Penelope
Mi padre está muerto…
La sensación de pérdida y dolor hacen que se forme un nudo en mi garganta, ni siquiera entiendo cómo fue que esto pasó, por qué nos atacaron.
Nosotros no tenemos nada.
No somos nada…
Voy camino al cementerio donde se llevará a cabo el entierro, aún cuando mi madrastra me dejó en claro que no quería verme aquí, pero eso es algo que ella no puede quitarme, no puede impedirme que le de el último adiós ante la bendición de la diosa Luna.Sin embargo, no consigo alejarme mucho de la casa cuando dos hombres interceptaron mi camino, uno por detrás y otro por delante.—Mira nada más que pajarito más feo ha salido de su jaula—me dice el que tengo enfrente y siento como todos los músculos de mi cuerpo se tensan.—Parece que además es un pajarito desobediente, ¿No te enseñaron a acatar una orden?El miedo se filtra en mi cuerpo, pues aunque recientemente he cumplido los 18 años y mi loba ha hecho acto de presencia, son apenas indicios de poder, nada comparado con estos dos hombres enfrente mío.—N-No quiero pr-problemas… Solo quiero pasar.. solo..—Oh, pero es que no puedes, tenemos entendido que no tienes permitido hacerlo y estamos aquí para enseñarte que le pasa a las niñas desobedientes.Entonces el aturdimiento llega a mi cuando un golpe seco me da de lleno en el rostro, segundos antes de que uno más me golpee en el abdomen consiguiendo que mis piernas se doblen y caiga de lleno en el suelo.El dolor en mi cuerpo estalla en miles de fragmentos al tiempo que puños y patadas golpean cada parte de mi y el pensamiento de que voy a morir se hace muy presente junto a uno mucho más fuerte: No quiero hacerlo, no quiero morir.—¡Déjenme! NOOO—Grito, cuando siento como uno de los hombres se monta encima mío y sus manos sucias y bruscas comienzan a rasgar la tela de mi blusa.NO, NO. NO…La conciencia me amenaza con abandonarme, pero se que si cedo será mi fin y no puedo permitirlo, las risas y palabras obscenas de los hombres llenan mis oídos y mis ojos se nublan debido a las lágrimas contenidas, entonces cuando las palabras de mi padre se filtran en mis recuerdos.”Lleva esto siempre contigo, Penelope, no es mucho pero te ayudará a defenderte”Con el cuerpo cansado y lleno de dolor estiro una de mis manos hacia mi bota y consigo sacar la pequeña navaja de plata que me dio mi padre, con dificultad le quito la funda y en el instante en que las manos del hombre aprietan mis senos levanto la mano y la entierro con fuerza en su espalda, consiguiendo que un grito de dolor salga de él.Ni siquiera sé de donde saco las fuerzas para quitarmelo de encima y ponerme en pie.Mis ojos van hacia el segundo atacante que parece que está a punto de lanzarse sobre mí, pero entonces sonidos de pasos se escuchan a la distancia y el cobarde no hace más que tomar a su amigo y largarse.
Mientras tanto me quedo sola en la mitad de la calle, los pasos ya no se escuchan y sé que nadie vendrá por mi, por lo que apoyándome de las paredes y tratando de mantenerme despierta llego hasta mi casa, en dónde nada más entrar dos pares de ojos llenos de odio me encuentran.
—Ayuda…—digo con un hilo de voz hacía mi madrastra, pero esta solo me da una mirada asqueada antes de decir.—Como tu asquerosa sangre me manche la alfombra, tendrás que pagarla… Quédate aquí, no por segunda vez.Después de que se fue, me sigue doliendo el cuerpo, pero el dolor que siento en el pecho al saber que no pude despedirme de papá es mucho más fuerte.
Entro en el baño y me doy una mirada en el espejo para observarme.Mi rostro lleno de morados que se han vuelto verdes, granos en las mejillas, mi mirada vacía, mi cabello pastoso.
Soy horrible y eso es lo único que me ha mantenido a salvo y también la razón por la que no salgo de casa, mi fealdad me hacía una vergüenza a ojos de mi madrastra y la burla y el blanco de abuso de su hija.Sin embargo, ser bella es mucho pero.La belleza es una maldición
Esas fueron las palabras con las que crecí, las que mi padre me dijo una y otra vez mientras vivíamos lo más apartados posibles de la manada y no podían tener más verdad.Somos parte de la manda SkarMoon, dónde nuestro alfa, un hombre siniestro y retorcido se lleva a todas las mujeres bellas una vez cumplen los 18 años y las convierte en esclavas.Más nunca ven a su familia, más nunca vuelven a ser las mismas.
Sin embargo, ya mi padre no estaba y ahora no había nadie en el mundo que pudiera defenderme.No me extrañaría que mi madrastra me echara de la casa después de hoy, ni siquiera me permitió asistir a su funeral. No me consideró digna.
