capitulo 1
La ciudad de Nápoles respiraba con la misma intensidad de siempre, como un organismo vivo que nunca descansaba, ni siquiera en la calidez de la tarde. Alessio Moretti se apoyó en la baranda del balcón de su penthouse, mirando la ciudad que lo había visto crecer. La vista del puerto era impresionante, pero sus ojos no se enfocaban en la belleza del lugar. Su mente, siempre alerta, parecía estar en otra parte, repasando las jugadas del día y, quizás, anticipando lo que vendría.
Nápoles era su reino, sí. Y en este reino, Alessio era su rey. A lo largo de los años, había forjado su poder con manos de hierro, en la penumbra de un mundo de mafias y sombras. Había conseguido lo que todos temían y pocos lograban: el control absoluto. Sin embargo, el trono era solitario.
Dejó el vaso de whisky sobre la mesa, sin beberlo, y observó cómo las olas golpeaban las rocas del puerto, como si el mar mismo tratara de reclamar lo que por derecho le pertenecía. El viento le acariciaba la cara, trayendo consigo el olor salado y nostálgico del Mediterráneo, pero también el eco de un pasado que se negaba a quedarse atrás.
Su teléfono vibró sobre la mesa, sacándolo de sus pensamientos. Era un mensaje de Matteo, su hombre de confianza, el que siempre estaba a su lado en los momentos de peligro.
“El trato con los Ferraro es esta noche. Luca insiste en hacerlo a su manera.”
Luca Ferraro. Su nombre fue suficiente para que la mandíbula de Alessio se apretara involuntariamente. Luca había sido un problema creciente, alguien que no se conformaba con la tradicional lucha de poder en las sombras. Era un hombre de ambiciones desmesuradas y, en algún punto, se había cruzado con Alessio de una forma que ambos sabían que no tenía vuelta atrás. La guerra estaba en marcha, aunque nadie la había declarado oficialmente.
A Alessio no le gustaba tener que tratar con Luca, pero era inevitable. En su mundo, las reglas eran claras: o dominabas o eras dominado. No había espacio para la duda.
Tomó el teléfono y escribió un breve mensaje a Matteo: “Que se prepare todo para la noche. No habrá errores.”
Una sombra pasó brevemente frente a él, interrumpiendo su línea de visión. Alessio levantó la vista, y en ese preciso instante, un recuerdo casi físico le atravesó el pecho. Se acordó de la última vez que la vio. El cabello oscuro, los ojos brillando como un faro en la oscuridad, y su risa... Bianca Rossi.
Habían sido niños juntos, antes de que el mundo de Alessio se volviera más oscuro, más peligroso. Bianca había sido su sol, su única luz en la oscuridad de aquel entonces. Pero todo cambió. Como siempre sucede en su vida, algo se rompió entre ellos. La distancia creció como una brecha imposible de cruzar. Ella se fue, se alejó, y él, aunque la buscó, no la encontró nunca más.
Ahora, años después, ella regresaba. Y la simple idea de verla nuevamente le retumbaba en el pecho como un golpe. Sabía que ella no lo recordaba de la misma manera. O quizás sí, pero las circunstancias habían cambiado. Bianca Rossi ya no era la niña de ojos brillantes que se había colado en su vida como un suspiro. Ahora, ella era una mujer, un enigma que podría ser más peligrosa que cualquier enemigo que hubiese tenido.
Era un llamado del destino, pensó Alessio. No se trataba solo de negocios, de poder o de guerra. Se trataba de ella, Bianca, la única que había sido capaz de traspasar sus muros. Y aunque el mundo a su alrededor estuviera desmoronándose, él no podía evitar preguntarse: ¿qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido diferentes?
Un golpeteo en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Matteo apareció en el umbral con su característico gesto serio. Alessio lo observó con un leve gesto de reconocimiento, pero no dijo nada. No era necesario.
—Todo está listo para la reunión de esta noche —dijo Matteo, que conocía a su jefe lo suficiente como para notar que algo había cambiado en su actitud—. ¿Quieres que te acompañe?
Alessio lo miró fijamente, sus ojos fríos, pero con algo de cansancio. Había algo más grande, más importante que cualquier negocio, que cualquier guerra. Algo que ni siquiera él podía controlar.
—No esta vez. Ve tú solo —respondió, con una calma inquietante.
Y mientras Matteo se retiraba, Alessio no pudo evitar pensar en lo que significaba realmente ese regreso de Bianca. Sabía que no sería sencillo. No podría dejarla ir de nuevo. Esta vez, no la dejaría escapar.
