Dos semanas antes Parroquia de Andalucía Christian Toda esta semana me quedé pensando en cómo lloré en las piernas de Alma y la tranquilidad que brindó a mi corazón, pero más que nada a mi consciencia cuando ella me otorgó el perdón. Sé que mi madre dijo que debía poner en orden mis ideas y deseos, pero esas ideas y deseos con Alma son algo que no debían ser, especialmente porque ahora sabía que había dado un enorme retroceso y todo lo que pasé, aprendí y reprimí en estos años pareciera haberse ido al catre. No obstante, esta semana llegó la computadora y le hablé al padre Claude para que instalase todos los programas correspondientes, especialmente el que él manejaba. Si algo aprendí en tantos años era que la iglesia siempre estaba al pendiente de nuestras acciones y la tecnología era una gran herramienta para ellos involucrarse en nuestras vidas, es por eso que el padre Claude usaba un programa especial donde podía navegar e interactuar con otras personas sin ser rastreado. Una
Christian Carta II No era buena idea que regresara a casa sola, sería peligroso, llamar para que la recogieran era imposible ya que las líneas estaban desconectadas por la tormenta y tampoco tenía auto, y sin más alternativas accedí a su petición, lo que pareció alegrarla en demasía. Sin embargo, había una duda que calaba en mí y le pregunté por qué llegó a la parroquia en esas condiciones, pero ella solo decía que quería verme porque quería estar conmigo tanto como le fuese posible, lo que alegró mi corazón como nunca, aunque nunca se lo dije. Aun cuando la reñí suave por su peligrosa acción, ella acabó con mi firmeza al entristecer por mi partida y me sinceré diciéndole que quería irme para cumplir mi sueño de ser sacerdote, entonces me sorprende al pedirme que durmiera con ella. En mi inocencia realmente pensé que sería solo dormir y ya, pero el destino tenía otros planes para nosotros y una vez aseguré todo y organicé el despacho, regresé a la habitación encontrándola dormida c
Christian Hijo, me has dejado sin palabras con tus dos últimos correos, ahora comprendo a la perfección tu dilema con esa mujer y por qué tu penuria es tan grande con ella, pero todavía hay más por contar y esa parte tiene que ver contigo, hasta entonces, prefiero guardarme mis palabras referentes al asunto. Atte. P. Enrique Toledo. Nuevamente fue la única respuesta que recibí, estuve tentado en llamar al padre Claude para exigirle una respuesta, pero sabía que sería inútil, él es de los que prefiere tener todo el panorama antes de atacar, a veces pienso que en otra vida fue un general de guerra al salir con estrategias tan impresionantes. Sin más opciones esperé hasta la noche y en la soledad de mi habitación preparé el portátil dejándome inundar de los recuerdos para el siguiente mensaje. Carta IV Después de ese momento tan sublime no volví a verla, ni siquiera al día siguiente cuando partí de Andalucía llegó para despedirse de mí, anhelaba verla otra vez, anhelaba abrazarla a
Christian Carta V El escribir la cuarta carta fue algo que me afectó profundamente un par de días, mismos en los que pude mantenerme estable de los tormentosos recuerdos gracias a la compañía de Alma y Emilio, quienes con sus bromas y alegría me hicieron dejar a un lado todos estos sentimientos, por tanto, ahora tengo la fortaleza para continuar mi relato. Así, comienzo diciéndoles que los primeros tres años que pasé en la capital fueron un calvario por todas las cosas que vi y viví, teniendo que soportarlas en solitario al no tener ni un amigo y más al revivir la pesadilla de lo ocurrido en mi niñez. No entraré en detalles respecto a esto considerando el hecho de que ambos pasaron el mismo vía crucis que yo y supongo, se harán una perfecta idea de cuántas cosas debieron ocurrir para llegar al desconcertante punto en el cual me encontraba. No obstante, el momento más significativo para mí fue cuando me dieron la oportunidad de viajar a Roma para continuar mis estudios, creí que to