—¿Qué voy a hacer ahora, papá? ¿Cómo voy a sobrevivir sin tí? ¿Cómo seguiré ocultando…?Un sollozo escapa de mi garganta y siento las fuerzas dejarme poco a poco, no se si pueda soportar esta vida sin él.Lo único que quiero es irme de aquí. Ser libre.
Poder ser yo misma sin miedo a que me pase algo.
Un estrépito en la sala me hace fruncir el ceño y salgo con cautela de mi escondite para ver que pasa, pero todo está vacío.Estoy a punto de llamar a mi madrastra, cuando todo sucede con demasiada rapidez.
Siento un golpe en la parte trasera de mi cabeza que hace que caiga con fuerza sobre mis rodillas, segundos antes de que un par de manos intenten agarrarme y es ahí cuando mi instinto de supervivencia se activa.—NOOO, ¡Suélteme!—Grito, pero el sonido se pierde en la nada, pues nadie viene a ayudarme.PenelopeEl miedo se ha apoderado de cada parte de mi ser, pero también lo ha hecho mi sentido de supervivencia.Mis ojos intentan buscar a mi madrastra y su hija por el lugar, ver si les han hecho algo, pero no están por ningún lado. Las manos del hombre vuelven a tomarme y me desespero.—¡Suélteme!—grito, al tiempo que empiezo a revolverme y golpear al tipo detrás mio, sintiendo como mi pie da de lleno en lo que creo que es su nariz antes de que este suelte una maldición.—¡Joder!—dijo el tipo antes de tomarme de los pies impidiendo que me levante y me arrastre sobre el suelo hacia él lastimando mi cuerpo—No dijeron que era una sumisa debilucha.—Eso es lo que dijo—dice otra voz áspera y noto el tinte de burla en su voz—No te preocupes, a dónde va podrán domarla.—NO, NO, ¡DÉJENME IR!—Grito y vuelvo a intentar levantarme, pero esta vez el golpe es mucho más fuerte y me deja la vista nublada, lo que hace que mi agresor me tome con facilidad y me suba sobre su hombro.Lo único que al
NicklausLa pequeña cabaña a las afueras de la manada donde he sido condenado a vivir desde hace diez años me da la bienvenida mientras regreso del bosque. Un ciervo muerto sobre mis hombros y la ropa desgarrada y manchada de sangre.No tengo permitido ir a la ciudad, no tengo permitido alejarme de aquí, se supone que eso es un castigo impuesto por el alfa, que viene siendo la mierdecilla de mi hermano menor, por no considerarme digno de la familia real, por haber dejado que nuestro padre muriera.Lo que él no sabe es que estar alejado, más que un castigo es un alivio. No tener que verlo a él, ni a los enfermos de sus hijos compensa el hecho de que esté atrapado aquí. Pues tampoco puedo irme, lo he intentado, pero no sé qué demonios hizo para que cada vez que intente irme mi cuerpo se paralice sin dejarme avanzar.Mientras avanzo siento como mis músculos se tensan al percibir su aroma en el aire, lo que hace que mi quijada se apriete porque si está aquí no debe ser para nada bueno.
PenelopeFrío, tengo mucho frío…Eso es lo único que mi cerebro puede procesar, mientras me acurruco más contra la pared de la habitación, que más parece un calabozo, dónde me lanzaron.No me he permitido dormir nada en toda la noche. No necesito verme en un espejo para saber que tengo los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, siento el cuerpo entumecido por estar tirada en el suelo y el estómago me duele debido al hambre.No sé cuánto tiempo pasa hasta que escucho pasos afuera de mi puerta y de inmediato todo mi cuerpo entra en tensión. Decir que ahora mismo me siento aterrada sería quedarse cortos.No entiendo cómo es que mi madrastra consiguió darme como esposa del lobo exiliado. Ni siquiera sé cómo llego eso a colisión, nadie habla de ese lobo, es como si no existiera, yo solo era una niña cuándo lo exiliaron y su hermano, nuestro alfa llegó al poder.Sin embargo, tengo algunos recuerdos de haberlo visto, en los desfiles y eventos de la manada. Siempre distante, siempre serio. N
NicklausEsto no puede estar pasando.Mis ojos ven a la niña enfrente mío y al imbécil de mi hermano a su lado mientras se acercan, si antes dudaba de que la mujer fuera una espía del alfa, ahora ya no tengo la menor duda. ¡LA ESTÁ TRAYENDO DE LA MANO!Cuando finalmente está junto a mi, los ojos de ella se alzan y se topan con los míos, y debo admitir que el miedo que veo en ellos me deja momentáneamente paralizado y casi, casi me hace dudar de su identidad.Sin embargo, hay algo más detrás de todo ese miedo, algo que no alcanzo a vislumbrar porque ella aparta la mirada de mí y solo puedo ver su perfil, ese en donde un morado se filtra en su piel blanca, junto a las marcas en su piel debido al acné.Ella no vuelve a mirarme en todo el tiempo y yo simplemente puedo rogar para que todo este m4ldito circo se acabe lo antes posible.Es entonces que su voz, como un susurro melódico se filtra en mis oídos cuándo dice:—Acepto.Después de eso no pude hacer más que aceptar y el resto fue com
