Al comienzo de la cena, ambos estaban muy pensativos. Marco se había quedado con esa extraña sensación de desasosiego en el pecho que le infundía la idea de plantearse a sí mismo un futuro sin la presencia de Ámbar. Ella, a su vez, no podía sacarse de la cabeza ese abrazo tan peculiar en el que se había visto envuelta al despertarlo de su siesta… ¿Acaso ese era en la realidad el verdadero Marco, un hombre que la quería tener a su lado y que temía el abandono? ¿O, en verdad, él estaba soñando con alguien del pasado y sólo la había abrazado por casualidad?... Como fuera, sentía que esa noche era importante para ella y para su vida, y el silencio de ambos se hacía demasiado incómodo, así que se decidió a romperlo hablando de lo primero que se le vino a la mente, en particular cuando recordaba sus motivos para aceptar ese contrato tan singular. -Bueno, tal parece que en pocas semanas podrían dar de alta a mi madre, si todo sigue como hasta ahora… Incluso podría ser tal vez en algunos
Cuando la función terminó y Ámbar y Marco salían del teatro, ella simplemente había quedado muda, los ojos aún llenos de luces de colores y brillos de magia.Los periodistas y fotógrafos seguían firmes en la entrada del edificio, esperando de ellos alguna exclusiva, la foto perfecta, las palabras en alguna primicia, la que fuera, con tal de aumentar su notoriedad.Como Ámbar simplemente flotaba en un sueño, digiriendo con calma toda la novedad que había vivido, Marco respondía algunas preguntas al azar, llevándola del brazo mientras descendían lentamente los escalones, sobre todo preguntas sobre quién era ella, hace cuánto que estaban juntos, y especialmente, sobre el vestido que Ámbar llevaba, que, tal como había previsto, había llamado la atención de todos, y para bien.Estaba seguro que ella tendría un gran futuro en ese rubro.Se subieron a la limusina, envueltos en luces estridentes y voces apremiantes, y fueron regresando a la mansión que estaba a pocos minutos, mientras Ámbar,
Estaban desayunando juntos, ya bañados, mientras una empleada, que a Ámbar le pareció que rezongaba en voz baja mientras lidiaba con la enorme cama, aseaba toda la habitación. Si seguían así, sin duda la mujer acabaría pidiendo un aumento.-¿Irás hoy a ver a tu madre?-No estoy segura - se miró las muñecas, y las marcas se notaban menos-. Tal vez si lograra cubrirlas un poco con maquillaje… Creo que mamá estará tan feliz con lo del teatro, que podría no prestar atención.-Es verdad… con los brazaletes, y maquillaje, no se notará mucho. Y estará ansiosa por verte.-Si, ya se estaba acostumbrando a que fuera todos los días.Una vez que la empleada se fue, Marco tocó un tema delicado. -Pensaba en ir contigo, y ver si tu madre estaría dispuesta… a cubrir nuestra mentira…Ámbar lo miró interrogante. -¿Cubrir?Él asintió.-Sí. Tal vez si le explico que necesito tiempo para hablar con mi familia, y que mi padre es anticuado respecto a… las clases sociales… ella entendería que no podemos de
Les resultaba algo cruel romper la magia de esa mañana con temas difíciles, pero Ámbar estaba segura de que, cuanto antes lo resolvieran, sería mejor. Marco estaba visiblemente incómodo. Se había entretenido con la conversación sobre el teatro, y había sentido que mientras las escuchaba y observaba, las iba conociendo mejor.Entonces Ámbar juntó algo de valor y comenzó a hablar:-Mamá, tengo que conversar contigo algunas cosas importantes… Su madre la observó preocupada.-Qué seriedad hija, no me asustes.-Bueno, algunas cosas quizá son serias, pero otras son buenas noticias que requieren un poco de ayuda de tu parte…-Bien… te escucho intrigada. Tienes toda mi atención. Ámbar buscó las palabras en su mente. No estaba segura sobre cómo empezar. -Sabes que nunca me interesó tocar temas delicados de tu pasado, ni saber nada sobre el hombre que me engendró… pero…Ileana estaba pálida. No le agradaba hablar de él.-No te asustes mamá. Sólo te diré un nombre y quiero saber si es cierto
