—¿Tú crees que te cuente? —¡Por supuesto que sí! Fernanda es frívola y extrovertida, pero es un encanto. Siempre nos hemos llevado bien. Déjame llamarla. Sofía marcó a su celular. —¿Aló? —¿Aló, Fernanda? —¡Sofía! ¿Cómo estás? ¿Y ese milagro que te acordaste de mí? —¡Hola Fer! ¿Cómo que no me acuerdo de ti? No seas injusta, ¿Acaso no te sigo en todas las redes sociales, te hago comentarios y siempre le doy "me gusta" a todas tus publicaciones? —¡Ay, está bien Sofi! Tienes razón. —¿En dónde andas chiquita? Cuéntame, ¿Qué es de tu vida? —Estoy en Caracas, hace dos semanas llegué con Juan Carlos desde New York. Y bueno con respecto a mi vida, ya sabes que mi papá está empeñado en que me ponga al frente de unos de sus negocios. ¡Que fastidio! Apenas llegando me dio un sermón, de cómo Juan Carlos había asumido su responsabilidad para con la familia y yo debía seguir su ejemplo. Y me amenazó con desheredarme… ¡Qué cómo es posible que no me haya casado! Y bla... bla... bla. —¿Casart
—Y me imagino que tu padre estaría encantado si tu hermano se casara con Camila porque pertenece a unas de las familias más prestigiosas del país. —Si el otro día se lo insinuó a mi hermano Juan.—dijo estábamos cenando. —¡Ese padre tuyo es un zorro astuto! —¡Sí, estoy de acuerdo!—exclamó Fernanda—Creo que tú has llegado a la misma conclusión que llegué yo. Que mi padre recomendó a Camila para manipular a mi hermano... —¡Así es! Chiquita inteligente. Te apuesto que a raíz de que comenzó a recibir terapia con Camila, él comenzó a cambiar, ¿Verdad? —Totalmente. Cuando comencé a vivir con mi hermano después de la cirugía lo noté demasiado callado y una noche lo escuché llorando en su habitación—Daniela tragó en seco y los ojos se le llenaron de lágrimas—Me dio tanta lástima ver a mi hermano sufriendo y cuando le pregunté que le ocurría no me quiso decir nada por eso cuando me dijo que quería recibir tratamiento psicológico me pareció maravilloso. Al menos al principio porque lo noté m
—Bueno, pero tú llegaste a la conclusión de que esa mujer no tiene ética. Que te hace pensar que no se va a acostar con él aunque sea su paciente. —Porque si ha sido lo suficientemente inteligente para confabularse con el padre de Juan, no va a romper el único lazo que la une a él, médico paciente. Hasta que se asegure de que se haya olvidado de ti. —Tú crees que Juan le haya hablado de mí... —¡Estoy segura! No escuchaste a Fer, estaba llorando y seguro que era por ti. Luego, cuándo empezó las consultas, se tranquilizó, quién sabe que le dijo la desgraciada. Él estaba muy depresivo y vulnerable para poder ser manipulado por alguien que estudió para conocer los secretos de la mente. ¡Que mejor para manipular que un psicólogo! —¡Tienes razón! —Por lo pronto comencemos a trabajar y por la tarde le llevas a Lucas a tu madre cuando salgas del colegio, ya Frida se encuentra allá, pídele que se quede un rato con ellos. Porque no vamos de compras para buscarte un vestido que lo deje con l
Pero ella sabía cuál era su tema favorito y debía conducirlo a hablar para que se olvidara de la idea de alejarla. Así que continuó. —Querido, si has visto a Daniela debes contarme cómo te sentiste ante su presencia... Y Juan Carlos cayó en la trampa en su necesidad de escuchar la solución de como librarse de los sentimientos que se habían despertado en él y que no le permitían dormir en paz. —La verdad que fue una sorpresa para mí, cuando la besé... volver a sentir todo aquello que creí muerto... —¡¿La besaste?!—exclamó Camila tratando de aparentar calma y apretando la servilleta con rabia. —Sí, y lo que no entiendo si tú me dijiste que nunca fue amor lo que sentí por ella. Porque después de tanto tiempo me sigue afectando todavía. —Recuerda que te dije que sufrías de un amor obsesivo-compulsivo. Y si alguna vez estabas frente a Daniela, podrías sufrir algún momento de confusión. Esta etapa en la que estás es como una especie de enfermedad mental transitoria, y es que, en ciert
