Hola! Lo más probable es que mañana no actualice porque tengo un evento y no podré publicar, espero que este capítulo les haya gustado y espero verlas el sábado, subiré dos capítulos Gracias por leer!
Alex me apura mientras caminamos por el aeropuerto. Para él, estamos llegando algo justos de tiempo para nuestro vuelo, para mí, todavía falta media hora. Y, en cuanto llegamos a nuestra zona de embarque, confirmo que yo tenía razón. Aún así, procedemos a mostrar nuestros documentos, demostrar que no tenemos nada extraño en el equipaje, y pasamos derecho a nuestros asientos en primera clase.—Que elegancia la de Francia —comento con tono divertido mientras reclino mi lugar. Es increíble la comodidad que tiene, ni hablar de lo amplio que es el asiento. Él se ríe y se sienta a mi lado luego de haber acomodado nuestras valijas en el portaequipaje.—Mejor que sea elegante y cómodo —expresa—. Es un vuelo sin escalas, así que tenemos casi veinte horas de viaje y sin movernos de acá. Creo que me voy a volver loco.—¿Veinte horas? —repito abriendo los ojos con sorpresa—. ¿Y qué vamos a hacer? Yo tampoco puedo quedarme quieta por mucho tiempo.—Piensa que son solo doce horas, corazón. De las v
La oscuridad nos cubre por completo y acerco mi cabeza a la ventanilla intentando divisar las estrellas, pero no se ven. Las únicas luces que se ven vienen desde abajo, de las ciudades y rascacielos, y aún así es un show hermoso. Las luces del avión ya se encuentran bajas, ya que es hora de dormir, pero yo todavía no puedo pegar un ojo. Y Alex me hace compañía con el insomnio.—No se ven las estrellas, no entiendo por qué, si estamos en el cielo —digo arrastrando la lengua. Alex suelta una carcajada y me doy cuenta de que está en el mismo estado que yo.Nos tomamos varias botellas de champagne, y en el medio apenas comimos unos snacks que no nos llenaron para nada. Por el contrario, nos dio más sed, y lo único que teníamos para tomar era alcohol.—Había una explicación científica para eso —pronuncia—, pero no me la acuerdo ahora—. Se remueve en el asiento y hace una mueca viendo los miles de botones que tiene en su apoyabrazos—. Siempre me pregunté para que son todas estas cosas —expr
Al fin llegamos a Australia. A diferencia del otro lado del mundo, acá hace un calor impresionante. —Bienvenida a la Costa de oro —comenta Alex esbozando una media sonrisa, y toma mi mano con suavidad mientras con la otra mano libre llevamos nuestros equipajes—. Este lugar es increíble, ¡te encantará!—Sí, ya lo creo —replico mientras caminamos con lentitud—. Soy fanática del calor… Excepto cuando estoy abrigada hasta el cuello —agrego mirando mi atuendo. Suelta una risa y señala el baño del lugar. —Vamos a cambiarnos o la gente nos va a mirar extraño —dice. Asiento con la cabeza, no solo nos van a mirar extraño, sino que me voy a derretir. Ya dentro del lavabo, me saco las prendas que tengo puestas y las cambio por un vestido ligero y floreado. Agradezco haber traído ropa fresca, no sé qué habría hecho si tuviera pura ropa de invierno. En cuanto salgo del baño, Alex me está esperando recargado en la pared, él también vestido con una camisa de manga corta color celeste y unos shor
Alex me despierta con besos sobre mis hombros desnudos, y me estiro en la cama con un gemido de cansancio. Me duele todo, creo que ni siquiera puedo mover las piernas. —Arriba, dormilona —susurra él en mi oído, acariciando mi cintura. Suelto un gruñido y ríe por lo bajo. —Si me hubieras dejado dormir anoche, no estaría con tanto sueño —murmuro mirándolo de reojo. —¡Ah! Si no te hubieras puesto ese camisón que no dejaba nada a la imaginación te hubiera dejado dormir —replica con tono divertido—. Vamos, ya preparé el desayuno, y prometo que voy a dejar a tu cuerpo descansar —agrega—. Hoy organicé un día de playa, el clima es estupendo y te hace falta tomar algo de vitamina D. Me río y lo atraigo hacia mí para darle un abrazo, y de paso usarlo como almohada. Inspiro su aroma tan masculino y exquisito, está recién bañado, afeitado, y su ropa huele a jabón. ¿Cómo algo tan simple puede parecer tan sensual? Él vuelve a reír, acaricia mi pelo con suavidad y me pega más a su cuerpo. —Deber
