El ambiente se tornó tenso mientras el silencio envolvía a todos, hasta que Valentina exclamó con autoridad: —Papá, te hice una pregunta ¿Quién es ella? Sandra intervino de inmediato en vista de que Javier se había quedado callado, no se esperaba que el secreto que llevaba guardado durante años, saliera a la luz. —¿No le vas a contestar a Valentina? Si no lo haces, lo haré yo.—¿Pero qué pasa, papá? ¿Por qué Sandra te está hablando así? Cualquiera diría que se trata de algo muy grave.—Está bien, Valentina, voy a decirte la verdad. Esta joven que está aquí frente a ti es tu hermana.—¿Mi hermana? ¿Qué locura estás diciendo? ¿De dónde has sacado semejante barbaridad? ¿Por qué nunca mencionaste a esta hija?Eloísa, con los ojos llenos de lágrimas, sentía el desamor de Javier hacia ella. Estaba dolida y humillada al ver todo el lujo que rodeaba a Valentina, en contraste con su propia infancia en una casa humilde, donde vivían con lo poco que su madre ganaba trabajando. El aporte
Mientras Javier estaba enfrentándose a Valentina intentando justificar su engaño durante años, Laura y Alejandro luchaban en contra de sus sentimientos y de ese deseo ardiente que no podían frenar. Sin embargo, Alejandro estaba contrariado sin saber qué hacer, no podía irse de la mansión por los momentos o Javier se quedaría con todo su patrimonio y encima enviaría a la cárcel a Laura; pero no sabía como iba a poder soportar vivir bajo el mismo techo sabiendo que Javier estaba enterado de toda la verdad. —Alejandro, considero que lo más prudente será que nos marchemos, ya es tarde y Javier debe estar furioso esperándome.—Laura por favor, después de todo lo que me has dicho no podemos irnos sin antes buscar una solución a esta situación. —¿Acaso no te das cuenta de que no existe ninguna solución? Javier tiene el control de todo; a mí puede enviarme a la cárcel y alegar que fue un intento de asesinato. En tu caso, acabas de firmar un documento cediendo la mansión de tus padre
Meses después…Habían pasado varios meses desde que se descubrió la existencia de Eloísa, la hija escondida de Javier, quien ya estaba viviendo en la enorme mansión como un miembro más de la familia. Laura, por su parte, se encontraba en su séptimo mes de embarazo. Durante todo ese tiempo, se había mantenido apartada de Alejandro, evitando a toda costa caer de nuevo en sus bajos instintos. Solo se cruzaban cuando ella salía de su habitación, donde pasaba la mayor parte del día. A pesar de estar en su propia casa, vivía como una prisionera, ya que era incómodo toparse también con Sandra, la amante de su marido.Valentina, por su parte, aún no se embarazaba, lo que tenía muy afligido a Alejandro. Prácticamente dependían económicamente de Javier, y eso le otorgaba aún más poder en la situación. La incertidumbre de no saber por qué no quedaba embarazada la llevó a decidir ir al médico para realizarse unos estudios, pero sin decírselo a Alejandro. No podía creer que habían pasado meses y e
Ámbar no podía creer lo que estaba escuchando. Por un momento, se imaginó que Alejandro estaba un poco desorientado y aturdido, dado que se había enterado de que Valentina no podía darle el tan ansiado hijo para poder recibir la herencia.— Por favor, Alejandro, es una incoherencia lo que acabas de decir. Te pido que no lo vuelvas a repetir nunca más en tu vida. Creo que estás delirando con la noticia que te dio tu esposa. Necesitas descansar para que no repitas esta idiotez.Alejandro al ver que su madre no le creía y cansado de fingir lo que había sucedido entre él y Laura; la tomó por los hombros y, mientras la movía violentamente, le gritó la verdad en la cara: — ¡No es ninguna idiotez! Lo que te estoy diciendo es la pura verdad. Ese hijo que está a punto de nacer es fruto de mi relación con Laura.Ámbar abrió los ojos, horrorizada al darse cuenta de que Alejandro no estaba bromeando. Sin embargo, en el fondo, ella se resistía a aceptar que eso fuera verdad, porque sabía perfecta