Sofía sonrió con ironía al ver a Camila porque ella sabía perfectamente quién era ella, por qué dos horas antes Fernanda le informó dónde y con quién iba a estar Juan Carlos. —¡Claro tu amiga! ¿Por qué, que otra cosa podría ser? ¿Verdad? Camila le lanzó una mirada asesina porque Sofía le metió el dedo en la llaga, por qué, si de algo estaba ella consiente, era de su apariencia, no era hermosa, pero si atractiva, y le gustaba vestirse con elegancia y sofisticación cómo se esperaba de una mujer que provenía de una de las familias más prestigiosas del país. Y miró a Sofía con desprecio. Sofía miró su reloj de pulsera y le dijo. —Juan Carlos, ¿No deberías estar viajando para asistir al compromiso que tienes hoy? Estoy segura de que tu amiga comprenderá. Camila lo miró con el ceño fruncido y le preguntó. —¿Cuál compromiso? —Algo personal.—dijo Juan Carlos incómodo. Sergio llegó en ese instante y le preguntó a Sofía. —¿Cariño porque te has tardado?...—luego notó a Juan Carlos y lo s
—¡Claro, no se va a volver a repetir! Tenías al pobre Lucas esperando ansioso por ti. Recuerda que Lucas aún no sabes que eres su verdadero padre y me imagino que tú y Daniela le dirán la verdad cuando sea más grande para entender. Pero el tiempo que vivieron juntos en el pent-house, Lucas te tomó mucho cariño. Eres el único padre que ha tenido, porque cuando Víctor Manuel murió apenas era un bebé.—Yo adoro a mis hijos, incluso a Frida a la que acabo de conocer. Siempre voy a estar a su lado, a pesar de la situación que existe entre Daniela y yo.—Está bien—dijo mirando su reloj—Si no quieres volver a cometer ese error, ¿No debería estar saliendo para Maracay en este momento? En vez de estar perdiendo el tiempo, primero con tu psicóloga y ahora con nosotros.—No es necesario que me lo recuerdes, porque ya me puse de acuerdo con Daniela sobre la hora que voy a estar en su departamento y todavía estoy a tiempo.—Me parece perfecto—le dijo Sofía sonriendo con satisfacción.—¿Te vas a qu
Pero ella no se consideraba una mujer seductora, estaba acostumbrada a que la pretendieran. De repente sonó el timbre y se sobresaltó y el corazón le pulsó rápido. Respiró profundo tratando de calmarse, fue a la cocina apresurada a beber un vaso de agua, mientras el timbre sonaba de nuevo. Se dirigió apresurada a la puerta, arreglándose el peinado y el vestido. Observó por la mirilla y era Juan Carlos. Abrió la puerta decidida y al ver la expresión de sorpresa de él mirándola de arriba abajo, ella exclamó con tono de decepción. —¡Ah! Eres tú —le dio la espalda y regreso a la sala a esculcar su pequeño bolso negro. Juan Carlos irritado, le preguntó. —Que significa eso de "¡Ah! Eres tú" —Tengo una cita, ¿Viniste a decirme algo? Juan molesto le respondió. —¡Como que tienes una cita! ¡¿Se te olvida que hoy es mi visita de fin de semana?!... Daniela fingió sorpresa y le exclamó. —¡Ay, Juan! ¡De verdad se me olvidó que tú vendrías! Es que nos pusimos de acuerdo hace varios días y con
Daniela le dedicó una esplendorosa sonrisa y Juan Carlos le saltó el corazón. —Entonces déjame poner la mesa... —¿Te ayudo? —Claro, me encantaría. Entre los dos acomodaron la mesa en silencio. Y se sentaron uno al lado del otro, y hasta Juan Carlos llegó el aroma del perfume, que él le regaló tiempo atrás, que combinado con su aroma natural siempre fue un afrodisíaco para él. De repente, Juan Carlos sintió una erección y agradeció estar cubierto con la mesa. "¡Diantres! ¿Por qué se puso ese perfume?" —pensó tratando de controlarse. Daniela para acabar con el incómodo silencio le preguntó. —¿Dolió mucho? —¿Qué cosa?—preguntó distraído. —La recuperación de tu operación en el rostro. Él, sorprendido por la pregunta, le respondió. —Pues si, cómo toda operación, la recuperación es dolorosa... Pero me recetaron analgésicos... —¿Te sientes feliz ahora que recuperaste tu rostro y tu vida? "Dejándome atrás"—pensó ella. —No sabría decirte, supongo que sí... —¿Cómo puedes supone