Porque en su mundo, las promesas que uno se hace a sí mismo son lo único que nunca puede romperse.
capitulo 2El tren se detuvo con un suave crujido en la estación central de Nápoles, y Bianca Rossi sintió una extraña punzada en el pecho. Había regresado al lugar que había intentado olvidar durante más de diez años. Nápoles, con su belleza desgarrada, su caos incesante y su esencia de ciudad vieja, estaba igual que siempre. Y, sin embargo, ella no era la misma.Había vivido fuera durante tanto tiempo, intentando borrar los recuerdos, construir una vida limpia, alejada de las sombras del pasado. Londres le había ofrecido la distancia que necesitaba, el anonimato y, lo más importante, la oportunidad de reinventarse. Había dejado atrás a su familia, sus amigos, el viejo barrio… y sobre todo, a él.Pero Nápoles nunca olvida. Y el destino, siempre impredecible, la había traído de vuelta.Bianca arrastró su maleta por el vestíbulo de la estación, mirando las caras familiares, las tiendas abarrotadas, y las viejas estructuras que tanto la habían marcado. El ruido de la ciudad la envolvía,
capitulo 3El sonido del tráfico y las voces distantes se desvanecieron cuando Alessio la vio alejarse rápidamente por la calle. Su figura, aunque ahora más adulta, seguía siendo la misma en su mente: Bianca Rossi, la niña que una vez había sido su todo.Era imposible no reconocerla, incluso después de tanto tiempo. Aunque la Bianca que se alejaba ahora era diferente, había algo en su porte, en su andar, que seguía siendo la misma. Los años habían transformado su cuerpo, su rostro, pero en su mirada… en sus ojos, aún brillaba la misma chispa que había encendido su mundo cuando eran niños. La chispa que él había perdido, que había dejado ir.Alessio apretó los puños involuntariamente. No podía dejarla escapar otra vez. Había pasado demasiado tiempo buscando una razón para salir de la oscuridad que lo había consumido, y ahora, el destino le había ofrecido esa oportunidad.Bianca.La vio alejarse con determinación, como si quisiera evitarlo, como si temiera lo que podía ocurrir si se enc
capitulo 4Bianca caminó a paso firme, pero sus pensamientos seguían atrapados en la conversación con Alessio. Aquel encuentro había dejado una marca profunda en su mente, una grieta en la que los recuerdos se colaban como agua en una vieja pared. ¿Por qué lo había vuelto a ver? Se preguntaba una y otra vez, intentando encontrar una razón lógica. Pero no la había.Alessio no era solo una sombra del pasado. Era el pasado. Y al mirarlo, Bianca no podía evitar sentir que estaba siendo arrastrada nuevamente a su mundo, un mundo del que había huido, un mundo lleno de caos, de promesas rotas y de pasiones que nunca se apagaron.El aire de Nápoles parecía más pesado ahora, como si la ciudad misma hubiera sido testigo de lo que acababa de ocurrir. Cada paso que daba la alejaba de Alessio, pero también la acercaba a algo mucho más peligroso. Lo sabía, lo sentía en sus entrañas. Y sin embargo, no podía evitarlo.Alessio Moretti no solo gobernaba Nápoles, gobernaba sus recuerdos, sus emociones.
capitulo 5El sonido de la puerta abriéndose fue como un latido más en el pecho de Bianca, un golpeteo frenético que la atrapó entre la razón y el deseo. Cuando sus dedos tocaron la manija y giraron, el aire en la habitación se volvió denso, casi irrespirable. Un instante que podía definir todo.Alessio Moretti estaba frente a ella, con esa misma mirada penetrante que había marcado su vida años atrás. Los ojos oscuros, que parecían leer cada pensamiento, cada emoción, cada fragmento de su alma. En su rostro no había sonrisa, solo una expresión firme, casi calculadora. Pero en la profundidad de su mirada, Bianca podía ver algo más. Algo que la desbordaba.—¿Qué quieres, Alessio? —La pregunta salió de su boca como un suspiro, como si estuviera tratando de protegerse de lo inevitable.Alessio no respondió de inmediato. En su lugar, dio un paso hacia ella, cruzando el umbral de la puerta con una autoridad silenciosa. La habitación se llenó con su presencia, pesada y aplastante, como si la
capitulo 6El sol se alzó lentamente sobre Nápoles, tiñendo el horizonte de tonos dorados y rosados, pero Bianca no podía ver la belleza de la mañana. Su mente estaba ocupada, atrapada en el encuentro con Alessio, en las palabras que él había dicho, en la amenaza implícita de que no la dejaría escapar otra vez.Cerró los ojos, respirando profundamente mientras se apoyaba en la ventana de su apartamento. Las calles de Nápoles abajo seguían su curso: el bullicio, el ruido, las voces de la gente. Pero para ella, todo sonaba distante, como si estuviera bajo el agua, aislada en un espacio que no pertenecía a nadie más que a ella y a la tormenta emocional que se desataba dentro de su pecho."Lo pensaré." Esa fue su respuesta. ¿Por qué había dicho eso? ¿Acaso esperaba que Alessio fuera a rendirse? Sabía que no lo haría. Alessio nunca había sido un hombre que dejara que las cosas se le escaparan, y Bianca no era una excepción.Se apartó de la ventana, su mente aún llena de la imagen de él, de