PenelopeEl eco de la puerta cerrándose tras Nicklaus resonó en mis oídos como un trueno en medio de una tormenta silenciosa. Mi cuerpo aún temblaba ligeramente por la intensidad de nuestro intercambio. "Despelleja el ciervo y prepara la cena"Sus palabras resonaban en mi mente. Estaba claro que él no me quería aquí, pero no tenía elección sobre ello. Yo tampoco.Con una profunda inhalación, dejé mi pequeña mochila en el suelo y me dirigí a la cocina. La cabaña era modesta, con muebles toscos y una sensación de abandono que se filtraba en cada rincón. En la mesa de la cocina, un ciervo muerto yacía como una carga silenciosa de mi nueva realidad.Nunca antes había hecho algo así. Mi padre me había enseñado muchas cosas, pero despellejar un ciervo no estaba entre ellas. Sin embargo, no podía permitirme fallar. No podía darle a Nicklaus otra razón para despreciarme más de lo que ya lo hacía.Me acerqué a la mesa y, tras tomar aire varias veces, empecé a trabajar. Mientras iba des
NickalusEstoy casado con una mujer que no es mi compañera. Una mujer que fue escogida por mi hermano y aunque sigo pensando que lo hace para tratar de mantenerme controlado, aún hay algo en todo esto que no me cuadra.Había otras maneras de hacerlo que incluían un matrimonio, ¿Entonces por qué? Y mejor ni hablar de la chica en cuestión. Solo llevo unas horas con ella y ya siento que estoy enloqueciendo.Sin embargo, debo admitir que quedé realmente sorprendido al ver la cena. Joder, ella en realidad había despellejado al animal y había conseguido hacer una comida deliciosa y ni siquiera se había quejado. Creo que ha sido lo mejor que he comido en años. Claro hasta que volví a comportarme como un capullo energúmeno.Pero ella me dio dos bofetadas sin siquiera tocarme, la chiquilla, a pesar de todo, parece tener el caracter suficiente para intentar ponerme en mi lugar.No sé qué tiene esa chica que consigue sacarme de mis cabales y al mismo tiempo me intriga. No puedo decir que sea su
PenelopeUna semana, llevo una semana viviendo en la cabaña con Nicklaus y la tensión sigue estando palpable, si hemos cruzado palabra cinco veces en los siete días es mucho decir y de esas pocas veces la mayoría fue para gruñirme o pedirme que me callara.Sin embargo, debo aceptar que vivir aquí es mucho mejor que estar con mi madrastra. A diferencia de ella, Nicklaus no me golpea. Si, puede ser grosero y amargado, pero nunca me ha levantado la mano y por alguna tonta razón me siento… segura a su lado.Además he descubierto cosas de él que no me esperaba, como por ejemplo que ayuda a algunas lobas y familias pobres de la manada con comida para ellas y sus cachorros, todo proveniente de las verduras que tiene sembradas y los animales que caza. Se supone que yo no debería saber eso, pero puedo ser bastante curiosa si me lo propongo.Dejando salir un suspiro me pongo manos a la obra y como todos los días hago el desayuno mientras él está cazando, solo que hoy no pienso salir corriendo, e
Nicklaus“No quiero que me odies”Esas palabras no dejan de repetirse en mi mente y no entiendo por qué demonios me afectan tanto. No sé por qué ella lo hace.Desde el instante en que supe que me obligarían a casarme tuve todo claro, me iba a dedicar a hacer la vida de la chica espía un infierno y me encargaría de darle la menor información posible sobre mí.Sin embargo, en la última semana debo admitir que Penelope ha resultado muy distinta a lo que esperaba.—¿Qué vamos a hacer?—Su voz me hace girar el rostro hacia dónde ella se encuentra.Decir que parece asustada sería quedarme corto, la cuestión es ¿qué es lo que le da miedo? Hay tantas preguntas sin respuestas alrededor de esta chica, que solo pensarlo hace que me ponga de mal humor.—No creo que tengamos opción—respondo, encogiéndome de hombros, pues conozco al enfermo de mi hermano y sé de lo que es capaz si no vamos.Mis palabras parecen terminar de quebrar a la chica enfrente mio. Veo como todo el rostro de Penelope pierde el