No supo en qué momento se quedó dormida. Era evidente que lo que le habían dado no era un analgésico.Ámbar despertó en un lugar desconocido. No tenía capucha, mordaza ni ataduras, y estaba completamente sola.Le dolían un poco las muñecas y los tobillos, y aún le duraba el dolor de cabeza.Sólo veía un amplio campo a su alrededor, mientras la sombra del árbol bajo el cual estaba, se estiraba por efecto de los rayos del sol del atardecer.Se quedó quieta unos momentos hasta que su aturdimiento se iba disipando y la razón inundaba su mente nuevamente. Supuso que en ese sitio en medio de algún campo de las afueras de la ciudad, habría acordado Luca entregarla a cambio del rescate. Así que simplemente tenía que esperar a que Marco la encontrara allí.Tenía nuevamente sed, y algo de hambre, pero sobre todo tenía ansiedad… todo lo que deseaba era verlo de nuevo. Y escuchar esa voz que le aflojaba las piernas.Marco se deshizo a duras penas de la policía. Acordaron a regañadientes mantene
Entraron a la habitación de Marco en silencio, como si no quisieran romper ese hechizo de lava ardiente, con sus palabras.Ámbar había esperado anhelante durante esos días alguna señal de que él aún la deseaba, mientras intentaba infructuosamente arrancarlo de su pecho, manteniéndose ocupada y asegurándose de que podría lograrlo.Él la había evitado cuánto pudo, al punto de caer en viejos hábitos que lo dañaban más de lo que lo ayudaban, aunque era perfectamente consciente de eso.Pero ahora, simplemente entró al cuarto de baño, llevándola suavemente de la mano hasta allí, abrió las canillas para llenar el jacuzzi con espumosa agua tibia y comenzó a quitarle lentamente las ropas llenas de polvo, briznas de pasto y pequeñas hojas del árbol que la había refugiado con su sombra. Mientras la desnudaba, acariciaba su piel tostada, con dedos suaves y cargados de urgencia y ella gimió levemente, lo que hizo brillar el fuego en los ojos de oro de Marco. Él miró, con el corazón hecho un nudo,
Marco la tenía atrapada debajo de su poderoso cuerpo hecho de músculos fuertes y trabajados, sujetándola de sus brazos, y presionándose contra ella, lo que a Ámbar le parecía sumamente excitante. Podía sentir su dureza, apretada contra un muslo.Él la recorrió desde el cuello con suaves besos, saboreándola, y descendió con su lengua hasta sus redondos pechos de canela, lamiéndolos como si fueran de miel, y succionando con algo de fuerza sus endurecidos pezones, arrancando gemidos ahogados. Mordisqueó un poco, excitado y un jadeo lo acompañó.Ella sintió cómo su piel vibraba y su sexo latía obligándola a retorcerse de placer con cada caricia de él, que la activaba como a un volcán.-Ahhh… Marco… mmmm… es… ohhh… se siente tan… Marco…Él se detuvo para susurrar con voz ronca:-Me vuelve loco cuando, excitada, dices mi nombre…Siguió bajando por su cuerpo, mordisqueando un poco más su dulce piel, y bajando sus manos, rozándola suavemente, hasta llegar a sus ondulantes caderas. Cuando llegó
Ámbar salió del cuarto de baño y el desayuno ya estaba servido, mientras que una de las empleadas ordenaba y cambiaba las sábanas de la cama, que era un verdadero desastre.Aunque se puso roja como un tomate, no dijo nada, ni Marco tampoco. Esta vez no lo arruinaría hablando de más.-Ven, siéntate a desayunar así conversamos, quisiera resolver varios asuntos que tengo en mente, ¿de acuerdo?Ella se sentó frente a él en la pequeña mesa, mirando todo con gran apetito, además de intrigada.-Claro, todo se ve delicioso… - tomó un sorbo de café latte, un bocado de un croissant, y preguntó- Y ¿de qué quieres hablar?.Él la recorrió brevemente con la mirada. Se sentía bien compartir momentos así.-En primer lugar - dijo al fin luego de también dar un sorbo a su café, negro- quería saber si te sientes en condiciones de ir mañana a cenar con mis padres. Estoy seguro de que entenderán si dices que no, y que lo podríamos postergar para el próximo fin de semana…-Sí, quiero ir. No hace falta retr
