Christian Había estado tan ocupado que no recordaba mi cumpleaños, pero que ella se tomara la molestia de preparar este viaje hasta el último detalle fue muy significativo, desde ayer hasta esta mañana que estuvimos en la playa y ahora que habíamos llegado al hotel en las montañas, fue perfecto, no veía la hora de saber qué sería lo próximo que pasaría, pero sí sabía lo que quería hacer con ella en cuanto cerré la puerta tras nosotros. Dejé las maletas a un lado y la arrinconé de frente contra un gran espejo que había en la pared colocando sus manos a cada lado de este, saboreaba su cuello, los hombros y su espalda a medida que nos desnudaba. Ella quiso repasar mi cuerpo, pero volví a acomodar sus manos en el mismo lugar dejando una fuerte mordida en uno de sus brazos. —Las manos quietas, señorita Montenegro, no querrá una penitencia durante la estadía. —O tal vez sí… —repasé mi rostro en su perfil y mordí su mejilla viendo nuestro reflejo. —No, en verdad no la quieres, pero sí q
Christian No sabía cuál Montenegro era peor en este momento, pero debía deshacerme cuanto antes de Raúl al sentir la sangre bajar a mi entrepierna con cada succión que hacía ella a la par de un perfecto trabajo manual que supo combinar diabólicamente. Al final accedí a la invitación asegurándole que buscaría a Alma, le informaría que nos veríamos en dos horas para dar un recorrido los cuatro en la zona ecológica y en la noche iríamos al casino, pero fue porque no soportaba un minuto más llegando a liberar mi deseo en la boca de ella en cuanto él se alejó devuelta a la habitación y la muy descarada salió con orgullo tras acomodar la prenda dejando un beso en mi mejilla. —Ojo por ojo, padre, ahora estamos a mano —murmuró perversa en lo que yo recuperaba el aliento. Parecía que me había succionado el espíritu, sin embargo, la tomé con fuerza de la muñeca llevándonos a la habitación, nos desnudamos rápidamente en medio de un fogoso beso que encendió nuestras ganas y la levanté alejánd
Juan Carlos Cada día parecía empeorar esta pesadilla. Sé que todo empezó bastante mal y quizás de haberle puesto un alto a Carolina cuando las cosas avanzaron con Lucía o de haberle dicho a ella la verdad sobre mi relación con Carolina, hoy no estaría lamentándome como un imbécil por lo ocurrido en la boda de Raúl. Desde ese día todo ha sido un caos en mi vida y mi cabeza, intento mantener la mente fría durante el trabajo ocupándome tanto como sea posible para llegar a casa y dormir, evitando recordar que por culpa de las estupideces de Carolina ahora debo lidiar con el hecho de que seré padre y para colmo también con el silencio de Lucía, pues ella vez no quiso hablar conmigo. Todavía recuerdo correr desesperado intentando alcanzarla, prácticamente debí acorralarla a un costado de la casa teniendo una intensa discusión en la que ella me dio una fuerte bofetada, que tenía bien merecida, pero lo que más me dolió fue ver el reflejo de su corazón roto por lo que yo provoqué, porque au
Christian Me levanté temprano como siempre alistándome para ejercitarme y aunque nunca faltaba quien me interrumpiera en el camino para hacer algún comentario al respecto, optaba por concentrarme en la música y los deportes haciendo caso omiso en lo posible. Volví a casa pasadas dos horas disfrutando una refrescante ducha, visualizaba a Alma conmigo recordando nuestro viaje semanas atrás y el deseo volvió, pero lo contuve al querer desfogarlo con ella. En la mañana todo transcurrió como siempre, aunque desde hace algunos días el ánimo de Emilio se encontraba por el suelo al saber que debía volver a la escuela, sin embargo, ayer conversamos comprometiéndome a ayudarlo para que sea más fuerte y sepa afrontar mejor las situaciones, ahora, no quiere decir que esté a favor de la violencia, pero sí consideré que aprendiera como mínimo defensa personal en caso de llegar a necesitarlo, lo cual espero nunca tenga que usar. Asimismo, llegado el mediodía, decidí despacharlo a su casa con el a