En el auto, camino a la mansión, otra vez los invadió el silencio. Tanto Marco como Ámbar tenían mucho que pensar, lo que parecía que hacían mucho en los últimos días.Aunque al llegar a la enorme casa almorzaron juntos en el comedor, en las horas de la tarde cada uno decidió dedicarse a sus propios asuntos.Ella se concentró como pudo en sus estudios, para rendir esa semana los penúltimos exámenes de la carrera. Faltaba muy poco para cerrar esa etapa de su vida, una etapa que terminaba mucho mejor de lo que había comenzado y, gracias a Marco, con una excelente perspectiva de futuro. Pero luego, el cuerpo le pedía fuego y movimiento, así que se fue a la sala de baile que él había preparado tan bien para ella y dejó que la cadencia de la música la atravesara de punta a punta, vibrando en su pecho y su vientre, ayudándola a relajarse. Habían sido días tan difíciles como excitantes, estar al lado de él era como una verdadera montaña rusa. A veces estaba en la cima del placer y la felic
Marco lanzó a su hermano una mirada asesina y se sentó a la mesa, con Ámbar a su lado, que lo tomó de la mano con afecto, tratando de apaciguar su ira, no deseaba que peleara con nadie. Ella disfrutaba de verlo calmado y tranquilo. Él no le había contado qué había sucedido con su hermano, pero no tenía dudas de que podía deberse a ella.Los ojos dorados se posaron en ella, e inmediatamente Marco se sintió mejor, más relajado.Al fin y al cabo, Alex no podía hacer ninguno de sus comentarios sobre el Summer, estando frente a sus padres y su esposa, sin delatarse también a sí mismo.Máximo los miró a todos, y sonrió más relajado.-Bueno, disfrutemos entonces de la cena y la conversación. Ámbar le sonrió más relajada, mientras los empleados traían la comida para todos.Se veía delicioso, y Marco la guiaba con disimulo respecto a la vajilla, en tanto conversaban sobre su noche en el teatro, sus planes una vez que Ileana recibiera el alta, sus próximos exámenes… todo marchaba muy bien, sin
Marco miró a Ámbar sin comprender qué sucedía. ¿Qué estaba a punto de hacer? ¿Acaso se había vuelto loca?Ella simplemente habló con calma:-Alex tiene razón, no me conocen, casi nada. No sólo eso, tampoco conocen todavía a mi madre, que pronto estará con nosotros. Entiendo que él crea que es un invento. Pero no: lamentablemente ella ha sido siempre una mujer muy enferma, con un mal tan extraño que sólo se trata adecuadamente en la clínica del doctor Cooper- hizo una pausa. Marco la miraba casi embelesado. Ella lo sorprendía día a día -. Y por supuesto que no entendemos por qué me secuestraron. Aunque sobre esto último, sé que Marco investigará a fondo y no lo dejará pasar. Pero, de lo que estoy segura, es de que podemos resolver lo primero muy fácil. Seguro que podremos aprovechar los próximos meses para conocernos mejor… ¿no es verdad?... -miró a la madre de Marco- Ana, en unos días, cuando todo esté en condiciones en casa de Marco, mi madre será dada de alta, y usted podrá ir a la
Estaba siendo un día maravilloso. Los rayos de un cálido sol de verano se colaban por las ventanas del enorme comedor principal.Desayunaron los tres juntos, y María, como cada día desde que la enferma había llegado, se esforzaba mucho por mimar a Ileana con cosas absolutamente deliciosas que hacían que esta última se deshiciera en halagos ostentosos que la buena cocinera realmente disfrutaba.Esa dinámica hacía divertirse mucho a Ámbar: con su madre consentida como princesa, exagerando profusamente sus elogios, y María fingiendo falsa modestia con cada palabra.Marco simplemente se sonreía con disimulo para no ofender a ninguna de las dos señoras. Nunca había caído en la cuenta de lo aburrido y lúgubre que había sido todo, incluso él, antes de la llegada de Ámbar a su casa, llenándola de luz y color… y, sobre todo, de sonidos.Luego del desayuno, la enfermera, Susy, llevó a la madre de Ámbar a dar un corto paseo para tomar aire y sol, por el hermoso parque que había fuera de la man