❍[LO OBVIO] ❍
Yasir lo miró entrecerrando los ojos, como si no hubiera entendido bien lo que dijo.
—¿Qué quieres decir?
—Lo sabes perfectamente —se encogió de hombros—. Lo obvio, sé cuando te atrae mucho una mujer, al punto de jugar al gato y al ratón.
Él soltó una carcajada, para luego expresar con sorna:
—Nunca podré deshacerme de ti. ¿Cierto, hermano?
—Ni en tus más remotos sueños —contestó su amigo y confidente.
—Ese hombre que está con ella —señaló con el dedo a la pantalla:— ¿Tienen algo?
—Hasta ahí no llego, eso vas a tener que descubrirlo por ti mismo —respondió alzando las manos en rendición, y soltando un resoplido.
Yasir de nuevo soltó otra gran carcajada.
—¡Definitivamente no, Yasir! —exclamó Camilo.
—¡¿Qué?! —preguntó de manera inocente—. Aún no te he pedido nada.
—Conozco esa risa —su amigo negó con la cabeza.
—Envía a su mesa tres botellas del más fino champagne que tengamos.
—Y aquí vamos —replicó su jefe de seguridad.
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Yasir un poco serio.
Camilo acarició el puente de su nariz, y le cuestionó:
—¿En serio? ¿Usarás ese viejo truco?
—Soy de la vieja escuela —Yasir respondió, mostrándole todos sus dientes.
—Por qué no te creo una m****a —le respondió él sinceramente.
Yasir suspiró y se aflojó la corbata, y el primer botón de su traje de tres piezas de diseñador.
—A veces siento miedo de ti.
—¿Por qué dices eso? —Camilo sacudió la cabeza.
—Porque me conoces mejor que yo.
—¿Será porque eres un cabrón transparente?
—Quizás tengas razón, hermano —ladeó la cabeza y le sonrió—. Me siento tranquilo al saber que eres mi conciencia.
Camilo dio un resoplido, para luego decir algo. Pero en ese momento, Yasir le pasó por un lado y de nuevo le palmeó el hombro.
—Hemos terminado aquí —se metió la mano en uno de los bolsillos de sus pantalones, para agregar:— Regreso a divertirme con la mujercita que pretende engatusarme.
—Ten cuidado —le señaló con el dedo—, no tengo duda de que esa mujer es toda una profesional en el arte del engaño.
—Tienes razón, lo es. Pero también es cierto que esta negociación me beneficia demasiado como para no tomar este riesgo.
—Espero que uses esa inteligencia que tienes de la mejor forma —Camilo dijo aquello con sinceridad.
—No te preocupes, puedes contar con ello, tomaré tu consejo al pie de la letra.
Le hizo una inclinación de cabeza, y pasó por su lado para irse a reunir con su acompañante. Sin embargo; se detuvo frente a las cámaras de seguridad. Escaneando rápidamente cada uno de los puntos que le daban la completa visión del club. Quería saber si podría ver de nuevo, a la mujer que había llamado su atención esa noche. Pero una vez más no obtuvo los resultados que esperaba. Dio una respiración profunda, antes de salir de su oficina, y caminar por el largo pasillo que daba al área VIP en donde había estado minutos antes. Miró a los lados, como esperando que por arte de magia la chica que lo tenía apareciera de golpe.
No tenía idea de cómo iba a deshacerse de su acompañante esa noche, estaba claro para él que ella quería algo más. Lamentablemente ese algo no podía dárselo, en el pasado tal vez. Pues la conocía lo suficiente y ella pudo haber obtenido de todo lo que quisiera, pero en ese momento, era otra cosa muy diferente.
Era una mujer hermosa, al punto de que no iba a negar que una vez lo volvió loco de deseo por ella. Pero Yasir Asrlan había aprendido la lección, de la manera más dura y cruel. La llama de la pasión por ella se había apagado hacía un tiempo. Solo la estaba usando para asegurar la negociación, después se iba a deshacer de ella.
