Al fin llegamos a Australia. A diferencia del otro lado del mundo, acá hace un calor impresionante. —Bienvenida a la Costa de oro —comenta Alex esbozando una media sonrisa, y toma mi mano con suavidad mientras con la otra mano libre llevamos nuestros equipajes—. Este lugar es increíble, ¡te encantará!—Sí, ya lo creo —replico mientras caminamos con lentitud—. Soy fanática del calor… Excepto cuando estoy abrigada hasta el cuello —agrego mirando mi atuendo. Suelta una risa y señala el baño del lugar. —Vamos a cambiarnos o la gente nos va a mirar extraño —dice. Asiento con la cabeza, no solo nos van a mirar extraño, sino que me voy a derretir. Ya dentro del lavabo, me saco las prendas que tengo puestas y las cambio por un vestido ligero y floreado. Agradezco haber traído ropa fresca, no sé qué habría hecho si tuviera pura ropa de invierno. En cuanto salgo del baño, Alex me está esperando recargado en la pared, él también vestido con una camisa de manga corta color celeste y unos shor
Alex me despierta con besos sobre mis hombros desnudos, y me estiro en la cama con un gemido de cansancio. Me duele todo, creo que ni siquiera puedo mover las piernas. —Arriba, dormilona —susurra él en mi oído, acariciando mi cintura. Suelto un gruñido y ríe por lo bajo. —Si me hubieras dejado dormir anoche, no estaría con tanto sueño —murmuro mirándolo de reojo. —¡Ah! Si no te hubieras puesto ese camisón que no dejaba nada a la imaginación te hubiera dejado dormir —replica con tono divertido—. Vamos, ya preparé el desayuno, y prometo que voy a dejar a tu cuerpo descansar —agrega—. Hoy organicé un día de playa, el clima es estupendo y te hace falta tomar algo de vitamina D. Me río y lo atraigo hacia mí para darle un abrazo, y de paso usarlo como almohada. Inspiro su aroma tan masculino y exquisito, está recién bañado, afeitado, y su ropa huele a jabón. ¿Cómo algo tan simple puede parecer tan sensual? Él vuelve a reír, acaricia mi pelo con suavidad y me pega más a su cuerpo. —Deber
Llegamos a la playa en silencio. Desde que Alex se encontró con su socio, comenzó a comportarse de una manera extraña, se puso un poco más serio y hasta lo noto un poco más nervioso. Cada vez me convenzo más de que no esperaba encontrárselo.—¿Todo bien? —cuestiono mientras tiramos una manta sobre la arena.Él asiente con aspecto distraído y me mira con una media sonrisa antes de sentarse y comenzar a desempacar algunas de las cosas que trajimos. Agua, libros, frutas y crema protectora. Mira hacia el frente con el ceño fruncido y mordiendo su labio con es tic nervioso que lo representa.—¿Qué pasa? —insisto. Estoy segura de que algo le ocurre, y todo debe ser por culpa de David. Resta importancia con su mano y se aclara la voz.—Nada, solo estoy pensando —contesta en un murmullo. Hago una mueca de disgusto y me vuelve a sonreír, atrayéndome a él para darme un beso en los labios—. De verdad, corazón, no pasa nada.—¿Es por tu socio? —quiero saber—. Quizás no esperabas verlo…—En realid
Pasó una semana desde su propuesta, la cual, está claro, acepté. Aún me cuesta creer cómo mi vida cambió tanto en tan poco tiempo, y eso me da mucho miedo. Mi mamá solía decir que lo que fácil llega, fácil se va, y por eso temo tanto el hecho de que Alex decida desaparecer de un día al otro, o que se dé cuenta de que lo que siente por mí no es amor, si no lástima.Si bien no me da razones para sentir miedo, mi mente es la que no para de divagar, ya que no estoy acostumbrada a tanto amor y a que todo me salga bien de repente… aunque, en parte, creo que me lo merezco después de haber sufrido durante tanto tiempo.Suspiro mientras termino de comer mi desayuno en silencio. Alex comenzó a trabajar, por lo que estoy la mayor parte del tiempo a solas, editando la historia que Henry me consignó, descansando en la playa leyendo un libro o haciendo compras para la casa, aunque por la noche no dudamos en recuperar el tiempo perdido.A pesar de que yo siempre fui un poco solitaria, tengo que admi
