En la madrugada Belinda, se despertó sobresaltada, miró el reloj de su teléfono celular, las 2:30 am fue a ver como seguía Dante, lo había dejado a las 11:30 pm, después de darle una pastilla y temperatura de 38grados, fue sin prender luces para no despertar a nadie, al estar dentro de la habitación de Dante encendió la luz, este estaba con la mirada desorbitada.
—Dante ¿Te sientes bien?
—Debo ir y hablar con Daniel —dijo en voz muy baja—, si negocio yo el precio, me darán muy poco…
—Dante estás delirando, ay Dios mío, Virgen Santa ayúdame…
Belinda buscó el termómetro, 41 grados marcó, su frente quemaba, Belinda no esperó más, corrió y buscó un paño y lo empapó con agua del grifo fría y se subió a la cama y comenzó a frotarle el pecho y los brazos muy rápido, la intención es que la fricción le activara la sudoración y bajara la temperatura del cuerpo.
Gracias por acompañarme hasta aquí, por darle un lugar en su imaginación a mis personajes, que solo expresan ser humanos, con oscuridad y luz igual que todos, espero gusten de seguir leyendo mis historias de chicas de orfanato, supongo quieren saber que pasará con Johana y Robert. se les quiere un montón Karina Peña De Goncalves
Belinda conversaba por teléfono con María Mendoza. —Es horrible este virus, Dante pasó la tarde y toda la noche con fiebre alta y hasta deliraba, tuve mucho miedo de que llegara a convulsionar, ahora por fin descansa y por primera vez desde ayer bajó la fiebre. —Gracias a Dios a mi hacienda no ha llegado aún, pero todos hablan que el Dengue llegó con fuerza, Robert se está encargando de la fumigación apta para erradicar zancudos para toda la zona, también fumigaran en el orfanato, también se puso en contacto con un doctor que siempre va a mi hacienda por los empleados, él llevará un equipo de enfermeras pronto estarán llegando para atender a los más enfermos. —Gracias a Dios que Robert pudo ayudarnos. —Él siempre está dispuesto, tiene mucha voluntad de servicio, aunque también le gusta ser el general de todo lo que desempeña, sospecho que Johana es la horma de su zapato, me dijo que llegó
Lamentablemente Jacinto estaba bastante complicado de salud. El problema de Jacinto fue a raíz del dengue que hizo que se complicaran sus afecciones cardiacas, Socorro estaba bastante afligida junto a su esposo, Belinda llegó cuando el médico hablaba con Dante y Johana en la sala de la casa. —Buenas tardes… —Señorita Belinda cómo está, que sorpresa —saludó el joven doctor con una sonrisa, era un joven, de unos 25 años, delgado pero con espada ancha, tenía el aspecto pulcro y delicado de los médicos y cara de bonachon. —Doctor Rafael, bien gracias, ¿Cómo está Jacinto? —Le decía al señor que el paciente requiere ser internado, lamentablemente su condición cardiaca es grave, pero él no acepta moverse de aquí. —Sí Jacinto debe ir a un hospital tendrá que hacerlo —dijo Dante. —Señor, mi consejo médico es que sea hospitalizado, como c
Al final de la tarde el doctor Rafael pidió hablar con Dante. —Señor Dante, por favor avíseme como pasa la noche Jacinto, debo atender otros pacientes graves y no puedo quedarme, creo que le llegó la hora. —Debe haber algo que se pueda hacer, no debí permitir que se quedara, en un hospital pudo mejorar. —No se atormente señor, la cardiopatía de Jacinto no era nueva, el dengue la exacerbo, igual en un hospital le habría llegado este momento, él me dijo que quería verlo. —Gracias por todo, espero se equivoque y Jacinto se mejore. —No pierda la fe, pero hable con él, dele la paz de escuchar lo que él cree es su última voluntad, buenas noches, debo irme. *** —Dante, muchacho, hágale una promesa a este viejo, quiero que sea feliz, si no es en esta hacienda, busque otro lugar, la vida
