Bueno, bueno que cada vez estamos más cerca del final!
Penelope Hoy es el día.Un mes y medio ha pasado desde que Nick volvió a tomar el control de la manada y desde que fui nombrada luna. Todo ha vuelto a su cauce; la calma y la estabilidad reinan entre nosotros, pero mi vida no ha dejado de moverse. Ser la luna es una responsabilidad que he tomado muy en serio. Me aseguro de que todos estén bien, de que cada miembro de la manada sienta mi presencia y apoyo. Pero hoy... hoy es diferente. Hoy se trata de mí, de nosotros.Hoy es el día en que finalmente me casaré con Nick.Miro mi reflejo en el espejo mientras Lila termina de arreglar mi cabello. Me siento nerviosa, emocionada, pero sobre todo, en paz. Es el momento que hemos esperado durante más de dos años, desde el primer día en que nos prometimos el uno al otro, a pesar de todo lo que nos separaba en aquel entonces. Hoy, todo eso queda atrás.—Estás preciosa, Penelope —dice Lila con una sonrisa radiante mientras coloca las últimas flores blancas en mi cabello—. No puedo creer que final
NicklausEstoy nervioso. No puedo negarlo.Mis manos están sudorosas, y aunque trato de mantenerme quieto, no puedo evitar moverme ligeramente de un lado a otro. Blake, que está a mi lado como siempre, me lanza una mirada burlona, disfrutando de mi inquietud.—No puedo creer lo nervioso que estás —dice, con una sonrisa socarrona—. Estás casandote con la madre de tus hijos y me veo en la obligación de decir que por segunda vez, no es como si no fuera a venir.Lo miro de reojo, intentando mantener la compostura, pero no puedo evitar gruñirle.—Está demorando mucho —murmuro, incapaz de ocultar mi ansiedad.Blake suelta una carcajada, divertida y llena de complicidad.—La esperaste más de dos años después de su muerte, hermano. Unos minutos más no van a matarte.Me obligo a respirar profundamente. Tiene razón, claro que la tiene. He esperado por Penelope mucho más tiempo del que cualquiera podría imaginar. Si tuviera que esperar toda una vida por ella, lo haría sin dudarlo. Pero ahora que
PenelopeLuna de miel. Si alguien me hubiese dicho hace dos años y medio mientras vivía con mi madrastra que encontraría el amor, salvaría el mundo y tendría bebés con mi compañero y alfa de la manada, hubiese pensado que se había enloquecido.Pero ha estas alturas ya no creo que nada sea imposible. Como prueba está el hecho que tengo un cuerpo ajeno al que nací. Morí y regresé a la vida solo para encontrarme nuevamente con el hombre que amo.El sonido de las olas me envuelve mientras camino descalza por la arena, sintiendo cómo se hunden mis pies en cada paso que doy. Nunca pensé que el mar se sentiría así, tan inmenso, tan libre. Siempre soñé con verlo algún día, pero nunca tuve la oportunidad. Y ahora aquí estoy, bajo la luz de la luna, al lado del hombre que amo, viviendo un sueño.—¿Qué piensas? —la voz de Nick me arrastra de vuelta a la realidad, suave y profunda, como el eco del mar mismo.Me giro hacia él, con una sonrisa que no puedo evitar. Está tan relajado, su expresión ta
PenelopeEl sonido insistente del teléfono me arrastra desde las profundidades de un sueño reparador. Parpadeo confundida, y siento a Nick moverse a mi lado, su brazo todavía descansando sobre mi cintura. Busco a tientas el teléfono en la oscuridad de la habitación, y al ver el nombre de Blake parpadear en la pantalla, me enderezo de inmediato, completamente alerta.—¡Es Blake! —le digo a Nick, sacudiéndolo suavemente mientras él murmura algo incomprensible.—¿Qué hora es? —pregunta en un gruñido, entreabriendo un ojo.—No lo sé, pero Blake no llamaría a esta hora sin una razón. —Contesto la llamada antes de que se apague—. ¡Blake! ¿Qué pasa?—¡Es Lila! ¡Ya viene el bebé! —La voz de Blake es un caos de emoción y nerviosismo—. Necesito que vengan ya. ¡No sé qué hacer!Una risa inesperada escapa de mis labios. A pesar de la urgencia en su voz, hay algo enternecedor en imaginar a Blake, el siempre sereno y controlado Blake, perdiendo los nervios en un momento como este.—Blake, respira. Y
