Hacienda El MolinoJuan CarlosLlevábamos cerca de una hora desde que llegamos a la ceremonia en casa de Cecilia, las cosas parecían ir bien aun cuando me molestaba estar lejos de Lucía, en parte no le veía sentido el seguirnos ocultando si ambos queríamos estar juntos y nos amábamos, pero no quería darle motivos a Mariela de acelerar los planes de casarla con otro hombre.Le conté la verdad a Lu de lo que planeaban hacer con ella, por supuesto quedó devastada y en un afán por evitarlo me dijo que nos casáramos, estuve tentado a la idea de hacerlo y sé que mi hermano lo haría oficial así tuviéramos que darnos a la fuga, pero era justo lo que yo no quería, ella merecía la boda que deseara, anhelaba verla caminar hasta el altar de la misma forma en que Mariana lo hacía mientras Raúl la observaba con orgullo, con amor.—Juan Carlos —llamó Carolina cortando mi vista hacia Lu quien permanecía en otra mesa. —¿Puedes ayudarme con algunas cosas? Están pesadas y no puedo sola.No estaba seguro
Mariana— Raúl, hace demasiado calor ¿Seguro no estás perdido?—Tranquila amor, estamos cerca.—Eso dijiste hace como una hora y siento que me estoy derritiendo.—Ya lo verás…Al fin detuvo el auto, mi cuerpo está totalmente entumecido de todo el tiempo que duré sentada, no estoy acostumbrada a tanto tiempo de inactividad y en estos momentos estoy dudando de mi capacidad de raciocinio a esto de una “segunda luna de miel”.—Deja de pensar tanto, mujer, si es por las niñas seguro están pasándola muy bien y, además, ya llegamos a nuestro destino.—Sigo creyendo que fue una mala idea, al menos debiste decirme a dónde iríamos.Intenté bajarme de la camioneta sola, pero sus grandes brazos me atraparon pegándome a su cuerpo… Un gesto que inevitablemente me pone los pelos de punta, su cercanía, su olor… Raúl siempre ha tenido un efecto hipnotizante en mí.—Dijimos que disfrutaríamos en pareja, ¿y te rindes tan pronto? ¿Ni siquiera quieres descubrir el paisaje?No puedo evitar rendirme ante su
Dos días despuésAlma—Alma, tenemos mil cosas por hacer.—No, lo que tenemos es un retraso de casi una hora por tu culpa.—¡El trabajo es lo que tenemos retrasado!—Se equivoca; padre Valencia, me aseguré de dejar todo arreglado para que no tenga que pensar en nada más durante los próximos tres días.—¿¡Tres días!? —exclamó furioso. —¿¡En qué estabas pensando!?—Solo quería pasar unos días contigo ¿Tan malo es? —quebré mi voz haciéndole un mohín sensibilizándolo en el acto. Se ve tan lindo cada que se conflictúa así.—No me hagas esto —presionó el puente de su nariz tratando de contenerse. —Sabes que no es malo, pero tenemos mucho por hacer —habló más suave, ha caído.—No, ahora tú y yo nos iremos lejos, te olvidarás del trabajo y nos divertiremos mucho.—¿Irnos a dónde? —no pude evitar soltar una sonrisa traviesa. —No… por favor dime que no hiciste una locura.—¡Claro que no! —renegué. —¡Haremos una locura! —afirmé perversa.Durante la siguiente hora escuché sus quejas en completo s
Christian Había estado tan ocupado que no recordaba mi cumpleaños, pero que ella se tomara la molestia de preparar este viaje hasta el último detalle fue muy significativo, desde ayer hasta esta mañana que estuvimos en la playa y ahora que habíamos llegado al hotel en las montañas, fue perfecto, no veía la hora de saber qué sería lo próximo que pasaría, pero sí sabía lo que quería hacer con ella en cuanto cerré la puerta tras nosotros. Dejé las maletas a un lado y la arrinconé de frente contra un gran espejo que había en la pared colocando sus manos a cada lado de este, saboreaba su cuello, los hombros y su espalda a medida que nos desnudaba. Ella quiso repasar mi cuerpo, pero volví a acomodar sus manos en el mismo lugar dejando una fuerte mordida en uno de sus brazos. —Las manos quietas, señorita Montenegro, no querrá una penitencia durante la estadía. —O tal vez sí… —repasé mi rostro en su perfil y mordí su mejilla viendo nuestro reflejo. —No, en verdad no la quieres, pero sí q
