Era bastante urbano, la pintura de los edificios estaba muy desgastada, algunas incluso estaban manchadas de moho, otras tenían marcas de cuando el balón de fútbol las golpeaba y en su mayoría había grietas por toda la pared. Con respecto a lo rural, había algunos árboles pequeños, algunas flores, no era un lugar adornado por las plantas y la naturaleza, pero había lo suficiente como para que no se viera gris y triste.
Ese conjunto residencial estaba compuesto por cuatro torres, siendo el centro del conjunto un área común donde los niños jugaban mientras los vecinos conversaban. Aunque visualmente el lugar no fuese el mejor de todos, se notaba que las personas que vivían en él le daban ese aire de convivencia sana.
Entonces, al pasar la vista por el lugar, Clover y yo pudimos visualizar a los dos idiotas que nos harían compañía sentados en uno de los b
Estacioné el auto frente a un gran edificio de unos diez pisos aproximadamente. Por lo visto, cada apartamento venía incluido con un balcón porque había muchos a lo largo de la estructura. Además de que, siendo esa mi primera impresión, diría que el edificio tenía un mantenimiento constante por lo pulcro que se veía por fuera, tanto la entrada como la arquitectura como tal. La entrada al interior del edificio estaba decorada con un pasillo de árboles frondosos y distintas plantas pequeñas almacenadas en macetas lindas.Salí de mis pensamientos para enfocarme a lo que iba a hacer. Así que retomé el paso junto a Clover para conocer lo que sería próximamente mi casa.—Tú debes ser Sage Hill, la amiga de Owen —una señora se me acercó apenas entré al lobby del edificio—. Y ella debe ser Clover, la novia de Owen.
—Este lugar es asombroso —musitó Clover, boquiabierta por el apartamento—. Siento que esto lo remodelaron Drew y Jonathan.—Si te soy sincera —tomé un cojín—, es muy de su estilo.—Me alegra que hayas encontrado donde quedarte, pero, ¿qué haremos con tus padres?Suspiré.Mis padres, mis padres, mis padres, ¿qué haré con mis padres? Sabía perfectamente qué no hacer, tenía confianza en que mi excusa funcionaria, pero una pequeña parte de mí estaba asustada creyendo que mis padres no me creerían ni madres.Me sentía mal por mentirles, de verdad que sí, nunca lo había hecho, nunca lo haría, pero momentos desesperados requieren de medidas desesperadas y no tenía opción. Si me quedaba en mi casa probablemente iban a asesinarme, secuestrarme o cualquier otra cosa que te
—Explícate mejor porque ya saqué más de cuatro conclusiones precipitadas —pidió tomando asiento en un taburete.Mi sospechosa principal siempre fue Juliana desde el momento en que Fausto nos habló de unas rubias comprándole escopolamina. Solo pensé en ella o en Destine, y ahora que Destine estaba casi descartada para mí, nada más quedaba Juliana teniendo claramente motivos para asesinar a ese par.Con lo que dijo el abogado de los Geldof era suficiente para poder responder la mayor parte de mis dudas. Tal vez era la palabra del rubio contra la del señor Phillips, tal vez sus palabras no fueron tipo «no se preocupe, nadie va a meterlos a la cárcel por cometer un asesinato», pero me servía para contárselo a Terry y enfocarnos en Juliana.—
Odiaba la idea de dejar a la morena sola con todo el revuelco de emociones que probablemente estaba experimentando, pero entendía por completo su decisión. A veces, estar solos nos sana y también nos destruye, sin embargo, estaba segura que Clover podía sanarse sola. Desde que nos conocemos me ha demostrado que esa es la única forma en la que ella podía sanar un corazón roto.Minutos más tarde, me encontraba en el auto dirigiéndome al Centro de Investigaciones. Era domingo y absolutamente todos los agentes estaban trabajando, pero Sage no, Sage tuvo que quedarse con el día libre porque es una asistente y así lo establecía la ley.Sí, hablé de mí en tercera persona.Sin embargo, a mí gustaba desafiar a las autoridades así que para mí no había día de descanso, solo flexibilidad para enfocarme en otras cosas de mi vida
— ¿Por qué estás así? —inquirí, extrañada por la actitud del agente.—Mi bebé va a nacer —contestó con la voz temblorosa de la emoción—. Mi bebé va a nacer y yo estoy aquí.— ¿Y qué haces aquí? Ve con tu esposa —le exigí, suponiendo que su mujer quisiera tenerlo a su lado.—Es que... estoy nervioso y cuando estoy nervioso no pienso y no sé qué hacer —habló casi atropellando las palabras.—Primero, relájate —tomé sus hombros—. Estás a punto de ser padre y estoy segura de que tu esposa te necesita.—Ally va a matarme —susurró, ahora asustado—. ¡Ally va a matarme si no llego!— ¡Respira! —lo sacudí un poco. El timbrazo del ascensor cuando abre sus puertas me hizo darme cuent
—Repítelo una vez más —pidió Terry tomando asiento en su silla.—Owen, mi amigo, trabaja en el buffet de abogados donde también trabaja el señor Phillips, el abogado de la familia de Juliana, y escuchó una conversación del señor Phillips con el papá de Juliana que decía que no se preocupara, que la policía ya no los fastidiaría más —repetí con lentitud para que Burns pudiese entenderlo.Pasó una mano por su barbilla para luego mirarme con severidad.—Y confías en este sujeto... Owen —dijo como una afirmación, pero sabía que lo que quería era que yo se lo confirmara otra vez.—Sí, confío en él porque Owen no tiene idea de lo que acaba de hacer —aseguré—. Me lo contó porque te nombraron a ti y al comisario en conversaciones previas.
Al entrar, el lugar estaba oscuro, apagado, incluso el aire acondicionado lo estaba. Era como si la muerte de Ford se hubiese llevado todo lo que iluminaba ese lugar. Estaba muy diferente a cuando el día de su cumpleaños; ese día las luces estaban brillantes, el ambiente era cálido, prestigioso y, sin duda, elegante. Ahora se veía triste, vacío, tenso, había tanta tensión que me asustaba.Subí por las escaleras de espiral paseando mis dedos por el barandal negro que me pareció tan hermoso en aquella noche. Tras llegar al segundo piso, noté el interruptor en la pared a mi izquierda así que lo presioné como una persona normal, pero este no hizo nada.—Quizás los fusibles estén dañados —susurré a la nada.No había visto est
Las puertas del ascensor se abrieron dejándome ver a varios oficiales y agentes aglomerados. Estaban alrededor de alguien que no pude distinguir y la verdad es que la escena se me asimiló bastante a cuando había una pelea en el colegio y todos querían ver.Con el ceño fruncido y sin entender nada de lo que veían mis ojitos, avancé abriéndome paso entre las personas. Cuando al fin logré llegar al centro, vi lo que ni en mil vidas podría imaginar.George Hicks con la cabeza baja y con los hombros totalmente caídos siendo arrestado por dos oficiales. Se veía derrotado. No podía creer lo que estaba viendo, no podía creer ni mucho menos entender la razón por la que lo estaban arrestando. Hace una hora estaba saltando de emoción por el nacimiento de su hija y ahora estaba con los ojos