PenelopeMi padre está muerto…La sensación de pérdida y dolor hacen que se forme un nudo en mi garganta, ni siquiera entiendo cómo fue que esto pasó, por qué nos atacaron. Nosotros no tenemos nada. No somos nada…Voy camino al cementerio donde se llevará a cabo el entierro, aún cuando mi madrastra me dejó en claro que no quería verme aquí, pero eso es algo que ella no puede quitarme, no puede impedirme que le de el último adiós ante la bendición de la diosa Luna.Sin embargo, no consigo alejarme mucho de la casa cuando dos hombres interceptaron mi camino, uno por detrás y otro por delante.—Mira nada más que pajarito más feo ha salido de su jaula—me dice el que tengo enfrente y siento como todos los músculos de mi cuerpo se tensan.—Parece que además es un pajarito desobediente, ¿No te enseñaron a acatar una orden?El miedo se filtra en mi cuerpo, pues aunque recientemente he cumplido los 18 años y mi loba ha hecho acto de presencia, son apenas indicios de poder, nada comparado con
PenelopeEl miedo se ha apoderado de cada parte de mi ser, pero también lo ha hecho mi sentido de supervivencia.Mis ojos intentan buscar a mi madrastra y su hija por el lugar, ver si les han hecho algo, pero no están por ningún lado. Las manos del hombre vuelven a tomarme y me desespero.—¡Suélteme!—grito, al tiempo que empiezo a revolverme y golpear al tipo detrás mio, sintiendo como mi pie da de lleno en lo que creo que es su nariz antes de que este suelte una maldición.—¡Joder!—dijo el tipo antes de tomarme de los pies impidiendo que me levante y me arrastre sobre el suelo hacia él lastimando mi cuerpo—No dijeron que era una sumisa debilucha.—Eso es lo que dijo—dice otra voz áspera y noto el tinte de burla en su voz—No te preocupes, a dónde va podrán domarla.—NO, NO, ¡DÉJENME IR!—Grito y vuelvo a intentar levantarme, pero esta vez el golpe es mucho más fuerte y me deja la vista nublada, lo que hace que mi agresor me tome con facilidad y me suba sobre su hombro.Lo único que al
NicklausLa pequeña cabaña a las afueras de la manada donde he sido condenado a vivir desde hace diez años me da la bienvenida mientras regreso del bosque. Un ciervo muerto sobre mis hombros y la ropa desgarrada y manchada de sangre.No tengo permitido ir a la ciudad, no tengo permitido alejarme de aquí, se supone que eso es un castigo impuesto por el alfa, que viene siendo la mierdecilla de mi hermano menor, por no considerarme digno de la familia real, por haber dejado que nuestro padre muriera.Lo que él no sabe es que estar alejado, más que un castigo es un alivio. No tener que verlo a él, ni a los enfermos de sus hijos compensa el hecho de que esté atrapado aquí. Pues tampoco puedo irme, lo he intentado, pero no sé qué demonios hizo para que cada vez que intente irme mi cuerpo se paralice sin dejarme avanzar.Mientras avanzo siento como mis músculos se tensan al percibir su aroma en el aire, lo que hace que mi quijada se apriete porque si está aquí no debe ser para nada bueno.
PenelopeFrío, tengo mucho frío…Eso es lo único que mi cerebro puede procesar, mientras me acurruco más contra la pared de la habitación, que más parece un calabozo, dónde me lanzaron.No me he permitido dormir nada en toda la noche. No necesito verme en un espejo para saber que tengo los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, siento el cuerpo entumecido por estar tirada en el suelo y el estómago me duele debido al hambre.No sé cuánto tiempo pasa hasta que escucho pasos afuera de mi puerta y de inmediato todo mi cuerpo entra en tensión. Decir que ahora mismo me siento aterrada sería quedarse cortos.No entiendo cómo es que mi madrastra consiguió darme como esposa del lobo exiliado. Ni siquiera sé cómo llego eso a colisión, nadie habla de ese lobo, es como si no existiera, yo solo era una niña cuándo lo exiliaron y su hermano, nuestro alfa llegó al poder.Sin embargo, tengo algunos recuerdos de haberlo visto, en los desfiles y eventos de la manada. Siempre distante, siempre serio. N