Una vez más respiró de manera profunda, antes de dar un paso más.
—Tardaste mucho —se quejó la joven, con tono de voz de enojo.
Yasir ladeó la cabeza, y de manera arrogante dijo:
—Ya sabes, cosas de negocios que no puedo posponer solo porque me estoy divirtiendo.
—Tienes razón —la mujer cambió de actitud—, solo me sentí abandonada.
«¡¿De qué cojones va esta mujer?!», él se cuestionó.
—No tienes porque sentirte de esa manera, ya estoy aquí —se acercó y le acarició la mejilla.
—No lo entiendo —sacudió ella la cabeza, en señal de confusión, levantándose del cómodo sofá.
—¿Qué no entiendes? —quiso saber él.
—¿Por qué tienes un club en esta ciudad? No lo necesitas, eres inmensamente rico, y además no vienes mucho a América. No creo que este sea un negocio rentable para ti.
Yasir gruñó de exasperación, pero tenía que hacer un mejor esfuerzo. Por eso sin perder tiempo, él la tomó de la cintura.
—Si vamos a hacer negocios juntos —besó la comisura de sus labios, y vio como la chica se estremecía de anticipación—, vendré más a menudo. Ya sabes que me gusta mucho divertirme, y como dices soy inmensamente rico. Por tanto; mi vida no es tan privada como quisiera, y por eso no puedo estar visitando clubes nocturnos —pasó la lengua por el lóbulo de su oreja—. Tampoco se ajusta a lo que necesito, esa es la razón principal por la cual tengo mi sitio propio. Para disfrutarlo como, cuando y con quien me gusta.
La mujer gimió, su cuerpo se calentó.
—Es una respuesta muy lógica —se puso de puntillas, e hizo el intento de besarlo.
De manera educada, Yasir alejó el rostro y soltó una risita.
—Ya sabes, querida —dijo con voz sexy y acarició la nariz de la chica con el dedo índice—. Las reglas las pongo yo.
—No es justo, Yasir —ella se quejó.
Él entornó los ojos.
«¡De nuevo el drama con esta mujer!», exclamó para sí mismo.
Se alejó por un momento de ella, y después le hizo señas para que le preparara un trago de whisky. Mientras él se sentaba en el sillón de los sillones grandes. Se quitó el saco, y dobló las mangas de la camisa hasta los codos, extendió un brazo por encima del respaldo y cruzó las piernas. Esperando a que le sirvieran su bebida, cuando ya tenía el vaso en su mano, enarcó una ceja.
—¿Qué no es justo? —inquirió, pero más por curiosidad, muy poco le importaba lo que ella pudiera pensar, mucho menos decir.
—La forma en que me haces esperar por ti —respondió la mujer con cierto tono de reproche.
—¿A qué viene eso ahora? —él dio un resoplido—. Me conoces, y sabes como soy.