Christian No sabía cuál Montenegro era peor en este momento, pero debía deshacerme cuanto antes de Raúl al sentir la sangre bajar a mi entrepierna con cada succión que hacía ella a la par de un perfecto trabajo manual que supo combinar diabólicamente. Al final accedí a la invitación asegurándole que buscaría a Alma, le informaría que nos veríamos en dos horas para dar un recorrido los cuatro en la zona ecológica y en la noche iríamos al casino, pero fue porque no soportaba un minuto más llegando a liberar mi deseo en la boca de ella en cuanto él se alejó devuelta a la habitación y la muy descarada salió con orgullo tras acomodar la prenda dejando un beso en mi mejilla. —Ojo por ojo, padre, ahora estamos a mano —murmuró perversa en lo que yo recuperaba el aliento. Parecía que me había succionado el espíritu, sin embargo, la tomé con fuerza de la muñeca llevándonos a la habitación, nos desnudamos rápidamente en medio de un fogoso beso que encendió nuestras ganas y la levanté alejánd
Juan Carlos Cada día parecía empeorar esta pesadilla. Sé que todo empezó bastante mal y quizás de haberle puesto un alto a Carolina cuando las cosas avanzaron con Lucía o de haberle dicho a ella la verdad sobre mi relación con Carolina, hoy no estaría lamentándome como un imbécil por lo ocurrido en la boda de Raúl. Desde ese día todo ha sido un caos en mi vida y mi cabeza, intento mantener la mente fría durante el trabajo ocupándome tanto como sea posible para llegar a casa y dormir, evitando recordar que por culpa de las estupideces de Carolina ahora debo lidiar con el hecho de que seré padre y para colmo también con el silencio de Lucía, pues ella vez no quiso hablar conmigo. Todavía recuerdo correr desesperado intentando alcanzarla, prácticamente debí acorralarla a un costado de la casa teniendo una intensa discusión en la que ella me dio una fuerte bofetada, que tenía bien merecida, pero lo que más me dolió fue ver el reflejo de su corazón roto por lo que yo provoqué, porque au
Christian Me levanté temprano como siempre alistándome para ejercitarme y aunque nunca faltaba quien me interrumpiera en el camino para hacer algún comentario al respecto, optaba por concentrarme en la música y los deportes haciendo caso omiso en lo posible. Volví a casa pasadas dos horas disfrutando una refrescante ducha, visualizaba a Alma conmigo recordando nuestro viaje semanas atrás y el deseo volvió, pero lo contuve al querer desfogarlo con ella. En la mañana todo transcurrió como siempre, aunque desde hace algunos días el ánimo de Emilio se encontraba por el suelo al saber que debía volver a la escuela, sin embargo, ayer conversamos comprometiéndome a ayudarlo para que sea más fuerte y sepa afrontar mejor las situaciones, ahora, no quiere decir que esté a favor de la violencia, pero sí consideré que aprendiera como mínimo defensa personal en caso de llegar a necesitarlo, lo cual espero nunca tenga que usar. Asimismo, llegado el mediodía, decidí despacharlo a su casa con el a
AlmaEsto es el colmo que no pueda tener sexo tranquilamente en la iglesia, aunque al menos le agradezco a ese tonto de no llegar antes o en serio me habría molestado como nunca. Por otra parte, es increíble ver cuántas locuras nos han ocurrido a Chris y a mí desde que nos conocimos, pero más desde su regreso.Debimos recoger todo rápidamente en lo que yo me vestía y él me quitaba algunos pedazos de cera en la espalda conteniendo las risas con unos besos robados.—Mantenlo ocupado en el despacho, guardaré todo y después saldré por la casa parroquial.—¿A dónde vas?—Iré con Pablo —me enseñó el mensaje que él le había escrito hacía unos minutos.Me arreglé rápidamente y volví al despacho encontrando a Juan Carlos al borde de la desesperación, pero por un minuto esta pareció desvanecerse al verme.—¿Qué estabas haciendo? —preguntó con picardía.—Estaba en el baño, cosas de chicas —guiñé un ojo contestándole de la misma forma.—Claro… ¿Cosas de chicas con otro chico? —golpeé su brazo hac