Capítulo 274
Perla caminó directo hacia William, sin mencionar la advertencia de Natalia.

—¿Volviste? Hace un momento no te vi por ningún lado, ya estaba a punto de ir a buscarte. Ya casi es hora de la ceremonia —dijo William, sonriendo con calidez mientras la miraba.

—Fui a caminar un poco por el jardín de atrás. Las flores están hermosas —explicó Perla.

William levantó la vista. A través de las ventanas podía ver el jardín a lo lejos.

—Si te gustan, haré que planten las mismas en el Barrio Las Palmas para ti.

En su mente, ya estaba memorizando la forma y el color de las flores.

A una hermana siempre hay que consentirla.

—No hace falta. De todos modos, no estaremos aquí mucho tiempo. Si pudieran plantarlas en casa, sería mejor.

Cuando Perla dijo, casa, se refería a la mansión (hacienda) en Valle Motoso.

—De acuerdo, las plantaremos en casa —asintió William.

En ese momento, don Bernardo entró al escenario del salón, apoyado en su bastón y acompañado de su hijo Emiliano y su nuer
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