❍[LA CONFIANZA]❍La mujer caminó hasta él y se dejó caer de rodillas a sus pies; comenzó a acariciarlo. Debería ser un poco más fuerte. Un hombre no se mide por la cantidad de sexo que tenga, si no por la responsabilidad que tenga a la hora de hacerlo.—Ya sabes lo que quiero —respondió ella con un susurro relamiéndose los labios.Yasir descruzó las piernas, para darle más espacio. Con voz gutural expresó:—No —negó con la cabeza—, yo no lo sé ¿Por qué no me lo muestras?Triunfante por haber creído que había ganado sonrió.—Claro que te mostraré —esa vez comenzó a acariciar su paquete con mucha destreza, y habilidad le desabotonó su pantalón. Colocó la cabeza sobre sus rodillas—. Te aseguro que lo vamos a disfrutar más que antes, bebé.No podría quitarle mérito. La mujer tenía conocimiento a la hora de dar una mamada. Tenía apretados los dientes. No quería que ella supiera que le estaba dando placer. Sentía como su miembro entraba, y desaparecía en las profundidades de su garganta. Te
❍[EL PASILLO]❍Todas las cosas absurdas tenían que pasarle a ella. ¡Oh Dios ! Si tan solo el lugar dejara de girar. Las náuseas eran cada vez más fuertes. Quería dirigirse al baño pero al parecer estaba perdida, siempre le sucedía. Caminó por un pasillo oscuro agarrándose de las paredes. Encontró lo que buscaba justo a tiempo. Solo lo necesario para abrir la puerta del cubículo y echar en el inodoro hasta la bilis. Nunca más volvería a tomar licor de esa forma, tampoco era que había bebido demasiado.Se enjuagó la boca y luego se lavó la cara.«¡Gracias, Dios! Ahora me siento un poco más humana», se dijo.Se miró en el espejo, al menos ya le había bajado el alcohol del cerebro. Se acomodó el vestido, bueno en verdad era el pedazo de tela que le cubría el trasero. Salió del cuarto de baño con mejor semblante y sobre todo sobria. Estaba pasando descuidada. Tratando de que sus ojos se acostumbraran de nuevo a la oscuridad. Cuando…—Uff esto se siente muy bien…Escuchó una voz grave y lo
❍[COINCIDENCIA]❍Ella le propinó un golpe en la ingle que lo hizo removerse un poco por el golpe, sin perder tiempo le dio un puñetazo en la nariz. Al ver que se levantó de encima de ella encogiéndose de dolor.—¿Qué cojones ha sido eso? —preguntó mirándola aturdido.—Te lo ganaste por abusador, te dije que no estaba aquí para follar contigo.Le dio una patada en el estómago. Cayó al suelo y aprovechó el momento para salir corriendo como alma que lleva el diablo por el lugar. Como pudo tomó sus zapatos del suelo, y corrió hasta donde estaban sus amigos. John tampoco se veía por el lugar.—Alessss... —gritó su amiga— ¿Dónde te habías metido? —hablo un poco con la lengua enredada. Era obvio que estaba un poco pasada de tragos.—Debemos irnos —le tomó del brazo.—Nena, ¿por qué si lo estamos pasando bien?—Ahora, Karen —dijo casi gritando—. ¡Quiero irme ahora mismo de aquí!Su amiga parpadeó dos veces y negó con la cabeza.—Sabes que te quiero— le dio un beso rozando sus inocentes labios
❍[PRESENTACIÓN]❍Todo el mundo quedó en silencio ante la presentación de Yasir, que nunca dejó de mirar a Alessa. La vida a veces sorprende de manera inesperada. Acarició su nariz de manera sutil sin dejar de mirarla, un recordatorio del puñetazo que le había dado la noche anterior, y que estaba seguro de que no dejaría pasar por alto. Se preguntó si en ese momento iba a escaparse de nuevo.—No creo que su presencia sea relevante —la voz de Mariana lo sacó de sus pensamientos.—Al contrario —habló Alessa—, pienso que la que sobra eres tú. Ella iba a reprochar las palabras, pero ella levantó la mano y la cortó en el acto duciendo: —Tengo entendido que no eres accionista.—Mi madre es la dueña de esta empresa —se defendió.—Te recuerdo Mariana; que tu madre acaba de venderme el treinta y cinco por ciento de las acciones, quedándose con una mínima parte. Lo que significa que ella no tiene la última palabra al respecto, tampoco el control de esta empresa —Yasir estaba dejando claro su a
