–cuestioné con preocupación– Se encuentra estable, el lavado de estómago fue un éxito, ahora está siendo trasladada a una habitación–suspiré aliviada, se marchó dejándonos en un incómodo silencio– Iré a preguntar por su habitación–comentó Harriet marchándose– Erin…–– Lo sé, hablaremos luego de ello–sonreí débilmente, él asin
Estábamos en silencio observándonos mutuamente, sentía que lo que veía era una ilusión, quizás mi vista me engañaba, pero esa voz era la suya, esos ojos grises, su cabello negro, ese lunar debajo del ojo izquierdo, aquel tatuaje en su antebrazo, en forma de flecha y en medio una brújula– Erin, ¿estás bien?–cuestionó haciéndome volver a la realidad– Si… Solo, me ha sorprendido verte–dije a lo que él sonrío– ¿Cuándo has vuelto?–– Ayer, mi madre no paraba de insistirme, ya sabes cómo es–asentí, rápidamente quedamos en un silencio incómodo– Será, mejor que me vaya, ya nos veremos–comenté dándome la vuelta, pero su mano en mi brazo me impidió marcharme– Espera–me di la vuelta soltándome rápid