AlmaEsto es el colmo que no pueda tener sexo tranquilamente en la iglesia, aunque al menos le agradezco a ese tonto de no llegar antes o en serio me habría molestado como nunca. Por otra parte, es increíble ver cuántas locuras nos han ocurrido a Chris y a mí desde que nos conocimos, pero más desde su regreso.Debimos recoger todo rápidamente en lo que yo me vestía y él me quitaba algunos pedazos de cera en la espalda conteniendo las risas con unos besos robados.—Mantenlo ocupado en el despacho, guardaré todo y después saldré por la casa parroquial.—¿A dónde vas?—Iré con Pablo —me enseñó el mensaje que él le había escrito hacía unos minutos.Me arreglé rápidamente y volví al despacho encontrando a Juan Carlos al borde de la desesperación, pero por un minuto esta pareció desvanecerse al verme.—¿Qué estabas haciendo? —preguntó con picardía.—Estaba en el baño, cosas de chicas —guiñé un ojo contestándole de la misma forma.—Claro… ¿Cosas de chicas con otro chico? —golpeé su brazo hac
ChristianPareciera que mis hermanos se hubieran puesto de acuerdo, porque justo cuando salí de la casa encontré a Pablo a punto de tocar la puerta, lo que en parte se me hizo extraño ya que lo normal sería que ingresara por el despacho.—¿Qué haces aquí? —pregunté desconcertado.—Vine a buscarte, un viejo compañero me trajo dejándome atrás de la iglesia y quise probar suerte por este lado —si no lo conociera bien diría que miente, pero es Pablo y él no se pondría a inventar excusas ridículas. —¿Nos vamos?Durante el trayecto me comentó cómo han estado las cosas en su vida y lo mucho que mejoraron desde que trabaja en la hacienda, y es verdad, realmente se le ve más feliz que antes. Según dice mi madre; él es el primero en levantarse y el último en acostarse todos los días, y según me comentó mi padre; en la hacienda es muy aguerrido, excelente compañero y todos adoran trabajar con él.La verdad Pablo siempre tuvo una energía muy positiva que llega a contagiarte, algo en su propio emp
Juan Carlos Toda la furia y el odio desapareció en el instante en que vi a Lucía, pero mi vida entera se desvaneció con ella al desmayarse frente a mí con la sangre brotando entre sus piernas. No perdí una milésima de segundo, me fui tomándola en brazos y en compañía de mi padre y hermanos nos dirigimos al hospital, aunque fue mi padre quien tuvo que conducir pues me negaba a soltarla. Le pedía entre lágrimas que despertara, no soportaba la idea de que muriera aun cuando no sabía qué pasaba, pero estas horas en el hospital fueron las peores de mi vida haciendo que las dos semanas de separación no fueran nada. Tenía la cabeza hecha un lio entre lo ocurrido con Carolina, lo que dijo mi padre y Lucía en urgencias, no dejaba de ver con impotencia y dolor la sangre restante en mi ropa, no nos daban noticias de ella y cada minuto era más desesperante al anterior. —Juan Carlos. —Ahora no, Chris, no tengo cabeza para nada —colocó su mano en mi hombro presionando un poco. —¿Seguro no quie
Alma La situación entre los Valencia y los Santodomingo nos sacudió bastante a todos, pero al día siguiente de lo ocurrido, Juan Carlos citó a Pedro en el despacho de la iglesia, según él, dijo que prefería un “territorio neutral” donde poder hablar a solas siendo Christian el único testigo, al final y tras una acalorada conversación, Juanca le informó a Pedro que se casaría con Lucía cuando estuviera en mejores condiciones y le daría su apellido al bebé, aun cuando él obviamente renegó por el tema de consanguinidad, sin embargo, le dejó muy en claro que para ellos no existía eso, que tampoco debían pagar por los errores o silencios de sus padres y que si Pedro quería podía seguir viendo a su hija sin problema, ya que esta se iría a vivir con él en cuanto le dieran de alta ya que no se fiaba de Mariela. Increíblemente, Pedro accedió con la condición de mantenerlo al tanto de la salud de su hija y en lo que ella mejoraba, le harían creer a Mariela que Lucía estaría en la capital unos