Durante el resto del día, Ámbar estuvo felizmente atareada, creando un par de vestidos que eran la materialización perfecta de lo que había soñado y diseñado en sus bocetos.El equipo maravilloso que Marco había logrado reunir, en tan poco tiempo, resultó más que adecuado para ayudarla con la moldería, las telas que debían utilizar, y la costura, además de cada uno de los detalles singulares que llevaría su creación. En un tiempo realmente récord, todo estaba listo y preparado para ser lucido.Habían tenido un almuerzo rápido en los mismos talleres, y Marco se había quedado con ella todo el tiempo, observando con interés cada paso del proceso, y cómo se desenvolvía ella en su trabajo. Definitivamente esa mujer era una caja de sorpresas, y de talentos. Sabía que estaba avanzada en su carrera y con buenas calificaciones, y que había insistido en su necesidad de trabajar. Pero no había imaginado, esa noche que la descubrió como Blue, una hechicera danzante e hipnótica, que era capaz ta
Al comienzo de la cena, ambos estaban muy pensativos. Marco se había quedado con esa extraña sensación de desasosiego en el pecho que le infundía la idea de plantearse a sí mismo un futuro sin la presencia de Ámbar. Ella, a su vez, no podía sacarse de la cabeza ese abrazo tan peculiar en el que se había visto envuelta al despertarlo de su siesta… ¿Acaso ese era en la realidad el verdadero Marco, un hombre que la quería tener a su lado y que temía el abandono? ¿O, en verdad, él estaba soñando con alguien del pasado y sólo la había abrazado por casualidad?... Como fuera, sentía que esa noche era importante para ella y para su vida, y el silencio de ambos se hacía demasiado incómodo, así que se decidió a romperlo hablando de lo primero que se le vino a la mente, en particular cuando recordaba sus motivos para aceptar ese contrato tan singular. -Bueno, tal parece que en pocas semanas podrían dar de alta a mi madre, si todo sigue como hasta ahora… Incluso podría ser tal vez en algunos
Cuando la función terminó y Ámbar y Marco salían del teatro, ella simplemente había quedado muda, los ojos aún llenos de luces de colores y brillos de magia.Los periodistas y fotógrafos seguían firmes en la entrada del edificio, esperando de ellos alguna exclusiva, la foto perfecta, las palabras en alguna primicia, la que fuera, con tal de aumentar su notoriedad.Como Ámbar simplemente flotaba en un sueño, digiriendo con calma toda la novedad que había vivido, Marco respondía algunas preguntas al azar, llevándola del brazo mientras descendían lentamente los escalones, sobre todo preguntas sobre quién era ella, hace cuánto que estaban juntos, y especialmente, sobre el vestido que Ámbar llevaba, que, tal como había previsto, había llamado la atención de todos, y para bien.Estaba seguro que ella tendría un gran futuro en ese rubro.Se subieron a la limusina, envueltos en luces estridentes y voces apremiantes, y fueron regresando a la mansión que estaba a pocos minutos, mientras Ámbar,
Estaban desayunando juntos, ya bañados, mientras una empleada, que a Ámbar le pareció que rezongaba en voz baja mientras lidiaba con la enorme cama, aseaba toda la habitación. Si seguían así, sin duda la mujer acabaría pidiendo un aumento.-¿Irás hoy a ver a tu madre?-No estoy segura - se miró las muñecas, y las marcas se notaban menos-. Tal vez si lograra cubrirlas un poco con maquillaje… Creo que mamá estará tan feliz con lo del teatro, que podría no prestar atención.-Es verdad… con los brazaletes, y maquillaje, no se notará mucho. Y estará ansiosa por verte.-Si, ya se estaba acostumbrando a que fuera todos los días.Una vez que la empleada se fue, Marco tocó un tema delicado. -Pensaba en ir contigo, y ver si tu madre estaría dispuesta… a cubrir nuestra mentira…Ámbar lo miró interrogante. -¿Cubrir?Él asintió.-Sí. Tal vez si le explico que necesito tiempo para hablar con mi familia, y que mi padre es anticuado respecto a… las clases sociales… ella entendería que no podemos de