❍[CURIOSIDAD]❍En ese instante no supo qué decir. El saber que ella estaba al otro lado de la línea lo puso nervioso.—Disculpe la hora… Señor Morgan.—Llámeme David —le corrigió.—De acuerdo, David. Me quedé un poco desconcertado con la participación de la señorita Sinclair esta mañana.—Entiendo, al parecer usted no estaba al tanto de que ella es una accionista también.—La verdad que no. De hecho. No sé nada en realidad de la empresa.—¡Vaya! —exclamó—. Para ser el tan nombrado magnate mestizo, ahora el desconcertado soy yo.—Disculpe de nuevo, yo no tenía conocimiento de lo que pasaba en la empresa. Lo vi solo como una oportunidad para un buen negocio.—Suele suceder.—¿Es muy tarde para usted? —preguntó.—¿Tarde como para qué?—Para entrevistarme con usted. Si gusta puedo ir a donde usted se encuentra —era la excusa perfecta así sabría un poco más acerca de Alessa y al mismo tiempo no pondría a Mariana sobre aviso de su investigación.—La verdad es que aún es temprano. ¿Le gusta
❍[EL ASOMBRO]❍ Al cerrar la puerta de su apartamento encendió el interruptor de la luz. Dejó los zapatos a un lado de la puerta, y caminó descalza hasta su habitación. La vida a veces era una m*****a perra con ella. Era mucha casualidad que el hombre con quién ella estuvo a punto de tener sexo antes de golpearlo era quien había comprado las acciones de su empresa. Lo peor era que lo había dejado conversando de manera amena en casa de su tío. No sabía cuál era el tema de conversación, pues el momento estaba acompañado de una botella de whisky. Se desnudó, y entró al baño para darse una ducha rápida. Después se vistió con un pijama de seda color rosa vieja, y el cabello recogido en un moño flojo. Estaba acomodando su cama cuando sonó el timbre de una manera escandalosa. Como si se estuviera acabando el mundo. Entornó los ojos la única persona que tocaba el timbre de esa manera, y que el hombre de recepción no la llamara, era Karen. No le dio importancia y caminó descalza hasta la puert
❍[CONFUNDIDA]❍ Alessa iba a tener que contarle parte de la verdad, era mejor lograr que se fuera de su apartamento lo más rápido posible. —Fui al baño, creo que me desoriente un poco. No me sentía bien, él me encontró en mal estado. Me dijo que caminara por el pasillo y abriera la tercera puerta. —Corroboraré la historia —tenía un brillo peligroso en los ojos—. Por supuesto, si no te importa. Ella hizo un gesto sin importancia. —Si no me crees, ese es tu problema. Yo estoy diciendo la verdad. —Quiero saber más, porque aún estoy muy curioso. Sobre todo quiero saber por qué demonios estabas tan asustada. No sé por qué pensaste que iba a abusar de ti, hasta el punto que me golpeaste. —Te dije que pararas —ella le recordó. —Pensé que me estabas esperando, y que estábamos en un juego de rol —le contestó de manera sincera. Ella se levantó del sofá furiosa. —Te dije que yo no te estaba esperando, y que no soy ese tipo de mujer —movió los brazos—. Pero claro… pensaste que era la m
❍[CAMBIOS]❍Yasir había tomado la decisión, le encantaba que Alessa Sinclair fuera una gata salvaje. Así iba a tener diversión al domesticarla, y el placer de que solo fuera dócil con él. La noche anterior en aquel apartamento, tuvo que utilizar de todo su autocontrol para que el impulso de dominarla no dañara sus planes, sabía que con ella el progreso era despacio. Gota a gota paso a paso, si no quería que se le escapara como el agua entre los dedos. La conversación con su abogado, fue muy satisfactoria, ya que después de aquel encuentro informal. Comenzó a ver las cosas desde otro punto de vista, y sacar sus propias conclusiones de lo poco que habló con Alessa le quedó todo claro. Mariana en conjunto con su madre, y su hermana le habían quitado todo lo que poseía. Tanto en lo material como en lo emocional. Se identificó con ella cuando le confesó que no confiaba en nadie. Comprendía perfectamente el sentimiento, porque lo vivía cada día de su vida. La única persona cercana a él era