Llegamos a la playa en silencio. Desde que Alex se encontró con su socio, comenzó a comportarse de una manera extraña, se puso un poco más serio y hasta lo noto un poco más nervioso. Cada vez me convenzo más de que no esperaba encontrárselo.—¿Todo bien? —cuestiono mientras tiramos una manta sobre la arena.Él asiente con aspecto distraído y me mira con una media sonrisa antes de sentarse y comenzar a desempacar algunas de las cosas que trajimos. Agua, libros, frutas y crema protectora. Mira hacia el frente con el ceño fruncido y mordiendo su labio con es tic nervioso que lo representa.—¿Qué pasa? —insisto. Estoy segura de que algo le ocurre, y todo debe ser por culpa de David. Resta importancia con su mano y se aclara la voz.—Nada, solo estoy pensando —contesta en un murmullo. Hago una mueca de disgusto y me vuelve a sonreír, atrayéndome a él para darme un beso en los labios—. De verdad, corazón, no pasa nada.—¿Es por tu socio? —quiero saber—. Quizás no esperabas verlo…—En realid
Pasó una semana desde su propuesta, la cual, está claro, acepté. Aún me cuesta creer cómo mi vida cambió tanto en tan poco tiempo, y eso me da mucho miedo. Mi mamá solía decir que lo que fácil llega, fácil se va, y por eso temo tanto el hecho de que Alex decida desaparecer de un día al otro, o que se dé cuenta de que lo que siente por mí no es amor, si no lástima.Si bien no me da razones para sentir miedo, mi mente es la que no para de divagar, ya que no estoy acostumbrada a tanto amor y a que todo me salga bien de repente… aunque, en parte, creo que me lo merezco después de haber sufrido durante tanto tiempo.Suspiro mientras termino de comer mi desayuno en silencio. Alex comenzó a trabajar, por lo que estoy la mayor parte del tiempo a solas, editando la historia que Henry me consignó, descansando en la playa leyendo un libro o haciendo compras para la casa, aunque por la noche no dudamos en recuperar el tiempo perdido.A pesar de que yo siempre fui un poco solitaria, tengo que admi
Me mira con algo de duda en sus ojos, por lo que solo espero una respuesta negativa. La sonrisa que teníamos hace un minuto se borró por arte de magia y mi corazón late más rápido de lo que debería.—No lo sé —confiesa—. Lo dije porque me salió, pero no sé qué es el amor, realmente. —Abro la boca para responder, pero me detiene antes de que emita palabra—. Nunca le dije eso a nadie, y me asusta haberlo dicho ya que siento que es muy rápido. Nos conocemos hace poco, y nos vamos a casar, lo sé, estamos enamorados… ¿pero nos amamos? No entiendo cómo puede ser tan rápido.—Los sentimientos son así, Alex, no se pueden controlar —comento.—Es que yo controlaba todo de mi vida y mi corazón antes de que llegaras, pero te conocí y perdí el control en un instante. Tú cambiaste mi forma de ser y me hiciste ver un montón de cosas que no creía sobre el amor. Pensé que era algo tonto, que no servía para nada, que era un sentimiento horrible que hacía débil a la gente.—Guau, que romántico —expreso
Pasaron cuatro días desde que me propuso matrimonio, y aunque es muy amoroso y hace lo posible por estar conmigo, últimamente está dedicándole mucho tiempo al trabajo, está llegando un poco más tarde a casa y ni hablar de que no tiene tiempo para acompañarme a algún lado.—Confío en ti —me dice Alex mientras se abrocha la camisa. Me mira a través del reflejo y suspiro.—Se supone que íbamos a organizar juntos la boda…—Lo sé, corazón, pero tengo mucho trabajo. —Hago puchero con los labios, chasquea la lengua y se acerca para darme un beso en la frente—. Prometo que voy a acompañarte a elegir el pastel y me voy a encargar de la luna de miel.—Está bien —contesto, encogiéndome de hombros.No tengo opción, está claro que él está dejando todo en mis manos. No sé si es verdad que no tiene tiempo, o es porque no le interesa.—Preciosa, voy a hacer lo posible por llegar temprano hoy, pero me parece que voy a tener que quedarme hasta tarde —continúa—. Como David ya se fue, ahora tengo que est