Actualidad Christian Recibí una última respuesta hoy en la mañana por parte del padre Enrique y la otra a mediodía del padre Claude, siendo la de este último el impulso que necesitaba para hacer lo que pensaba hacer, aunque igualmente le solicité al padre Enrique que en cuanto pudiera me enviase un flagelo para castigarme por los pecados que estaba a punto de cometer si ella accedía a esto y si no, igual debería hacerlo hasta sentir que había cumplido con mi penitencia. Asimismo, las palabras del padre Claude resonaron demasiado en mi cabeza, intensificándose cuando escuché cómo Alma me mintió respecto a los viajes a Villa Clara y una segunda ola vino en la cena cuando mi cabeza me martillaba recordándome la ropa que colgaba en su baño al dejar las cosas, pero todo pasó a otro nivel cuando su pecho se marcaba en la tela y ella intentaba ocultarlo a toda costa, momento en el que di por finalizada la cena para intentar quedar a solas pensando en si dar o no el siguiente paso por últi
Christian Tenía que ser un pésimo chiste de la vida que justo ahora tuvieran que tocar la puerta de mi habitación, estaba tan absorto disfrutando este momento que tanto deseé tener con ella, que me había olvidado de que siempre algo o alguien se divertía a costillas de nosotros dejándonos con las ganas a mil. Sin más remedio, le indiqué a Alma que entrara al baño en lo que yo atendí a la casera quien me informó que el desayuno estaría listo en media hora, después la vi acercarse a la puerta contigua y le dije que yo bajaría con Alma, ella asintió y se marchó sin más. Con mis ganas por el suelo y un terrible fastidio recorriéndome, volví por Alma quien estaba bastante nerviosa, lo que curiosamente alejó mi mal rato al pensar que ella muchas veces terminaba tan vulnerable como yo. Por desgracia no podíamos continuar con nuestro cometido y cada uno quedó en su respectivo cuarto arreglándose. El resto de la mañana nos quedamos auxiliando al padre Monteiro con algunas solicitudes fuera d
AlmaSu lengua de fuego incendiaba la mía dejando una fuerte mordida en mi labio y descendió por mi cuello apoderándose de este, sus manos presionaban más mis muñecas y se deslizaba por la otra mitad de mi muslo estrujándolo hasta sacarme un ahogado gemido suplicante por más. Esta vez mis oraciones no serían a Dios sino a Lucifer y todo para que nos diera la oportunidad de disfrutar lo que tanto hemos contenido, lo que apenas y logramos liberar en el confesionario la última vez.Sin darme tiempo a nada se levanta con la sombra en sus ojos y de un tiro me lleva a rastras hasta su habitación, no dije nada y tampoco reclamé por el dolor que sentía en mi muñeca por su agarre. Nos adentramos asegurando la puerta y mira a su alrededor, posa la vista en el espejo mirando mi reflejo cual demonio y me deja al borde de la cama donde me da un empujón haciéndome caer. Rápidamente busca algo en su maleta, parece meditarlo unos segundos y regresa con una cuerda para después hacerme girar quedando b
Christian—¿Qué pasó? —pregunté, tratando de mantener la compostura.—Tú sabes tan bien como yo que hay límites para todo Christian, pero desgraciadamente tu feligresa escudriñó donde no debía y esto no puedo dejarlo pasar por alto —Monteiro se acerca quedando junto a ellos y al verlo de frente sin prenda alguna bajo la bata compruebo mi sospecha.Se supone que nada de esto debía ocurrir, por algo él y yo acordamos mantenernos en nuestros límites para evitar que ella se enterara de algo, pero ahora necesitaba saber más.—Alma, ¿qué viste?Me encaminé hasta ella quien estaba nerviosa, hasta perdida, y no es para menos considerando cómo la sujetaban. Le di una señal a Josh para que la soltara y tomé las manos de ella tratando de tranquilizarla.—Alma, necesito que me digas lo que viste, es importante que lo hagas —pronuncié suavemente.—Yo… solo fui a la cocina por agua y escuché un ruido, llamé varias veces y al no recibir respuesta seguí el sonido al sótano y vi a Nilo de rodillas… él