Me mira con algo de duda en sus ojos, por lo que solo espero una respuesta negativa. La sonrisa que teníamos hace un minuto se borró por arte de magia y mi corazón late más rápido de lo que debería.—No lo sé —confiesa—. Lo dije porque me salió, pero no sé qué es el amor, realmente. —Abro la boca para responder, pero me detiene antes de que emita palabra—. Nunca le dije eso a nadie, y me asusta haberlo dicho ya que siento que es muy rápido. Nos conocemos hace poco, y nos vamos a casar, lo sé, estamos enamorados… ¿pero nos amamos? No entiendo cómo puede ser tan rápido.—Los sentimientos son así, Alex, no se pueden controlar —comento.—Es que yo controlaba todo de mi vida y mi corazón antes de que llegaras, pero te conocí y perdí el control en un instante. Tú cambiaste mi forma de ser y me hiciste ver un montón de cosas que no creía sobre el amor. Pensé que era algo tonto, que no servía para nada, que era un sentimiento horrible que hacía débil a la gente.—Guau, que romántico —expreso
Pasaron cuatro días desde que me propuso matrimonio, y aunque es muy amoroso y hace lo posible por estar conmigo, últimamente está dedicándole mucho tiempo al trabajo, está llegando un poco más tarde a casa y ni hablar de que no tiene tiempo para acompañarme a algún lado.—Confío en ti —me dice Alex mientras se abrocha la camisa. Me mira a través del reflejo y suspiro.—Se supone que íbamos a organizar juntos la boda…—Lo sé, corazón, pero tengo mucho trabajo. —Hago puchero con los labios, chasquea la lengua y se acerca para darme un beso en la frente—. Prometo que voy a acompañarte a elegir el pastel y me voy a encargar de la luna de miel.—Está bien —contesto, encogiéndome de hombros.No tengo opción, está claro que él está dejando todo en mis manos. No sé si es verdad que no tiene tiempo, o es porque no le interesa.—Preciosa, voy a hacer lo posible por llegar temprano hoy, pero me parece que voy a tener que quedarme hasta tarde —continúa—. Como David ya se fue, ahora tengo que est
Desperté de muy mal humor. No me pregunten porqué, ni yo tengo la respuesta. Quizás sea porque los vecinos empezaron a hacer ruidos de martillazos a las seis de la mañana, quizás porque no dormí muy bien o porque no estoy teniendo relaciones con Alex. Me suena a que ese es el motivo, me malacostumbró.Llega tarde del trabajo, cansado y sin ganas de nada. De todos modos, me lo merezco por decirle que pasamos mucho tiempo teniendo sexo. La última vez que estuvimos juntos fue hace cinco días, cuando le llevé el almuerzo a la construcción. Durante este tiempo me entretuve trabajando, saliendo a dar paseos en solitario y organizando el casamiento, aunque no tenía mucho para hacer.Vamos a hacer la fiesta en casa, será algo sencillo y sin mucha ceremonia, por lo que, prácticamente, ya tenemos todo en orden.En cuanto termino de desayunar, siento que se me revuelve el estómago. Me parece que no debería haber comido esa última porción de pizza anoche, estaba algo aceitosa y se veía extraña, p
Me encuentro sentada en el borde de la cama, mirando a la nada. La conversación que tuve la noche anterior con Alex me hace pensar que tomé una decisión muy apresurada al venir con él apenas conociéndolo, pero ¿qué puedo hacer ahora? Estoy enamorada de él y no puedo cambiar eso en este preciso momento. Lo que me dijo, acerca de tener un hijo bastardo, es un poco triste e incluso imperdonable. ¿De verdad piensa que soy capaz de hacerlo responsable de un hijo que no es de él? Me parece una locura. Respiro hondo y sacudo la cabeza en un intento de calmar mis pensamientos. Quizás no debería ser tan estricta con él, probablemente está nervioso y estresado, pero… no, no tengo que justificar sus acciones. Voy a tener que ponerme a hacer algo en esta enorme ciudad, despejar un poco mi cabeza, pensar bien en lo que quiero. Aún estoy a tiempo, todavía no nos casamos. Tomo una pastilla para las náuseas, las cuales se apoderan de mí ni bien me pongo de pie. No sé si es normal esto que estoy sin