Ámbar había llegado a la clínica, estaba dispuesta a todo, llegó a la sala de espera y allí encontró a Javier. Se acercó a él con sumo cuidado, consciente del coraje que seguro estaba sintiendo por el nacimiento de ese hijo que no era suyo.—Hola. ¿Cómo está Laura? ¿Ya dio a luz al bebé?Javier la miró con una expresión que denotaba el desagrado que le causaba su presencia allí, especialmente al imaginar que quizás ella ya estaba al tanto de toda la verdad. Sin embargo, no podía arriesgarse; mantener la farsa de que no sabía sobre la relación entre Laura y Alejandro era lo único que le permitía llevar a cabo su venganza contra ellos.—Laura está bien y ya dio a luz.—¿En serio? ¿Y tuvo niña o niño?—Tuvo un varón. ¿Algo más que quieras saber?—Javier, no tiene por qué ponerse así a la defensiva. Recuerde que, desde que nuestros hijos se casaron, ahora somos una familia. Deberíamos limar asperezas, aunque la verdad no comprendo el porqué de su hostilidad cuando su mujer acaba de darle
Alejandro al colgar la llamada de su madre estaba muy nervioso, no se imaginaba lo que estaba sucediendo en realidad, pero no le quedaba más remedio que obedecer lo que Ámbar le había ordenado. Estaba en juego el dinero de la herencia, sin embargo, lo que más le preocupaba era su hijo. Subió rápidamente a la habitación para buscar a Valentina y, para su sorpresa, la encontró acompañada de Eloísa, quien la estaba consolando. A pesar de la difícil situación en la que se conocieron, ambas lograron acercarse y entre ellas nació una empatía que las unió como hermanas. Eloísa era muy diferente a su madre; ella tenía buenos sentimientos y nunca estuvo interesada en la fortuna de su padre. Sin embargo, era una chica ingenua y siempre estuvo bajo el cuidado de Sandra, haciendo todo lo que ella le ordenaba. La manipulaba con mucha facilidad, pero había encontrado en Valentina un apoyo y disfrutaba mucho de su compañía. Por eso, al enterarse de que su hermana no podía tener hijos, no dudó e
Laura, al escuchar las palabras de Ámbar, se quedó sorprendida, ya que nunca se imaginó que Alejandro se atreviera a contarle la verdad. Eso empeoraría aún más su situación. Ámbar por su parte mantenía la mirada fija en ella, disfrutando de su desesperación y de cómo se iba a poner cuando se enterara de la tragedia de Javier. Trató de persuadir a Ámbar, haciéndole creer que no sabía de qué estaba hablando:—¿Qué estás diciendo? No comprendo a qué te refieres con esa locura. Ámbar la miró con una sonrisa llena de malicia, cerró la puerta y se acercó a Laura, mirándola fijamente con una mirada que la intimidaba: —Ya no tienes que seguir fingiendo conmigo, Laura. El juego se acabó. Ya estoy enterada de todo lo que pasó entre mi hijo Alejandro y tú. A Laura no le salían las palabras; se quedó impactada. Inmediatamente sintió un fuerte temor de que, en cualquier momento, Javier entrara a la habitación y encontrara a Ámbar allí. Su estado de nervios la invadió y sus manos comenzaron
Laura no tuvo otra alternativa que aceptar el chantaje de Ámbar. Estaba perdida; no podía regresar a la mansión ni reclamar un solo centavo de la fortuna de Javier. Se encontraba completamente entre la espada y la pared. Ámbar la tenía en sus manos por completo. Tuvo que firmar un documento en el que cedía todos los derechos de su hijo a Valentina, dejando una carta en la que explicaba las razones por las cuales no podía quedarse con el niño, debido a su fuerte depresión tras la muerte de Javier. No podía reconocer que el padre del niño era Alejandro, ya que la idea era que Valentina aceptara adoptarlo creyendo que era su hermanito. Luego, debían hacer creer a todo el mundo que el niño había nacido dentro del matrimonio, para así poder reclamar la herencia.Ámbar fue quien redactó la carta a su conveniencia, no quería cuidar cada detalle para no poner en riesgo sus planes. — Perfecto, Laura. Con este documento quedas desligada totalmente de mi nieto. Solo falta que Alejandro y Va