Belinda no podía dormir, compartía una habitación grande con Johana, cada una dormía en una pequeña cama y no tenían aire acondicionado, ella creció durmiendo sin aparato de aire acondicionado y un tiempo de vida con lujos en el hotel Larsson y luego con su abuela la habían hecho sensible, no soportaba el calor y no podía dormir, miró a Johana dormida sin problema, salió sin hacer ruido a buscar el cargador de su teléfono móvil que quedó en la oficina, ya estaba despierta por completo, vería sus redes sociales, pero al salir se encontró con Dante, sin camisa, solo con un jean, ella se paró brincando de la impresión al encontrarlo, su corazón bombeaba tan rápido que sentía le saldría por la boca, Dante la miró de arriba abajo, ella también miró como su pecho subía y bajaba, como el camino de vello se perdía debajo de su ombligo, Belinda cerró los ojos y trató de hablar, Dante se lo impidió. Dante no pensó en nada más, Belinda era su sirena y él estaba hechizado, ella quiso hablar, él n
Belinda se acercó y su abuela le dio un beso y Leticia la miró de arriba abajo con una perfecta mueca de desaprobación. —Que Dios te bendiga y te ayude Belinda García, sorpresa, sí me parece una sorpresa que me entere por una furiosa Brenda, una muy afligida Elena y una llorosa hermana Teresa que te vas a casar, según ellas con un bribón de la peor calaña y que además en menos de un año te hayas gastado una suma astronómica de dinero y no en una casa, un coche, ni siquiera en ropa, por el contrario vengo y te encuentro como cenicienta. —Abuela, estoy trabajando, por eso me encuentras así, y en cuanto al dinero que he gastado, no son gastos, son inversiones y pronto rendirán fruto, lo que pasa es que se ha retrasado un poco el trabajo por el virus del Dengue que enfermó a muchos.&nb
A partir de ese dia Leticia García se quedó en la hacienda, se hizo amiga de Socorro, aunque el refinamiento de una contrastaba con la sencillez de la otra, eran parecidas en cuanto al liderazgo, a menudo Leticia le hacía preguntas a Belinda con respecto a Dante, de manera sutil indagaba con respecto a la inesperada relación de su nieta con el que era en la mejor de las descripciones era un granuja, Belinda y Dante tenían una interacción sincronizada, Socorro le contó que se levantaban muy temprano y que siempre comían juntos y que cada uno se sumergía en sus propias obligaciones, Belinda siempre estaba pendiente de su abuela y la involucraba en las cosas de la hacienda, también estaba pendiente de cuando Leticia conversaba por teléfono con Brenda, esta se preocupaba por Belinda, pero no quería hablar con ella, Elena se quedó más tranquila y le dijo a Leticia que esperaría a que Belinda quisiera conversar, que
—Tú estás muy loco si crees que yo me voy a montar en eso contigo. —Tiburoncito, ¿dónde está tu espíritu aventurero?, estás perfectamente a salvo conmigo, sé lo que hago, estoy certificado. Dante saludó a los chicos instructores, uno de ellos, el mayor fue su instructor, hablaron un rato y este le preguntó por Pablo, Dante le respondió que estaba muy bien que se había casado y tenía dos pequeños, el instructor le mandó saludos, Belinda lo miró con la pregunta en sus ojos. —Sí, Pablo también sabe volar parapente, de hecho lo hizo más veces que yo, tiene su propio equipo. —Seguro tú eras el mal estudiante. —Sí, pero igual aprendí, ¿lista para esto? —Supongo que estoy lista —dijo Belinda nerviosa, pero con una gran sonrisa. —Entonces hoy volaremos —dijo Dante elevando las cejas. Les ayudaron a colocarse los diferentes acces
Después de cenar, Dante pidió unos mojitos. —Creo que te gustan las bebidas dulces. —Sí, bueno la verdad se me suben muy rápido a la cabeza. —Promesas, promesas, bueno quizás recordemos otros tiempos cuando me conociste y estabas loca por mí. —Eres un vanidoso insufrible, fíjate que en ese entonces, me daba rabia recordarte. —Es malo mentir Belinda, te enamoraste de mí el día que nos conocimos. —Pues fíjate que me daba rabia recordarte —Belinda se puso roja como un tomate—, mejor me callo. —Suéltalo tiburoncito desahógate, ¿estabas molesta conmigo, pero qué te había hecho? ¡Oh! Ya lo entiendo, estabas molesta por lo que no había hecho, lo que aún no te hago. —Eres un idiota en verdad —dijo Belinda molesta. Dante se reía sin parar. —Belinda es tu graduación, solo quiero ver t